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sábado, 18 de mayo de 2019

LO NOVEDOSO EN ARTE



Arte, grafiti, escultura, todo mezclado en perfecta armonía.




Teo Revilla Bravo | 17 de mayo de 2019

Lo novedoso, aquello que va rubricado por un marcado carácter presentándose desde unas coordenadas artísticas distintas a las habituales, enseguida atraen poderosamente la atención, pues somos seres por encima de otras consideraciones curiosos. Investigar, descubrir, topar con la sorpresa e indagar, es parte de la riqueza de la vida. Cuando es así, cuando nos encontramos ante una obra altamente centrada, de gran poder de inventiva, bien resuelta a nuestros ojos, sentimos que el hombre y con él la sociedad avanzan un poquito más por el buen camino contrarrestando aspectos sombríos. El artista intenta crear con su obra, el acercamiento a la comprensión de su realidad esencial, llegar a sus últimos elementos integradores, tocar el alma virtuosa e inquieta, ir en búsqueda constante de la realización y de la mejora. Esa obra que se va generando poco a poco sin mucho ruido, a veces con toques iconoclastas ojalá con acierto y valentía, sabe que es parte de la respuesta.




Somos curiosos, sí, pero también debemos ser aventureros viajeros que prescinden de lo asombroso aparencial, así como de lo repetitivo y aburrido que roza o cae directamente en lo superficial o en el engaño. Quizás por eso el artista vocacional es inconformista, un inadaptado que lo pasa mal en el intento por pretender aclarar los estímulos que salen de su alma a borbotones, pues tiene una meta a la que llegar, una idea entre ceja y ceja que desarrollar, un objetivo inmediato por cumplir, un mandato metal que obedecer, una obra nada o poco entendida que emprender. Y lo intenta, obsesivo, a través de la motivación, del trabajo y de la exigencia. Si esto falla, decae, deja de obrar como tal, entra en crisis, muere. Para que esto no suceda, hay que desprenderse constantemente de lo banal y de lo postizo, de todo aquello inservible a lo que nos enganchamos sin darnos cuenta y que tiran de nosotros de una manera poderosa y cruel limitándonos, entorpeciéndonos, impidiendo que avancemos. Debemos prescindir de todo lo que resulte artificial, fingido, interpuesto, o de algún modo manejado o manipulado desde esferas de poder, cualquier poder.





Hay que mutar, extender el radio de acción, contemplar todo el vasto dominio de la situación que se nos presenta; hay que penetrar en esa realidad que pretendemos transformar en algo mejor y sublime que dé sentido a la existencia, para oírnos y olernos vivir y amar, para oírnos y olernos morir tal vez. ¿Cómo lograrlo? Existe en todo ser perceptivo y concienciado una alquimia personal, unos efectos mágicos que trasmutan, unos valores que con poca frecuencia se ponen -por comodidad o descreencia- en práctica. El artista ha de asumir su labor con ilusión, rompiendo esa opacidad y rigidez que se nos echa encima a cada instante que respiramos: la sociedad envenena, ata, va en contra con frecuencia de los intereses netamente humanos que necesita el artista para sobrevivir, ya que tiende a esclavizar, a convertirnos en miembros vigilados, mecanismos fieles colocados en el engranaje que mejor cuadre en cada momento a sus fines. Es el artista, precisamente, quien tiene la facultad de romper ese estado de cosas, esa dinámica machacona, mecánica y dictatorial que nos anula en lo fundamental, para intentar hacer de la realidad algo más traslúcido, más libre y solidario, más expansivo, sorprendente, descontaminado y por supuesto creativo. Así avanzamos, a contracorriente, con mucho esfuerzo y poco ruido, abriéndonos a los sueños que alientan novedades y expanden espacios. El artista es el mago que nos abre los ojos a la luz. No lo entorpezcamos, dejemos que entre esa luz a raudales y nos envuelva en ella.



Barcelona.-20012. 

©Teo Revilla Bravo.



Fuente: https://entrepalabrasysilencios.blogspot.com/2019/05/lo-novedoso-en-arte.html?spref=fb&fbclid=IwAR3mOopPe7vcnkXQksogwCqbxDkjX4CVdikELlGiDTpyh5837ONeNAvihHA

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