sábado, 21 de enero de 2023

LA PEOR HERENCIA



 

El desastre de la justicia en la presente administración trae consecuencias. Habrá que pagarlo con sangre o con ingobernabilidad.

Pablo Hiriart | enero 18, 2023

La justicia en México está hecha un desastre.

Con algo de humor negro, más de uno podría decir, ¿y qué otra cosa que dependa del gobierno no lo está?

Nada tiene de gracioso lo que estamos viviendo, porque el país va que vuela hacia la ingobernabilidad.

Hace dos años el narco tenía control de entre 30 y 35 por ciento del territorio mexicano, informó el jefe del Comando Norte de Estados Unidos, el general Glen Van Herck, en una rueda de prensa realizada en el Pentágono.

Ahora la situación es peor.

El corredor industrial que va de Querétaro, Irapuato, Apaseo y Celaya, es rehén de grupos criminales que secuestran, matan y cobran derecho de piso por trabajar ahí.

El corredor turístico Cancún-Tulum, joya del Caribe mexicano, es botín de los cárteles que cobran por trabajar, por producir y por vivir.

Y no es que falte capacidad en el Ejército, Marina y las áreas de seguridad pública federal. Fue una decisión política, desde el arranque del sexenio, no tocar a los criminales.

La desastrosa quimera de que con abrazos se iba a solucionar el problema se ha vuelto una pesadilla.

El gobierno les dio la mano y ellos se tomaron del codo.

Los hicieron sus compadres. Jugaron con fuego.

Ahora, ¿cómo nos los vamos a quitar de encima? ¿Cómo separar la paja del trigo?

Cualquier persona con uso de razón sabe que recibir un favor del narco implica compromiso. Lo cobran o se lo cobran a su manera.

Hace un año el abogado del Chapo Guzmán decía que cada vez que el Presidente fuera a Sinaloa tendría la protección debida de ese grupo, para que no le pase nada.

Ahora que razones de índole internacional hicieron ineludible la recaptura de uno de los hijos del capo, el abogado salió a cobrar, en un mensaje que el buen entendedor sabrá descifrar.

En el norte de Veracruz, en los municipios indígenas, la gente debe pagar por la cosecha y venta de hojas de maíz. Setenta mil pesos por cosecha y mil 500 pesos por cada tonelada vendida.

Los productores de aguacates en Michoacán deben pagar impuestos al narco, o al crimen organizado.

Ya los grupos se dedican a todo tipo de delitos, no sólo al tráfico y venta de drogas.

A los vecinos del norte se les manda fentanilo, opio y cocaína.

A los comercios en México se les cobra por realizar su actividad.

A los transportistas les ponen cuotas.

A los ejecutivos, en vastas zonas del país, se les levanta o asalta.

A los trabajadores también, para quitarles su quincena o pagar un impuesto fijo a los grupos delictivos.

En Acapulco mataron a una vendedora de aguas frescas porque se negó a pagar los 25 mil pesos de impuestos que le cobraban los criminales.

Hemos visto a los grandes cárteles sacar sus camionetas cargadas de juguetes para repartir regalos en Día de Reyes.

Y niños con rifles de juguete que simulan hacer retenes en el camino para cobrar cuotas a los que por ahí transitan.

Autoridades federales y estatales ponen el ejemplo en la violación de la ley, y mandan señales de que el crimen y la barbaridad están permitidas. Les tiene sin cuidado.

Mandan a la Guardia Nacional a cuidar el Metro, para rescatar una candidatura presidencial que hace agua.

La gobernadora de Guerrero anda en fiestas con su papá mientras periodistas permanecen secuestrados, y se dan a conocer videos de ellos encadenados por hablar del narco en la entidad.

Nuestro Presidente sigue en la tontería de las corcholatas, y que si la oposición, y que Claudio X y los conservadores.

La justicia no está al servicio de la ciudadanía, sino de la política. Del pequeño grupo hegemónico en el gobierno, y de sus compadres, quiero decir.

La fiscalía de la Ciudad de México, por complicidades de ese grupo hegemónico, inició una pesquisa internacional contra la ex nuera del contratista favorito de Morena, José María Riobóo.

La acusan de matar al hijo del contratista, por haberlo conducido hacia malos hábitos de alimentación durante ocho años.

Algo parecido ocurrió con la expareja del hermano del fiscal general de la República, cuya hija (de 70 años de edad) pasó casi dos años en la cárcel, en prisión preventiva, y su mamá (de 94 años) tenía orden de aprehensión. Omisión de cuidados era el cargo.

La esposa de Riobóo, ministra de la Suprema Corte, Yasmín Esquivel, plagió su tesis de licenciatura y continúa en el cargo del máximo tribunal constitucional del país.

La fiscalía del gobierno de la Ciudad de México elaboró un documento que exonera a Esquivel y acusaba al plagiado; es decir, a la víctima.

¿Quién va a respetar la ley en México con esos antecedentes?

El desastre de la justicia en la presente administración trae consecuencias. Habrá que pagarlo con sangre, o con ingobernabilidad.

domingo, 15 de enero de 2023

LA IMPORTANCIA POLÍTICA Y SOCIAL DE BENEDICTO XVI

“Dios desea ser adorado por las personas que son libres”


13 enero, 2023 | ForumLibertas.com

Existe un consenso generalizado sobre la extraordinaria magnitud de las aportaciones de Benedicto XVI, y antes del cardenal Ratzinger, al ámbito teológico, bíblico, y de su conocimiento de la patrística. Pero, está menos subrayada su aportación imprescindible en la dimensión social y política, que es necesario más que nunca recuperar, porque en muchos de sus ejes conductores y la reflexión a que dan pie se encuentran los recursos expresivos y de inteligencia para construir una salida a la crisis generalizada que vive la política en Europa y, en general, en el mundo occidental.

He aquí una muestra de ellos, definidos sobre todo a partir de las aportaciones de George Weigel:

Sobre el Islam (Conferencia Ratisbona, el 12 de septiembre de 2006).

Planteó un interrogante obvio, que señala el problema y orientó sobre el posible camino de respuesta: ¿Podrá el Islam crear garantías para la tolerancia religiosa, mejorar la libertad religiosa, incluida la libertad de conciencia, y cambiar la religión de cada uno? ¿Podrá encontrar la forma de separar la autoridad religiosa de la política en los estados de mayoría musulmana?

Benedicto XVI apuntaba el tiempo que necesitó la Iglesia Católica para lograrlo, y de hacerlo, no entregándose a la modernidad, sino haciendo del encuentro con la modernidad la ocasión para recuperar y desarrollar elementos de su propia auto comprensión que se habían perdido por las contingencias de la historia.

Esto no se logrará porque los cientos y cientos de millones de musulmanes se conviertan en liberales secularizados. Esto no puede funcionar, sino que solo será posible dentro de un proceso de recuperación y renovación dentro del Islam mismo. Ese proceso, propuso Benedicto XVI, debería ser el foco del diálogo interreligioso entre católicos y musulmanes en el futuro previsible.

Dios es también el Dios de la razón. Sus implicaciones en el ámbito de lo público.

Dios es también el Dios de la razón y no solo de la voluntariedad. Del encuentro del cristianismo con la antigüedad clásica y, especialmente, con la filosofía griega, la Iglesia había llegado a comprender que el Dios de la Biblia era un Dios de razón que había impreso la racionalidad divina en el mundo, dando así a la filosofía una base segura y haciendo posible la ciencia. Pocos como Ratzinger han desarrollado esta cuestión y, como siempre, no por mimetismo con el mundo, sino profundizando en la propia naturaleza del cristianismo, en una cúpula cristiana que se cierra y así construye el gran espacio configurado por las paredes maestras de la Biblia, la filosofía y la ley de Atenas y Roma. Unió convicciones judías sobre la dignidad de la persona humana y sobre la vida como peregrinación decidida hacia el futuro, con la fe griega en la capacidad de la razón para llegar a las verdades construidas en el mundo, y la afirmación romana de la superioridad del estado de derecho sobre el gobierno de la fuerza bruta.

La crítica al positivismo moderno y al procedimentalismo como única fuente de la legislación.

Sucumbir a la tentación del positivismo, argumentó, sería «la renuncia a las más altas posibilidades de la razón». Y el siglo XX debería haber enseñado a la modernidad lo que sucedió cuando la razón dio paso a la irracionalidad sistemática y a la falsedad. Existe otra opción, señalaba Benedicto XVI: «Lo que dio a la cultura de Europa su fundamento, la búsqueda de Dios y la disponibilidad para escucharlo, sigue siendo hoy la base de cualquier cultura genuina». Por la misma lógica, y utilizando en el Reino Unido en su visita de 2010 el caso de la esclavitud, señaló cómo la ley separada de la ética conduce a la anulación de los derechos humanos, a la represión y, en última instancia, a la tiranía.

El laicismo del espacio público como manifestación antidemocrática.

Se ha ido generalizando la idea de que la manifestación de lo religioso solo tiene cabida en la esfera privada, de manera que incluso la celebración pública de la Navidad, como hecho religioso, debe ser cancelada en la creencia cuestionable de que se podría ofender a los que pertenecen a otras religiones o a ninguna. Estos fueron «signos preocupantes de una falta de apreciación… la libertad de religión y del papel legítimo de la religión en la plaza pública». Y eran preocupantes porque eran antidemocráticos. Porque si se negaban los derechos de los creyentes a expresar su fe públicamente y a introducir juicios morales religiosamente informados en la vida pública, a los ciudadanos de una democracia se les negaba el derecho a llevar las fuentes más profundas de sus juicios morales a sus vidas cívicas.

A su vez, y con relación al debate público, los creyentes deben apelar a la razón y a razones vinculadas a la ley moral natural más que a otras que solo resultan válidas para la conciencia del propio creyente cristiano. Esta forma de razonar no se encuentra para nada lejos de la que ha llegado el Habermas más maduro, a pesar de sus orígenes tan distintos. Mantener viva esa visión en la vida pública era la tarea principal de la Iglesia. En ese sentido, propuso: «La religión… no es un problema que los legisladores deben resolver, sino un contribuyente vital a la conversación nacional».

Sobre la política, la justicia y el peligro del fundamentalismo secular.

Volviendo a San Agustín y en La Ciudad de Dios, formuló la misma pregunta: «Sin justicia, ¿qué otra cosa es el Estado, sino una gran banda de ladrones?» (Conferencia en el Bundestag, el 22 de septiembre de 2011), cuando la política se convirtió en un ejercicio nietzscheano de voluntad de poder en lugar de la búsqueda del bien común guiado por principios éticos. Y se preguntaba: ¿Qué sucedió, cuando Jerusalén fue eliminada de la conversación, lo que significaba eliminar la idea de que el Dios de la creación había impreso la razón divina en el mundo, de modo que el mundo era inteligible? El resultado fue que la fe en la razón misma, el factor ateniense de la ecuación, comienza a debilitarse.

El peligro del fundamentalismo secular, que se expresa en leyes separadas de la verdad moral: la ley es lo que dice que es, punto. Ese positivismo legal, recordó Benedicto XVI a los legisladores alemanes, había jugado un papel mortal en su propia historia: «Nosotros, los alemanes, sabemos por nuestra propia experiencia que las advertencias de Agustín sobre un estado sin justicia no son un espectro vacío. Hemos visto cómo el poder se divorció del derecho, cómo el poder se opuso al derecho y lo aplastó, de modo que el Estado se convirtió en un instrumento para destruir el derecho, una banda altamente organizada de ladrones, capaz de amenazar al mundo entero y conducirlo al borde del abismo».

Sobre la ecología, una advertencia olvidada.

La importancia de la ecología ya no se discute. Debemos escuchar el lenguaje de la naturaleza y debemos responder en consecuencia. Sin embargo, quisiera subrayar un punto que me parece descuidado, hoy como en el pasado: también existe una ecología del hombre. El hombre también tiene una naturaleza que debe respetar y que no puede manipular a voluntad. El hombre no es simplemente libertad autocreadora. El hombre no se crea a sí mismo. Él es intelecto y voluntad, pero también es naturaleza, y su voluntad está correctamente ordenada si respeta su naturaleza, la escucha y se acepta a sí mismo por lo que es, como alguien que no se creó a sí mismo.

Y una síntesis podría ser esta frase: “Dios desea ser adorado por las personas que son libres».