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viernes, 30 de noviembre de 2018

PACTO AMLO-PEÑA: IMPUNIDAD A CAMBIO DE GOBERNABILIDAD


Jared Kushner, Kristjen Nielsen Mike Pompeo, y Steve Munchin con AMLO y Ebrard


Cinco meses de transición desconcertantes 

Quizás le haya extrañado que en el proceso de cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM), no se hayan levantado voces del actual Gobierno Federal (incluyendo al presidente Peña Nieto), para defenderlo y mostrarnos sus ventajas; así mismo que el INE o alguna otra autoridad del Gobierno Federal, no se haya inconformado por una consulta nacional ilegal, convocada y efectuada por personas sin autoridad para ello. Pero nada, sólo silencio. También le habrá llamado la atención que las voces y realizaciones que hemos visto desde el 1° de julio hasta la fecha han sido de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y su equipo, en tanto los actores del gobierno en funciones han casi desaparecido. 

Lo describe excelentemente el analista Sergio Negrete Cárdenas: <<Sin tomar posesión, Andrés Manuel López Obrador gobierna. Sigue ocupando Los Pinos, pero Enrique Peña Nieto claudicó. Una transición adelantada que será oficial en dos semanas. Un presidente en funciones humillado, obligándose a guardar silencio para ganar buena voluntad por parte de su sucesor. Un presidente electo que anuncia, designa, decide sin recato o prudencia, que no titubea en decir “yo mando”, mientras que Peña bien podría estar remando en el Lago de Chapultepec.

La transición dislocada es grave dada la esquizofrenia que provoca. Lo peor es el curso que ha tomado el futuro presidente. López Obrador se ostenta como un profundo conocedor, amante, de la historia de México. Puede serlo, aunque nada tendría de raro en un político. Lo que sí lo distingue es su obsesión por la historia: El nombre de su coalición electoral, las fotos a su espalda en su casa de trabajo, la comparación que hace de su persona con héroes nacionales… y por supuesto la “cuarta transformación”, la promesa de un gobierno histórico. 

Y la está haciendo, aunque quizá no en la forma que esperaba: López Obrador es el peor presidente electo en la historia del país. Lo es porque ya ejerce poder, y lo es por las decisiones tomadas. Hay positivas, por supuesto, pero su impacto ha quedado eclipsado por las numerosas sombras. 

El poder destructivo de una presidencia sin freno o contrapeso, y que manifiesta esa fuerza sin pudor o respeto por las formas. Una ideología que no plantea construir, sino destruir el “neoliberalismo” como brújula para guiar la política pública. La certeza, no creencia, que el poder político puede doblegar a la economía. La erección del presidente como siervo e intérprete del Pueblo (con mayúscula), y por tanto en Guía de la Nación (con mayúsculas), con consultas 'democráticas' que se presentan como reflejo de la voluntad popular, aunque no engañen a nadie. Sólo falta una proclama digna del Rey Sol: “el Pueblo soy Yo”. 

La cancelación del NAIM. El fuerte recorte salarial y de condiciones de lo que era una competente tecnocracia. Las amenazas a las instituciones. Las numerosas promesas demagógicas con enorme impacto en el gasto, plenas de imaginación, nulas en sustancia (un sistema de salud escandinavo, por citar un ejemplo).

Los costosisimos proyectos que auguran más pérdidas financieras para el futuro (refinería, tren). En tres años estaría funcionando Santa Lucía, en el mismo tiempo trabajando la refinería, y se habrá dejado de importar gasolina. Sueños guajiros con fecha en el calendario. 

El resultado ha sido un pánico que se disfraza de incertidumbre. Ya inició la estampida de capitales, y sobre todo los ojos que antes veían a México hoy se vuelven hacia Brasil y otros lugares más receptivos para aquellos que buscan ganar dinero y no perderlo. Sólo el aumento en el costo financiero de la deuda en semanas recientes ha demostrado que se ahorran centavos para perder pesos a carretadas. 
Histórico, sin duda. >>[1]
Una vez que fue confirmado como ganador -el mismo día de la elección-; el austero AMLO solicitó 150 millones de pesos –para gastos de transición-, contra 32 millones que había solicitado hacía 6 años Peña Nieto y empezó a participar en la vida política del país; materializándose ello en la inclusión del economista Jesús Seade Kuri en las rondas de renegociación del TLCAN y la recepción a Mike Pompeo, Jared Kushner, Kristjen Nielsen y Steve Munchin, en la casa de campaña de AMLO.

Como acostumbrara cuando era Jefe de Gobierno del D.F., AMLO inició con sus conferencias mañaneras, alrededor de las 10 horas. 

Sin ninguna autoridad, ni representación empezó a ofrecer en venta el avión presidencial, sustituyó a los “Guardias Presidenciales”, por un cuerpo particular de al menos 20 elementos (en los que no dudaría que haya cubanos y venezolanos, especialistas en el tema). 

Lo fuerte vendría una vez que los nuevos diputados y senadores tomarán posesión en sus respectivas Cámaras e iniciaran sesiones el día 1° de septiembre. Al ser mayoría los miembros de MORENA, acapararon las Presidencias de ambas Cámaras y las principales Comisiones, e inmediatamente empezaron a trabajar en las audaces y amenazantes propuestas del nuevo gobierno. Estas propuestas legales, hubieran sido paradas de tajo con el veto presidencial, pero el Presidente se mantuvo callado. 


El presunto pacto AMLO-PEÑA 


Durante las campañas electorales se habló de un pacto del gobierno en funciones con alguno de los candidatos, para tener impunidad al dejar el gobierno, pero quedó en suposiciones, si bien extrañaba ver que el Presidente y el PRI, no apoyaban plenamente a su candidato José Antonio Meade Kuribreña ante las el crecimiento en las preferencias del López Obrador. 

Después empezamos a ver un gobierno en funciones que se retiró, dejando la plaza al candidato vencedor; pero faltaba la evidencia, hasta que el expresidente del PRD, Carlos Navarrete, un político serio, comentó a la revista Proceso[2] <<… que él se enteró de este acuerdo a finales de julio, pasada la elección con “un alto funcionario del Gobierno” de Peña, cuya identidad se comprometió a no revelar. 


El primer punto del acuerdo… fue la petición de López Obrador a Peña de no intervenir en la elección, como lo hizo Vicente Fox en la de 2006 para imponer a Felipe Calderón: “Desde los Pinos”… “habían operado con gobernadores, con medios con guerra sucia, con recursos con todo”. 

El segundo punto, añade, fue que reconociera su triunfo de inmediato para evitar un conflicto poselectoral y el tercer una transición estable, de julio a diciembre antes de tomar posesión. 

“Para la contraparte (de Peña) no fue menor el acuerdo: ‘No te preocupes: no habrá una cacería de brujas ni habrá finca miento de responsabilidades. A partir del 1 de diciembre empieza una nueva etapa’. “ 
“¿Qué ocurre ahora? Todo es perfectamente lógico con un acuerdo de esa naturaleza: El aeropuerto, lo de Javier Duarte, que es un chivo expiatorio, lo de Rosario Robles, que es cosa secundaria. Son señales para Peña: ‘Yo voy a cumplir el acuerdo’. >>

Doloroso es ver como estos políticos negocian el futuro del país y de la población en base a sus intereses personales. Peña Nieto, alcanza un lugar junto a Antonio López de Santa Anna, vendiendo el futuro del país a cambio de su impunidad y López Obrador, el incorruptible, el de la austeridad juarista, comprando la Presidencia, violentando para ello todo el sistema jurídico, la ética y la moral. Ambos son y serán responsables por las consecuencias de la cancelación del NAIM, tanto a nivel nacional como internacional, por el despido injustificado de más de 45,000 trabajadores, por las demandas que habrá que cubrir a los proveedores y constructores, por las pérdidas que reportarán las afores invertidas en el proyecto. Por las indemnizaciones a los tenedores de bonos. Por condenar a 6, 12 o más años la posibilidad de crecimiento del tráfico de pasajeros y mercancías. Por el dispendio de recursos invertidos en esta obra, que se tira a la basura, conjuntamente con otras obras como el tren de Toluca a la CDMX (muy ligado al proyecto del NAIM). De la pérdida de la confianza internacional para invertir en México –un país donde no se respetan las leyes, ni los tratados internacionales-, y de la fuga de capitales, mejor ni hablamos. 

El saqueo a las arcas del País por el presidente Peña Nieto y cerca de 20 de sus gobernadores, miles de funcionarios públicos, senadores, diputados, alcaldes y regidores, queda perdonado. No por las leyes, ni los jueces, sino por un “mesías” que no acaba de definir en qué consiste su “4ª Transformación” pero que ahora intentará imponernos su “Constitución Moral”. 


Jorge Pérez Uribe 


Notas:
[1] http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/sergio-negrete-cardenas/el-peor-presidente-electo-de-la-historia 
[2] Semanario Proceso N° 2195, 25 de noviembre de 2018

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