Salvador I. Reding Vidaña | 9 enero 2019
Cuando el exgobernador Jimmy Carter inició su presidencia, llevó al primer nivel de su administración, mucho del mismo gabinete que le había apoyado en el Estado de Georgia, y enfrentó un problema que no previó, y que incluso influyó en que no pudiera desempeñarse en un segundo período presidencial. ¿De qué se trata?
Pues de que la experiencia estatal no le sirvió a nivel federal. Todavía cometió un error peor, someter los asuntos internacionales a un grupo estatal sin ninguna experiencia en política extranjera. Cometieron demasiados errores.
Algo semejante le sucedió a Enrique Peña Nieto. Tras dos sexenios fuera del gobierno federal, el gabinete del exgobernador del Estado de México incluyó a priistas inexpertos federales en su gobierno, y cometió muchos errores por su inexperiencia. En su campaña a la presidencia, EPN se presentaba como los que sí sabían gobernar. Demostraron lo contrario, no sabían gobernar el país.
Pero llega al poder federal en México Andrés Manuel López Obrador, ofreciendo el mejor de los gobiernos, la “cuarta transformación de México”, combate a la corrupción y el mundo feliz. Pero todo empezó mal y así ha seguido. Los errores y las mentiras iniciaron de hecho en plena campaña, y en el interregno del 1 de julio al 1 de diciembre.
En esos cinco meses, López Obrador tomó e hizo públicas muchas decisiones de política que aplicaría al tomar el gobierno en diciembre. El solo anuncio de medidas impopulares y absurdas, y de lo que se ha calificado (prudentemente) de “ocurrencias”, le creó serios problemas al país, como la cancelación del NAIM en Texcoco, o la absolución a los corruptos del régimen saliente.
Amén de las ofertas de campaña contradichas en su flamante administración, sus colaboradores han demostrado una enorme incompetencia para gobernar a México, incluyendo sus fieles servidores en el Congreso de la Unión.
Se dice que “para muestra basta un botón”, y para demostrar la incompetencia y deslealtad al país de los lópezobradoristas, sobran esos botones. Pero tomemos uno muy definitivo, el del desabasto de gasolina, dizque para combatir el llamado huachicoleo, o robo a gran escala de combustibles de Pemex.
Al cerrar los ductos donde se transportan las gasolinas, fueron absolutamente incapaces de imaginar el gran problema, caótico, ocasionado al centro del país, al dejarlo casi sin gasolinas. La propia Secretaria de Energía, Norma Lucía Nahle, declaró que “Posiblemente a la hora del cálculo no tuvimos la logística suficiente”, pero ni supieron calcular y menos diseñar la logística. Y no fue posiblemente, fue seguramente que no tuvieron ni idea del tamaño del problema que creaban. Todas las explicaciones intentadas no tuvieron ninguna aceptación, por bobas, absurdas. La peor de todas esas… “ocurrencias”, fue la que dio López Obrador, de que los conductores compraban gasolina de más y por eso había desabasto: un auténtico insulto a la inteligencia del pueblo “sabio”.
El costo de transportar gasolinas por carretera se calcula superior al del robo de gasolinas. De paso salió a relucir un gran negocio: en la empresa de transporte carretero, la esposa del Secretario de Comunicaciones, Jiménez Espriú, tiene participación accionaria. Esto huele a una enorme corrupción y conflicto de interés.[1]
Ni López Obrador, ni los responsables en Energía (SENER) y en Pemex imaginaron el enorme costo para la economía del país por la falta de gasolinas. Ofrecieron que el problema de desabasto se resolvería tan pronto fuera posible, pero ni idea tuvieron de ni cómo ni cuándo. Entonces ofreció Amlo que revisarían la posible reapertura de los ductos.
Lo grave, lo muy grave, es su absoluta incapacidad para imaginar las consecuencias de cerrar inesperadamente (para los consumidores y para el propio Pemex) los ductos. Tampoco mostraron capacidad alguna para resolver el problema, que se agravaba por horas.
Este del desabasto de gasolinas en más que un botón de muestra de incapacidad de gobernar, es un enorme botón. Realmente, Amlo y sus colaboradores no saben lo que hacen, en este y muchos otros casos de medidas de administración y políticas. Mala, muy mala experiencia sobre lo que se puede esperar del gobierno de López Obrador y de sus cómplices en el Congreso federal.
En solo unas semanas, han creado más problemas que soluciones, y más desilusión de sus votantes, que cayeron en los engaños de campaña, esperando un mejor gobierno que los anteriores. El gran ejemplo, de oferta reiterada de campaña, fue que el 1 de diciembre bajaría el precio de las gasolinas. Mintieron.
Todo pinta, desgraciada y razonablemente, que a México le irá mal, muy mal en este nuevo sexenio. A su incompetencia la superan su soberbia y su necedad para enderezar caminos, y para escuchar opiniones y consejos ajenos.
[1]https://www.laotraopinion.com.mx/esposa-de-jimenez-espriu-es-accionista-en-empresa-transportadora-de-combustibles/
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