(SEGUNDA PARTE)
La “guerra contra el crimen organizado” del presidente Felipe Calderón (continuación)
La guerra contra el crimen organizado se inició al parecer sin una gran preparación, ya que ésta debió de haber empezado con una investigación profunda y depuración de los organismos gubernamentales encargados de la lucha y también con una labor de infiltración de los distintos cárteles. La falta de estas medidas ocasionó en el mes de mayo de 2008, la ejecución de tres altos mandos de la Policía Federal, entre ellos del comisionado general Edgar Millán. Ante ello el presidente Calderón señalo otra falla del sistema político mexicano: “El asesino material de Edgar Millán -coordinador de seguridad regional de la Policía Federal- había estado preso tres veces en el Distrito Federal por diversos delitos y las tres veces obtuvo su liberación a los pocos meses. Eso es inaceptable”.
El 4 de noviembre de 2008, en un extraño accidente aéreo falleció José Luis Santiago Vasconcelos titular de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) que es la dependencia de la Procuraduría General de la República en México, encargada de coordinar las fuerzas policiacas federales en la lucha contra la delincuencia organizada. En el mismo avión viajaba Juan Camilo Juan Camilo Mouriño, Secretario de Gobernación.
No obstante la “guerra de Calderón” cambió el status quo de los principales cárteles, que habían constituido una federación –liderada por el “Chapo” Guzmán y que impedía las luchas entre ellos, ya que a cada cártel se le reconocían ciertos territorios. Así dentro de una aparente paz la narcoindustria crecía y se fortalecía protegida por los gobiernos del PRI.
Uno de los primeros efectos de la “guerra de Calderón” fue acabar con la “federación”, por lo que se iniciaron las disputas por el control de nuevos territorios entre los distintos cárteles, lo que trajo un baño de sangre, que los partidos opositores al PAN; el PRI y el PRD, apadrinados por Human Right Watch y la ONU, aprovecharon para crear una guerra sicológica, en la que afamados periodista como Jacobo Zabludovsky, publicaban un parte de guerra diario con la estadística diaria y acumulada de los muertos.
La guerra contra el crimen organizado se gesta casi al mismo tiempo que la legalización del aborto en la Ciudad de México y extrañamente las bajas de la guerra se van empatando con las del aborto, lo que lleva a una interesante correlación estadística (ver post de julio de 2013: Mensaje del poseso presentado al papa Francisco).
Es a partir de septiembre de 2006, cuando el cártel de La Familia Michoacana deja ver su fuerza en Michoacán bajo el gobierno estatal de Lázaro Cárdenas Batel (2002-2008), al amparo del cual se desarrolló.
Jorge carrillo Olea, general y Director General Fundador del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), -un experto en estos asuntos-, señala: <<La criminalidad estructurada y militarizada penetra sobre la vida y la realidad de comunidades enteras y su actividad ya no se limita a la producción, transporte y venta de narcóticos, sino a una lista de tareas ilegales mucho más extensa: lavado de dinero, venta de resguardo, distorsión de mercados, compra de protección de políticos, militares y policías. Todo ello lleva a la descomposición misma de la sociedad. La inteligencia estadunidense, echando más leña al fuego, ha innovado con el neologismo de narcoinsurgencia, que nos hará mediáticamente tanto daño como cuando importamos el de cárteles.
Las células narcoinsurgentes tienen como su más importante objetivo el control criminal de regiones enteras del país, donde son ellos quienes dictan el quehacer en la vida diaria; llenas sus ambiciones de dinero ahora quieren el poder: el económico y el político. Nadie puede argumentar que en Michoacán y otros muchos estados gobierna el gobierno>>.
Ante esta crítica situación el presidente Calderón había promovido en 2009 la consignación de 35 alcaldes y funcionarios estatales y municipales, los que por falta de pruebas tuvieron que ser liberados.
La crisálida de La Familia Michoacana: Los Caballeros Templarios.
En marzo del 2011, en Morelia y otras ciudades de Michoacán aparecieron unas 30 ‘narcomantas' en las que se anunciaba el surgimiento de un nuevo cártel: Los Caballeros Templarios: <<A LA SOCIEDAD MICHOACANA Les hacemos de su conocimiento que a partir del día de hoy estaremos laborando en el lugar, realizando las actividades altruistas que antes realizaban los de La Familia Michoacana, estamos y estaremos a la orden de la Sociedad Michoacana, para atender cualquier situación que atente contra la integridad de los Michoacanos; nuestro compromiso con la Sociedad es y será salvaguardar el orden, evitar los robos, los secuestros, las extorsiones y “blindar” al Estado de Michoacán de posibles intromisiones de organizaciones rivales.>>
Se distribuyó masivamente el Código de los Caballeros Templarios de Michoacán –un cuadernillo de 24 páginas, que establece reglas de disciplina y honor, de la “nueva orden”. También se distribuyeron panfletos y camisetas con el nombre del grupo.
El nuevo cártel creó un escudo con la imagen del fallecido Nazario Moreno González-ahora elevado a la “santidad templaría” y la de Jesús a la derecha, debajo de las cuales aparecía la cruz templaria
Su carta de presentación el 9 de junio fueron los cuerpos de 21 hombres asesinados, supuestos vendedores de droga e informantes del Chango Méndez, en distintos puntos de Morelia, capital de Michoacán. Una escena similar con nueve cadáveres se repitió el 18 de junio en Lázaro Cárdenas, una de las principales plazas de la organización por su puerto marítimo.
Los Caballeros Templarios también asumen el control del tráfico de drogas en Michoacán, especialmente marihuana y drogas sintéticas; el cobro derecho de piso (extorsión) a grandes y pequeños empresarios y agricultores; el cobro de cupos a mineros formales e informales; el secuestro; el tráfico de indocumentados, entre otras actividades delictivas. Sobre la población en su área de control asumen un férreo control, nombran autoridades municipales y policíacas. El hermano del gobernador en turno Leonel Godoy Rangel (2008-2012), César Godoy Toscano es reclutado y posteriormente elegido diputado federal por Lázaro Cárdenas.
La banda de La Tuta, sacaba cada año, por el puerto de Lázaro Cárdenas, 36 buques cargados con minerales extraídos ilegalmente y enviados a mercados de oriente, que de regreso venían cargados de precursores químicos para la fabricación de drogas sintéticas, que luego eran llevadas a Estados Unidos para su comercialización. De nada de esto se enteró el gobernador Godoy.
El regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI)
El año de 2012 es el año de regreso del PRI, tanto a la gubernatura de Michoacán con Fausto Vallejo y Figueroa, el 15 de febrero, como a la presidencia de la República el 1° de diciembre con Enrique Peña Nieto. La expectativa de la población es, de si se volverá al contubernio con los capos como en las pasadas épocas del PRI, y todo el esfuerzo y derramamiento de sangre de los últimos seis años, habrá sido inútil. En el mes de junio corre la noticia de que el candidato Peña Nieto, ha contratado los servicios del general colombiano Óscar Adolfo Naranjo Trujillo como asesor de seguridad del candidato presidencial. <<Una especialidad del general Naranjo Trujillo es la de inteligencia política para la sobrevivencia del Estado; como jefe de la policía tuvo que ver con el operativo contra las FARC donde murió el comandante Raúl Reyes y Naranjo Trujillo fue uno de los operadores de la revisión y filtración de datos de las computadoras del guerrillero […] El eje de la estrategia colombiana contra el narco está centrado en la narcoguerrilla de las FARC; es decir, es un experto en contrainsurgencia capacitado por el ejército de Estados Unidos.>>[1]
Como la crítica continua del PRI, al gobierno del PAN, había sido el elevado número de muertos, Naranjo ideó una estrategia: <<“Es posible decirle a los mexicanos que en 100 días queremos la mitad de la violencia que tenemos”, confió Naranjo. Peña Nieto le hizo caso. Le gustó la música que le tocó Naranjo en sus oídos y aceptó acríticamente su hipótesis de que si se reducían los homicidios y los secuestros que estaban focalizados en seis lugares, la meta era alcanzable. Se necesitarían cuerpos especializados para luchar contra los criminales que cometían esos delitos [….] Le hicieron caso y se formaron las unidades especializadas que proponía. Pero las cosas no salieron como decía que iban a resultar y puso pies en polvorosa. Naranjo, que tiene meses que no abre la boca, se fue como miembro de la delegación del gobierno colombiano para pactar con la narcoguerrilla de las FARC, y dejó a su asesorado arreglarse como pueda. Con cambios en la metodología, no policial sino para elaborar la contabilidad, el gobierno de Peña Nieto logró bajar la tasa de homicidios, pero en materia de secuestros, donde se mantuvo la medición empleada en el gobierno de Felipe Calderón, el delito se disparó a niveles no vistos en años. La violencia de los cárteles de la droga sólo bajó en su difusión mediática, pero no en la sangre derramada por el país. Cambios, empero, si hubo, cualitativos sobre todo: como sucedía en 2005, los criminales volvieron a controlar pedazos de territorio nacional. Los consejos del superasesor resultaron totalmente contraproducentes y el salto fue para atrás. Peña Nieto lo admitió esta semana y dijo que en el caso específico de Michoacán recuperarán el control perdido>>[2]
Surgimiento de las autodefensas en Michoacán
Ante un Estado (Michoacán) sin cabeza, por motivos de la salud del gobernador y un Gobierno Federal desconcertado y paralizado, el día 24 de febrero de 2013 hicieron su aparición oficial las autodefensas de Michoacán, lideradas por Hipólito Mora en La Ruana y el doctor José Manuel Mireles Valverde, miembro del Consejo Ciudadano de Tepalcatepec. Posteriormente se sumaron otros grupos de municipios de Aguililla, Buenavista, Tomatlán y Chinicuila. Su avance ha sido hacia los municipios vecinos de Apatzingán en el centro del estado.
<<En entrevistas con Atando Cabos, con Milenio, con El País, con Reforma, por mencionar algunos medios, Hipólito había contado el hartazgo que les llevó a organizarse. Ahora, en el video donde Mireles Valverde es entrevistado, narra la fecha elegida, el 24 de febrero, el día de la bandera, para este levantamiento que fue menos contundente de lo que habían planeado, pues los criminales descubrieron a algunos insurrectos. Y cuenta la inspiración. Siguieron el ejemplo de la meseta purépecha, donde el médico Mireles recuerda que escuchó: “Si los del pueblo queremos defendernos, necesitamos hacerlo por nosotros mismos”. Y remata: “somos el noveno municipio que se levantó en armas, ya teníamos años viendo lo de los purépechas”. Tan simple como eso, tan peligroso como eso.
Desde Tepalcatepec, Mireles califica sobre el despliegue de fuerzas que desde hace dos meses hizo el gobierno federal en Michoacán: “Este teatro, porque no es operativo, no están atacando ni combatiendo a nadie, ni a nada. Llegan a un pueblo que ya teníamos limpio nosotros”. Critica que han alertado al Ejército sobre dónde están los criminales y que las fuerzas armadas nada hacen para detener a los Templarios. Sereno, desafía: “No vamos a permitir que esta gente (Los Templarios) regrese”. Para ello, recuerda, “tenemos las armas a la mano”.>>[3]
También el obispo de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez alzó su voz en una carta pastoral del 15 de octubre de 2013: <<Michoacán tiene todas las características de un Estado fallido” pues los “grupos criminales” - La Familia Michoacana, Los Zetas, el Cártel de Jalisco Nueva Generación y Los Caballeros Templarios- se apoderaron del estado y se lo disputan como si fuera un botín […] No hemos visto efectividad en la estrategia de las “fuerzas federales (Policía Federal, Ejército y Marina”, ya que no han capturado a ninguno de los capos principales del crimen organizado, aún sabiendo dónde se encuentran; prácticamente en su presencia se extorsiona, se cobran cuotas, se secuestra y se levanta a personas […] Los gobiernos municipales y la policía están sometidos o coludidos con los criminales y cada vez crece más el rumor de que el gobierno estatal también está al servicio del crimen organizado, lo que provoca desesperanza y desilusión de la sociedad.>>[4]
El padre Gregorio López, vicario parroquial de la catedral de Apatzingán ha validado a los grupos de autodefensa. <<Los conozco, me he metido a las barricadas a ver si hay gente desconocida, pero no. Es gente que he conocido como sacerdote en todas las rancherías, los he visto ordeñando vacas, trabajando en las huertas, los he confesado, son gente de bien, pero con hartazgo de la maldad, se hartaron de que les vieran la cara de tarugos, se hartaron de tanto secuestro, de tanta extorsión.
-¿Quiénes financian a las autodefensas?
-Esa es la pregunta del siglo, los están financiando los propios empresarios que fueron sacados de la ciudad, son cientos que incluso me han ofrecido mil rifles para que me alce con mil soldados. Si yo fuera un caudillo me hubiera levantado con muchas personas. Tenemos 45 mil enlistados para dar el golpe. Pero no se trata de eso, de agarrar el camino de las armas, creo que la solución no es ni siquiera con las autodefensas, sino con la propia gente, que luche con la autodignidad. En lugar de autodefensas es la autodignidad, levantarte con responsabilidad y dignidad y defender lo que es tuyo, defenderte hasta con un garrote.>>[5]
Salvo un enfrentamiento inicial entre un grupo de autodefensas con el Ejército, cuando éste trató de desarmarlos, ha habido cooperación entre ambos y la Policía Federal y juntos marchan en la toma de poblaciones controladas por el narcotráfico
La duda es si los Gobiernos Federal y Estatal cumplirán con su parte del trato capturando a las cabezas de los carteles que se disputan el Estado y si acabarán con sus negocios de importación de precursores químicos y de exportación de hierro y droga.
Perfil de un líder de autodefensas
<<Médico insurrecto
Dice que desde hace 25 años labora para la Secretaría de Salud y que recibe una paga de ocho mil pesos quincenales. Tiene una plaza en la modesta Clínica de Salud de Tepalcatepec, en la que trabaja diariamente.
Fue en su consultorio en donde terminó de gestarse su rabia contra el cártel que secuestró, despojó de bienes y ejecutó a familiares y conocidos. El ímpetu por levantarse le vino durante el último cuatrimestre de 2012: atendió a 40 niñas embarazadas por violaciones o estupro infantil por parte de Los Templarios.
El médico era presidente de la Sociedad de Padres de Familia de la secundaria, pues una de sus hijas asistía a esa escuela. Él se enteró cómo el crimen organizado rondaba el plantel, engatusaba a niñas, a otras las secuestraba y llegó a irrumpir en aulas para elegir a cuales llevarse.
En la reunión con sus amigos en la que se abordó el asunto, brotó su lado insurrecto. Sin embargo, expresa que al crearse la autodefensa, impulsó la creación de un comité al que se integraron padres de familia, ganaderos, empresarios y profesionistas.
El cazador de templarios
Una noche de inicios de febrero de 2013, en una reunión de amigos, José Manuel Mireles Valverde, médico general de la Clínica de Salud de Tepalcatepec, Michoacán, alarmado por el aumento de casos de niñas raptadas y violadas por el cártel de Los Caballeros Templarios en el pueblo, habló del tema con un ganadero presente, compañero de primaria.
Mireles, el líder moral del Consejo General de Autodefensas y Comunitarios de Michoacán, con presencia en 22 municipios del estado, le externó al ganadero que los narcos quisieron llevarse a su ahijada de 15 años, y como no pudieron, raptaron a la prima.
El empresario le dijo que el cártel también intimidó a su hija y a las de otros ganaderos. La plática se abrió al resto de los invitados e hicieron cuentas de cómo 25 mil habitantes del municipio podían enfrentar a 90 narcos bien armados que los tenían en jaque.
El médico de 56 años miró a uno de sus amigos, alzó el vozarrón, inclinó levemente hacia atrás su cabellera canosa y rebelde y acentuó su dicho sacudiendo su brazo largo.
—¡¿Para qué quieres 25 mil?! ¡Aquí tenemos dos clubes de cacería y todos somos excelentes tiradores con armas deportivas! ¡Yo te he visto tirarle a un chivo corriendo a 400 metros!
—¡No, pero tirarle a un cristiano es diferente! —le respondió el increpado.
—¡No compa, es más fácil! ¡Ta más grande y camina más despacio! ¡Vamos a armarnos!— instó.
Mireles me contó la anécdota tres meses después de ocurrida, y remató: “¡Así empezamos! ¡De veras! ¡Así empezamos!”.
Dos semanas después, el 24 de febrero de 2013, Mireles, un grupo de ganaderos de Tepalcatepec, empresarios limoneros y jornaleros de Buenavista, se levantaron con armas deportivas, de grueso calibre, machetes y palos, para tomar dos cabeceras municipales. Hicieron lo que nadie creería posible: expulsaron a Los Templarios.
Casi un año después, la rebelión se extendió a ocho municipios más de Tierra Caliente, y es referente de una docena de guardias civiles y policías comunitarias más surgidas durante 2013 en el resto del estado.>> [6]
Jorge Pérez Uribe
[1] Carlos Ramírez, periódico El Financiero, 19 de junio de 2012
[2] Raymundo Riva Palacio, periódico La Razón, 28 de julio de 2013
[3] Salvador Camarena, periódico La Razón, 29 de julio de 2013
[4] Revista Proceso, N° 1943, 26 de enero de 2014
[5] Revista Proceso, N° 1942, 19 de enero de 2014
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