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lunes, 4 de noviembre de 2024

LA RUPTURA CONSTITUCIONAL



· Jesús Silva-Herzog Márquez | 04 noviembre 2024

El hilo constitucional puede romperse en unas horas. Ese es el aire funesto que respiramos. El poder quedará a la intemperie, con su fuerza y con sus muchos votos, pero fuera de la ley. La crisis constitucional camina hacia la ruptura constitucional. Tiene razón el ministro Juan Luis González Alcántara cuando advierte que esta crisis no es una amenaza en el futuro cercano, sino la condición presente. Estamos en una crisis constitucional porque "no existe certeza sobre cuál es el derecho vigente, quién es la autoridad encargada de aplicarlo y cuáles son las consecuencias de las decisiones tomadas".

El conflicto entre poderes es signo de salud en una democracia constitucional. Los departamentos están diseñados precisamente para el desacuerdo, para que los poderes se vigilen y se limiten mutuamente. La discrepancia sirve al arreglo democrático, siempre y cuando exista un árbitro que resuelva el pleito y exista la determinación de aceptar su veredicto. Lo que nos ha puesto en crisis es una reforma que altera en lo esencial la arquitectura de los equilibrios. Modificar la configuración del juez como se pretende es alterar la mecánica de todo el aparato constitucional, vulnerar derechos esenciales, romper compromisos con el mundo. Es en defensa de ese mecanismo de moderaciones, en favor de los derechos y la palabra de México frente al exterior que la Suprema Corte ha de intervenir.

El proyecto que el ministro González Alcántara ha hecho público es jurídicamente sólido y políticamente sensible. Lejos de reducir su tarea a la condena definitiva o absolución completa de la reforma, traza un camino de prudencia. La sutileza de su argumentación está destinada a generar molestias en todos los campos. Para unos, examinar la validez de las reformas constitucionales es, más que un exceso, una provocación, una verdadera herejía. Exigen para su cuestionable mayoría calificada el trato reverencial ante el Soberano. Para los defensores de la reforma, la única respuesta aceptable ante el rodillo de la mayoría calificada es el silencio y la obediencia. Están convencidos de que su aplanadora merece la adoración por lo divino: nuestra palabra es verdad incuestionable que no puede hacer el mal. Para otros, el proyecto se queda corto al dejar en pie piezas brutalmente lesivas al orden constitucional con la intención de salvar la carrera judicial. Dar por perdida la autonomía de la Corte para cuidar el profesionalismo y la autonomía en el resto de los tribunales.

El proyecto se discutirá mañana en una sesión del máximo dramatismo. La sesión será, seguramente el último debate trascendente que tendrá la Suprema Corte de Justicia como una columna independiente de la República. Dentro de unas horas escucharemos la última voluntad del tribunal constitucional mexicano. El proyecto del ministro González Alcántara ofrece un camino razonable para encauzar la crisis. Le abre al gobierno una salida decorosa y, sobre todo, constitucional, para evitar los efectos más devastadores y caóticos de la reforma anunciada. A poco tiempo que abra la sesión testamentaria se intensifica la incertidumbre de la votación. ¿Logrará el proyecto los ocho votos que necesitaría para declarar la reforma parcialmente inconstitucional? En ese caso, a la presidenta de México y al Congreso de la Unión no les queda más alternativa legal que acatar la resolución del último tribunal. El desacato que la Presidenta ha insinuado es aviso de una ruptura constitucional. Ningún juez, ningún tribunal está por encima del pueblo de México, ha dicho en el tono amenazante de los autócratas de todos los rincones del mundo. La verdadera protectora de la Constitución soy yo, no la Corte. La Presidenta muestra su determinación de gobernar por encima de la Constitución. La presidenta de México y su coalición están dispuestos a romper el orden constitucional.

Con toda nitidez, se manifiesta una determinación dictatorial. No hay otra manera de describir el aviso que ha hecho la presidenta Sheinbaum a México y al mundo. Mi gobierno interpreta su legitimidad como permiso para violar la Constitución de la República e ignorar las resoluciones del órgano supremo encargado de interpretarla en última instancia.

· Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.

jueves, 31 de octubre de 2024

LOS SUPREMACISTAS DE MORENA

 


Dictatoriales, autodenominados supremacistas, comandados por una Presidenta de inspiración marxista, los morenistas van a apropiarse de la Constitución.

Pablo Hiriart | octubre 29, 2024

El grupo gobernante en México se apresta a consagrar en la Constitución, tan pronto como esta semana, que todo lo que ellos resuelvan hacer con el texto constitucional será inatacable e inimpugnable.

Le llaman ‘supremacismo constitucional’.

Al ministro González Alcántara y a la Corte los van a avasallar.

Dictatoriales, autodenominados supremacistas, comandados por una Presidenta de inspiración marxista, van a apropiarse de la Constitución.

Vivimos la continuidad brutal del proyecto de López Obrador.

Con lo que aprueben hoy, los ciudadanos y agrupaciones civiles o políticas que consideren vulnerados sus derechos por algún cambio a la Carta Magna no podrán ampararse ni realizar alegatos jurídicos en contra.

Tampoco los empresarios, cuyo dirigente nacional, Francisco Alberto Cervantes Díaz, para vergüenza de muchos de sus antecesores, no se cansa de aplaudir al gobierno marxista que aplasta al Poder Judicial y asumirá los tres poderes de la Federación.

No habrá derecho a impugnar ni al amparo.

Los supremacistas mexicanos aprobarán hoy auto asignarse el poder absoluto.

Ni siquiera podrán ser objeto de controversias las modificaciones constitucionales que tengan errores de procedimiento, como las que hubo en fechas recientes y detuvieron iniciativas del presidente López Obrador.

De tal manera que podrán votar una reforma constitucional sin que haya quorum, por ejemplo.

O en una sesión en la que no se haya distribuido a los senadores o diputados el contenido de un proyecto de reformas.

Si lo requieren, podrán sesionar sin el concurso de los parlamentarios de los partidos opositores y modificar el texto de la Carta Magna.

Lo que aprueben Morena y aliados, el Verde y el PT, será inimpugnable y no procederán los amparos que se interpongan, porque hoy cambiarán los artículos 105 y 107 de la Constitución.

Así, el gobierno de inspiración marxista de la presidenta Sheinbaum podrá decidir –si quiere– que las minorías partidistas no tendrán acceso a la representación en las cámaras.

O que son ilegales las agrupaciones políticas o empresariales que no se comprometan con la cuarta transformación.

En síntesis: podrán hacer lo que quieran con la Constitución y nada ni nadie tendrá derecho a apelar ante una corte o un juzgado.

La mayoría que votará mañana en favor de esa atrocidad, por cierto, es espuria.

Consejeros del INE, cuyos nombres quedarán grabados para cuando se escriba la historia real de esta ignominia, le dieron a Morena y aliados una mayoría constitucional que no alcanzaron, ni de lejos, en las urnas.

Los magistrados del Tribunal Electoral ratificaron la decisión de las consejeras y consejeros del INE que le dieron al oficialismo 73 por ciento de la representación en la Cámara de Diputados, cuando el electorado le dio 54 por ciento de los votos.

Hoy se cerrarán las tenazas con las cuales Morena, con la complicidad de funcionarios del INE y el TEPJF, se apoderó de la Carta Magna para entregarla a Claudia Sheinbaum a fin de que escriba y tache lo que quiera.

Como suele suceder con los gobiernos marxistas y con los supremacistas, altos mandos de Morena y del gobierno federal nos pintan un escenario de guerra en que la agredida es la Presidenta y hay que “salvarla” del ataque enemigo.

Todo para ellos –marxistas y supremacistas–, es una guerra, un complot, una conjura en su contra.

Como nazis o estalinistas, disfrazan sus golpes como defensa de la legalidad, del pueblo y de protección a los débiles.

Sus contragolpes son ‘defensivos’.

Ellos saben que mienten.

Una mirada rápida a dos periódicos de ayer:

“La utilización abusiva e ilegal de instancias nacionales e internacionales de gobiernos legítimamente constituidos es una táctica conocida en inglés como Lawfare, que traducido al español significa algo como ‘guerra jurídica’ o acoso judicial… Es un ‘golpe blando’, el acoso judicial se hace con abierta colaboración de ese poder (Judicial) y permite detener indebidamente y debilitar y hasta deponer a un gobierno legítimamente constituido”.

Esto que acaba usted de leer lo publicó ayer Ernestina Godoy, consejera jurídica de Presidencia de la República.

Lo que sigue es de Ricardo Monreal, líder de la mayoría (espuria) en la Cámara de Diputados:

“Hay una inadmisible embestida mediática y digital (contra la presidenta Sheinbaum)… Viene del conservadurismo que no acepta su derrota en las urnas. Hasta ahora, la mayoría del pueblo se ha mantenido prudente, pero actuará institucionalmente para defender su decisión democrática”.

También ayer, del presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña:

“Si ellos se atreviesen a decir que es inconstitucional la Constitución, pues iríamos a un conflicto de dimensiones mayúsculas.”

En esas manos está el país: en las de un grupo de ‘supremacistas’, que en realidad es un batidillo de oportunistas, vivales y comunistas trasnochados, liderados por la Presidenta constitucional que es marxista.

Tendrán todo el poder. Todo.

Lo habrán logrado por encima de la ley, y con el aplauso del Consejo Coordinador Empresarial.

martes, 29 de octubre de 2024

EL MARXISMO DE LA PRESIDENTA




Claudia Sheinbaum puede hacer ajustes tácticos, pero la estrategia y el objetivo siguen siendo los mismos: aplastar a los ‘adversarios’ y así lograr la toma total del poder.

Pablo Hiriart | octubre 28, 2024

Siempre es bienvenido el optimismo, por alentador, porque sin él la vida sería triste, aunque otra cosa es el autoengaño como el de quienes dan ‘el beneficio de la duda’ a la presidenta Claudia Sheinbaum, o piensan que la realidad la hará corregir los errores.

Ella no se equivoca.


Puede hacer ajustes tácticos, pero la estrategia y el objetivo siguen siendo los mismos: aplastar a los ‘adversarios’ y así lograr la toma total del poder.

Las reformas a la Constitución para hacer irreversibles e inimpugnables los cambios que se acaban de introducir, tal vez nos hagan entender que su verdad no puede ser discutida.

Y para que quede claro se pone en la Constitución: inimpugnables.


Ella es infalible.


Curioso que eso suceda en una persona con formación científica, porque la base para obtener conocimiento es la duda y la curiosidad por el error y por la verdad.

Sin embargo la Presidenta no duda, ya sabe cuál es la verdad y no admite revisar si está en lo correcto o no.

Su formación marxista la hace ver la historia como una constante lucha por el poder de forma binaria: ellos contra nosotros.

La reforma judicial es un mar de dudas acerca de si va a mejorar el sistema de impartición de justicia o lo va a empeorar, pero ese no es motivo de reflexión para la Presidenta ni para quienes le acompañan en el gobierno.

Y no es motivo de reflexión porque la finalidad no consiste en que haya mejores jueces, magistrados insobornables y ministros mejor preparados para dictaminar sobre la constitucionalidad de las leyes y de decisiones del poder público.

El objetivo es la toma del Poder Judicial.


Tal vez López Obrador inició la destrucción de la autonomía del Poder Judicial por venganza contra los jueces y ministros de la Corte que le dijeron no a algunos de sus caprichos. Tal vez.

Con la presidenta Sheinbaum la motivación de su proceder contra los integrantes del Poder Judicial no está en el ego, sino en su ideología.

Es ellos contra nosotros. Y la lucha sigue hasta el control absoluto del poder.

Si vemos el trato con el sector empresarial la regla es la misma. A los que dudan de ella, los ignora. Peor aún a los empresarios que promueven una idea del desarrollo contraria a la que ella tiene: los aplasta.

Y a quienes se subordinan les abre las puertas de Palacio Nacional por las horas que sean necesarias, como es el caso del ingeniero Carlos Slim.

Carlos Slim está del lado ‘de nosotros’ en la lucha por el poder total, por lo que tiene carta blanca para hacer negocios con el gobierno y con quien se le pegue la gana.

No importa lo sucedido con la Línea 12 del Metro.

Resulta un privilegio y signo de distinción hacer negocios con Slim, un aliado consentido del régimen.

Pero, a ver, ¿quién se atreve a hacer negocios con otro empresario, llamado Claudio X. González?

En teoría Slim y Claudio X. tendrían los mismos derechos a obtener contratos con el gobierno y a hacer negocios con otros empresarios, nacionales y extranjeros.

La presidenta Sheinbaum dice que Claudio X. González es un empresario “tóxico” que “quiere comandar la Corte”.

Cualquier persona enterada sabe que eso no es verdad, y los no enterados (es decir, la mayoría) no tienen la menor idea de quién es ese señor, aparte de que es un despreciado por el gobierno.

La verdad es lo de menos. Uno (Slim) está del lado correcto de la historia como la concibe la Presidenta: comparte ‘nuestro’ propósito del monopolio del poder político y entonces –sin demérito de sus capacidades como empresario– él puede hacer florecer aún más sus negocios y, por qué no, regresar al monopolio en las áreas de su especialidad.

González, en cambio, debe ser aplastado porque está contra el monopolio del poder que persiguen la Presidenta y su partido.

Y no porque Claudio X. sea un gran empresario (ni idea tengo a qué se dedica), sino porque es la personificación de ‘los otros’, los enemigos a los que ella les niega cualquier valor representativo.

Sin necesidad de hablar, lo agreden.

Lo mismo sucede con los industriales de Nuevo León que, de buena fe, invitaron a la Presidenta a inaugurar su convención. No fue. Ni siquiera les contestó.

Cuando los empresarios regios cierren filas en apoyo a Morena para monopolizar el poder, como lo hacen Slim, el dirigente del Consejo Coordinador Empresarial y la CONCANACO, tal vez acuda a sus reuniones.

Para Claudia Sheinbaum no se vale estar en medio de la lucha de ‘nosotros contra ellos’. Es una manera de no existir.

La semana pasada cargó contra algunos integrantes del Instituto Nacional Electoral, porque a raíz de los amparos concedidos en el Poder Judicial, titubean en llevar adelante la organización de las elecciones de jueces y magistrados.

Cómo no van a dudar, si es ilegal violar un amparo.

Esos consejeros del INE “son del PRIAN”, dijo la Presidenta. También a ellos los van a quitar.

No dialoga con la oposición ni hay en ella la intención de escuchar, convencer o conciliar. Así es y así será, por su formación marxista para interpretar la historia.

A diferencia de López Obrador, que era un baúl de resentimientos, Claudia Sheinbaum tiene estructura ideológica.

¿Cuál? La que indica su biografía, de la que jamás se ha deslindado.

Capítulo uno, página uno, párrafo uno del Manifiesto Comunista: “La historia de toda sociedad, hasta nuestros días, es la historia de la lucha de clases”.

Ahora es obsoleta la lucha entre burguesía y proletariado, como –de acuerdo con Marx y Engels– lo fueron la lucha entre patricios y plebeyos en la antigua Roma, o señores feudales y siervos en la Edad Media.

Pero la interpretación marxista de la historia sigue siendo a partir de una lucha permanente por el monopolio del poder.

Es lo que hay.

miércoles, 16 de octubre de 2024

SE ACELERA LA DESTRUCCIÓN


Presenciamos la destrucción del Poder Judicial -el único que podía corregir los excesos del grupo gobernante-, para convertirlo en un apéndice del  Ejecutivo.



Pablo Hiriart | octubre 14, 2024

La bochornosa manera de quitar de sus puestos a 350 magistrados de circuito y a 361 jueces de distrito, a través de una rifa que tuvo como anunciador al presidente del Senado, refleja la saña con que se destruyen las instituciones en México.

Se complementa el jolgorio de la destrucción con las elecciones generales anunciadas para el próximo año, en que se elegirán a las personas que ocuparán esas plazas (850 en total, sumadas las que ya estaban vacantes).

Una rifa sacó de sus puestos a centenares de jueces y magistrados de circuito, la mayoría de ellos con amplia experiencia profesional, que pasaron exámenes y estudiaron para llevar una carrera judicial.

Al diablo con los estudios para escalar en la vida. Es más redituable acercarse a Morena.

Fuera, dijo la bolita blanca que cantaba Gerardo Fernández Noroña.

En su lugar elegiremos a personajes desconocidos, que harán campaña para granjearse el apoyo popular y serán propuestos por el Poder Legislativo (Morena), el Ejecutivo (Morena) y lo que quede del Poder Judicial de aquí al próximo año.

Lo que presenciamos es la destrucción del único poder autónomo que podía corregir los excesos del grupo gobernante, para convertirlo en un apéndice del Ejecutivo.

Aun sin tener el control absoluto del Poder Judicial, el gobierno (Ejecutivo y Legislativo) actúa como si éste no existiera: viola amparos de una manera ostentosa, lo que anula esa figura que podía usar el ciudadano para defenderse de los abusos del poder.

El régimen totalitario que construye Morena va a galope tendido, pues en la presente semana estarán listos para discutirse nuevos dictámenes en el Congreso, entre ellos el que desaparece el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información, creado durante el primer gobierno de la alternancia.

Durante la administración pasada más de 80 por ciento de los contratos otorgados por el gobierno fue asignado por el obscuro procedimiento de la adjudicación directa, y las obras multimillonarias, donde se gastó a destajo y en exceso, fueron selladas al conocimiento público por 10 o 15 años.

La desaparición del INAI, que hasta ahora cuenta con autonomía, es un duro golpe al derecho a la información. Los ciudadanos que pagan impuestos no podrán conocer de manera transparente en qué se gastan sus contribuciones.

Viene también la reforma electoral, para entregar al gobierno formalmente la organización y arbitraje de las elecciones.

Con ese régimen totalitario, que marcha a paso de ganso, el gobierno (Morena) nos acusará, nos juzgará, sentenciará, organizará las elecciones y contará los votos.

Esta destrucción institucional del régimen democrático viene acompañada por la destrucción de la paz, la seguridad y el orden.

Chilpancingo, capital de Guerrero, es disputada por seis grupos criminales que trafican con drogas y armas.

Los nombres y líderes de esos grupos, ligados a los grandes cárteles de las drogas y de la alta delincuencia en el país, han sido publicados (el reportero David Vela, la semana pasada en El Financiero) y sus alianzas y alcances también (Raymundo Riva Palacio, también en estas páginas).

El grupo llamado Los Ardillos habría matado y decapitado al presidente municipal de Chilpancingo hace unos días, y aún no están detenidos los autores de este grave crimen político.

Nada. Ni un capo de los grupos criminales que asesinaron y además le cortaron la cabeza al alcalde Alejandro Arcos ha sido detenido.

¿Cómo es que mafiosillos de pueblo pueden más que el Estado mexicano?

Es la realidad. No conviene su aprehensión, o no hay capacidad para detenerlos.

López Obrador dejó un país encendido por la política de no hacer nada contra los grupos criminales. Ya empoderados en un territorio, no hay manera de recuperar pacíficamente esos jirones de soberanía perdida.

¿Quién manda en la frontera de Chiapas, en la capital de Tabasco, en Sinaloa?

AMLO dejó la Presidencia con 200 mil asesinatos, 51 mil desaparecidos, tráfico récord de drogas a Estados Unidos, que matan a 110 mil estadounidenses cada año, 60 por ciento de ellos por fentanilo.

La destrucción va a continuar con el deterioro de la relación con Estados Unidos, país al que tres millones de mexicanos intentaron cruzar ilegalmente en el sexenio pasado. Los que sí pudieron pasar, a riesgo de sus vidas, son los que mantienen la economía de regiones pobres de México con las transferencias de dólares.

El grupo que gobierna México siempre se opuso al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con la falacia de que Carlos Salinas le estaba regalando la soberanía nacional a los gringos. Siempre lo han querido demoler, por un absurdo y decimonónico antiyanquismo.

Tienen razones más de fondo: habernos aliado comercialmente con Estados Unidos y Canadá trae implícito el respeto a valores comunes como democracia y Estado de derecho. Eso es lo que está en proceso de demolición. El tratado estorba al proyecto totalitario en curso.

La destrucción parcial o total del tratado será un bocado para el candidato republicano, Donald Trump, e incluso si llegara a ganar Kamala Harris, las exportaciones mexicanas, motor de la economía nacional, se verán afectadas.

Ya nos explicarán los economistas de este diario el impacto que podría alcanzar para México un enfriamiento de la relación con nuestros tres principales socios comerciales.

Lo que es seguro es que la economía nacional no saldrá indemne del totalitarismo de Morena, con ausencia de Estado de derecho, democracia de mentira y empoderamiento de todo tipo de cárteles criminales que matan aquí y en Estados Unidos.

También veremos, en un mes, el impacto de la política populista –mal llamada ‘social’– en el Presupuesto del próximo año.

miércoles, 2 de octubre de 2024

ÉXITO

 



Carlos Elizondo Mayer-Serra en Reforma

29 septiembre 2024

AMLO termina su sexenio como el Presidente políticamente más exitoso de la posrevolución. Su candidata ganó por amplio margen y su partido y aliados pueden cambiar la Constitución sin restricciones. El broche de oro es violentar la lógica sexenal sobre la que se construyó nuestro sistema político: entregará la banda presidencial el martes 1º de octubre, pero no todo el poder.

Carlos Elizondo Mayer-Serra, politólogo (Oxford) e internacionalista (El Colegio de México), se ha dedicado a investigar la tensión que existe entre lograr gobernarnos democráticamente y crecer económicamente. Su más reciente libro, Los de adelante corren mucho: Desigualdad, privilegios y democracia, discute esta tensión para el caso del continente americano. Es profesor de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey.

No serán de Sheinbaum dos posiciones clave: la Secretaría de Gobernación (la más importante en la tradición política mexicana) y la Secretaría del Bienestar, construida en el sexenio de AMLO para sacarle todo el beneficio político posible a la distribución de transferencias. Tampoco lo son los líderes morenistas en ambas Cámaras. AMLO ha dado el paso más audaz de un Presidente saliente: colocar a su hijo como secretario de Organización de Morena.

La gente está contenta y optimista. Las transferencias sociales, las remesas y el incremento en el salario real han permitido a la gran mayoría de la población incrementar su ingreso. Sin embargo, este éxito político está montado sobre un raquítico crecimiento: 0.8 por ciento de promedio anual durante los primeros 5 años del sexenio. El PIB per cápita hoy es ligeramente inferior al del 2018.

La pandemia no es la causa: la economía de Estados Unidos creció en promedio 2.1 por ciento del 2019 al 2023; Colombia 2.9 y Brasil 1.7. En América Latina sólo a Argentina y a Venezuela les fue peor que a nosotros. Y eso que México ha tenido la oportunidad dorada del nearshoring.

AMLO fue exitoso en terminar sus obras, muchas las inauguró varias veces, pero su utilidad es la que los expertos predijeron. El cancelado aeropuerto de Texcoco nunca podrá ser sustituido por el AIFA y el AICM combinados. La cuestión no es si el AIFA ahora mueve más pasajeros que el año pasado, llegó en julio a cerca de 600 mil, sino el contraste con el aeropuerto de Estambul, de tamaño similar al de Texcoco, inaugurado en 2018. En 2023 este aeropuerto movió 76 millones de pasajeros, 31 veces más que al AIFA en aquel año. El Tren Maya, mal diseñado y desarrollado en una zona de baja densidad poblacional, mueve unas mil 200 personas al día, equivalente a unos 25 autobuses de pasajeros llenos. La refinería de Dos Bocas sigue sin funcionar. Los 20 mil millones de dólares hasta ahora gastados le hubieran dado a Pemex el oxígeno financiero que tanto requiere.

Su fracaso en materia de seguridad se resume en los 196 mil 505 homicidios y 51 mil 791 personas desaparecidas durante este sexenio. En el anterior fueron 156 mil y 35 mil, respectivamente.

Peña Nieto le cedió a AMLO no sólo el poder para manejar la transición como quiso, sino le heredó finanzas públicas estables y muchos recursos en fideicomisos etiquetados para responsabilidades futuras del gobierno que AMLO usó para financiar sus deseos. Claudia Sheinbaum arranca con muchas más restricciones, empezando por las fiscales.

Sostener el crecimiento de los ingresos de la mayoría de los mexicanos, aumentando las transferencias sociales, no va a ser fácil. La productividad laboral, el factor central para poder mejorar de forma sostenida los aumentos salariales, se ha deteriorado. La inversión privada, que rebotó de forma importante en 2023 tanto por el nearshoring como en respuesta a la brutal caída de la misma en los primeros cuatro años del sexenio, se está desacelerando.

La incertidumbre generada por la reforma al Poder Judicial llevará a un menor crecimiento en el 2025 o incluso a una recesión. Ningún experto diseñaría una reforma judicial como la aprobada por Morena.

Ojalá Sheinbaum cumpla su promesa de lograr un crecimiento compartido. Nunca es fácil iniciar una administración, pero va a gastar mucho capital político y presupuestal en enfrentar los obstáculos que le sembró su antecesor, cuyo éxito histórico, paradójicamente, dependerá en buena medida de qué tan bien le vaya a su sucesora.


@carloselizondom

martes, 21 de mayo de 2024

MÉXICO NO SE RINDE

México demostró ayer que no se ha rendido antes de la batalla electoral del 2 de junio. Si se pierde, será la última en décadas que se celebrará en condiciones de libertad.



La gigantesca manifestación de ayer, formada por gente pacífica y libre, fue un grito a tiempo en el Zócalo capitalino y calles aledañas para frenar la consolidación de un régimen antidemocrático y arbitrario, cuyo motor es el resentimiento con ropaje de “justicia social”.

Ayer vimos que debajo de la pesada niebla gris y desalentadora que crean las miles de mentiras, amenazas e infundios que por más de cinco años han salido de Palacio Nacional, hay un país vibrante que no se ha rendido al supuesto destino inevitable de la continuidad del odio y la destrucción.

Pese a todas las trabas puestas por el gobierno y sus enviados de la CNTE para inhibir la participación de los que casi nunca marchan, la ciudadanía se volcó ayer a las calles del centro en un acto de inusitada participación cívica en favor de la democracia.

México no se rinde, fue el mensaje que dieron ayer los votantes que salieron a dar una respuesta presencial al avasallamiento del aparato del Estado para hacer perder a la candidata que representa los valores de la democracia y el Estado de derecho.

Increíble el número de manifestantes que salieron, a pesar de que el presidente de la República los tildó de “traidores a la patria”.

Un grito fuerte. Un grito a tiempo, porque el 2 de junio se elige entre la libertad y la opresión.

Los venezolanos y los nicaragüenses no tuvieron la oportunidad o la perspicacia para gritar antes de que se consolidaran las dictaduras del chavismo y del sandinismo. Lo hacen ahora, sin jueces ni prensa que los defienda del atropello.

México, en cambio, demostró ayer que no se ha rendido antes de la batalla electoral del 2 de junio. Si se pierde, será la última en décadas que se celebrará en condiciones de libertad.

No es lo mismo gritar ahora que después de una derrota, porque la candidata de Morena tiene en su proyecto de gobierno la destrucción de los contrapesos del poder, es decir, de la democracia.

Hace seis años, los que llevaron a López Obrador a la Presidencia hacían burlas cuando alguien decía en público, en redes o en la prensa, que la democracia estaba en riesgo porque caería en manos de un destructor antiliberal.

Incluso el propio AMLO y sus propagandistas ganaron la partida cuando se señaló que era el candidato de Putin y de Maduro.

“Ja, ja, ja, soy Andrés Manuelovich”, reviró desde Campeche a una columna en ese sentido, y generó una ola de festejos de los que hoy hacen maromas ante el golpe de la cruda realidad.

De buena fe creían que “esto no va a pasar en México”.

Quizá nadie imaginó que por el Zócalo capitalino desfilaran tropas de asalto rusas luego de invadir Ucrania, donde han cometido crímenes de guerra y robo de niños que se llevan a su país para formarlos como ciudadanos rusos.

No era fácil pensar que el Día de la Independencia nacional, el orador haya sido el dictador cubano Miguel Díaz-Canel, lo que fue un ominoso respaldo al encarcelamiento de ciudadanos cubanos que sólo pedían comida y libertad.

A cambio nos mandaron agentes de la inteligencia cubana disfrazados de médicos a hacer quién sabe qué trabajos en favor de la causa que comparten López Obrador y Díaz-Canel.

O que se haya dado un espaldarazo al dictador Daniel Ortega, que encarceló a sus opositores para reelegirse en la Presidencia de Nicaragua y competir solo. Exilió a periodistas y asesinó a jóvenes que se manifestaban por elecciones libres.

Y la cobertura brindada a Maduro para que, con una farsa de ‘diálogo’ con la oposición, inhabilitó a María Corina Machado de la lucha por la Presidencia.

¿Por qué esas amistades y esos favores infames?

Porque hacia allá nos quiere llevar el ‘segundo piso de la cuarta transformación’.

¿Cuál es la duda?

El proyecto AMLO-Sheinbaum es la transferencia de todo el poder a una sola persona.

Tal concentración tiene un nombre que muchos no quieren pronunciar: tiranía.

Una sola persona, la titular del Poder Ejecutivo, va a controlar a los otros dos poderes. Así, la Constitución no dirá lo que dice, sino lo que ella interprete.

Va a encarcelar a quien ella quiera encarcelar.

Los que están contra el despotismo serán ‘traidores a la patria’.

Qué a tiempo fue el grito de ciudadanos y partidos de oposición ayer.

Nada de derechas e izquierdas. Había de todo. Por encima de diferencias, una gran coincidencia: salvar al país de las manos de la arbitrariedad, la ineptitud, la opresión y el odio.

El Presidente llama traidores a la patria a más de la mitad de sus gobernados. Nos pone a pelear por lo que nos ha unido: la bandera nacional.

No se inmuta ante cientos de miles de muertos por la ineptitud de su gobierno en el manejo de la pandemia.

Ni ante 180 mil asesinatos durante su sexenio.

Ni ante los cárteles de las drogas que también tienen el control del tráfico ilegal de migrantes, de las fronteras, de la extorsión y el derecho de piso en casi toda la república.

La candidata Sheinbaum ofrece continuidad de esa obra destructiva.

Ella lo expresa, lo defiende sin ambages.

¿Cuál es la duda de que el 2 de junio México elegirá entre la libertad y la opresión?

Claudia Sheinbaum basa sus expectativas de triunfo en la acción ilegal del Presidente y los gobernadores de Morena para cargar la balanza en su favor.

Y, factor clave, en el reparto de dinero individualizado y condicionado que realiza el gobierno, con el disfraz de ‘programas sociales’.

Xóchitl Gálvez cuenta con el respaldo de partidos que están por la democracia y el de ciudadanos libres que se niegan a entregar para siempre su futuro, el de sus hijos y el de su país a un grupo dominado por el rencor y la ineptitud.

Por lo que vimos ayer, México no se rinde.

Fuente:https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/2024/05/20/mexico-no-se-rinde/

martes, 30 de enero de 2024

2024: EL DRAMÁTICO FINAL DE AMLOLANDIA






Anabel Hernández | 8 de enero de 2024

Este 2024 es el año del juicio a AMLO, la 4 T y Morena. El veredicto corresponde a los mexicanos cuando emitan su voto. Pero hay una intervención del presidente en las elecciones para perpetuar a su partido en el poder.

Tras cinco años de gobierno, la administración del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, llega a su fin de forma dramática. "AMLOlandia”, como bien podría bautizarse al fantasioso mundo feliz inventado por López Obrador a fuerza de propaganda y control, se topa en la recta final con el muro de la ineludible realidad que ni aún con montañas de mentiras puede esconderse.

La contundencia de los hechos que demuestran el fracaso del gobierno de AMLO en áreas prioritarias, como piedra contra el cristal, rompe el discurso triunfalista del presidente. Ni los funcionarios de la autodenominada Cuarta Transformación (4T), ni la cargada del partido oficial Morena, ni el eco que hacen como autómatas periodistas y medios de comunicación - por adeptos, corruptos o por miedo- pueden soslayar el tsunami de hechos.

En el primer trimestre de su gobierno- en 2019- AMLO contaba con una aprobación general del 81 por ciento, según una encuesta realizada trimestralmente por el periódico El Financiero desde el primer semestre de 2019 hasta la fecha. En diciembre de 2023, la misma encuestadora reveló que tenía el 55 por ciento. Pero en los temas medulares que fueron el eje principal de las promesas de campaña que llevaron a López Obrador al poder en 2018 -economía, corrupción y seguridad pública-, la reprobación ciudadana es contundente, incluso entre aquellos que simpatizan con AMLO y Morena,

En materia económica, el 49 por ciento reprobó el trabajo hecho por el gobierno en el último trimestre del 2023, contra un 37 por ciento que emitió una opinión favorable. En materia de combate a la corrupción, el 45 por ciento dijo que lo estaba haciendo mal y solo el 32 por ciento piensa que lo está haciendo bien.

Respecto al tema de seguridad pública, medular, el 62 por ciento de los encuestados reprobó al gobierno de AMLO, y solo el 25 por ciento lo aprobó. Y es este, en mi opinión, el talón de Aquiles de AMLOlandia y la 4T, y será un punto fundamental en los comicios de este 2024.


El fin de AMLOlandia


El final es convulso. La violencia desbocada de 2023, que empeora cada día hasta en Tabasco, tierra natal y bastión político de AMLO, da razón a la desaprobación de los mexicanos.

Durante el año pasado, en varias ocasiones esta columna la dediqué a no dejar de poner el dedo en la llaga de la inseguridad pública pese a que el discurso de AMLO es que el país está en paz y no pasa nada: homicidios, desapariciones, aumento del control territorial de los grupos de la delincuencia organizada en varios estados mayoritariamente gobernados por el partido oficial Morena, y la brutalidad con la que se ensañan con los ciudadanos sin que haya una autoridad que les ponga un alto.

Y he señalado diversos ejemplos de cómo gobiernos emanados de MORENA, personajes cercanos a AMLO y a su candidata Claudia Sheinbaum, están coludidos directa e indirectamente con el crimen organizado, lo que muestra que su poderío existe no de modo casual sino causal, es decir, por la complicidad de autoridades.

La complicidad no es algo abstracto, sus consecuencias se miden en personas desaparecidas, masacres, ingobernabilidad, violencia cotidiana y pobreza. Aquí expongo siete ejemplos claros que contradicen el mito de "AMLOlandia”.

1: El 8 diciembre pasado ocurrió la masacre en Texcaltitlán, Estado de México, gobernado por la morenista Delfina Gómez. El enfrentamiento entre pobladores y miembros de la delincuencia organizada, con la total ausencia de la Guardia Nacional u otra autoridad. El saldo fueron 14 muertos y siete heridos. Tras el evento, una decena de civiles, entre los cuales se encuentran niños y niñas, fueron capturados en represalia por el grupo criminal ante las narices de autoridades. Nadie habla más del paradero de estas víctimas.

2: En una de las maniobras político-electorales más perversas del sexenio, el 14 de diciembre, AMLO y su gobierno dieron a conocer la cifra de AMLOlandia sobre los desaparecidos en su sexenio. El gobierno de López Obrador es el que presenta más casos de personas desaparecidas en lo que va del siglo. Al 7 de enero, existe un registro oficial de 114 mil personas desaparecidas o "no localizadas”. Al final del gobierno de Felipe Calderón la cifra era de 25 mil personas en esa situación. Al término del sexenio de Enrique Peña Nieto el número era de 36 mil 725. Es decir, con AMLO han desaparecido el triple de personas.


Protesta en el Día de los Desaparecidos el 30 de agosto de 2023, en México. Imagen: Eduardo Verdugo/AP Photo/picture Alliance

He tenido testimonios directos que señalan que algunas de las amables peticiones de gobernantes morenistas al crimen organizado es que no dejen los cadáveres de sus víctimas, porque eso daña la imagen del gobierno, que mejor los desaparezcan. Por eso, el número de fosas clandestinas crece. Pero ahora, como la cifra de desaparecidos es una daga que daña las aspiraciones de AMLO para perpetuar a su partido Morena en el poder, luego de desaparecer a los muertos ahora quieren desaparecer a los desaparecidos a través de manipulación de cifras y eufemismos.

Por más que manipule las matemáticas y el lenguaje, las pruebas y la lucha de los familiares en busca de sus seres queridos no permitirán que AMLOlandia los vuelva a desaparecer.

Masacres y caos


Los ‘abrazos y no balazos' de AMLO hacia la delincuencia organizada como política pública, han tenido consecuencias desastrosas para el país. Los hechos de violencia superlativa ocurridos en la última quincena de diciembre y los primeros días de enero, hablan de una violencia nunca antes vista, ni aún en las peores etapas de los gobiernos corruptos de Calderón y Peña Nieto.

Esto confirma lo que he planteado en los últimos dos años. Las cifras alegres de AMLOlandia, donde los crímenes y violencia disminuyen, no son mérito alguno de las acciones del gobierno. En buena parte son maquilladas- como los desaparecidos- y, por otro lado, cuando realmente bajan, no es por mérito de las autoridades que no tienen control alguno, sino que es la delincuencia quien dicta cuando hay calma y cuando hay guerra. Y esta vorágine de violencia no la podrá controlar López Obrador ni las instituciones que se ha encargado eficazmente de debilitar.

3: El 17 de diciembre, en Salvatierra, Guanajuato, estado gobernador por el partido Acción Nacional, un grupo armado irrumpió en una posada navideña y masacró a 11 jóvenes; 24 fueron heridos. AMLO, para disminuir el impacto negativo para su gobierno, que por ley es el único responsable en el combate a la delincuencia organizada, dijo que se trataba de un asunto de drogas, para hacer creer que era un ajuste de cuentas. No hay nada que pruebe tal cosa. Las victimas sobrevivientes señalan que luego de negarse a permitir la entrada a personas ajenas al festejo, un grupo armado irrumpió y disparó al azar contra los asistentes. Tengo las fotografías de la escena del crimen, son indescriptibles y dolorosas; la vestimenta de las victimas corresponde a la de los jóvenes que minutos antes se habían tomado una fotografía grupal para recordar el festejo entre amigos.
La realidad se impone hasta en casa de AMLO

4: El 30 de diciembre, en Tamaulipas, estado gobernado por Morena, fueron secuestrados 31 migrantes que viajaban en un autobús, entre ellos menores de edad. Durante más de dos días el gobierno federal dijo no tener información de los hechos. Luego la secretaria de Seguridad Pública, Rosa Icela Rodríguez, dijo que los migrantes no habían sido secuestradas, sino estaban en calidad de ‘personas buscadas', porque en AMLOlandia no hay "secuestros”.

Después, el gobierno federal dijo que sí estaban secuestrados, pero que el gobierno de Américo Villarreal y las fuerzas armadas los habían rescatado. Al final se supo que fueron liberados por los secuestradores luego de que algunos pagaron por su libertad, dejando a la luz la burda historieta oficial.

5: El 3 de enero, a plena luz del día en la colonia Agrícola Oriental, una zona muy concurrida de la Ciudad de México- gobernada por Morena-, hubo una balacera en la que murieron dos personas y 7 resultaron heridas, incluyendo mujeres y un niño de apenas un año que pasaban por el lugar. Fue a consecuencia de que comerciantes se negaron a pagar la extorsión cotidiana. Este crimen es el tercero con mayor proliferación en México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Según Claudia Sheinbaum, quien apenas hasta hace unas semanas era la responsable de la CDMX, todos los delitos han bajado. En realidad, según la cifras oficiales del propio INEGI, del 2021 hasta las dadas a conocer en 2023, tal disminución real de los delitos no existe; al contrario, la tasa de delitos aumentó el 1,5 por ciento, siendo la cifra de incidencia delictiva (número de delitos) más alta del país. El 80,1 por ciento de la población capitalina se siente insegura en la ciudad.

6: Hasta en el epicentro de AMLOlandia, la caricatura de bienestar se desquebraja. El 4 de enero en Villahermosa, Tabasco, los ciudadanos estuvieron bajo ataque.

Morena gobierna a nivel estatal y en catorce de los diecisiete municipios, incluyendo Villahermosa. Ese día, cerca de 24 establecimientos comerciales fueron asaltados de manera coordinada. Como absurda justificación, López Obrador llamó a la calma y dijo que solo era un "reacomodo” de bandas. Hay informes militares oficiales que involucraban desde hace meses a autoridades morenistas con el crimen en ese estado.

7: Entre el jueves y sábado, en Guerrero, también gobernado por Morena, hubo diversas masacres que dejaron al menos 10 muertos, más de veinte heridos y 15 personas desaparecidas.

El año del juicio


Pero toda historia llega a su final, incluso ésta. Este 2024 es el año del juicio a AMLO, la 4 T y Morena, y pese a los cantos de victoria anticipada del Presidente, su candidata impuesta, Claudia Sheinbaum, y aspirantes a las gubernaturas, aún nada está dicho.

El 2 de junio se llevarán a cabo los comicios para elegir a quien encabezará la Presidencia por los próximos seis años, 128 senadurías, 500 diputaciones federales, la jefatura de la Ciudad de México y las gubernaturas de Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán, incluyendo sus respectivos municipios y diputaciones locales. En total, este año están en juego 19 mil cargos de elección popular. En próximas colaboraciones iré haciendo radiografías de cada estado.

Y aunque hasta ahora todas las encuestadoras dan ventaja a los candidatos morenistas- a excepción de las gubernaturas de Yucatán y Guanajuato- la realidad que cuestiona el relato oficial jugará como un factor protagónico.

López Obrador lo sabe, no hay como mantener la escenografía de cartón mientras el teatro se incendia. Ni siquiera las dádivas sociales le van a alcanzar para minimizar el resto de sus equívocos. Refiriéndome a la misma encuesta mencionada al inicio, el 56 por ciento aprobó la gestión den "apoyos sociales”, pero no le da para superar el 62 por ciento que reclama su fracaso en la seguridad pública. Ahí está la interrogante para el 2 de junio.

El veredicto corresponde a los mexicanos cuando emitan su voto, uno de los momentos más importantes de un ciudadano. Ahí, con la tinta y la boleta electoral, plasma el indisoluble vínculo que une a cada mexicano con la patria.

Pero para que ese juicio sea verdadero se requieren elecciones libres, que AMLO y las instituciones responsables de garantizar comicios limpios se mantengan imparciales. Eso no está sucediendo, hay una intervención de López Obrador clara y específica para perpetuar a su partido en el poder a través de Sheinbaum, porque sabe que llegó el fin de AMLOlandia y es ahora de confrontar la fantasía con la realidad.

Fuente:https://www.dw.com/es/2024-el-dram%C3%A1tico-final-de-amlolandia/a-67920544

lunes, 30 de octubre de 2023

UNA FOTO, ESTILO DE GOBERNAR

López Obrador enfiló hacia Acapulco en una acción impulsiva, desorganizada. Dejó al país sin presidente, porque viajó al corazón de la emergencia y se quedó incomunicado.



Estrictamente Personal

Raymundo Riva Palacio | octubre 27, 2023

Una fotografía dibujó sin proponérselo el estilo de gobernar del presidente Andrés Manuel López Obrador. Fue captado por un autor no identificado a bordo de un Jeep militar atascado en una brecha entre Chilpancingo y Acapulco, donde ni avanzaba ni retrocedía, atrapado como miles por la alteración de vida que causó el huracán Otis. Con una cara que podría describirse de preocupación e incertidumbre, el Presidente miraba al lodo, mientras militares y ayudantes trataban de sacarlo del atolladero. López Obrador estaba paralizado y había caído en una trampa natural, a donde él mismo se entregó por actuar con más estómago que cabeza. No lo pudieron sacar y un vecino entró a su rescate con una camioneta de redilas.

Horas antes, en la mañanera, había reconocido que no tenía información de Otis porque estaban incomunicados, pero abrió la posibilidad de visitar Guerrero e informó que varios secretarios iban en camino. Mientras, estaría “pendiente”. Parecía lo correcto. Una buena toma de decisiones se hace a partir del análisis técnico de la información con la que se dispone. Por lo mismo se entendía que no suspendiera su función diaria que se llevó casi tres horas. Sin embargo, hizo lo contrario.

Enfiló hacia Acapulco en una acción impulsiva pero desorganizada, activa pero anárquica, actuando como un jefe de Estado atento, pero que en los hechos dejó al país sin Presidente, porque en lugar de ocuparse del control y la coordinación de las tareas de emergencia en Guerrero, viajó al corazón de la emergencia y se quedó incomunicado. ¿Quién tomó las decisiones fundamentales en ese tiempo? Lo que se puede corregir es que fueron los funcionarios quienes, en su campo, ocuparon el vacío que dejó López Obrador, como el Ejército y la Comisión Federal de Electricidad, que pusieron a disposición de los medios voceros para que informaran sobre lo que estaban haciendo y evitar los rumores.

La Presidencia se quedó muda. López Obrador, que siempre quiere estar en el centro de todo, encontró su Catch-22 en algún punto entre Chilpancingo y Acapulco, para un recorrido, reportó la prensa, de 10 horas. No sabemos qué hizo en Acapulco porque no hay registro de nada. Ni siquiera hay evidencias de que visitara al puerto. Y si en realidad estuvo en la zona devastada, no se informó nada al respecto. Pero esto, que no tiene consecuencia alguna, por cuanto a los daños que causó Otis, habla de la forma atrabancada e irresponsable con la que actúa López Obrador.

No deja de ser una paradoja. López Obrador confiaba que sólo había tres cosas a las que les tenía miedo: que el corazón no le diera para terminar su sexenio, Estados Unidos y un desastre natural. Las dos primeras las podía controlar, con medicamentos y cuidados médicos, como ha sido, y un manejo de torero y concesiones, como hizo con Donald Trump y hace con Joe Biden. La tercera estaba completamente fuera de sus manos. Aun así, desapareció en 2020 el Fondo para Desastres Naturales y en nueve meses su gobierno gastó 300 mil millones de pesos.

López Obrador asegura que desapareció el Fonden, pero no sus recursos. Según la Secretaría de Hacienda, se dispone de 18 mil millones de pesos para desastres naturales, suficientes, afirmó el Presidente, para hacer frente a la reconstrucción de vías de comunicación, sitios turísticos y la infraestructura en Acapulco. Ya se verá cuando se tengan las estimaciones sobre los daños que provocó Otis, aunque si meramente como referencia se toman los costos provocados por Pauline, un huracán en 1997 que impactó en Guerrero, sin causar los destrozos en Acapulco como Otis, a valor actual, el gobierno apenas tendría para cubrir 10 por ciento del total. El Presidente dijo ayer que para emergencias, el presupuesto no tendrá límites. Ya veremos, porque en el pasado, incluso se ha negado a declarar estados de emergencia, para no usar dinero presupuestal.

Otis también puso en evidencia las deficiencias en la prevención. Otis fue un huracán atípico, ciertamente, y cobró una fuerza de manera súbita ante una temperatura inusual de 30 grados sobre el nivel del mar en el Pacífico. Sin embargo, hubo horas para actuar y sin hacerse nada.

El director del Centro Nacional de Huracanes (CNH) en Miami, Michael Brennan, le dijo a CNN en español que a la una de la tarde del martes los cazadores de huracanes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos detectaron que la tormenta era de 30 a 50 kilómetros por hora más fuerte de lo que habían estimado, lo que llevó a Eric Blake, meteorólogo del CNH, a prever un “escenario de pesadilla”.

El CNH pronosticó por primera vez el huracán a las tres de la mañana del martes, a más de 22 horas que Otis golpeara a Acapulco, con una posibilidad de “1 a 4 de fortalecimiento rápido durante las próximas 24 horas”. Al mediodía lo clasificaron como un huracán categoría 1. Para las tres de la tarde lo elevaron a categoría 3 y a las 6 ya era oficialmente categoría 4, “extremadamente peligroso”. Tres horas más tarde lo elevaron a categoría 5 con vientos de 250 kilómetros por hora. A las 12 de la noche con 25 minutos devastó Acapulco.

Con 24 horas de alertas, algunas dependencias reforzaron su personal en Acapulco, pero Protección Civil federal y el gobierno de Guerrero no parecen haber hecho nada. El reconocimiento de López Obrador de que no tenía información es inadmisible. El gobierno federal tiene teléfonos satelitales y comunicaciones militares seguras, pero la primera información fue proporcionada por turistas que registraron lo que estaban viviendo, y después los medios que lograron abrirse paso hasta Acapulco. Hasta 24 horas después, en la mañanera, hubo información concreta.

La fotografía en la brecha es la síntesis del colapso presidencial en la toma de decisiones, resultado no de un momento, sino consecuencia de una forma ultra personal de gobernar, sin orden ni delegación de funciones, sin recursos, prevención y, en muchos casos, sin capacidad. Su rescate en una estaquita comunitaria resumió la forma como sale de problemas.

¿DURMIÓ BIEN, SEÑOR PRESIDENTE?

Es mentira lo que dijo el Presidente, que la víspera comenzó a aplicarse el Plan DN-3 y el Plan Marina, porque éstos se ejecutan una vez que el siniestro pasó.



Raymundo Riva Palacio | octubre 30, 2023
Estrictamente Personal

El recuento de los daños por el huracán Otis avanza a cuentagotas, con una incapacidad para tener estimaciones oficiales de manera más expedita que apure la ayuda de emergencia, o con un ocultamiento deliberado para neutralizar el costo político para el gobierno, que es una externalidad común. Esta díada no es nueva y siempre detonan los desastres naturales –en México y otros países– una discusión paralela por la forma como actuó el gobierno en turno. La única diferencia hoy, en el primer desastre natural del sexenio, es cómo ha respondido el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El Presidente de piel ultrasensible ha dedicado más tiempo a denostar que a informar. Ninguno de sus antecesores se victimizó y, se puede argumentar, tampoco actuó tan erráticamente. El presidente Enrique Peña Nieto, criticado –incluso por López Obrador– fuertemente por su gestión en los sismos de 2017, tuvo un manejo más eficiente, si analizamos la toma decisiones entre ambos. Al presidente Miguel de la Madrid le fue peor en la crítica en los sismos de 1985, y aunque aún arrastra la mentira de que se escondió en Los Pinos, su manejo limitado y torpe en los primeros días no fue tan desastroso como ahora.

López Obrador y su gobierno se hundieron por desestimar irresponsablemente a Otis y, en algunos casos, de manera criminal. En este espacio se dio a conocer la semana pasada la hoja de ruta de Otis y la fuerza que iba siendo registrada por el Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Miami, que tiene comunicación fluida con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), que muestra cómo casi 12 horas antes de que golpeara Otis a Acapulco, se supo de su letalidad potencial, y a poco más de nueve horas que entrara al puerto, ya había sido considerado “extremadamente peligroso”.

López Obrador, ante las críticas por su gestión, dijo que sí informó del huracán, mostrando un mensaje en X a las 8:25 de la noche de ese día alertando, en efecto, que Otis llegaría con mucha fuerza y que estaban perifoneando en el puerto. A esa hora, todo era inútil por extemporáneo, pero lo más grave es cómo llegó el Presidente, junto su gobierno, a ese punto.

Primero, de acuerdo con una primera reconstrucción, porque López Obrador estuvo desconectado todo el día de la evolución de Otis. En Palacio Nacional minimizaron las alertas tempranas, y vieron a Otis como algo natural, no extraordinario. La noche del martes, la única instrucción que dio el Presidente fue a su vocero, Jesús Ramírez Cuevas, para que escribiera la escueta alerta en las redes sociales. Nada más. Buenas noches. Y se fue a dormir.

Laura Velázquez, coordinadora nacional de Protección Civil, debió haber advertido al Presidente en lo que se estaba convirtiendo Otis, pero nunca sonó las alarmas en el gobierno pese a las banderas rojas que levantó el CNH. Hubo acciones preventivas individuales limitadas del Ejército y la Comisión Federal de Electricidad, reforzando su personal en Acapulco. La gobernadora Evelyn Salgado estaba en la Riviera Nayarita e ignoró la amenaza para su estado. En Acapulco, la vida nocturna siguió como siempre.

La columna Red Compartida del diario La Prensa reveló el sábado que el secretario general de Gobierno, Saúl López, inauguró la Convención Internacional Minera a las siete y media de la noche en Punta Diamante, e invitó a recorrer los stands y a la cena, a la que se quedó el comandante de la 27ª Zona Militar, general de Brigada Martín Gerardo Franco, a quien atrapó el huracán en el hotel donde era el evento, y se quedó varado hasta que al día siguiente, gracias a los teléfonos satelitales de los convencionistas, pudo pedir ayuda para que lo rescataran. La gobernadora Salgado fue obligada a regresar a Guerrero en un transporte aéreo de la Marina, y la primera acción presidencial a la mañana siguiente fue viajar por carretera a Acapulco, contra la sugerencia del general secretario de la Defensa, Luis Cresencio Sandoval, que tenía un helicóptero listo para llevarlo.

No es cierto, como dijo el Presidente, que la víspera comenzó a aplicarse el Plan DN-3 y el Plan Marina, porque éstos se ejecutan una vez que el siniestro pasó. Lo cierto es que no hizo nada de lo que hicieron sus antecesores en situaciones similares. Peña Nieto ordenó a una parte de su gabinete legal y ampliado irse a vivir a Los Cabos, cuando lo arrasó el huracán Odile, bajo la coordinación de la exsecretaria de Turismo Claudia Ruiz Massieu; López Obrador tiene a su gabinete más ocupado en preparar reportes y enlaces para sus clips y mañaneras que atender íntegramente la crisis. En 1997, cuando el huracán Paulina golpeó Guerrero, el presidente Ernesto Zedillo exigió el restablecimiento de la energía eléctrica y ayuda urgente para compensar la pérdida de los medios de subsistencia; López Obrador invierte más tiempo en atacar a la prensa y andar de gira, que en dedicarse de tiempo completo a la emergencia.

Sus fobias y limitaciones no le permiten ver algunas consecuencias del fenómeno. Por ejemplo, el pillaje. López Obrador ordenó retenes y cordón militar para evitar el saqueo, que tiene una razón distinta al vandalismo, aunque siempre hay quienes aprovechan cualquier coyuntura. Para una población que vive en efectivo y al día, como cerca de un millón de personas en Acapulco, la falta de energía eléctrica apagó los cajeros automáticos, a lo que se sumaron las instrucciones contradictorias del Presidente sobre la concentración y distribución de la ayuda. Esa debía ser la prioridad, con un enfoque social, no sólo con disuasión militar.

Otis fue un huracán atípico que a cualquier gobierno hubiera rebasado. La diferencia entre López Obrador y sus antecesores es que ninguno se fue a dormir y dejó la emergencia al garete. Todos instalaron gabinetes para la contingencia en lugar de irse a viajar a zonas alejadas del epicentro del desastre. Todos tenían un equipo profesional, no a una runfla de incompetentes que, en algunos casos, podrían llegar a ser acusados de homicidio culposo por omisión de responsabilidades.