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sábado, 25 de abril de 2020

EL CISMA DE ORIENTE ENTRE LAS IGLESIAS CATÓLICA Y ORTODOXA






“Uno no puede respirar como cristiano, es más como católico, con un solo pulmón: es necesario tener los dos pulmones, es decir el oriental y el occidental” 

Juan Pablo II [1]


ÍNDICE

I. INTRODUCCIÓN
II. FUNDACIÓN Y DESARROLLO DE LA INSTITUCIÓN ECLESIAL EN SU FORMA PATRIARCAL
III. SURGIMIENTO DEL IMPERIO ROMANO DE ORIENTE, DESAPARICIÓN DEL IMPERIO ROMANO DE OCCIDENTE Y APARICIÓN DEL ISLAM.
IV. EL CRISTIANISMO ORIENTAL Y EL CESAROPAPISMO
V. EL CRISTIANISMO OCCIDENTAL Y EL PAPADO
VI. DE LAS TENSIONES A LA RUPTURA
VII. EL CISMA DE FOCIO
VIII. EL AÑO DE 1054
IX. LOS AÑOS DEL VERDADERO CISMA (1054 A 1204)
X. INTENTOS POSTERIORES DE REUNIFICACIÓN (1206 A 1453)
XI. INTENTOS RECIENTES DE RECONCILIACIÓN
XII. CONCLUSIONES



I. INTRODUCCIÓN

El tema del Cisma de Oriente es un tema apasionante, pero sumamente difícil y complejo, referente a una realidad tan lejana como desconocida para los que vivimos en esta parte de Occidente y en este tiempo.

La historia universal que se nos ha propuesto, nunca es global, siempre ha sido la historia de Occidente; así aprendimos que el Imperio romano sucumbe ante los bárbaros en el siglo V, y circunstancialmente al estudiar la Edad Media, se nos menciona la caída de Constantinopla, sin considerar que el Imperio romano de Oriente sobrevivió 1000 años al de Occidente, período en el que tuvo una continua interacción con éste. En forma análoga se nos ha dicho que el objetivo de las cruzadas era liberar a Jerusalén, y que con excepción de la primera, fracasaron por no cumplir con ese objetivo; pero veremos que esto no es exacto.

La mayoría de los trabajos que se refieren a este tema, empiezan justo con las causas del cisma, y de ahí a la separación permanente entre las dos Iglesias, ubicada erróneamente en el año 1054 d.C.; sin ahondar en los antecedentes, en los aspectos étnicos, culturales, sociales y de la geopolítica de esa época. 

Inicialmente pensé en abarcar los dos mil años de historia, pero a medida que fui desarrollando el tema y se fueron multiplicando las páginas, decidí únicamente referirme al período que va del nacimiento de la Iglesia cristiana al cese de intentos de reconciliación que se da prácticamente a la caída de Constantinopla bajo el dominio turco (1453 d.C.); considerando que al ahondar en las causas entenderemos <<el statu quo>> actual que priva entre las mismas. Aunque finalmente este trabajo se alargó más de lo planeado, reducirlo más sería caer en la simplicidad prescindiendo de muchos datos y consideraciones valiosas para entender el fenómeno de este Cisma.

Como se podrá analizar se trata de una relación ríspida y amarga entre dos Iglesias, con un tronco común, que por las vicisitudes de la Historia, por las circunstancias de la geopolítica de su tiempo, las intrigas palaciegas, los errores humanos y muy importantemente por la prevalencia etno-cultural, han construido un abismo que pareciera infranqueable.


La memoria cultural 

Para entender la situación a lo largo de la historia, tenemos que recurrir al concepto de “memoria cultural”[2] señalado por Paul Valéry, Marc Bloch, Maurice Halwachs. El psicoanalista indio Sudhir Kakar se refiere a ella como <<la base imaginativa de un cierto sentido de la identidad cultural>>, o bien como la <<historia de un grupo liberada de sus raíces en el tiempo>>. 

Cuando Paul Valéry decía que la historia vuelve a las naciones amargas y vanas, les quita el sueño y no deja cicatrizar las viejas heridas, hablaba de esa memoria cultural a cuya creación los historiadores han contribuido demasiado. 


La memoria cultural consolida la cohesión tanto del grupo nacional como del grupo religioso, a veces en forma de grupo etno-religioso, un <<nosotros>> frente a <<los otros>>. 

Para quien no pertenece al grupo que cultiva esa memoria cultural es difícil entender que el tiempo no ha pasado, que el pasado sigue vivo. 

En momentos de encuentro entre comunidades los militantes organizan y activan la memoria cultural en una dirección concreta. Así los monjes del monte Atos recordaban la toma de Constantinopla por los cruzados latinos en 1204, para lograr apoyo ante su oposición a la visita de Juan Pablo II a Atenas en el 2001. La visita del mismo Papa a Ucrania activo la memoria cultural, tanto de los ortodoxos como de los greco-latinos unidos a Roma, alrededor del obispo Josafat Kuntsevich, masacrado en el siglo XVII Y considerado por los ortodoxos como su verdugo y como un santo mártir por los greco -latinos. También los activistas lograron impedir el encuentro entre el patriarca Alexei de Moscú y el papa polaco Juan Pablo, en el territorio neutral de Hungría, evocando la toma de Moscú por los polacos católicos en el siglo XVII. 

La Iglesia Ortodoxa en la actualidad 


La Iglesia Ortodoxa se organiza actualmente en 15 iglesias autónomas bajo el primado honorífico del patriarcado de Constantinopla, La más numerosa obedece al patriarcado de Moscú, proclamado en 1589, a consecuencia de la toma de Constantinopla por los tucos. Los patriarcados de Alejandría, Antioquía y Jerusalén han perdido mucho de su antigua importancia. En 1925 surge el patriarcado de Bucarest. El resto de las iglesias ortodoxas son Albania, Bulgaria, Chequía, Chipre; Georgia, Grecia, Estados Unidos, Macedonia y Serbia (que también tiene su patriarca). 

La iglesia Ortodoxa fue conocida durante siglos como la Iglesia griega y su título oficial es la Santa Iglesia Ortodoxa Católica Apostólica Oriental. 

El patriarcado de Constantinopla que goza en toda la cristiandad de un prestigio inmenso, ha ido reduciendo su feligresía por el acoso turco. Así en 1922-1923 cerca de 2 millones de ortodoxos griegos fueron expulsados de Turquía. En 1955 había todavía más de 250 mil cristianos griegos en el país, quizá unos 140 mil en Estambul/Constantinopla. Pero a consecuencia del retiro de Inglaterra de la isla de Chipre que sería entregada a Grecia, un agente de los servicios secretos turcos lanzó una bomba en la ciudad griega de Tesalónica, en la casa natal de Atatürk, lo que motivó que la población turca azuzada por los medios de comunicación, se lanzará al saqueo, incendio de casas, comercios, templos, asesinatos, violaciones contra la población griega. [3] Reportes de la agencia Boston Globe, señalan no más de tres mil feligreses en toda Turquía en este 2007. 


II. FUNDACIÓN Y DESARROLLO DE LA INSTITUCIÓN ECLESIAL EN SU FORMA PATRIARCAL 

La palabra <<ecclesia>> aparece 106 veces en el Nuevo Testamento, en 103 casos con el sentido de asamblea de los seguidores de cristo, llamados por primera vez cristianos en Antioquia. 

Jesucristo le había dicho a Pedro. <<Tú eres Pedro y sobre esta piedra levantaré mi iglesia>> (Mateo, XVI, 18). Los teólogos cristianos ven en Cristo al fundador de la Iglesia y en los apóstoles a sus sucesores, lo que explica que la Iglesia sea calificada de <<apostólica>> y que los obispos sean situados en la <<sucesión apostólica>>, como única fuente de legitimidad. 

El nuevo movimiento tuvo su centro inicial en Jerusalén y se fundó en una unidad orgánica con Jesucristo: <<Pues vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros parciales>> (1ª Corintios, 12, 28). La Iglesia se ve a sí misma como el cuerpo de Cristo cuya cabeza es Él mismo; la iglesia es una, como uno es Cristo, una la fe, uno el bautismo, etc. Forma un solo rebaño, con un solo pastor: Cristo. 

De todo esto se deduce que la Iglesia de Dios es cuerpo místico de Cristo y por la asistencia del Espíritu Santo que le envía a su partida de este mundo, es santa. 

Es universal (católica en griego) porque Cristo es el redentor de todos los hombres y debe acoger a todos los pueblos. 

Más tarde será llamada <<ortodoxa>> porque conserva en su pureza todo el dogma (verdades reveladas) y solo el dogma, sin añadir ni recortar nada. 

En el libro de <<Hechos de los apóstoles>>, se puede encontrar como se va desarrollando y organizando lentamente esta institución. Así al principio del siglo II, se encuentran ya tres oficios permanentes, por lo menos en Asia Menor: obispo, presbítero y diácono. Uno de los primeros documentos sobre la organización de las iglesias locales bajo la institución de un solo hombre, el obispo, aparece en las Epístolas de Ignacio de Antioquia, en 116; menciona al obispo como cabeza de la Iglesia. Los presbíteros forman el consejo del obispo y los diáconos lo asisten tanto en la gestión material como en la celebración litúrgica. 

Ante las crisis doctrinales del siglo II, provocadas por el rápido crecimiento del gnosticismo y el reto de Marción, que pretendía rechazar totalmente el Antiguo Testamento, fue necesario establecer los criterios de la <<ortodoxia>>: la enseñanza de los apóstoles, plasmada en el Nuevo Testamento (cuya definición se emprende, distinguiendo entre textos canónicos y textos apócrifos), es la única válida. Crisis posteriores alrededor de la naturaleza de Cristo llevan a la elaboración del <<símbolo de la Fe>>: el Credo. Ante la proliferación de iluminados, fue necesaria afirmar la tesis de la <<sucesión apostólica>>: los apóstoles, únicos testigos verdaderos del Evangelio, únicos encargados por Jesucristo, han designado a los obispos como sucesores y aquellos transmiten e interpretan sin equivocarse el legado sagrado de la Fe. 

Así los obispos son fundamentales porque ellos aseguran la continuidad apostólica que se remonta hasta Jesús, porque ellos y solo ello transmiten la gracia apostólica. Cada iglesia (comunidad) por pequeña que fuera tenía su obispo, quién con la expansión del cristianismo deja de ser párroco para convertirse en una especie de prefecto, que ejerce su autoridad sobre un gran territorio, varias ciudades y muchos pueblos; a su vez al nivel superior los obispos deben mantener la unidad de la Iglesia. 

Esta unidad informal cristalizó en el siglo IV, en la forma de sínodos regionales, concilios generales y sistemas metropolitanos (después patriarcales). Todos los concilios de la primera época son reconocidos como ecuménicos, tanto por Occidente como por el Oriente. 

Los concilios reconociendo que ciertas iglesias gozaban de una gran autoridad moral y servían como recurso para resolver problemas y conflictos, precisaron en el de Calcedonia, en 451, que la Iglesia se dividía en cinco patriarcados: por el rango de honor, Roma; luego Constantinopla, como segunda capital del Imperio; después Alejandría, Antioquia y Jerusalén. Esa división recibió el nombre de Pentarquía. El primado de honor conferido a Roma, por ser anterior a Constantinopla y tratarse de la ciudad donde murieron supliciados Pedro, Pablo y muchos mártires, no implicaba ninguna superioridad en el mando o la autoridad. 





III. SURGIMIENTO DEL IMPERIO ROMANO DE ORIENTE, DESAPARICIÓN DEL IMPERIO ROMANO DE OCCIDENTE Y APARICIÓN DEL ISLAM.

El fenómeno neohistórico derivado de la decisión del emperador Dioclesiano de dividir en Imperio Romano en dos mitades geográficas, en el siglo III, dividió el mundo conocido en dos hemisferios raciales y culturales: el latino-germánico y el greco-semítico.

Constantino el Grande, establece su gobierno en Constantinopla, en 330 sobre la antigua Bizancio, ciudad griega que según la leyenda fue fundada por Bizante, nieto de Zeus. Esta ciudad tenía un emplazamiento estratégico en el corazón del oriente grecorromano, además de su pujanza económica por ser la llave de acceso al Mar Negro y desembocadura del Río Danubio. A la misma se le conoció también como <<Nueva>> o <<Segunda Roma>>.

“Bizancio desempeñó un papel básico en la cristianización de Europa oriental: las misiones de evangelización arrastraron consigo un proceso educativo de enormes consecuencias: piénsese, sin ir más lejos, que el alfabeto cirílico, de tan alta implantación en esta zona de Europa, debe su nombre al apóstol y misionero bizantino Cirilo. La civilización bizantina se convirtió así en el gran referente cultural de la Europa del este, un referente cuya presencia cabe detectar en múltiples manifestaciones. Cuando Constantinopla fue tomada por los turcos, su herencia espiritual pasó a Rusia. De aquí que Moscú fuera llamada la <<Tercera Roma”>>”. [4]

A la caída del Imperio Romano de Occidente, el Imperio bizantino toma por mil años el relevo y la Iglesia de Constantinopla, comparte su grandeza, su cultura, su fasto. Ella reúne los concilios ecuménicos, convocados por un emperador que desempeña un papel, muy activo. Mientras el Obispo de Roma queda solo, sin rival laico y se transforma en <<Papa>>.

La expansión de un Islam militar lleva a la conquista del mundo persa, de Egipto, del Medio Oriente y pone bajo el yugo del Islam a tres de las cuatro Iglesias orientales, a los Patriarcados de Antioquía, Alejandría y Jerusalén. Constantinopla queda sola, pero su patriarca no puede transformarse en el papa del Oriente, porque tiene a su lado la poderosa figura del basileus, el emperador cristiano.

Entre los siglos IX y XI aparecen al este de Europa las nuevas Iglesias escandinavas, -húngaras y eslavas-, unas en la órbita de Roma y otras en la de Constantinopla. Ese reparto geográfico conduce a una completa redistribución de la cristiandad y a la futura división en dos cristianismos, el occidental y el oriental.



Jorge Pérez Uribe, julio 2007




Notas:
[1] Cita hecha por el Papa Juan Pablo II, el 31 de mayo de 1980, parafraseando al poeta ruso Vyacheslav Ivanov quién en 1926 recién convertido al catolicismo expresaba en su exilio en Roma: <<Europa debe respirar con dos pulmones: el catolicismo y la ortodoxia>> comentada por Jean Meyer, La Gran Controversia, México, Tusquets Editores México, S. A. de C. V., 2005, pág. 18, 19 
[2] Jean Meyer, La Gran Controversia, México, Tusquets Editores México, S. A. de C. V., 2005, pág.28 
[3] Jean Meyer, El Universal, 26 noviembre 2006 
[4] Revista Historia National Geographic, N° 32, pág.74


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