domingo, 29 de noviembre de 2020

LA VIDA ES SUEÑO Y LA PALABRA DE DIOS NOS DESPIERTA

 

El P. Raniero Cantalamessa OFM Cap. recibiendo el capelo cardenalicio



Por P. Raniero Cantalamessa OFM Cap. | 29 noviembre, 2020 

* «Hay una característica del sueño que no se aplica a la vida, la ausencia de responsabilidad. Puedes haber matado o robado en sueños; te despiertas y no hay rastro de culpa; tu certificado de antecedentes penales está sin mancha. No así en la vida; bien lo sabemos. Lo que uno hace en la vida deja huella, ¡y qué huella! Está escrito de hecho que «Dios dará a cada cual según sus obras» (Romanos 2,6). En el plano moral existe un terrible somnífero. Se llama hábito. El hábito es como un vampiro. El vampiro –al menos según cuanto se cree– ataca a las personas que duermen y, mientras les chupa la sangre, a la vez les inyecta una sustancia soporífera que hace experimentar aún más dulce el dormir, de modo que el desafortunado se hunde cada vez más en el sueño y el vampiro le puede chupar toda la sangre que quiera. También el hábito en el vicio adormece la conciencia, por lo que uno ya no siente ni siquiera remordimiento; cree estar muy bien y no se percata de que está muriendo espiritualmente. La única salvación, cuando este «vampiro» se te ha pegado encima, es que llegue algo de improviso para despertarte del sueño. Esto es lo que se determina a hacer con nosotros la palabra de Dios con esos gritos de despertar que nos hace oír tan frecuentemente en Adviento: ‘¡Velad!’» 


I Domingo de Adviento (B) 

Isaías 63, 16b-17; 19; 64, 3b-8, Salmo 79, 1 Corintios 1, 3-9, Marcos 13, 33-37 

En aquel tiempo Jesús dijo a sus discípulos: «Velad, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!». 

Este modo de hablar de Jesús sobreentiende una visión bien precisa del mundo: el tiempo presente es como una larga noche; la vida que llevamos se parece a un sueño; la actividad frenética que en ella desarrollamos es, en realidad, un soñar. Un escritor español del siglo XVII, Calderón de la Barca, escribió un famoso drama sobre el tema: «La vida es sueño». 

Del sueño nuestra vida refleja sobre todo la brevedad. El sueño ocurre fuera del tiempo. En el sueño las cosas no duran como en la realidad. Situaciones que requerirían días y semanas, en el sueño suceden en pocos minutos. Es una imagen de nuestra vida: llegados a la vejez, se mira atrás y se tiene la impresión de que todo no ha sido más que un soplo. 

Otra característica del sueño es la irrealidad o vanidad. Uno puede soñar que está en un banquete y come y bebe hasta la saciedad; se despierta y se vuelve a tener hambre. Un pobre, una noche, sueña que se ha hecho rico: exulta en el sueño, se pavonea, hasta desprecia a su propio padre, fingiendo no reconocerle, pero se despierta y ¡se encuentra nuevamente pobre como era antes! Así sucede también cuando se sale del sueño de esta vida. Uno ha sido aquí abajo ricachón, pero he aquí que muere y se ve exactamente en la situación de aquel pobre que se despierta tras haber soñado que era rico. ¿Qué le queda de todas sus riquezas si no las ha empleado bien? Las manos vacías. 

Hay una característica del sueño que no se aplica a la vida, la ausencia de responsabilidad. Puedes haber matado o robado en sueños; te despiertas y no hay rastro de culpa; tu certificado de antecedentes penales está sin mancha. No así en la vida; bien lo sabemos. Lo que uno hace en la vida deja huella, ¡y qué huella! Está escrito de hecho que «Dios dará a cada cual según sus obras» (Romanos 2,6). 

En el plano físico hay sustancias que «inducen» y ayudan a conciliar el sueño; se llaman somníferos y son bien conocidos por una generación como la nuestra, enferma de insomnio. También en el plano moral existe un terrible somnífero. Se llama hábito. El hábito es como un vampiro. El vampiro –al menos según cuanto se cree– ataca a las personas que duermen y, mientras les chupa la sangre, a la vez les inyecta una sustancia soporífera que hace experimentar aún más dulce el dormir, de modo que el desafortunado se hunde cada vez más en el sueño y el vampiro le puede chupar toda la sangre que quiera. También el hábito en el vicio adormece la conciencia, por lo que uno ya no siente ni siquiera remordimiento; cree estar muy bien y no se percata de que está muriendo espiritualmente. 

La única salvación, cuando este «vampiro» se te ha pegado encima, es que llegue algo de improviso para despertarte del sueño. Esto es lo que se determina a hacer con nosotros la palabra de Dios con esos gritos de despertar que nos hace oír tan frecuentemente en Adviento: « ¡Velad! ». Concluimos con una palabra de Jesús que nos abre el corazón a la confianza y a la esperanza: «Dichosos los siervos que el señor al venir encuentre despiertos; yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá» (Lucas 12,37).


Evangelio 

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: 

«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. 

Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. 

Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer: no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. 

Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!» 

Marcos 13, 33-37


https://caminocatolico.com/la-vida-es-sueno-y-la-palabra-de-dios-nos-despierta-por-raniero-cantalamessa-ofm-cap/

sábado, 21 de noviembre de 2020

CARDENAL SÍ, OBISPO NO. EL PADRE CANTALAMESSA QUIERE MORIR FRANCISCANO


El padre Raniero Cantalamessa con el Papa Francisco. Foto: Vatican Media


El predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, anunció que pidió la dispensa del orden episcopal.



Por DLF Redacción | 19 noviembre, 2020

Cuando anuncia un nuevo consistorio y los nombres de quienes serán nombrados cardenales, el Papa Francisco siempre da una que otra sorpresa, y el pasado 25 de octubre no fue la excepción. En el Ángelus de aquel domingo, el Santo Padre pronunció el nombre del predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa.

A este sacerdote de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos, de 86 años, encargado –entre otras cosas- de impartir los retiros a los que asiste el Papa, le cayó por sorpresa la noticia de que sería cardenal.

“Recibí la noticia como los demás, escuchando en directo el Ángelus del Papa el domingo 25 de octubre. ¡Si no fuera por el hecho de que llevo un apellido tan inconfundible en ese momento, habría pensado que era otra persona!”, reconoció el padre Cantalamessa en una entrevista con el periódico diocesano Chiesa di Rieti.

La decisión de nombrar cardenal a un presbítero no es inédita, aunque sí poco común. Normalmente, también les ordena obispos, aunque el padre Cantalamessa adelantó que ha solicitado al Papa Francisco no recibir el episcopado.

“Dado que existe esta posibilidad, he pedido al Santo Padre la dispensa de la ordenación episcopal. El oficio del obispo, como dice el título de mi reciente libro de ejercicios espirituales para obispos, es ser pastor y pescador”.

“A mi edad es muy poco lo que podía hacer como ‘pastor’; por otro lado, lo que podría hacer como ‘pescador’ lo puedo seguir haciendo anunciando la palabra de Dios.


El padre Cantalamessa durante un retiro. Foto: Vatican Media.

Otro motivo, reconoció el sacerdote ‘es el deseo de morir en mi hábito franciscano: algo que difícilmente me hubiera permitido hacer si hubiera sido obispo'”.

El sacerdote franciscano ha asegurado que su vida apenas cambiará con el cardenalato.

“El nombramiento de cardenales mayores de ochenta años, como sabemos, no implica compromisos pastorales particulares. Por tanto, gracias a Dios y al Papa, podré seguir llevando la vida habitual”.

“Esta vida consiste en las predicaciones de Cuaresma y Adviento en presencia del Papa y su residencia en la Ermita del Amor Misericordioso de Cittaducale, donde vive una comunidad de clarisas capuchinas de las que es padre espiritual”.

“Las conocí cuando aún estaban en el monasterio de origen y seguí todo su proceso espiritual y jurídico. Cuando llegué a Cittaducale, surgió en mi corazón el deseo de poder vivir la vida de ermitaño que tanto amaba mi Padre San Francisco y, con el permiso de mi ministro general, me trasladé allí para pasar los momentos en los que No ando predicando, compartiendo soledad y oración con ellas”.

“A medida que envejezco, voy disminuyendo los compromisos por los que mi vida alterna entre la Ermita y la Curia General de los Frailes Capuchinos que es la comunidad a la que pertenezco”, agregó.

Por último, aseguró que el Santo Padre le ha pedido que continúe con su labor como Predicador de la Casa Pontificia.

https://desdelafe.mx/noticias/iglesia-en-el-mundo/cardenal-si-obispo-no-el-padre-cantalamessa-quiere-morir-franciscano/

sábado, 14 de noviembre de 2020

EU, SIN PILOTO EN LA TEMPESTAD

 


Pablo Hiriart | 13/11/2020

Al presidente no le aflige ni le acongoja. Está ocupado en su único tema: él.

En su lucha por conservar el puesto, Trump ha sumado una crisis política a la crisis sanitaria.

Ayer envió mensajes vía Twitter para desacreditar el resultado de los comicios y afirmó, sin pruebas, que votos acreditados a Biden en Pensilvania le correspondían a él.

Son malas noticias para Estados Unidos, y pésimas para México.

Mientras aquí no se controle la pandemia, no habrá recuperación económica duradera en este país.

Y si le va mal a Estados Unidos, le va mal a México.

Peor aún: el presidente y su falta de convicción democrática ha ido hundiendo a su país en una crisis política nunca antes vista.

Y no es descabellado un escenario inédito el próximo 20 de enero: agentes del Servicio Secreto sacando a Trump de la Casa Blanca.

De aquí a ese día Donald Trump seguirá siendo el presidente de Estados Unidos. Conservará el poder que da ser el jefe de la potencia más poderosa de la Tierra.

¿Qué hará Trump en estos dos meses y días que le restan al frente de la presidencia?

Destruir. No hay otro punto en su agenda. Que se mueran los que sea en la pandemia que azota a la Unión Americana, con mayor fuerza que al resto del mundo.

La economía lo va a resentir, si Trump dramatiza y prolonga los estertores de su agonía política.

No es un berrinche sin consecuencias de un mal perdedor, pues desde la Casa Blanca ha boicoteado la transición del gobierno que, le guste o no, entrará en funciones el 20 de enero.

Todo eso, en el centro de una tragedia sanitaria, con mil cien muertos diarios.

Cuando se elige presidente, el encargado de Servicios Generales del gobierno firma un memorándum que da acceso al equipo entrante a oficinas, equipos y funcionarios, para hacer el relevo ordenado de la administración.

La jefa de esa Oficina, Emily Murphy, se ha negado a firmar el documento.

Mike Pompeo, secretario de Estado, dijo que habrá una transición tranquila y sin sobresaltos de la administración Trump… a la administración Trump.

Desde luego que hay crisis política, y no se va a resolver en unos días. La economía lo va a notar, porque detrás de esos desplantes autoritarios está el veneno de la incertidumbre.

Un populista autoritario jamás admite una derrota.

Los que creen en la democracia, y no sólo la usan como escalera para alcanzar el poder, reconocen cuando pierden, pues esa es la regla básica del sistema.

Como recordó ayer Nicholas Kristof, en The New York Times, cuando Barak Obama rebasó los 270 votos electorales en noviembre de 2008, el republicano que resultó perdedor en esa ocasión, John McCain, dijo: “Insto a todos los estadounidenses que se unan a mí, no sólo para felicitarlo, sino para ofrecerle a nuestro próximo presidente nuestra voluntad y nuestro sincero esfuerzo para encontrar formas de unirnos”.

Hillary Clinton, al perder ante su acérrimo rival, dijo de inmediato: “Donald Trump será nuestro presidente. Le debemos mente abierta y la oportunidad de dirigir”.

Al Gore, en 2000, cuando cayó por 535 votos en Florida ante George W. Bush: “Hago un llamado a todos los estadounidenses, particularmente a los que estuvieron con nosotros, a unirnos detrás de nuestro próximo presidente”.

Ahora que Biden rebasó con mucho los 270 votos electorales necesarios para convertirse en el próximo presidente, y derrotó por 5 millones de votos a Donald Trump, éste grita fraude, llama a resistir, atenta contra el sistema electoral, sabotea el proceso de transición y se atrinchera en la Casa Blanca.

Imposible esperar una respuesta democrática de quien no es un demócrata.

Los olmos no dan peras.

Mientras, miles de estadounidenses mueren cada día por una pandemia sin control y que a su presidente le importa un rábano.

https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/eu-sin-piloto-en-la-tempestad

viernes, 6 de noviembre de 2020

MIGUEL HIDALGO, MAGNICIDIO, FINANZAS, CONTROL DE TERRITORIOS (XI)


José Francisco Severo Maldonado


El magnicidio que no se consumó


<<La tentativa de asesinar al caudillo es confesión del propio Allende: Habiéndole extrañado [Allende] al doctor Maldonado por qué en su periódico intitulado Despertador Americano no se contaba con el señor don Fernando Séptimo que era el principal objeto de la insurrección contestó que eso no le parecía bien a Hidalgo, de cuyas resultas el declarante consultó con el mismo doctor Maldonado y con el declarante de la mitra, el señor Gómez Villaseñor, si era lícito darle un veneno para cortar esta idea suya y otros males que estaba causando, como los asesinatos que de su orden se ejecutaban en dicha ciudad, con los muchos más que amenazaban su despotismo, lo que no pudo ejecutar por lo mucho que el Cura se reservaba de él. 

Pues por lo demás, aprobándole su idea Maldonado y Villaseñor, compró el veneno por medio de Arias y lo repartió entre su propio hijo y el mismo Arias, para aprovechar la ocasión que se presentase a cualquiera de los tres, y de eso cree que han de ser sabidores don Ignacio Aldama, don José María Lisiaga y don Vicente Saldierna; y aún en su equipaje podrá hallarse la parte del veneno que se reservó para el efecto. >>[1]

Finalmente la conjura, quedó en eso, al no presentarse la oportunidad, ya que al parecer el cura se guardaba mucho, amén de que tenía un círculo de leales que no lo desamparaban ni en las necesidades fisiológicas. 

No obstante hay que considerar que cuando Hidalgo fue despojado del mando supremo quedando en manos de Allende y su grupo, tampoco llevaron a cabo el magnicidio.

La ilusión de la alianza angloamericana 



<<Como contrapartida de la xenofobia dirigida a los peninsulares hubo en la insurgencia la ilusión de contar con la solidaridad y apoyo de los americanos de más al norte –los estadounidenses-, que habían dado ejemplo al independizarse en 1776 y se habían constituido en próspero país. Algunos criollos recelaban de las ambiciones de esa nueva nación sobre los territorios de Nueva España, como Talamantes y el mismo Allende; pero en las circunstancias de la guerra prevaleció entre los insurrectos la esperanza de su ayuda. >>[2]

De tal forma, Hidalgo eligió al guatemalteco Pascasio Ortiz de Letona como embajador ante Estados Unidos; no obstante sintiéndose poco autorizado, esperó la llegada de Allende y entonces con otros poderes más amplios partió a dicho país. 

Rumbo a Veracruz, Letona fue capturado, por lo que se suicidó con veneno. Al enterarse Allende, por el día 14 de enero, sin consultar a Hidalgo, envío al licenciado Ignacio Aldama con el mismo carácter, pero sin las formalidades de Letona. En Saltillo se le unió el franciscano Juan Salazar. Contaron con apoyo y pasaporte del caudillo Mariano Jiménez, sin embargo fueron apresados en San Antonio Béjar y posteriormente fusilados. 


Financiar tan numerosa tropa 


<<Pagando un peso diario a los de a caballo y medio a los de a pie, el solo salario de los 7,200 hombres con que había llegado Hidalgo importó, durante los primeros días y hasta la revista del 11 de diciembre, alrededor de 99,400 pesos, sin contar unos mil de el Amo Torres. 

De ahí en adelante, como mencionamos, se sumarían los de Allende, otros mil, y a partir de fines de diciembre irían llegando multitudes a Guadalajara y a sus alrededores, sobre todo a pie, en número mayor de veinticinco mil voluntarios. Se hizo indispensable otra revista y una retabulación. La revista tuvo lugar el 30 de diciembre en los llanos de San Pedro. Según el espía Guadalupe Marín, llegaban como a 30,000 individuos, de los cuales 5,000 eran indios flecheros de Colotlán y los otros 25,000 eran lanceros, garroteros u honderos. Estimó que de caballería había de cinco mil a seis mil hombres, cifra que parece herrada, pues ya vimos que cuando menos eran siete mil. Como sea, a partir de esas fechas el pago de salarios fue enorme, Si contamos únicamente la primera quincena de enero, la retribución de 7,000 jinetes fue de 105,000 y la de 25,000 infantes mal armados, llegó a 187,500 pesos, totalizando 292,500. Si a esta sumamos la paga de la segunda de diciembre, entonces eran 585,000 pesos. 

Aparte estaba la retabulación intentada por Allende: un peso diario al alférez, doce reales al teniente, dos pesos al capitán, tres pesos hasta coroneles. Esto disminuiría notablemente el sueldo de los de caballería, pues sólo se consideraban los alférez, no sabemos cuántos; por otra parte se incrementaba el salario de un reducido número de oficiales. El pago de mariscales, tenientes generales y generales, debió de ser muy superior. Esto lo fijó Hidalgo. El tabulador de Allende al parecer sólo se aplicó parcialmente, pues “en el ejército no había cosa que se acercase al orden”. 

Como sea, el pago del ejército era exorbitante. Por ello se procuraba el embargo y venta de bienes de europeos, pero era insuficiente, y aunque algunos criollos también resultaban perjudicados, el criterio general era respetar sus bienes y caudales. 


Bien vestidos 


Hasta entonces el grueso de la tropa vestía ropa inadecuada o harapos. La falta de uniformes impedía identificar grupos y rangos, lo cual dificultaba movimientos y órdenes y el invierno había llegado. El financiamiento se obtuvo de los secuestros de europeos y el Generalísimo se avocó a la tarea de solicitar y revisar el vestuario de tropa, oficiales y de sus músicos y familia.

Uniforme militar del Generalísimo


Sustracción de caudales 


De este modo, a lo largo de la estancia en Guadalajara, sobre todo a principios de enero, los caudillos echaron mano al parecer de los siguientes caudales: del gobierno local, 225,987 pesos integrados así; 115,269 pesos de las cajas reales, 95,718 de la Aduana, 15,000 de la Secretaría de Cámara. De la Iglesia, 72,365 pesos conformados de esta manera: 30,000 pesos de fábrica cardenalicia, 31,500 de gruesa decimal, 1,900 de la casa Santa y Santos lugares de Jerusalén, 478 de limosnas de cautivos, 1,400 del convento de Santa maría de Gracia, 3,815 del santuario de Zapopan y medallas por 600 pesos, 2,671 de las monjas capuchinas y 3,000 fanegas de los carmelitas. En total 298,352 pesos. 

De todo esto no conozco constancias suscritas por Hidalgo o algún otro de los dirigentes ni el registro institucional. Son noticias que dieron algunos realistas afirmando que había documentos fehacientes, aunque llama la atención que en el proceso de Hidalgo no se hubiera hecho referencia a tales sustracciones. El documento que se conoce es la constancia que dejaron Hidalgo y Allende de haber tomado como préstamo patriótico 77,000 pesos de réditos de capellanías y obras pías, y mediante el comisionado oidor Avendaño, 57,587 pesos de capitales de capellanías de colecturía de vacantes. Incluso Rayón firmó como ministro de la nación, cosa que Hidalgo reconocería en su proceso. Así mismo hay recibo por 700 pesos de diezmos de Colima. Todo suma 135,287 pesos documentados. De ser ciertas las sustracciones del primer grupo, tendríamos un total de dineros eclesiásticos por 207,652 pesos. […] El gran total sería entonces de 437,404, insuficiente para cubrir el pago del ejército en casi dos meses de estancia en la ciudad. Lo más seguro es que la paga a menudo fuera incompleta y se retrasara; pero de cualquier manera habría que dar de comer a esas multitudes y comprar insumos. De secuestro y venta de bienes europeos tampoco alcanzaba.[3]


Pérdidas y conquistas de territorio



La estancia de Hidalgo en la capital neogallega se significó por una reubicación del movimiento insurgente a lo largo del país. A partir de la derrota de Aculco, ocurrió un retraimiento en el centro del país, en los lugares por donde las masas habían transitado durante septiembre, octubre y noviembre de 1810. Las poblaciones donde había brotado la insurrección, como San Miguel y Dolores, cayeron sin luchar en poder de los ejércitos de Flon y Calleja el 25 y 28 de octubre. 

Calleja, se apoderó de Celaya el 16 de noviembre y sin resistencia recuperó Salamanca e Irapuato y por las armas tomó la ciudad de Guanajuato, el 25 de noviembre. Valladolid fue recuperada el 28 de diciembre. 

<<Así pues, el mapa político de las intendencias de Guanajuato, México y Michoacán había sufrido un cambio significativo en poco más de tres meses: del poder virreinal a la insurrección, y de esta nuevamente a ese poder. A pesar de la recuperación las cosas ya no serían igual en aquellos lugares. >>[4]

Tras la toma de Guadalajara, el movimiento retomó fuerzas y ánimo se extendió hacia el norte y hacia el sur, no por movimiento de muchedumbres, como había venido ocurriendo, sino por pequeños agrupamientos armados o por el movimiento interno de algunas poblaciones, así como de caudillos comisionados por el cura. En todos los casos, se reconocía a Hidalgo como jefe principal, asociado con Allende. De esta forma cayeron Zacatecas, San Luis Potosí, -de donde había partido Calleja, el 24 de octubre-, habiendo proclamado la independencia los legos juaninos Luis de Herrera y Juan de Villerías. Se hizo cargo, Mariano Jiménez, comisionado de Allende, quien siguió a Venado, Charcas, Matehuala, Real de Catorce y de ahí siguió a hacia Coahuila, arribando a Saltillo, donde estableció relaciones con estadounidenses, lo que reanudó la esperanza de obtener apoyo de Estados Unidos. 

Hacia el noreste el cura Mercado tomó Tepic y San Blas. El comisionado González Hermosillo, tomó Acaponeta y Mazatlán 

Jorge Pérez Uribe

Notas:
[1] Carlos Herrejón Peredo, Hidalgo: maestro, párroco e insurgente, Ed. Clío, libros y videos, S.A. de C.V., México, 2014, pág. págs.370, 371 
[2] Ibíd., págs.354, 355
[3] Ibíd., págs.375-377 
[4] Ibíd., pág.382