Han pasado ya dos meses de aquella trágica noche en del 26 de septiembre, en que estudiantes de Ayotzinapa tomaron transportes públicos para dirigirse a la población de Iguala para echar a perder el destape como candidata a la alcaldía de María de los Ángeles Pineda Villa, esposa del alcalde en funciones José Luis Abarca Velázquez. Existía un claro enfrentamiento entre los estudiantes de La Normal Rural y la “pareja imperial”, tan claro como el que existía entre los grupos guerrilleros que anidan en la Escuela Normal y el cártel de Guerreros Unidos creación de la “pareja imperial”. Hay versiones que distraen, más que ayudar, como la de que uno de los camiones secuestrados traía coca destinada a los Estados Unidos. El hecho es que 6 de los estudiantes fueron asesinados en Iguala por la policía municipal cuya nómina pagaba el cártel de Guerreros Unidos, algunos lograron escapar y contar lo sucedido, pero la mayoría fueron secuestrados y se desconoce su paradero hasta la fecha.
El día 7 de julio del presente fueron secuestrados 30 estudiantes de la población de Cocula, cercana a Iguala y en poder del cártel Guerreros Unidos. Los pobladores fueron advertidos que si hablaban los mataban; por lo que el secuestro no ha sido denunciado. La revelación ha sido hecha por la cadena de televisión France 24, el día de hoy.
La Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) registra 500 personas desaparecidas en los municipios de Ayutla, Tecoanapa, Tierra Colorada, Chilpancingo, Iguala y Cocula, en los últimos dos años. Pero esto parece ya no importarle a la ciudadanía.
El termómetro social
Las expresiones que se obtienen al hablar con un taxista, el dependiente de un pequeño negocio, un empresario, un transeúnte del metro. Incluso las de los “servidores públicos” en activo o pensionados, anteriormente tan propios, incapaces de “patear el pesebre” que les da de comer, son análogas, muestran la indignación por el probable asesinato de los estudiantes desaparecidos hace dos meses, pero de ahí se brincan a culpar de todo no al gobierno municipal –directo culpable- o al gobierno del estado, sino van directo contra el presidente y el gobierno federal. Y aflora toda la decepción de los partidos políticos existentes “todos son lo mismo”, “bola de ratas”, “corruptos”, “ladrones”, etc., expresiones aderezadas con calificativos no publicables y finalmente la necesidad de un cambio “lo que necesitamos es una p… revolución”.
La muerte de 6 estudiantes de la escuela Normal Rural de Ayotzinapa y de otros 43 desaparecidos, fue la gota que derramó el vaso de la indignación popular, cuando parecía que la población era ya indiferente ante los continuos “levantones”, secuestros de inmigrantes centroamericanos (San Fernando, Tamaulipas 72 asesinados), tragedias como los incendios de la Guardería ABC en Hermosillo, Sonora, del Casino Royale, en Monterrey, Nuevo León, de la discoteca New Haven en México, D.F.
Pero el hartazgo es también por la situación económica existente, cuya mejoría “se siente” solo en las declaraciones de funcionarios, senadores y diputados, por la falta de empleo y de empleo bien remunerado, por la corrupción evidente como la licitación del tren bala México-Querétaro, por la pésima construcción de la línea 12 del metro, que a un año de su inauguración por el “suspirante presidencial” Marcelo Ebrard, tuvo que ser suspendida casi en la mitad de su recorrido por fallas que ponían en riesgo a los pasajeros, y podía llenar hojas enteras de los agravios a la población por parte de la clase política.
Y a nivel internacional…
En el último número de la revista Forbes, el presidente mexicano descendió 23 lugares en relación al año anterior. Peña se colocó en el lugar 60 de los 72 líderes mundiales. La razón según la revista es: “la crisis política y social, detonada por la desaparición de 43 estudiantes a manos de la policía municipal de Iguala, presuntamente patrocinada por el crimen organizado, despertó serias dudas sobre la capacidad del gobierno de Enrique Peña Nieto de hacer frente al problema de violencia en el país”.
“Peña Nieto prometió poner fin a la guerra contra las bandas criminales y revitalizar la economía” y así durante 2013 “su gobierno propuso su agenda de reformas estructurales, que fueron aprobadas en el Congreso, para aumentar la competencia en diversos sectores y para atraer la inversión privada en petróleo y electricidad”.
“Pero el caso de los estudiantes desaparecidos de la escuela normalista del municipio de Ayotzinapa, Guerrero, más el de la ejecución de civiles presuntamente a manos del Ejército en Tlatlaya, Estado de México, desataron la crisis política más aguda que ha enfrentado hasta ahora en sus dos años de mandato”, dice.
Además el asunto de Ayotzinapa ha sido llevado al Parlamento Europeo y en la reciente reunión del G-20 se dejaron sentir protestas.
La pérdida del sentido de justicia
Ya no interesa a la opinión pública la captura de la “pareja imperial” que se dio a la fuga tras la parodia de su aprensión por la policía estatal y estuvieron escondidos cerca de 30 días.
No interesa la renuncia del gobernador Ángel Aguirre Rivero y el que no se le finque algún cargo.
No interesa la captura de 3 supuestos ejecutores y de 40 policías municipales, 26 de Iguala y 14 de Cocula.
Tampoco interesa la captura del líder del cártel de Guerreros Unidos y de 29 de sus integrantes.
Poco importa la quema de los palacios municipal de Iguala y de gobierno en Chilpancingo, así como de los edificios del Congreso. Tampoco importa que se haya prendido fuego al portón de Palacio Nacional. Al fin tendremos que pagarlo con nuestros impuestos.
Menos importa que se hayan localizado 12 fosas en Cerro Viejo y La Parota, cerca de Iguala con 39 osamentas.
Los autores materiales e intelectuales de los asesinatos y desapariciones podrían salir libres mañana y a nadie le importaría.
Los autores materiales e intelectuales de los asesinatos y desapariciones podrían salir libres mañana y a nadie le importaría.
Lo único que importa al pueblo enardecido es la renuncia del “gran Tlatoani” Peña Nieto
¿Y acaso importa quién lo podría sustituir…? ¿O bien, quién lo quiere sustituir a tan solo dos años de gobierno?
Jorge Pérez Uribe
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