Por Enrique Sada | 24 septiembre, 2022
“Quien controla el presente controla el pasado, y quien controla el pasado controlará el futuro”
George Orwell, 1984
Quienes gobiernan saben la importancia que tiene el pasado; esto es, ya por su conocimiento pleno y difusión o por ocultamiento del mismo. Por eso la obsesión de los gobernantes manipuladores en que no indaguemos sobre el mismo ni lo cuestionemos obedece al miedo de no poder dirigir nuestro futuro a su conveniencia.
Como ejemplo de lo anterior, viene a la mente la clásica novela 1984 del británico George Orwell quien ejemplifica como es que en los regímenes autoritarios existe un Ministerio de la Verdad encargado de lo opuesto, con tal de mantener a las masas fanatizadas, desinformadas y dóciles a los caprichos del “Gran Hermano”.
Al parecer también en México, igual que en la novela orwelliana, existe un Ministerio de la Verdad que crea y difunde información para intentar manipular nuestro pensamiento y predeterminar nuestras preferencias políticas; mismo que con tal de conseguir sus objetivos no le importa valerse de la difusión masiva de noticias falsas, o de la tergiversación de la historia y del presente, apelando siempre a “otros datos” para expandir su propaganda y sus excusas a través de los medios y las redes, como lo hace el presidente en esa mezcla rancia entre talk show y homilía sectaria autolaudatoria que son sus “mañaneras”, pagadas con nuestros impuestos.
Y lo anterior quedó evidenciado en lo que Alejandro Encinas anunciaba la captura del General José Rodríguez Pérez como chivo expiatorio por la desaparición y asesinato de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en tanto José Luís Abarca y su esposa—protegidos del presidente López—que entregaron a los mismos al Cártel “Guerreros Unidos”, y el Secretario de Seguridad de la Ciudad de México Omar García Harfuch—protegido de Claudia Sheinbaum—y señalado como corresponsable, quedan impunes y exonerados.
Mientras tanto, el presidente optaba por distraer la atención peleando en Palacio Nacional contra el periodista Jorge Ramos por haberle confrontado en persona con sus propias cifras de criminalidad, proporcionadas por la Secretaría de Seguridad Pública, en donde le demostraba como en 4 años su Gobierno rebasó en número de asesinatos a los sexenios de Peña y Calderón juntos, mientras los familiares de las víctimas y normalistas de Ayotzinapa protestaban airadamente a las puertas de la Fiscalía General de la República.
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