jueves, 5 de diciembre de 2024

EL PAPA SUSTITUYE, 44 AÑOS DESPUÉS, A RANIERO CANTALAMESSA COMO PREDICADOR DE LA CASA PONTIFICIA


Preámbulo:

Cómo todos los años (desde hace una década), busqué la Primera Meditación de Adviento del P. Raniero Cantalamessa; y al no encontrarla, me puse a investigar y encontré esta nota, que me sorprendió y entristeció; obviamente no fue una decisión arrebatada del Papa, ni del Padre Cantalamessa, pero hay que comprender que el tiempo pasa y con la edad vienen dolencias, y limitaciones en la actividad de la persona. Lo comprendo y lo extrañaremos muchísimo, agradeciendo todo lo que nos ha enseñado.

El padre Raniero Cantalamessa

Hoy, sábado 9 de noviembre, Cantalamessa finaliza el mandato que le confió Juan Pablo II en 1980 y continuado por Benedicto XVI y Francisco, el Papa que en 2020 también quiso concederle la púrpura (que Cantalamessa aceptó, pero pidiendo conservar el hábito franciscano)

Fraile capuchino, estudioso de la Biblia y docente, implicado en la actividad académica pero también en la pastoral entre los pobres, los discapacitados y los presos

09.11.2024 | Salvatore Cernuzio

(Vatican News). - Cuarenta y cuatro años de sermones, cada Cuaresma y cada Adviento, ante tres Papas y la Curia Romana. Probablemente uno de los encargos más duraderos en el Vaticano fue el desempeñado como predicador de la Casa Pontificia por el padre Raniero Cantalamessa, el célebre capuchino de 90 años que se convirtió en un referente espiritual no sólo dentro de las Murallas Leoninas, sino también para millones de italianos con sus libros, sus lecciones y sus programas de televisión.

Hoy, sábado 9 de noviembre, Cantalamessa finaliza el mandato que le confió Juan Pablo II en 1980 y continuado por Benedicto XVI y Francisco, el Papa que en 2020 también quiso concederle la púrpura (que Cantalamessa aceptó, pero pidiendo conservar el hábito franciscano).

El nuevo predicador

Un legado ciertamente importante lo hereda el sucesor, nombrado hoy por el Pontífice: el capuchino Roberto Pasolini. Pero para un fraile que imparte catequesis en los Navigli, en medio de la vida nocturna milanesa, que también participa desde hace años en comedores sociales, en la pastoral entre las prisiones y los discapacitados y en la distribución de alimentos a las personas sin hogar, los desafíos no son ciertamente nada nuevo. Por tanto, a partir de hoy el padre Pasolini, biblista y profesor de exégesis bíblica, será quien impartirá la catequesis ante el Papa y la Curia romana durante el Adviento y la Cuaresma.


Roberto Pasolini.

Entre la actividad académica y la pastoral

Pasolini, de 53 años celebrado el 5 de noviembre, nacido en Milán, pertenece a la Orden Franciscana de los Frailes Menores Capuchinos desde el 7 de septiembre de 2002 y fue ordenado sacerdote en 2006. Fue profesor de lenguas bíblicas y de Sagrada Escritura en la Studio Theologico Laurentianum Interprovinciale de los Frailes Menores Capuchinos en Milán y Venecia, hoy enseña exégesis bíblica en la Facultad de Teología de Italia del Norte en Milán, colaborando con la Arquidiócesis Ambrosiana en la formación de profesores de religión y con la Conferencia Italiana de Superiores Mayores. Una actividad, esta académica, que el nuevo predicador combina con una intensa actividad pastoral: encuentros de formación, predicación de retiros y ejercicios espirituales, acompañamiento espiritual y también iniciativas caritativas entre los grupos más frágiles de la sociedad que lleva a cabo junto a las novicias de las que es un formador. También es autor de varios artículos y libros sobre espiritualidad bíblica y analiza con interés las nuevas tecnologías, los nuevos medios de comunicación como los podcasts y las oportunidades de la Inteligencia Artificial. Quizás alguna reminiscencia de cuando era un joven informático, también involucrado en política en esos años antes de descubrir -como reveló en una entrevista en el programa Soul de TV2000- que las ideologías no hacen al hombre más libre. La única libertad viene de Dios porque "la verdadera libertad es liberarse del sentimiento de culpa, porque la redención de Cristo ha restablecido el vínculo del bien con Dios", afirmó.

lunes, 4 de noviembre de 2024

LA RUPTURA CONSTITUCIONAL



· Jesús Silva-Herzog Márquez | 04 noviembre 2024

El hilo constitucional puede romperse en unas horas. Ese es el aire funesto que respiramos. El poder quedará a la intemperie, con su fuerza y con sus muchos votos, pero fuera de la ley. La crisis constitucional camina hacia la ruptura constitucional. Tiene razón el ministro Juan Luis González Alcántara cuando advierte que esta crisis no es una amenaza en el futuro cercano, sino la condición presente. Estamos en una crisis constitucional porque "no existe certeza sobre cuál es el derecho vigente, quién es la autoridad encargada de aplicarlo y cuáles son las consecuencias de las decisiones tomadas".

El conflicto entre poderes es signo de salud en una democracia constitucional. Los departamentos están diseñados precisamente para el desacuerdo, para que los poderes se vigilen y se limiten mutuamente. La discrepancia sirve al arreglo democrático, siempre y cuando exista un árbitro que resuelva el pleito y exista la determinación de aceptar su veredicto. Lo que nos ha puesto en crisis es una reforma que altera en lo esencial la arquitectura de los equilibrios. Modificar la configuración del juez como se pretende es alterar la mecánica de todo el aparato constitucional, vulnerar derechos esenciales, romper compromisos con el mundo. Es en defensa de ese mecanismo de moderaciones, en favor de los derechos y la palabra de México frente al exterior que la Suprema Corte ha de intervenir.

El proyecto que el ministro González Alcántara ha hecho público es jurídicamente sólido y políticamente sensible. Lejos de reducir su tarea a la condena definitiva o absolución completa de la reforma, traza un camino de prudencia. La sutileza de su argumentación está destinada a generar molestias en todos los campos. Para unos, examinar la validez de las reformas constitucionales es, más que un exceso, una provocación, una verdadera herejía. Exigen para su cuestionable mayoría calificada el trato reverencial ante el Soberano. Para los defensores de la reforma, la única respuesta aceptable ante el rodillo de la mayoría calificada es el silencio y la obediencia. Están convencidos de que su aplanadora merece la adoración por lo divino: nuestra palabra es verdad incuestionable que no puede hacer el mal. Para otros, el proyecto se queda corto al dejar en pie piezas brutalmente lesivas al orden constitucional con la intención de salvar la carrera judicial. Dar por perdida la autonomía de la Corte para cuidar el profesionalismo y la autonomía en el resto de los tribunales.

El proyecto se discutirá mañana en una sesión del máximo dramatismo. La sesión será, seguramente el último debate trascendente que tendrá la Suprema Corte de Justicia como una columna independiente de la República. Dentro de unas horas escucharemos la última voluntad del tribunal constitucional mexicano. El proyecto del ministro González Alcántara ofrece un camino razonable para encauzar la crisis. Le abre al gobierno una salida decorosa y, sobre todo, constitucional, para evitar los efectos más devastadores y caóticos de la reforma anunciada. A poco tiempo que abra la sesión testamentaria se intensifica la incertidumbre de la votación. ¿Logrará el proyecto los ocho votos que necesitaría para declarar la reforma parcialmente inconstitucional? En ese caso, a la presidenta de México y al Congreso de la Unión no les queda más alternativa legal que acatar la resolución del último tribunal. El desacato que la Presidenta ha insinuado es aviso de una ruptura constitucional. Ningún juez, ningún tribunal está por encima del pueblo de México, ha dicho en el tono amenazante de los autócratas de todos los rincones del mundo. La verdadera protectora de la Constitución soy yo, no la Corte. La Presidenta muestra su determinación de gobernar por encima de la Constitución. La presidenta de México y su coalición están dispuestos a romper el orden constitucional.

Con toda nitidez, se manifiesta una determinación dictatorial. No hay otra manera de describir el aviso que ha hecho la presidenta Sheinbaum a México y al mundo. Mi gobierno interpreta su legitimidad como permiso para violar la Constitución de la República e ignorar las resoluciones del órgano supremo encargado de interpretarla en última instancia.

· Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.

jueves, 31 de octubre de 2024

LOS SUPREMACISTAS DE MORENA

 


Dictatoriales, autodenominados supremacistas, comandados por una Presidenta de inspiración marxista, los morenistas van a apropiarse de la Constitución.

Pablo Hiriart | octubre 29, 2024

El grupo gobernante en México se apresta a consagrar en la Constitución, tan pronto como esta semana, que todo lo que ellos resuelvan hacer con el texto constitucional será inatacable e inimpugnable.

Le llaman ‘supremacismo constitucional’.

Al ministro González Alcántara y a la Corte los van a avasallar.

Dictatoriales, autodenominados supremacistas, comandados por una Presidenta de inspiración marxista, van a apropiarse de la Constitución.

Vivimos la continuidad brutal del proyecto de López Obrador.

Con lo que aprueben hoy, los ciudadanos y agrupaciones civiles o políticas que consideren vulnerados sus derechos por algún cambio a la Carta Magna no podrán ampararse ni realizar alegatos jurídicos en contra.

Tampoco los empresarios, cuyo dirigente nacional, Francisco Alberto Cervantes Díaz, para vergüenza de muchos de sus antecesores, no se cansa de aplaudir al gobierno marxista que aplasta al Poder Judicial y asumirá los tres poderes de la Federación.

No habrá derecho a impugnar ni al amparo.

Los supremacistas mexicanos aprobarán hoy auto asignarse el poder absoluto.

Ni siquiera podrán ser objeto de controversias las modificaciones constitucionales que tengan errores de procedimiento, como las que hubo en fechas recientes y detuvieron iniciativas del presidente López Obrador.

De tal manera que podrán votar una reforma constitucional sin que haya quorum, por ejemplo.

O en una sesión en la que no se haya distribuido a los senadores o diputados el contenido de un proyecto de reformas.

Si lo requieren, podrán sesionar sin el concurso de los parlamentarios de los partidos opositores y modificar el texto de la Carta Magna.

Lo que aprueben Morena y aliados, el Verde y el PT, será inimpugnable y no procederán los amparos que se interpongan, porque hoy cambiarán los artículos 105 y 107 de la Constitución.

Así, el gobierno de inspiración marxista de la presidenta Sheinbaum podrá decidir –si quiere– que las minorías partidistas no tendrán acceso a la representación en las cámaras.

O que son ilegales las agrupaciones políticas o empresariales que no se comprometan con la cuarta transformación.

En síntesis: podrán hacer lo que quieran con la Constitución y nada ni nadie tendrá derecho a apelar ante una corte o un juzgado.

La mayoría que votará mañana en favor de esa atrocidad, por cierto, es espuria.

Consejeros del INE, cuyos nombres quedarán grabados para cuando se escriba la historia real de esta ignominia, le dieron a Morena y aliados una mayoría constitucional que no alcanzaron, ni de lejos, en las urnas.

Los magistrados del Tribunal Electoral ratificaron la decisión de las consejeras y consejeros del INE que le dieron al oficialismo 73 por ciento de la representación en la Cámara de Diputados, cuando el electorado le dio 54 por ciento de los votos.

Hoy se cerrarán las tenazas con las cuales Morena, con la complicidad de funcionarios del INE y el TEPJF, se apoderó de la Carta Magna para entregarla a Claudia Sheinbaum a fin de que escriba y tache lo que quiera.

Como suele suceder con los gobiernos marxistas y con los supremacistas, altos mandos de Morena y del gobierno federal nos pintan un escenario de guerra en que la agredida es la Presidenta y hay que “salvarla” del ataque enemigo.

Todo para ellos –marxistas y supremacistas–, es una guerra, un complot, una conjura en su contra.

Como nazis o estalinistas, disfrazan sus golpes como defensa de la legalidad, del pueblo y de protección a los débiles.

Sus contragolpes son ‘defensivos’.

Ellos saben que mienten.

Una mirada rápida a dos periódicos de ayer:

“La utilización abusiva e ilegal de instancias nacionales e internacionales de gobiernos legítimamente constituidos es una táctica conocida en inglés como Lawfare, que traducido al español significa algo como ‘guerra jurídica’ o acoso judicial… Es un ‘golpe blando’, el acoso judicial se hace con abierta colaboración de ese poder (Judicial) y permite detener indebidamente y debilitar y hasta deponer a un gobierno legítimamente constituido”.

Esto que acaba usted de leer lo publicó ayer Ernestina Godoy, consejera jurídica de Presidencia de la República.

Lo que sigue es de Ricardo Monreal, líder de la mayoría (espuria) en la Cámara de Diputados:

“Hay una inadmisible embestida mediática y digital (contra la presidenta Sheinbaum)… Viene del conservadurismo que no acepta su derrota en las urnas. Hasta ahora, la mayoría del pueblo se ha mantenido prudente, pero actuará institucionalmente para defender su decisión democrática”.

También ayer, del presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña:

“Si ellos se atreviesen a decir que es inconstitucional la Constitución, pues iríamos a un conflicto de dimensiones mayúsculas.”

En esas manos está el país: en las de un grupo de ‘supremacistas’, que en realidad es un batidillo de oportunistas, vivales y comunistas trasnochados, liderados por la Presidenta constitucional que es marxista.

Tendrán todo el poder. Todo.

Lo habrán logrado por encima de la ley, y con el aplauso del Consejo Coordinador Empresarial.

martes, 29 de octubre de 2024

EL MARXISMO DE LA PRESIDENTA




Claudia Sheinbaum puede hacer ajustes tácticos, pero la estrategia y el objetivo siguen siendo los mismos: aplastar a los ‘adversarios’ y así lograr la toma total del poder.

Pablo Hiriart | octubre 28, 2024

Siempre es bienvenido el optimismo, por alentador, porque sin él la vida sería triste, aunque otra cosa es el autoengaño como el de quienes dan ‘el beneficio de la duda’ a la presidenta Claudia Sheinbaum, o piensan que la realidad la hará corregir los errores.

Ella no se equivoca.


Puede hacer ajustes tácticos, pero la estrategia y el objetivo siguen siendo los mismos: aplastar a los ‘adversarios’ y así lograr la toma total del poder.

Las reformas a la Constitución para hacer irreversibles e inimpugnables los cambios que se acaban de introducir, tal vez nos hagan entender que su verdad no puede ser discutida.

Y para que quede claro se pone en la Constitución: inimpugnables.


Ella es infalible.


Curioso que eso suceda en una persona con formación científica, porque la base para obtener conocimiento es la duda y la curiosidad por el error y por la verdad.

Sin embargo la Presidenta no duda, ya sabe cuál es la verdad y no admite revisar si está en lo correcto o no.

Su formación marxista la hace ver la historia como una constante lucha por el poder de forma binaria: ellos contra nosotros.

La reforma judicial es un mar de dudas acerca de si va a mejorar el sistema de impartición de justicia o lo va a empeorar, pero ese no es motivo de reflexión para la Presidenta ni para quienes le acompañan en el gobierno.

Y no es motivo de reflexión porque la finalidad no consiste en que haya mejores jueces, magistrados insobornables y ministros mejor preparados para dictaminar sobre la constitucionalidad de las leyes y de decisiones del poder público.

El objetivo es la toma del Poder Judicial.


Tal vez López Obrador inició la destrucción de la autonomía del Poder Judicial por venganza contra los jueces y ministros de la Corte que le dijeron no a algunos de sus caprichos. Tal vez.

Con la presidenta Sheinbaum la motivación de su proceder contra los integrantes del Poder Judicial no está en el ego, sino en su ideología.

Es ellos contra nosotros. Y la lucha sigue hasta el control absoluto del poder.

Si vemos el trato con el sector empresarial la regla es la misma. A los que dudan de ella, los ignora. Peor aún a los empresarios que promueven una idea del desarrollo contraria a la que ella tiene: los aplasta.

Y a quienes se subordinan les abre las puertas de Palacio Nacional por las horas que sean necesarias, como es el caso del ingeniero Carlos Slim.

Carlos Slim está del lado ‘de nosotros’ en la lucha por el poder total, por lo que tiene carta blanca para hacer negocios con el gobierno y con quien se le pegue la gana.

No importa lo sucedido con la Línea 12 del Metro.

Resulta un privilegio y signo de distinción hacer negocios con Slim, un aliado consentido del régimen.

Pero, a ver, ¿quién se atreve a hacer negocios con otro empresario, llamado Claudio X. González?

En teoría Slim y Claudio X. tendrían los mismos derechos a obtener contratos con el gobierno y a hacer negocios con otros empresarios, nacionales y extranjeros.

La presidenta Sheinbaum dice que Claudio X. González es un empresario “tóxico” que “quiere comandar la Corte”.

Cualquier persona enterada sabe que eso no es verdad, y los no enterados (es decir, la mayoría) no tienen la menor idea de quién es ese señor, aparte de que es un despreciado por el gobierno.

La verdad es lo de menos. Uno (Slim) está del lado correcto de la historia como la concibe la Presidenta: comparte ‘nuestro’ propósito del monopolio del poder político y entonces –sin demérito de sus capacidades como empresario– él puede hacer florecer aún más sus negocios y, por qué no, regresar al monopolio en las áreas de su especialidad.

González, en cambio, debe ser aplastado porque está contra el monopolio del poder que persiguen la Presidenta y su partido.

Y no porque Claudio X. sea un gran empresario (ni idea tengo a qué se dedica), sino porque es la personificación de ‘los otros’, los enemigos a los que ella les niega cualquier valor representativo.

Sin necesidad de hablar, lo agreden.

Lo mismo sucede con los industriales de Nuevo León que, de buena fe, invitaron a la Presidenta a inaugurar su convención. No fue. Ni siquiera les contestó.

Cuando los empresarios regios cierren filas en apoyo a Morena para monopolizar el poder, como lo hacen Slim, el dirigente del Consejo Coordinador Empresarial y la CONCANACO, tal vez acuda a sus reuniones.

Para Claudia Sheinbaum no se vale estar en medio de la lucha de ‘nosotros contra ellos’. Es una manera de no existir.

La semana pasada cargó contra algunos integrantes del Instituto Nacional Electoral, porque a raíz de los amparos concedidos en el Poder Judicial, titubean en llevar adelante la organización de las elecciones de jueces y magistrados.

Cómo no van a dudar, si es ilegal violar un amparo.

Esos consejeros del INE “son del PRIAN”, dijo la Presidenta. También a ellos los van a quitar.

No dialoga con la oposición ni hay en ella la intención de escuchar, convencer o conciliar. Así es y así será, por su formación marxista para interpretar la historia.

A diferencia de López Obrador, que era un baúl de resentimientos, Claudia Sheinbaum tiene estructura ideológica.

¿Cuál? La que indica su biografía, de la que jamás se ha deslindado.

Capítulo uno, página uno, párrafo uno del Manifiesto Comunista: “La historia de toda sociedad, hasta nuestros días, es la historia de la lucha de clases”.

Ahora es obsoleta la lucha entre burguesía y proletariado, como –de acuerdo con Marx y Engels– lo fueron la lucha entre patricios y plebeyos en la antigua Roma, o señores feudales y siervos en la Edad Media.

Pero la interpretación marxista de la historia sigue siendo a partir de una lucha permanente por el monopolio del poder.

Es lo que hay.

miércoles, 16 de octubre de 2024

SE ACELERA LA DESTRUCCIÓN


Presenciamos la destrucción del Poder Judicial -el único que podía corregir los excesos del grupo gobernante-, para convertirlo en un apéndice del  Ejecutivo.



Pablo Hiriart | octubre 14, 2024

La bochornosa manera de quitar de sus puestos a 350 magistrados de circuito y a 361 jueces de distrito, a través de una rifa que tuvo como anunciador al presidente del Senado, refleja la saña con que se destruyen las instituciones en México.

Se complementa el jolgorio de la destrucción con las elecciones generales anunciadas para el próximo año, en que se elegirán a las personas que ocuparán esas plazas (850 en total, sumadas las que ya estaban vacantes).

Una rifa sacó de sus puestos a centenares de jueces y magistrados de circuito, la mayoría de ellos con amplia experiencia profesional, que pasaron exámenes y estudiaron para llevar una carrera judicial.

Al diablo con los estudios para escalar en la vida. Es más redituable acercarse a Morena.

Fuera, dijo la bolita blanca que cantaba Gerardo Fernández Noroña.

En su lugar elegiremos a personajes desconocidos, que harán campaña para granjearse el apoyo popular y serán propuestos por el Poder Legislativo (Morena), el Ejecutivo (Morena) y lo que quede del Poder Judicial de aquí al próximo año.

Lo que presenciamos es la destrucción del único poder autónomo que podía corregir los excesos del grupo gobernante, para convertirlo en un apéndice del Ejecutivo.

Aun sin tener el control absoluto del Poder Judicial, el gobierno (Ejecutivo y Legislativo) actúa como si éste no existiera: viola amparos de una manera ostentosa, lo que anula esa figura que podía usar el ciudadano para defenderse de los abusos del poder.

El régimen totalitario que construye Morena va a galope tendido, pues en la presente semana estarán listos para discutirse nuevos dictámenes en el Congreso, entre ellos el que desaparece el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información, creado durante el primer gobierno de la alternancia.

Durante la administración pasada más de 80 por ciento de los contratos otorgados por el gobierno fue asignado por el obscuro procedimiento de la adjudicación directa, y las obras multimillonarias, donde se gastó a destajo y en exceso, fueron selladas al conocimiento público por 10 o 15 años.

La desaparición del INAI, que hasta ahora cuenta con autonomía, es un duro golpe al derecho a la información. Los ciudadanos que pagan impuestos no podrán conocer de manera transparente en qué se gastan sus contribuciones.

Viene también la reforma electoral, para entregar al gobierno formalmente la organización y arbitraje de las elecciones.

Con ese régimen totalitario, que marcha a paso de ganso, el gobierno (Morena) nos acusará, nos juzgará, sentenciará, organizará las elecciones y contará los votos.

Esta destrucción institucional del régimen democrático viene acompañada por la destrucción de la paz, la seguridad y el orden.

Chilpancingo, capital de Guerrero, es disputada por seis grupos criminales que trafican con drogas y armas.

Los nombres y líderes de esos grupos, ligados a los grandes cárteles de las drogas y de la alta delincuencia en el país, han sido publicados (el reportero David Vela, la semana pasada en El Financiero) y sus alianzas y alcances también (Raymundo Riva Palacio, también en estas páginas).

El grupo llamado Los Ardillos habría matado y decapitado al presidente municipal de Chilpancingo hace unos días, y aún no están detenidos los autores de este grave crimen político.

Nada. Ni un capo de los grupos criminales que asesinaron y además le cortaron la cabeza al alcalde Alejandro Arcos ha sido detenido.

¿Cómo es que mafiosillos de pueblo pueden más que el Estado mexicano?

Es la realidad. No conviene su aprehensión, o no hay capacidad para detenerlos.

López Obrador dejó un país encendido por la política de no hacer nada contra los grupos criminales. Ya empoderados en un territorio, no hay manera de recuperar pacíficamente esos jirones de soberanía perdida.

¿Quién manda en la frontera de Chiapas, en la capital de Tabasco, en Sinaloa?

AMLO dejó la Presidencia con 200 mil asesinatos, 51 mil desaparecidos, tráfico récord de drogas a Estados Unidos, que matan a 110 mil estadounidenses cada año, 60 por ciento de ellos por fentanilo.

La destrucción va a continuar con el deterioro de la relación con Estados Unidos, país al que tres millones de mexicanos intentaron cruzar ilegalmente en el sexenio pasado. Los que sí pudieron pasar, a riesgo de sus vidas, son los que mantienen la economía de regiones pobres de México con las transferencias de dólares.

El grupo que gobierna México siempre se opuso al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con la falacia de que Carlos Salinas le estaba regalando la soberanía nacional a los gringos. Siempre lo han querido demoler, por un absurdo y decimonónico antiyanquismo.

Tienen razones más de fondo: habernos aliado comercialmente con Estados Unidos y Canadá trae implícito el respeto a valores comunes como democracia y Estado de derecho. Eso es lo que está en proceso de demolición. El tratado estorba al proyecto totalitario en curso.

La destrucción parcial o total del tratado será un bocado para el candidato republicano, Donald Trump, e incluso si llegara a ganar Kamala Harris, las exportaciones mexicanas, motor de la economía nacional, se verán afectadas.

Ya nos explicarán los economistas de este diario el impacto que podría alcanzar para México un enfriamiento de la relación con nuestros tres principales socios comerciales.

Lo que es seguro es que la economía nacional no saldrá indemne del totalitarismo de Morena, con ausencia de Estado de derecho, democracia de mentira y empoderamiento de todo tipo de cárteles criminales que matan aquí y en Estados Unidos.

También veremos, en un mes, el impacto de la política populista –mal llamada ‘social’– en el Presupuesto del próximo año.

miércoles, 2 de octubre de 2024

ÉXITO

 



Carlos Elizondo Mayer-Serra en Reforma

29 septiembre 2024

AMLO termina su sexenio como el Presidente políticamente más exitoso de la posrevolución. Su candidata ganó por amplio margen y su partido y aliados pueden cambiar la Constitución sin restricciones. El broche de oro es violentar la lógica sexenal sobre la que se construyó nuestro sistema político: entregará la banda presidencial el martes 1º de octubre, pero no todo el poder.

Carlos Elizondo Mayer-Serra, politólogo (Oxford) e internacionalista (El Colegio de México), se ha dedicado a investigar la tensión que existe entre lograr gobernarnos democráticamente y crecer económicamente. Su más reciente libro, Los de adelante corren mucho: Desigualdad, privilegios y democracia, discute esta tensión para el caso del continente americano. Es profesor de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.

No serán de Sheinbaum dos posiciones clave: la Secretaría de Gobernación (la más importante en la tradición política mexicana) y la Secretaría del Bienestar, construida en el sexenio de AMLO para sacarle todo el beneficio político posible a la distribución de transferencias. Tampoco lo son los líderes morenistas en ambas Cámaras. AMLO ha dado el paso más audaz de un Presidente saliente: colocar a su hijo como secretario de Organización de Morena.

La gente está contenta y optimista. Las transferencias sociales, las remesas y el incremento en el salario real han permitido a la gran mayoría de la población incrementar su ingreso. Sin embargo, este éxito político está montado sobre un raquítico crecimiento: 0.8 por ciento de promedio anual durante los primeros 5 años del sexenio. El PIB per cápita hoy es ligeramente inferior al del 2018.

La pandemia no es la causa: la economía de Estados Unidos creció en promedio 2.1 por ciento del 2019 al 2023; Colombia 2.9 y Brasil 1.7. En América Latina sólo a Argentina y a Venezuela les fue peor que a nosotros. Y eso que México ha tenido la oportunidad dorada del nearshoring.

AMLO fue exitoso en terminar sus obras, muchas las inauguró varias veces, pero su utilidad es la que los expertos predijeron. El cancelado aeropuerto de Texcoco nunca podrá ser sustituido por el AIFA y el AICM combinados. La cuestión no es si el AIFA ahora mueve más pasajeros que el año pasado, llegó en julio a cerca de 600 mil, sino el contraste con el aeropuerto de Estambul, de tamaño similar al de Texcoco, inaugurado en 2018. En 2023 este aeropuerto movió 76 millones de pasajeros, 31 veces más que al AIFA en aquel año. El Tren Maya, mal diseñado y desarrollado en una zona de baja densidad poblacional, mueve unas mil 200 personas al día, equivalente a unos 25 autobuses de pasajeros llenos. La refinería de Dos Bocas sigue sin funcionar. Los 20 mil millones de dólares hasta ahora gastados le hubieran dado a Pemex el oxígeno financiero que tanto requiere.

Su fracaso en materia de seguridad se resume en los 196 mil 505 homicidios y 51 mil 791 personas desaparecidas durante este sexenio. En el anterior fueron 156 mil y 35 mil, respectivamente.

Peña Nieto le cedió a AMLO no sólo el poder para manejar la transición como quiso, sino le heredó finanzas públicas estables y muchos recursos en fideicomisos etiquetados para responsabilidades futuras del gobierno que AMLO usó para financiar sus deseos. Claudia Sheinbaum arranca con muchas más restricciones, empezando por las fiscales.

Sostener el crecimiento de los ingresos de la mayoría de los mexicanos, aumentando las transferencias sociales, no va a ser fácil. La productividad laboral, el factor central para poder mejorar de forma sostenida los aumentos salariales, se ha deteriorado. La inversión privada, que rebotó de forma importante en 2023 tanto por el nearshoring como en respuesta a la brutal caída de la misma en los primeros cuatro años del sexenio, se está desacelerando.

La incertidumbre generada por la reforma al Poder Judicial llevará a un menor crecimiento en el 2025 o incluso a una recesión. Ningún experto diseñaría una reforma judicial como la aprobada por Morena.

Ojalá Sheinbaum cumpla su promesa de lograr un crecimiento compartido. Nunca es fácil iniciar una administración, pero va a gastar mucho capital político y presupuestal en enfrentar los obstáculos que le sembró su antecesor, cuyo éxito histórico, paradójicamente, dependerá en buena medida de qué tan bien le vaya a su sucesora.


@carloselizondom

martes, 21 de mayo de 2024

MÉXICO NO SE RINDE

México demostró ayer que no se ha rendido antes de la batalla electoral del 2 de junio. Si se pierde, será la última en décadas que se celebrará en condiciones de libertad.



La gigantesca manifestación de ayer, formada por gente pacífica y libre, fue un grito a tiempo en el Zócalo capitalino y calles aledañas para frenar la consolidación de un régimen antidemocrático y arbitrario, cuyo motor es el resentimiento con ropaje de “justicia social”.

Ayer vimos que debajo de la pesada niebla gris y desalentadora que crean las miles de mentiras, amenazas e infundios que por más de cinco años han salido de Palacio Nacional, hay un país vibrante que no se ha rendido al supuesto destino inevitable de la continuidad del odio y la destrucción.

Pese a todas las trabas puestas por el gobierno y sus enviados de la CNTE para inhibir la participación de los que casi nunca marchan, la ciudadanía se volcó ayer a las calles del centro en un acto de inusitada participación cívica en favor de la democracia.

México no se rinde, fue el mensaje que dieron ayer los votantes que salieron a dar una respuesta presencial al avasallamiento del aparato del Estado para hacer perder a la candidata que representa los valores de la democracia y el Estado de derecho.

Increíble el número de manifestantes que salieron, a pesar de que el presidente de la República los tildó de “traidores a la patria”.

Un grito fuerte. Un grito a tiempo, porque el 2 de junio se elige entre la libertad y la opresión.

Los venezolanos y los nicaragüenses no tuvieron la oportunidad o la perspicacia para gritar antes de que se consolidaran las dictaduras del chavismo y del sandinismo. Lo hacen ahora, sin jueces ni prensa que los defienda del atropello.

México, en cambio, demostró ayer que no se ha rendido antes de la batalla electoral del 2 de junio. Si se pierde, será la última en décadas que se celebrará en condiciones de libertad.

No es lo mismo gritar ahora que después de una derrota, porque la candidata de Morena tiene en su proyecto de gobierno la destrucción de los contrapesos del poder, es decir, de la democracia.

Hace seis años, los que llevaron a López Obrador a la Presidencia hacían burlas cuando alguien decía en público, en redes o en la prensa, que la democracia estaba en riesgo porque caería en manos de un destructor antiliberal.

Incluso el propio AMLO y sus propagandistas ganaron la partida cuando se señaló que era el candidato de Putin y de Maduro.

“Ja, ja, ja, soy Andrés Manuelovich”, reviró desde Campeche a una columna en ese sentido, y generó una ola de festejos de los que hoy hacen maromas ante el golpe de la cruda realidad.

De buena fe creían que “esto no va a pasar en México”.

Quizá nadie imaginó que por el Zócalo capitalino desfilaran tropas de asalto rusas luego de invadir Ucrania, donde han cometido crímenes de guerra y robo de niños que se llevan a su país para formarlos como ciudadanos rusos.

No era fácil pensar que el Día de la Independencia nacional, el orador haya sido el dictador cubano Miguel Díaz-Canel, lo que fue un ominoso respaldo al encarcelamiento de ciudadanos cubanos que sólo pedían comida y libertad.

A cambio nos mandaron agentes de la inteligencia cubana disfrazados de médicos a hacer quién sabe qué trabajos en favor de la causa que comparten López Obrador y Díaz-Canel.

O que se haya dado un espaldarazo al dictador Daniel Ortega, que encarceló a sus opositores para reelegirse en la Presidencia de Nicaragua y competir solo. Exilió a periodistas y asesinó a jóvenes que se manifestaban por elecciones libres.

Y la cobertura brindada a Maduro para que, con una farsa de ‘diálogo’ con la oposición, inhabilitó a María Corina Machado de la lucha por la Presidencia.

¿Por qué esas amistades y esos favores infames?

Porque hacia allá nos quiere llevar el ‘segundo piso de la cuarta transformación’.

¿Cuál es la duda?

El proyecto AMLO-Sheinbaum es la transferencia de todo el poder a una sola persona.

Tal concentración tiene un nombre que muchos no quieren pronunciar: tiranía.

Una sola persona, la titular del Poder Ejecutivo, va a controlar a los otros dos poderes. Así, la Constitución no dirá lo que dice, sino lo que ella interprete.

Va a encarcelar a quien ella quiera encarcelar.

Los que están contra el despotismo serán ‘traidores a la patria’.

Qué a tiempo fue el grito de ciudadanos y partidos de oposición ayer.

Nada de derechas e izquierdas. Había de todo. Por encima de diferencias, una gran coincidencia: salvar al país de las manos de la arbitrariedad, la ineptitud, la opresión y el odio.

El Presidente llama traidores a la patria a más de la mitad de sus gobernados. Nos pone a pelear por lo que nos ha unido: la bandera nacional.

No se inmuta ante cientos de miles de muertos por la ineptitud de su gobierno en el manejo de la pandemia.

Ni ante 180 mil asesinatos durante su sexenio.

Ni ante los cárteles de las drogas que también tienen el control del tráfico ilegal de migrantes, de las fronteras, de la extorsión y el derecho de piso en casi toda la república.

La candidata Sheinbaum ofrece continuidad de esa obra destructiva.

Ella lo expresa, lo defiende sin ambages.

¿Cuál es la duda de que el 2 de junio México elegirá entre la libertad y la opresión?

Claudia Sheinbaum basa sus expectativas de triunfo en la acción ilegal del Presidente y los gobernadores de Morena para cargar la balanza en su favor.

Y, factor clave, en el reparto de dinero individualizado y condicionado que realiza el gobierno, con el disfraz de ‘programas sociales’.

Xóchitl Gálvez cuenta con el respaldo de partidos que están por la democracia y el de ciudadanos libres que se niegan a entregar para siempre su futuro, el de sus hijos y el de su país a un grupo dominado por el rencor y la ineptitud.

Por lo que vimos ayer, México no se rinde.

Fuente:https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/2024/05/20/mexico-no-se-rinde/

viernes, 29 de marzo de 2024

QUINTA PREDICACIÓN DE CUARESMA 2024 «YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA»

 


Cardenal Raniero Cantalamessa, Ofm. Cap.

En nuestro itinerario, a través del Cuarto Evangelio, para descubrir quién es Jesús para nosotros, hemos llegado a la última etapa. Entramos en lo que se suele llamar “los discursos de despedida” de Jesús a sus apóstoles. Esta vez ni siquiera intento resumir el contexto y resaltar sus diferentes unidades y subdivisiones. Sería como intentar dibujar cajas y distinguir sectores en una colada de lava que desciende del cráter. Vayamos entonces directamente a la palabra que queremos recoger en esta meditación:

Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. (Jn 14, 3-6)

“Yo soy el camino, la verdad y la vida”: palabras que sólo una persona en el mundo podía pronunciar y de hecho pronunció. Cristo es el camino y la meta del viaje. Como Palabra eterna del Padre, él es la verdad y la vida; como Verbo hecho carne, él es el camino.

Tuvimos la oportunidad de contemplar a Cristo como Vida, comentando su palabra “Yo soy el pan de vida”, y como Verdad comentando su otra palabra “Yo soy la luz del mundo”. Por tanto, centrémonos en Cristo el Camino. Después de haber contemplado a Cristo como don, tenemos la oportunidad de contemplarlo como modelo. “Dado que – escribe Kierkegaard – la Edad Media se había extraviado cada vez más al acentuar el lado de Cristo como modelo, Lutero acentuó el otro lado, afirmando que Él es un don y que este don depende de la fe para aceptarlo”. Pero ahora – añade el mismo autor – también debemos insistir en Cristo como modelo, si no queremos que la doctrina sobre la fe se convierta en una hoja de parra que cubra las omisiones más anticristianas [1].

Jesús continúa diciendo a quienes encuentra, es decir, a nosotros, en este momento, lo que dijo a los apóstoles y a quienes encontró durante su vida terrena: “Venid en pos de mí”, o en singular “¡Sígueme!”. El seguimiento (en griego, akolouthia) de Cristo es un tema sin límites. Sobre él estaba escrito el libro más querido y más leído de la Iglesia, después de la Biblia: La Imitación de Cristo. Nos limitamos a decir lo necesario para pasar a algunas aplicaciones prácticas, siempre de carácter espiritual y personal, tal como nos hemos planteado en estas meditaciones.

El tema del seguimiento de Cristo ocupa un lugar importante en el Cuarto Evangelio. Seguir a Jesús es casi sinónimo de creer en él. Creer, sin embargo, es una actitud de la mente y la voluntad; la imagen del “camino” y del “caminar” pone de relieve un aspecto importante del creer, que es el “avanzar”, es decir, el dinamismo que debe caracterizar la vida del cristiano y la repercusión que la fe debe tener en la conducta de la vida. El seguimiento – a diferencia de la fe y del amor – no indica sólo una actitud particular de la mente y del corazón, sino que traza para el discípulo un programa de vida que implica una participación total: del modo de vida, del destino y de la misión del Señor. No olvidemos que en Israel el discípulo iba muchas veces a vivir a casa del maestro y compartía su vida en todo.

* * *

Con el énfasis dado al episodio del lavatorio de los pies, Juan quiso subrayar un ámbito particular y prioritario del seguimiento de Cristo, el del servicio (Jn 13, 12-15). Pero no hablaré del servicio. A este tema dediqué el último sermón de la Cuaresma pasada y no hace falta repetirlo. También porque creo que soy el menos idóneo para hablar de servicio, habiendo ejercido en mi vida casi sólo “el servicio de la Palabra” que, por importante que sea, es también relativamente fácil y más gratificante que muchos otros servicios en la Iglesia.

Me gustaría más bien hablar de lo que caracteriza el seguimiento de Cristo y lo distingue de cualquier otro tipo de seguimiento. Se dice de un artista, de un filósofo, de un literato que se formó en la escuela de tal o cual maestro de renombre. Incluso de nosotros religiosos se dice que fuimos formados en la escuela, algunos de Benito, algunos de domingo, algunos de Francisco, algunos de Ignacio de Loyola y algunos de otros hombres o mujeres. Pero hay una diferencia esencial entre este seguimiento y el de Cristo. Lo expresan, como no se podría hacer mejor, las palabras del propio Juan, al final del Prólogo de su Evangelio: “La ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo”. (Jn 1,17).

Para nosotros, los religiosos, esto significa: la regla nos fue dada a través de nuestro Fundador, pero la gracia y la fuerza para ponerla en práctica nos viene sólo de Jesucristo. ¡Para nosotros y para todos los cristianos, esa palabra también significa otra cosa, aún más radical: el Evangelio nos fue dado por el Jesús terrenal, pero la capacidad de observarlo y ponerlo en práctica nos viene sólo de Cristo resucitado, por su Espíritu!

Santo Tomás de Aquino escribió, al respecto, palabras que de labios de un doctor de la Iglesia menos acreditado que él nos dejarían perplejos. Comentando el dicho paulino “la letra mata, el Espíritu vivifica” (2 Cor 3,6), escribe: “Por letra entendemos toda ley escrita que queda fuera del hombre, incluso los preceptos morales contenidos en el Evangelio; por eso también la letra del Evangelio mataría, si no se añadiera a ella la gracia de la fe que sana”[2]. Y poco antes decía explícitamente que “la gracia que nos sana” no es otra cosa que “la misma gracia del Espíritu Santo” que es dada a los creyentes” [3]. San Agustín lo entendió por experiencia personal y por eso inventó su extraordinaria oración: “Señor, tú me mandas ser casto. Bueno, dame lo que me órdenes y luego ordéname lo que quieras” [4].

Por eso muchos de los discursos de Jesús en la Última Cena tienen como objeto el Espíritu Paráclito que él enviaría sobre los apóstoles. Recordemos algunas de sus promesas al respecto:

Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. (Jn 16,12-14)

Si Jesús es “el Camino” (en griego, odòs), el Espíritu Santo es “el Guía” (en griego, odegòs u odegìa). Así lo definió ya San Gregorio de Niza [5], y así lo invoca la Iglesia latina en el Veni Creator. Los dos versos “Ductore sic te praevio – vitemus omne noxium”, significan en realidad, “contigo como guía (ductor) evitaremos todo mal”.

* * *

Entre las diversas funciones que Jesús atribuye al Paráclito, en su obra a favor nuestro, en la que queremos centrarnos es la de Apuntador: “El Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho” (14,26). “Él os hará recordar”: la Vulgata latina traducida con ipse suggeret vobis: él os sugerirá.

El apuntador, en el teatro, está escondido dentro de una cavidad y es invisible para el público: como el Espíritu Santo que ilumina todo pero permanece invisible y, por así decirlo, detrás de escena. El apuntador pronuncia las palabras en voz baja para no ser escuchado por el público, y el Espíritu también habla “en voz baja”. Sin embargo, a diferencia de los apuntadores humanos, él no habla a los oídos, sino al corazón; no sugiere mecánicamente las palabras del Evangelio, como si fueran un guión, sino que las explica, las adapta, las aplica a las situaciones.

Estamos hablando, por supuesto, de las “inspiraciones del Espíritu”, las llamadas “buenas inspiraciones”. La fidelidad a las inspiraciones es el camino más corto y seguro hacia la santidad. Nosotros no sabemos desde el inicio cuál es la santidad concreta que Dios quiere de cada uno de nosotros; Sólo Dios lo sabe y nos lo revela a medida que se avanza en el camino. Por tanto, no basta con tener un programa claro de perfección y luego implementarlo gradualmente. No existe un modelo idéntico de perfección para todos. Dios no hace santos en serie, no le gusta la clonación. Cada santo es una invención sin precedentes del Espíritu. Dios puede pedir a uno lo contrario de lo que le pide a otro. De ello se deduce que para alcanzar la santidad el hombre no puede limitarse a seguir reglas generales que se aplican a todos. También debe comprender lo que Dios le pide a él, y sólo a él.

Ahora bien, lo que Dios quiere que es diferente y particular de cada uno se puede descubrir a través de los acontecimientos de la vida, la palabra de la Escritura, la guía del director espiritual; pero el medio principal y ordinario son las inspiraciones de la gracia. Son solicitaciones internas del Espíritu en lo más profundo del corazón, a través de las cuales Dios no sólo hace saber lo que desea de nosotros, sino que da la fuerza necesaria, y muchas veces también la alegría, para realizarlo, si la persona consiente.

Pensemos en lo que habría sucedido si Madre Teresa de Calcuta hubiera persistido en observar las normas canónicas vigentes en los institutos religiosos de la época. Hasta los 36 años ella fue consagrada en una congregación religiosa; era ciertamente fiel a su vocación y entregada a su trabajo, pero nada que sugiriera algo extraordinario en ella. Fue durante un viaje en tren de Calcuta a Darjeeling para su retiro espiritual anual que ocurrió el evento que cambió su vida. El Espíritu Santo “susurró” una clara invitación al oído de su corazón: Deja tu orden, tu vida anterior, y ponte a mi disposición para una obra que te indicaré. Entre las hijas de la Madre Teresa, este día, el 10 de septiembre de 1946, es recordado con el nombre de “Día de la Inspiración”.

Cuando se trata de decisiones importantes para uno mismo o para los demás, la inspiración debe ser sometida y confirmada por la autoridad o por el propio padre espiritual. De hecho, esto es lo que hizo la Madre Teresa. Te expones al peligro si confías únicamente en tu inspiración personal.

Las buenas inspiraciones tienen algo en común con la inspiración bíblica, aparte, por supuesto, de la autoridad y el alcance, que son esencialmente diferentes. “Dios dijo a Abraham…”, “El Señor habló a Moisés”: este hablar del Señor no era, desde el punto de vista de la fenomenología, algo diferente de lo que sucede en las inspiraciones de la gracia. La voz de Dios, incluso en el Sinaí, no resonó fuera, sino dentro del corazón, en forma de claridad, de impulsos, provenientes del Espíritu Santo. Los diez mandamientos no fueron grabados por el dedo de Dios en tablas de piedra (¡es difícil para nosotros siquiera imaginarlo!), sino en el corazón de Moisés, quien luego los grabó en tablas de piedra. “Movidos por el Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte de Dios.” (2 P 1,21); ellos eran los que hablaban, pero movidos por el Espíritu Santo; repetían con la boca lo que oían en el corazón. Dios, dice el profeta Jeremías, escribe su ley en los corazones (Jer 31,33).

Toda fidelidad a una inspiración se ve recompensada por inspiraciones cada vez más frecuentes y más fuertes. Es como si el alma se estuviera entrenando para lograr una percepción cada vez más clara de la voluntad de Dios y una mayor facilidad para realizarla.

* * *

El problema más delicado en cuanto a las inspiraciones ha sido siempre el de discernir las que provienen del Espíritu de Dios de las que provienen del espíritu del mundo, de las propias pasiones o del espíritu maligno. El tema del discernimiento de los espíritus ha tenido una notable evolución a lo largo de los siglos. Originalmente fue concebido como el carisma que servía para distinguir – entre las palabras, oraciones y profecías pronunciadas en la asamblea – cuáles procedían del Espíritu de Dios y cuáles no. En su ejercicio comunitario, el carisma de la profecía debe ir acompañado, para el Apóstol, del discernimiento de los espíritus: “[A uno] se da el don de profecía; a otro el don de discernimiento de espíritus” (cf.1 Cor 12,10).

El significado original de carisma, entendido por Pablo, parece muy preciso y limitado. Se trata de la recepción de la profecía misma, de su evaluación, por parte de uno o más miembros de la asamblea, que también están dotados de espíritu profético. Pero ni siquiera este discernimiento se basa en un análisis racional, sino más bien en la inspiración del Espíritu mismo. El sentido de discernir (diakrisis) oscila entonces entre distinguir e interpretar: distinguir si fue el Espíritu de Dios quien habló o un espíritu diferente, interpretar lo que el Espíritu quiso decir en una situación concreta. A este mismo don de discernimiento se refiere la conocida recomendación del Apóstol: “No apaguéis el Espíritu, no despreciéis las profecía. Examinadlo todo; quedaos con lo bueno. Guardaos de toda clase de mal” (1 Tes 5, 19-22).

Si hay que tener en cuenta la experiencia actual de los movimientos pentecostales y carismáticos, hay que pensar que este carisma consistía en la capacidad de la asamblea, o de algunos de ellos, de reaccionar activamente ante una palabra profética, una cita bíblica o una oración, expresando – con la exclamación “¡Confirmo!”, o con otros pequeños signos de la cabeza y la voz – aprobación de la palabra escuchada, o mostrando, por el contrario – con el silencio y pasando a otra cosa – un juicio negativo. De este modo, la profecía verdadera y falsa pasa a ser juzgada “por los frutos” que produce o no, como recomendaba Jesús (cf. Mt 7,16). (Este significado original del discernimiento de los espíritus podría ser muy relevante incluso hoy en debates y encuentros, como los que empezamos a vivir en el diálogo sinodal).

En tiempos posteriores, tanto en la espiritualidad oriental como en la occidental, el carisma del discernimiento de los espíritus sirvió sobre todo para discernir las inspiraciones del discípulo por parte de un anciano (como en la vida monástica), y más en general para discernir las propias inspiraciones. La evolución no es arbitraria; de hecho, es el mismo don, aunque se aplique a sujetos y en contextos diferentes: comunitario en el primer caso, personal en el segundo.

Hay criterios de discernimiento que podríamos llamar objetivos. En el campo doctrinal se resumen para Pablo en el reconocimiento de Cristo como Señor:” Nadie que hable por el Espíritu de Dios dice: « ¡Anatema sea Jesús!»; y nadie puede decir: « ¡Jesús es Señor!», sino por el Espíritu Santo.” (1 Cor 12, 3); para Juan se resumen en la fe en Cristo y su encarnación:

Queridos míos: no os fieis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo. En esto podréis conocer el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dio (1 Jn 4,1-3)

En el campo moral un criterio fundamental lo da la coherencia del Espíritu de Dios consigo mismo. No puede pedir algo que sea contrario a la voluntad divina, tal como se expresa en las Escrituras, en la enseñanza de la Iglesia y en los deberes de su estado. Una inspiración divina nunca nos pedirá que realicemos actos que la Iglesia considera inmorales, por muchos argumentos engañosos que la carne sea capaces de sugerir en estos casos; por ejemplo, que Dios es amor y por tanto todo lo que se hace por amor es de Dios.

A veces, sin embargo, estos criterios objetivos no son suficientes porque la elección no es entre el bien y el mal, sino entre un bien y otro bien, y se trata de ver qué es lo que Dios quiere, en una circunstancia concreta. Fue sobre todo para responder a esta necesidad que San Ignacio de Loyola desarrolló su doctrina sobre el discernimiento.

Casi me avergüenza ser yo quien habla aquí de este asunto pero se tiene que decir algo. El santo nos invita a observar las intenciones – él las llama “espíritus” – que se esconden detrás de una elección y de las reacciones que provoca. Sabemos que lo que viene del Espíritu de Dios trae consigo alegría, paz, tranquilidad, dulzura, sencillez, luz. Lo que viene del espíritu del mal, en cambio, trae consigo perturbación, agitación, inquietud, confusión, oscuridad. El Apóstol destaca esto, contrastando los frutos de la carne (enemistades, discordias, celos, disensiones, divisiones, envidias) y los frutos del Espíritu que son en cambio “amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí”. (Gál 5, 22).

En la práctica, las cosas, es cierto, son más complejas. Una inspiración puede venir de Dios y aun así causar gran perturbación. Pero esto no se debe a la inspiración que es dulce y pacífica como todo lo que viene de Dios; más bien surge de la resistencia a la inspiración, o del hecho de que nos pide algo que no estamos dispuestos a hacer. Si se acoge la inspiración, el corazón pronto se encuentra en una paz profunda. Dios premia cada pequeña victoria en este campo, haciendo sentir al alma su aprobación, que es la alegría más pura que existe en el mundo.

Un campo donde es importante practicar el discernimiento – además del de las intenciones y decisiones- es el campo de los sentimientos. Nada es más insidioso que el amor. La naturaleza es muy hábil en hacer pasar como proveniente del espíritu lo que en realidad procede de la carne. En este campo es más necesario que nunca tener en cuenta el consejo que dio el poeta latino Ovidio sobre los males del amor: “Principiis obsta”: Opònete a los comienzos”. “Sero medicina paratur”: “Tarde se toma la medicina cuando el mal, por los muchos retrasos, ha cobrado fuerza” [6].

El fruto concreto de esta meditación debe ser una decisión renovada de confiarnos completamente a la guía interior del Espíritu Santo, como si se tratara de una especie de invisible “dirección espiritual”. Todos debemos abandonarnos al Maestro interior que nos habla sin el clamor de las palabras. Como buenos actores, debemos mantener los oídos abiertos, en las grandes y pequeñas ocasiones, a la voz de este “incitador” oculto, para representar fielmente nuestro papel en la escena de la vida. Esto es lo que se entiende por la expresión “docilidad al Espíritu”.

Es más fácil de lo que piensas, porque él nos habla, nos enseña todo, nos instruye sobre todo. A veces basta una simple mirada interior, un movimiento del corazón, un momento de reflexión y oración. Juan escribe en su Primera Carta:

Y en cuanto a vosotros, la unción que de él habéis recibido permanece en vosotros, y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas —y es verdadera y no mentirosa—, según os enseñó, permaneced en él. (1 Jn 2,27)

Sobre estas palabras, San Agustín entabla con el Apóstol un insólito y animado debate. En su comentario a la Primera Carta de Juan escribe:

Le pregunto a Juan: “Aquellos a quienes dirigiste estas palabras ya tenían la unción… ¿Por qué entonces les escribiste esta carta? ¿Por qué instruirles?”… Hay aquí un gran misterio sobre el cual debemos reflexionar, oh hermanos. El sonido de nuestras palabras golpea los oídos, pero el verdadero maestro está dentro… Podemos exhortar con el sonido de la voz, pero si no hay nadie enseñando dentro, es un ruido inútil [7].

Si acoger las inspiraciones es importante para todo cristiano, es vital para quienes tienen funciones de gobierno en la Iglesia. Sólo así se permite al Espíritu de Cristo guiar a su Iglesia a través de sus representantes humanos. No es necesario que todos los pasajeros de un barco estén pegados con los oídos a la radio de a bordo, para recibir señales sobre la ruta, sobre los icebergs y sobre las condiciones meteorológicas, pero sí es fundamental que los responsables a bordo lo estén. De una “inspiración divina”, valientemente aceptada por el Papa San Juan XXIII, nació el Concilio Vaticano II. De la misma manera, después de él, nacieron otros gestos proféticos, que los que vendrán después de nosotros notarán.

Que el Señor resucitado haga resonar él mismo en nuestros corazones en esta Pascua algún de sus divinos “Yo Soy” que hemos meditado en esta Cuaresma y de manera especial aquel que proclama su victoria pascual: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre» (Jn 11, 23-26).

Santo Padre, hermanos y hermanas: ¡Felices Pascuas!

Cardenal Raniero Cantalamessa OFM Cap.

Notas:
1.- Diario, X 1 A 154.                                                            
2.-Tomas de Aquino, Summa theologiae, I-IIae,q.106, a.2.
3.- Ibid., q. 106, a. 1; cf Agustin, De Spiritu et littera, 21, 36.
4.- Agustin, Confessiones, X, 29.
5.- Gregorio Niza, De fide (PG, 45, 141C).
6.- Ovidio, Remedia amoris, V, 91.
7.- Agustin, Sobre la Primera Carta de Juan, 3, 13.