viernes, 30 de noviembre de 2018

PACTO AMLO-PEÑA: IMPUNIDAD A CAMBIO DE GOBERNABILIDAD


Jared Kushner, Kristjen Nielsen Mike Pompeo, y Steve Munchin con AMLO y Ebrard


Cinco meses de transición desconcertantes 

Quizás le haya extrañado que en el proceso de cancelación del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAIM), no se hayan levantado voces del actual Gobierno Federal (incluyendo al presidente Peña Nieto), para defenderlo y mostrarnos sus ventajas; así mismo que el INE o alguna otra autoridad del Gobierno Federal, no se haya inconformado por una consulta nacional ilegal, convocada y efectuada por personas sin autoridad para ello. Pero nada, sólo silencio. También le habrá llamado la atención que las voces y realizaciones que hemos visto desde el 1° de julio hasta la fecha han sido de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y su equipo, en tanto los actores del gobierno en funciones han casi desaparecido. 

Lo describe excelentemente el analista Sergio Negrete Cárdenas: <<Sin tomar posesión, Andrés Manuel López Obrador gobierna. Sigue ocupando Los Pinos, pero Enrique Peña Nieto claudicó. Una transición adelantada que será oficial en dos semanas. Un presidente en funciones humillado, obligándose a guardar silencio para ganar buena voluntad por parte de su sucesor. Un presidente electo que anuncia, designa, decide sin recato o prudencia, que no titubea en decir “yo mando”, mientras que Peña bien podría estar remando en el Lago de Chapultepec.

La transición dislocada es grave dada la esquizofrenia que provoca. Lo peor es el curso que ha tomado el futuro presidente. López Obrador se ostenta como un profundo conocedor, amante, de la historia de México. Puede serlo, aunque nada tendría de raro en un político. Lo que sí lo distingue es su obsesión por la historia: El nombre de su coalición electoral, las fotos a su espalda en su casa de trabajo, la comparación que hace de su persona con héroes nacionales… y por supuesto la “cuarta transformación”, la promesa de un gobierno histórico. 

Y la está haciendo, aunque quizá no en la forma que esperaba: López Obrador es el peor presidente electo en la historia del país. Lo es porque ya ejerce poder, y lo es por las decisiones tomadas. Hay positivas, por supuesto, pero su impacto ha quedado eclipsado por las numerosas sombras. 

El poder destructivo de una presidencia sin freno o contrapeso, y que manifiesta esa fuerza sin pudor o respeto por las formas. Una ideología que no plantea construir, sino destruir el “neoliberalismo” como brújula para guiar la política pública. La certeza, no creencia, que el poder político puede doblegar a la economía. La erección del presidente como siervo e intérprete del Pueblo (con mayúscula), y por tanto en Guía de la Nación (con mayúsculas), con consultas 'democráticas' que se presentan como reflejo de la voluntad popular, aunque no engañen a nadie. Sólo falta una proclama digna del Rey Sol: “el Pueblo soy Yo”. 

La cancelación del NAIM. El fuerte recorte salarial y de condiciones de lo que era una competente tecnocracia. Las amenazas a las instituciones. Las numerosas promesas demagógicas con enorme impacto en el gasto, plenas de imaginación, nulas en sustancia (un sistema de salud escandinavo, por citar un ejemplo).

Los costosisimos proyectos que auguran más pérdidas financieras para el futuro (refinería, tren). En tres años estaría funcionando Santa Lucía, en el mismo tiempo trabajando la refinería, y se habrá dejado de importar gasolina. Sueños guajiros con fecha en el calendario. 

El resultado ha sido un pánico que se disfraza de incertidumbre. Ya inició la estampida de capitales, y sobre todo los ojos que antes veían a México hoy se vuelven hacia Brasil y otros lugares más receptivos para aquellos que buscan ganar dinero y no perderlo. Sólo el aumento en el costo financiero de la deuda en semanas recientes ha demostrado que se ahorran centavos para perder pesos a carretadas. 
Histórico, sin duda. >>[1]
Una vez que fue confirmado como ganador -el mismo día de la elección-; el austero AMLO solicitó 150 millones de pesos –para gastos de transición-, contra 32 millones que había solicitado hacía 6 años Peña Nieto y empezó a participar en la vida política del país; materializándose ello en la inclusión del economista Jesús Seade Kuri en las rondas de renegociación del TLCAN y la recepción a Mike Pompeo, Jared Kushner, Kristjen Nielsen y Steve Munchin, en la casa de campaña de AMLO.

Como acostumbrara cuando era Jefe de Gobierno del D.F., AMLO inició con sus conferencias mañaneras, alrededor de las 10 horas. 

Sin ninguna autoridad, ni representación empezó a ofrecer en venta el avión presidencial, sustituyó a los “Guardias Presidenciales”, por un cuerpo particular de al menos 20 elementos (en los que no dudaría que haya cubanos y venezolanos, especialistas en el tema). 

Lo fuerte vendría una vez que los nuevos diputados y senadores tomarán posesión en sus respectivas Cámaras e iniciaran sesiones el día 1° de septiembre. Al ser mayoría los miembros de MORENA, acapararon las Presidencias de ambas Cámaras y las principales Comisiones, e inmediatamente empezaron a trabajar en las audaces y amenazantes propuestas del nuevo gobierno. Estas propuestas legales, hubieran sido paradas de tajo con el veto presidencial, pero el Presidente se mantuvo callado. 


El presunto pacto AMLO-PEÑA 


Durante las campañas electorales se habló de un pacto del gobierno en funciones con alguno de los candidatos, para tener impunidad al dejar el gobierno, pero quedó en suposiciones, si bien extrañaba ver que el Presidente y el PRI, no apoyaban plenamente a su candidato José Antonio Meade Kuribreña ante las el crecimiento en las preferencias del López Obrador. 

Después empezamos a ver un gobierno en funciones que se retiró, dejando la plaza al candidato vencedor; pero faltaba la evidencia, hasta que el expresidente del PRD, Carlos Navarrete, un político serio, comentó a la revista Proceso[2] <<… que él se enteró de este acuerdo a finales de julio, pasada la elección con “un alto funcionario del Gobierno” de Peña, cuya identidad se comprometió a no revelar. 


El primer punto del acuerdo… fue la petición de López Obrador a Peña de no intervenir en la elección, como lo hizo Vicente Fox en la de 2006 para imponer a Felipe Calderón: “Desde los Pinos”… “habían operado con gobernadores, con medios con guerra sucia, con recursos con todo”. 

El segundo punto, añade, fue que reconociera su triunfo de inmediato para evitar un conflicto poselectoral y el tercer una transición estable, de julio a diciembre antes de tomar posesión. 

“Para la contraparte (de Peña) no fue menor el acuerdo: ‘No te preocupes: no habrá una cacería de brujas ni habrá finca miento de responsabilidades. A partir del 1 de diciembre empieza una nueva etapa’. “ 
“¿Qué ocurre ahora? Todo es perfectamente lógico con un acuerdo de esa naturaleza: El aeropuerto, lo de Javier Duarte, que es un chivo expiatorio, lo de Rosario Robles, que es cosa secundaria. Son señales para Peña: ‘Yo voy a cumplir el acuerdo’. >>

Doloroso es ver como estos políticos negocian el futuro del país y de la población en base a sus intereses personales. Peña Nieto, alcanza un lugar junto a Antonio López de Santa Anna, vendiendo el futuro del país a cambio de su impunidad y López Obrador, el incorruptible, el de la austeridad juarista, comprando la Presidencia, violentando para ello todo el sistema jurídico, la ética y la moral. Ambos son y serán responsables por las consecuencias de la cancelación del NAIM, tanto a nivel nacional como internacional, por el despido injustificado de más de 45,000 trabajadores, por las demandas que habrá que cubrir a los proveedores y constructores, por las pérdidas que reportarán las afores invertidas en el proyecto. Por las indemnizaciones a los tenedores de bonos. Por condenar a 6, 12 o más años la posibilidad de crecimiento del tráfico de pasajeros y mercancías. Por el dispendio de recursos invertidos en esta obra, que se tira a la basura, conjuntamente con otras obras como el tren de Toluca a la CDMX (muy ligado al proyecto del NAIM). De la pérdida de la confianza internacional para invertir en México –un país donde no se respetan las leyes, ni los tratados internacionales-, y de la fuga de capitales, mejor ni hablamos. 

El saqueo a las arcas del País por el presidente Peña Nieto y cerca de 20 de sus gobernadores, miles de funcionarios públicos, senadores, diputados, alcaldes y regidores, queda perdonado. No por las leyes, ni los jueces, sino por un “mesías” que no acaba de definir en qué consiste su “4ª Transformación” pero que ahora intentará imponernos su “Constitución Moral”. 


Jorge Pérez Uribe 


Notas:
[1] http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/sergio-negrete-cardenas/el-peor-presidente-electo-de-la-historia 
[2] Semanario Proceso N° 2195, 25 de noviembre de 2018

domingo, 18 de noviembre de 2018

AMLO, EL DISCURSO DEL ODIO; LA EVOCACIÓN DE ECHEVERRÍA



El modo de actuar del presidente electo Andrés Manuel López Obrador recuerda al expresidente Luis Echeverría, que llevó al PRI a la socialdemocracia. López Obrador y su grupo han ido asumiendo actitudes de división, encono, excluyentes… y sin haber llegado todavía al poder.


Héctor Moreno | 14/11/2018


El uso constante de un discurso de división y odio, así como de promesas populistas de parte del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador evoca el sexenio de Luis Echeverría, porque esas actitudes fueron el precedente para la violencia política y el desastre económico. 


No solo se trata de un parecido de ambos en el estilo personal de gobernar, sino de su origen de una misma matriz ideológica política, cuyas raíces se encuentran en aquel viejo sistema priista. 


Ideológicamente, para diversos analistas, la trayectoria de López Obrador y su grupo se inscribe en las corrientes del cardenismo–lombardismo–echeverrismo postulantes y defensoras del nacionalismo revolucionario, una especie de socialismo a la mexicana. 


Por eso, para algunos líderes de la izquierda, López Obrador es un liberal revolucionario, con lo cual se explica su admiración –casi idolatría por Benito Juárez – y los héroes oficiales como Francisco I. Madero, Lázaro Cárdenas. 


López Obrador y su grupo han ido asumiendo actitudes de división, encono, excluyentes… y sin haber llegado todavía al poder 



Ese origen y permanencia en sus postulados lo hizo encontrar puntos de convergencia con la izquierda histórica, pero también le ha hecho diferenciarse claramente de ellos, al grado de contar hoy con un instrumento nuevo, como lo es Morena, a costa de desfondar el único resquicio de la izquierda, el PRD. 


Pero en la práctica, López Obrador y su grupo han ido asumiendo actitudes de división, encono, excluyentes… y sin haber llegado todavía al poder. 



El odio promovido desde el poder 



La administración de Luis Echeverría Álvarez, 1970 – 1976, estuvo marcada por una violencia política en la cual, el hecho más sentido fue el asesinato de Don Eugenio Garza Sada, reconocido como un gran mexicano por sus obras. 


Durante los funerales, el 18 de septiembre de 1973, frente a Echeverría, Ricardo Margain Zozaya lo acusó de haber sido el autor intelectual del hecho. 


“Lo que alarma no es tan solo lo que hicieron, sino por qué pudieron hacerlo”, cuestionó. 


“La respuesta es muy sencilla, aunque a la vez amarga y dolorosa. Solo se puede actuar impunemente cuando se ha perdido el respeto a la autoridad; cuando el Estado deja de mantener el orden público; cuando no tan solo se deja que tengan libre cauce las más negativas ideologías, sino que además se les permite que cosechen sus frutos negativos de odio, destrucción y muerte. 


“Cuando se ha propiciado desde el poder a base de declaraciones y discursos el ataque reiterado al sector privado, del cual formaba parte destacada el occiso, sin otra finalidad aparente que fomentar la división y el odio entre clases sociales”. 


Conocer algo del contexto puede ilustrar algunos aspectos de la trascendencia del asesinato del Garza Sada. 


Una de las versiones más extendidas como posible causa del asesinato de Garza Sada fue el rescate financiero que iba a hacer a la cadena de 37 periódicos propiedad del entonces coronel José García Valseca, cuyo medio insignia era El Sol de México. 


Imposibilitado para pagar una deuda al gobierno, el militar recurrió al empresario regiomontano, quien habría accedido a adquirir los diarios, pero fue asesinado antes de que se cerrara la operación. 


García Valseca provenía de una corriente de militares revolucionarios entre quienes estaban los hermanos Manuel y Maximino Ávila Camacho, quienes habían sido presidente y gobernador de Puebla. Formaban parte de un grupo político distinto al de Echeverría, más identificado con Lázaro Cárdenas y José Guadalupe Zuno. 


El gobierno de Echeverría tomó el control de los “soles”. En su primer consejo figuró Juan Francisco Ealy Ortiz, quien salió al poco tiempo para convertirse en propietario de El Universal, donde actualmente permanece. 


A Mario Vázquez Raña, empresario de una familia mueblera, el gobierno le vendió la cadena y la dirigió hasta su muerte. 



La violencia política 



La polarización durante el sexenio de Echeverría la marcó la transformación ideológica del PRI hacia la socialdemocracia, en la cual Porfirio Muñoz Ledo jugó un papel relevante; su afán de imponer una educación sexual a través de los libros de texto sin consultar a los padres y la promoción para legalizar el aborto. 


Igualmente, los constantes enfrentamientos con el sector privado y la “reacción” política. En ese ambiente se dieron también otros hechos de violencia. 


En 1972, Genaro Vázquez Rojas, jefe de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR) murió en un extraño accidente carretero cerca de Morelia, Michoacán. 


Joel Arriaga Navarro y Enrique Cabrera, dirigentes comunistas fueron asesinados en Puebla ese mismo año. 


Dos años después, Lucio Cabañas Barrientos, líder del Partido de los Pobres fue abatido. 


El 12 de septiembre de 1975, Carlos Ramírez Ladewig, jefe político de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) fue asesinado a balazos. Álvaro Ramírez Ladewig y su hijo, Carlos Ramírez Powell siempre denunciaron que fue un crimen de Estado, ordenado por el Presidente Luis Echeverría Álvarez. 



La era de López Obrador 



El discurso de división de López Obrador ha sido una constante, a pesar de vaivenes temporales acordes a la coyuntura política. Su animosidad a los empresarios, a quienes en su reciente campaña descalificó como una “minoría rapaz”, no es nueva. 


Baste citar un escrito suyo publicado en un suplemento de La Jornada, el 5 de diciembre de 2007, sobre los “10 años de gobierno de izquierda en el DF. 1997-2007”. 


“Esos personajes de las cúpulas empresariales son gente muy atrasada y actúan con mucha hipocresía: se la pasan en la iglesia, pero no saben qué es el cristianismo, no tienen amor al prójimo, son totalmente egoístas, el dinero los tiene enfermos y es su verdadero Dios”, escribió el tabasqueño. 


Sus descalificaciones a prensa y adversarios como “fifís”; su lenguaje decimonónico –para emular a Juárez – de tildar de conservadores a quienes no piensa como él y su grupo; sus promesas de bienestar sin ofrecer cómo lo has hará realidad evocan a ese populismo y a ese estilo de Echeverría. 


Frente a miles de personas que marcharon en la Ciudad de México para exigirle respeto a la legalidad y no realizar más consultas a modo, su respuesta no deja lugar a dudas, se asume como adversario, no como Presidente electo y desafía con más consultas a su manera. 


Su discurso de división, de odio, lleva, inevitablemente a evocar el sexenio de Luis Echeverría. 





Fuente: https://www.actuall.com/criterio/democracia/amlo-discurso-del-odio-la-evocacion-echeverria/?fbclid=IwAR3_crrHr1BYlV9A41D5KOltgTr8pphISdNYrlvgl48PsnspzhzDxdbVHrU

miércoles, 14 de noviembre de 2018

EN MATERIA DE JUSTICIA, AMLO NO OFRECE SOLUCIONES DE FONDO: EL MINISTRO COSSÍO


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Por Jorge Carrasco Araizaga , 10 noviembre, 2018

El presente es desastroso, pero el futuro no se ve mejor: sin una verdadera política de justicia no habrá comisiones de la verdad ni amnistías que valgan frente a la polarización social y el abandono de las instituciones judiciales. Esta es la opinión del ministro de la SCJN José Ramón Cossío, a pocos días de su retiro, acerca de los planteamientos del equipo del presidente electo en ese ámbito. Sobre el estilo lopezobradorista de hacer política, advierte: “Si el discurso va a ser que los 30 millones de votos autorizan hacer casi cualquier cosa, me parece que las instituciones no van a resistir…” 


Ciudad de México (Proceso).- El ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación José Ramón Cossío Díaz afirma que el saliente gobierno de Enrique Peña Nieto se desentendió de la política de justicia, mientras que el equipo de Andrés Manuel López Obrador no ha perfilado lo que hará en esta materia, salvo propuestas que no apuntan hacia soluciones de fondo. 

En entrevista con Proceso en vísperas de su retiro, luego de 15 años como ministro del máximo tribunal del país, subraya la urgencia de que México empiece un proceso de pacificación, no sólo por la violencia criminal, sino porque ha entrado en un proceso de polarización social que someterá a fuertes presiones a la libertad de expresión. 


Hace falta un liderazgo político que se comprometa a tomar en serio el tema de la justicia en el país. “Hay un derrumbe institucional” en esa área, asegura. El caso de los tráileres deambulando con cadáveres en Jalisco es apenas una muestra de ello. Asimismo, anticipa: Si el tema de los miles de desaparecidos queda irresuelto, se convertirá en “una bomba de tiempo” que tarde o temprano estallará con la radicalización de los familiares de las víctimas. 


Llegado desde la academia a la Suprema Corte en 2013, Cossío Díaz favorece la presencia de una comisión internacional para México. No para que reemplace a las autoridades encargadas de investigar los delitos y se encamine la justicia en el país, sino para capacitarlas, dado que muchas de sus acciones, por incompetencia, carecen de validez jurídica. 


El próximo gobierno va a tener una gran presión en el tema, con el añadido de que podría hacer modificaciones al Poder Judicial bajo el argumento de la legitimidad de los 30 millones de votos. 


“Si el discurso va a ser que los 30 millones de votos autorizan hacer casi cualquier cosa, me parece que las instituciones no van a resistir. No sé para qué tanto se va a utilizar ese discurso. Vamos a ver qué tanto las personas en esas instituciones resisten la narrativa de una persona que viene a resolver los problemas históricos del país, la del carro completo, la de los 30 millones, la del mandato popular. Eso se va a saber en el primer año del gobierno”, considera. 


En el ambiente de polarización del país asegura que la libertad de expresión también estará bajo muchas presiones. Explica: La elección manifestó que hay diferencias mucho más hondas de lo que habíamos pensado. Esa heterogeneidad es la que se está manifestando. Lo peligroso es que uno trate de acallar al otro porque se es chairo o fifí. 


Para los medios, dice, es una posición delicada porque se hacen y los hacen partícipes de estos grupos. “En términos de libertad de expresión, vamos a entrar, más allá de quién ocupe la presidencia, es un fenómeno social muy difícil”. 


A veces simplificamos en que había un antes y un después con López Obrador. No, él es causa de algunas cosas buenas y malas, y es producto de una situación social mucho más compleja, dice el constitucionalista. 


Considera que la cancelación del aeropuerto en Texcoco fue un acto profundamente simbólico: Se fue construyendo una disputa que fue una extensión de la elección del 1 de julio. Llegamos a la elección en una sociedad enormemente tensada entre quienes pensaron que simplemente había que seguir con lo que había o los que estaban a favor de un cambio radical. 


En el caso del aeropuerto se llegó al punto de que era un asunto de perdedores y ganadores. La cancelación fue un acto de poder, pero también en el mantenimiento de lo otro llevaba la implicación de un acto de poder. Es un ejemplo de la deformación a la que estamos llegando en el país, asegura. 



Confrontación ascendente

 




El ministro Cossío pasa a retiro de la Corte el 30 de noviembre próximo, en la víspera de que López Obrador asuma la Presidencia de la República. Las propuestas del próximo gobierno, al menos de lo que se ha dicho hasta ahora, para el ministro son insuficientes en comparación con los retos que enfrentará en materia justicia. 


“Al país le hace falta un proceso de pacificación. Es muy importante encontrar la manera de irle bajando no sólo la conflictividad que genera la delincuencia, sino también a las muchas conflictividades que se nos están abriendo. Estamos por abrir una, incluso, entre clases sociales. Hay una escalada de dos bandos.” 


Abunda: Estamos entrando en un proceso de muchos conflictos y de eso no tiene la culpa el próximo presidente. Son conflictos que no se habían podido manifestar, de clases sociales en los que las élites se están manifestando. 


“Lo que me preocupa es si ese proceso de pacificación lo vamos a hacer de forma paralela a la justicia. Supongamos que se creen varias comisiones de la verdad. Cuando terminen, ¿qué van a hacer? Una de dos: O generan una resolución vinculante –con lo cual se estaría quebrando todo el orden constitucional– o una megarrecomendación, que tampoco tendría mucha efectividad. 


Durante su periodo como ministro, Cossío Díaz fue integrante de la Primera Sala, encargada de los casos penales y civiles que llegan a la Suprema Corte. Casos como la interpretación constitucional que permitió la prisión domiciliaria de Luis Echeverría estuvieron bajo su ponencia en la Sala, de la que fue presidente y compartió 13 años con la ahora senadora y próxima secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero. 


Desde esa experiencia en justicia penal pone distancia sobre la propuesta del próximo gobierno de crear comisiones de la verdad para casos de graves violaciones a los derechos humanos, como la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, las ejecuciones de presuntos delincuentes a manos de militares cuando ya habían sido sometidos, o las masacres en San Fernando: 


“Parece creerse que la pacificación va a entrar por actos de las comisiones de la verdad, de actos de buena voluntad. Y eso no es así. Hay una delincuencia pavorosa en el país. Se necesitan muy buenas investigaciones, llevarlas a los procesos. Sostener las acusaciones ante la justicia y llegar a una sentencia. Si no somos capaces de hacerlo, lo único que estamos haciendo es posponer el problema.” 


Para el constitucionalista, maestro por la UNAM y doctor por la Universidad Complutense de Madrid, el sistema de justicia penal acusatorio que se aprobó en 2008 y entró en vigor en todo el país en 2016, fue prácticamente abandonado con todo y los problemas que significó su puesta en marcha y los ajustes que se le tienen que hacer. 



No valen salidas paralelas 





¿Cómo se va a hacer para que quien vive de robar, quien vive de la trata de personas, de la extorsión se salga de una actividad ilícita?, se plantea. Desde su punto de vista, no sólo es el dinero que le produce al delincuente, sino el sentido de pertenencia a un grupo que tiene sus narrativas, su música, sus códigos. Son condiciones mafiosas que para ellos son relevantes. 


“Un perdón en las actuales condiciones no sirve de nada”, asevera. Por qué un delincuente va a querer el perdón, si mañana y pasado puede delinquir porque la probabilidad de que lo detengan es prácticamente nula. Dirán entonces que no necesita el perdón de nadie. 


Desde la perspectiva del Estado, dice el ministro, un perdón así no son más palabras vacías “porque es como decir: fórmense para ver quién quiere ser perdonado. Muchos dirían: a mí me da un poco lo mismo. Algunos dirán que se fueron a amnistiar para que les borraran todo su pasado, pero al día siguiente estarán en la misma actividad porque nada se habrá transformado”. 


“¿Por qué alguien se va a salir simplemente porque se le ofrezca un trabajo? Es mucho más complicado que pensar que están en la delincuencia porque no tuvieron oportunidad de empleo. A lo mejor en el origen sí, pero ahora es mucho más complicado”, dice sobre la manera en que el gobierno de López Obrador ha explicado la participación de sectores sociales, sobre todo los jóvenes, en la delincuencia organizada. 


De acuerdo con el ministro, proponer salidas paralelas –parajudiciales, prejudiciales o metajudiciales– para resolver lo que la justicia no está haciendo, puede acabar por ser contraproducente. Primero porque aumentaría aún más la impunidad; y segundo, vendría un desencanto aún mayor hacia la justicia mexicana. 


Es muy bueno tener voluntad política y entusiasmo transformador, pero se necesita mucho trabajo técnico: “Para llevar a una persona a proceso y acusarla de corrupción, lavado de dinero o lo que sea, necesito entender que no es simplemente mi intuición, sino que tengo que ver un montón de evidencia bien construida para aplicar como juzgador una sentencia. Y eso mismo pasa con el Ministerio Público, los policías y los defensores”. Encargado de revisar las actuaciones de la autoridad en asuntos penales y civiles, y de cara a las salidas propuestas, Cossío Díaz afirma: 


“A veces tenemos la idea de que el Estado mexicano es grandísimo, que hay muchísimas autoridades. Pero lo que podemos ver es que muchas de las autoridades son muy incompetentes para hacer eso que el derecho les obliga a hacer. Consecuentemente, sus actos jurídicamente van a ser nulos y aquello que se quiso lograr como una buena idea, como una buena intención, como un modo de reparar males sociales acaba siendo tan malo como el problema que quisieron combatir. Con una desventaja, que después viene la decepción social”. 


Podría ser el caso de los desaparecidos, un tema al que piensa dedicarse cuando se convierta en ministro en retiro, casi a los 59 años. Hay miles de familias en México que tienen “muertos vivientes”. Es dramático lo que están viviendo las familias: “No saben qué pasó con ellos. Es una cicatriz que crece y si no se resuelve bien, la sociedad lo pagará en 10 o 15 años, cuando tendremos movimientos cada vez más radicales y dolidos”. 


Afirma: “Un Estado que no es capaz ni siquiera de entregar a los familiares los restos de las personas a quienes el Estado no tuvo la capacidad de proteger, se está construyendo una bomba de tiempo que estallará tarde o temprano”.


Fuente:https://www.proceso.com.mx/559115/en-materia-de-justicia-amlo-no-ofrece-soluciones-de-fondo-el-ministro-cossio