martes, 29 de agosto de 2023

EL TRIUNFO DEL FRENTE

Incluso si gana Claudia Sheinbaum la presidencia, el país tendrá una oposición fortalecida y un Congreso sin mayorías calificadas para modificar la Constitución a placer del gobernante.





Pablo Hiriart | agosto 29, 2023

Hay buenas noticias para el país: la oposición salió de las tinieblas y está en posibilidad de ganar la presidencia de la República dentro de nueve meses.

Salvo que se cuartee el PRI por una decisión inconsulta de Alejandro Moreno sobre una inminente declinación de Beatriz Paredes, todo va mejor de lo esperado.

La encuesta publicada ayer en El Financiero muestra a Xóchitl Gálvez a nueve puntos de la precandidata oficial, algo que parecía inimaginable hace dos o tres meses.

Es una buena noticia para México, porque sí es posible frenar el dispendio demencial en elefantes blancos, rescatar el valor de la seguridad personal y patrimonial de los ciudadanos, trabajar en la reconstrucción del Estado de derecho y en la reconciliación nacional.

Incluso si gana Claudia Sheinbaum la Presidencia, el país tendrá una oposición fortalecida y un Congreso sin mayorías calificadas para modificar la Constitución a placer del gobernante.

Lo que se refleja hasta ahora en las encuestas es que nadie será “dueño” del Legislativo, y quien gobierne tendrá que acatar el mandato de lo que se vislumbra que traerán las urnas: pónganse de acuerdo.

En la ruina estaba la oposición hasta hace muy poco, y la sociedad civil la levantó para dar la pelea por México.

La ola rosa, esa que el gobierno dijo que la componían 7 mil personas, se extendió por el país, y sí será posible frenar la marcha hacia un régimen totalitario, de chavismo a la mexicana, sin división de poderes, con odio de clases, y que inevitablemente nos lleva a la bancarrota.

Sí, a la bancarrota. Sí, inevitable.

O se les frena en junio, o no habrá reversa.

Hasta ahora el gobierno puede presumir que ha gobernado sin quebrar al país (vaya logro).

En efecto, las reformas que desprecian por “neoliberales”, han evitado la ruina y la dictadura.

Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, Banco de México autónomo, Instituto Nacional Electoral, Tribunal Electoral, apertura a la sociedad de espacios que eran monopolio del gobierno, como el INAI. Prensa libre.

Pero nada es suficientemente fuerte para evitar la ruina si la pesadilla continúa otro sexenio.

Enrique Quintana explicó en estas páginas ayer que, entre enero de 2024 y junio de 2027, Pemex debe pagar 34 por ciento de su deuda total. Es decir, en el siguiente trienio deberá pagar 38 mil millones de dólares.

¿Con qué dinero? ¿De dónde?

Pemex no puede hacerlo, ya que en los últimos cuatro años sus pérdidas ascendieron a un billón 28 mil millones de pesos.

Es sólo un botón (importante) de las bombas económicas que dejará el actual gobierno a quien le suceda.

¿Quién va a pagar eso?

Usted, si conoció los estragos de la docena trágica (1970-1982), ya lo sabe.

Y si lo sabe, es indispensable que se lo explique a sus hijos para que nadie se quede sin votar.

Para fortuna del país, los partidos de oposición fueron sensibles al clamor de la ola rosa y con humildad antepusieron el bien de México por sobre sus intereses partidistas.

Que hubo, hay y habrá jaloneos al interior del Frente, es inevitable. Es política.

Hasta ahora ha sido encomiable la actitud de PAN, PRI y PRD, para evitar el colapso de la democracia y la economía, que no resisten otros seis años de conducción irresponsable.

No les ha ido mal a los partidos: el PRI ha dado una sorpresiva muestra de fortaleza: Beatriz Paredes tiene 32 por ciento de las preferencias en el Frente.

Por la noche, a través de un comunicado, Beatriz manifestó que no compartía, por ahora, la idea de declinar, que sugirió Alejandro Moreno; sin embargo, confió en que se ponderará la unidad del Frente.

Pero su precandidatura colaboró para poner al PRI nuevamente en el mapa.

Se consolidó la personalidad de Enrique de la Madrid, destinado a grandes cosas en los meses y años que vienen, pues a su talento añadió una indudable vocación para servir a México.

Acción Nacional se levantó del descrédito que le dejó su proceso de selección de candidato presidencial en 2018.

Es una fuerza política seria, con buenos y malos ejemplos (como en todos los partidos y grupos sociales), pero que sí es capaz de poner el bien común por delante de las legítimas aspiraciones de sus líderes. La actitud de Santiago Creel es tan digna como impensable en el bloque que hoy gobierna.

El PRD puede ser, otra vez, la casa de la izquierda.

Una izquierda comprometida con los valores de la democracia y las luchas sociales, así como por equilibrar el terreno para que en nuestro país no pierdan siempre los mismos.

Enorme éxito del Frente. Pase lo que pase, los mexicanos no estaremos solos, como lo estuvimos en el primer trienio del actual gobierno.

Salvo que el diablo meta su cola y algún dislate inesperado descarrile esta gran oportunidad que partidos y sociedad han creado.

Fuente:https://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/2023/08/29/el-triunfo-del-frente/

lunes, 14 de agosto de 2023

MÉXICO, SIN FUTURO COMO NACIÓN INDEPENDIENTE


Los libros de texto fueron sustituidos por otros que diluyen la enseñanza de matemáticas, lectura y escritura, y se da prioridad a los ‘saberes colectivos’ sobre el aprendizaje individual.



Pablo Hiriart | agosto 10, 2023

Hasta ahora el único camino para salir de pobre es la educación, y el gobierno le ha puesto los sellos de clausurado.

Y es la única manera de ser una nación independiente, como lo demuestran Estados Unidos, Japón, China, India, Corea del Sur, Suecia…

¿Cómo quiere Morena que los niños tengan una vida mejor, si les cierra la puerta de la educación?

Está la ruta del narco, o los programas sociales que mantienen a los beneficiados como dependientes permanentes del gobierno en turno, y de que éste tenga recursos.

López Obrador siempre ha sido un destructor, y en su sexenio se ha ensañado particularmente con los niños. Más específico aún: contra los niños pobres.

-Apenas llegó a la Presidencia cerró el programa de Estancias Infantiles que daba atención a 330 mil niños, hijos de madres trabajadoras. Eran cuidados por profesionales y recibían alimentación sana.

Los mandó a quedarse con la tía o los abuelitos, sin poder desarrollarse en la convivencia con otros niños y comiendo lo que les den.

-Cerró el programa Escuelas de Tiempo Completo, donde los niños de escasos recursos, con énfasis en zonas rurales e indígenas, recibían desayuno y comida con los nutrientes adecuados.

La idea era expandir el programa para que todos los niños pasen más tiempo en la escuela, con maestros preparados y alimentación balanceada para garantizar su sano desarrollo.

Pero López Obrador consideró que eso era neoliberal, y la consecuencia del cierre de Escuelas de Tiempo Completo ha sido niños que desayunan tortilla con sal, o tortilla y frijoles, o tortilla con chile.

Es triste imaginar el presente y el futuro de millones de niños que llegan mal alimentados al salón de clases y regresan temprano a sus casas donde no están sus padres porque trabajan. O porque los abandonaron (estos casos suman millones).

-Echó abajo la reforma educativa del presidente Peña Nieto, votada y elogiada hasta por el actual presidente de Morena, Mario Delgado, que después operó el deseo de su jefe, ‘El Destructor’, y la demolió.

Con la reforma se hacían obligatorios los concursos de oposición para una plaza. Se capacitaba a maestros, que eran evaluados con regularidad. Se sacó al sindicato de la toma de decisiones académicas. Se creó una comisión de evaluación docente. En las normales de maestros se introducía el inglés de forma intensiva y obligatoria para que los nuevos profesores fueran bilingües.

-AMLO anuló los libros de texto. Fueron sustituidos por otros que diluyen la enseñanza de matemáticas, lectura y escritura, y se da prioridad a los “saberes colectivos” sobre el aprendizaje individual, con énfasis en apología del delito.

En el Congreso, el bloque gobernante sostiene que las matemáticas siguen presentes, pero de mejor manera. Así lo explicó en tribuna la senadora Graciela Gaytán, del Partido Verde, maestra normalista:

“Que le digan, por ejemplo: el Sol brilla de día, en lugar que le digan ¿Cuál es la estrella que ustedes tienen ubicada en el espacio? Que tenga más significado. ¿Cuál es la estrella más cercana a la Tierra? Por ejemplo: ¿Cuántas regiones tenemos en el país de nosotros? Ahí van incluidas las matemáticas y va incluido el español. Esta educación va englobada”.

En esas manos quedan 24 millones de niños mexicanos.

Con ese tipo de contenidos educativos aprenderán matemáticas para luego salir a ganarse la vida, sin bases mínimas, en un mundo de comprensión de mensajes, de algoritmos e inteligencia artificial.

El resultado de la destrucción educativa hecha por el presidente López Obrador será la perpetuación de la desigualdad: los egresados de escuelas públicas no tendrán futuro. Los que salgan de escuelas privadas, sí.

Los contenidos de los libros de texto obligatorios, hechos en secreto, contra la ley, y distribuidos contra un mandato judicial, no son socialistas ni marxistas. Son peores.

Me lo explicó un amigo que estuvo en confección e instrumentación de la reforma educativa del sexenio pasado:

“Es la caída. Es la primera vez en la historia moderna que un gobierno hace abiertamente un plan de estudios en contra de la Ilustración”.

“La educación socialista del general Cárdenas nunca planteó un programa contra la Ilustración y la ciencia”.

“Estamos ante una aberración anti intelectual que se suma a la entrega de la carrera profesional de los docentes a los líderes sindicales. Es el oscurantismo”.

“Después de esto no hay vuelta atrás. Tendrá que ser un trabajo de años para revertir esta regresión irracional y anti intelectual.

“Lo tendremos que hacer, de lo contrario México no tendrá futuro como nación independiente.”

En efecto, así es.


Fuentehttps://www.elfinanciero.com.mx/opinion/pablo-hiriart/2023/08/10/mexico-sin-futuro-como-nacion-independiente/

martes, 8 de agosto de 2023

CON LOS NIÑOS NO, PRESIDENTE


Los libros de texto, impresos y distribuidos contra un mandato judicial, condensan todo lo que es López Obrador, y lo que quiere dejar como legado imborrable en la mente de los niños.



Pablo Hiriart | agosto 07, 2023

Quitar matemáticas e incluir el odio de clases en los libros de texto obligatorios para 24 millones de estudiantes mexicanos no es una ocurrencia más del Presidente: es un crimen contra la niñez.

López Obrador y sus asesores chavistas han lanzado un golpe que va directo a emponzoñar el alma de la nación.

Con los niños no, hay que decirle al Presidente.

Ya bastante daño ha hecho a la educación mexicana como para permitir que las nuevas generaciones queden a merced de los prejuicios ideológicos impresos en los libros de texto.

El Presidente ha dañado el presente y el futuro de cientos de miles de niños al quitarles las escuelas de tiempo completo, donde podían desayunar y comer, además de aprender a pensar.

Un millón 570 mil alumnos abandonaron las aulas de enseñanza básica y media superior en este gobierno. A la milpa, al narcomenudeo o de braceros a Estados Unidos.

Aquí hemos citado un estudio de la Universidad Iberoamericana que señala que, durante la pandemia, el porcentaje de alumnos de primaria con nivel insuficiente en matemáticas pasó de 59.1 a 78.3.

El nivel insuficiente de lenguaje pasó de 49.1 a 70.2 por ciento de los niños de primaria.

Ya basta. Con los niños no.

Ahora será obligatorio aprender, como si fueran verdades únicas, las fantasías y odios del Presidente.

Dicen los libros que él ganó la elección de 2006, pero se la quitaron mediante fraude. Se promueve a Claudia Sheinbaum en los libros de texto.

El autor de los libros, Marx Arriaga, aparece citado en ellos, y se eleva a categoría de héroes de la patria a Genaro Vázquez, Lucio Cabañas, a secuestradores de empresarios, terroristas que son ensalzados porque, a mano armada, tomaron un avión con pasajeros y lo desviaron a Cuba.

Los grupos armados que se reivindican en los nuevos libros de texto no únicamente secuestraron o mataron a empresarios y soldados, también asesinaron a estudiantes a los que se llevaron de sus salones de clase para matarlos en nombre de la “justicia revolucionaria”.

Se ensalza a esos grupos criminales que mataban o secuestraban en nombre de una ideología, como “Los Enfermos”, de la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Esa ideología, el marxismo, es la que profesan en la Secretaría de Educación Pública, y también la comparte el presidente López Obrador, aunque no se atreva a decirlo.

Hay apología del crimen, del asalto y del desacato a la legalidad. No es necesario interpretar: ahí está todo, en los nuevos libros de texto para los alumnos y guías para maestros a los que se instruye enseñar a los niños el odio de clases.

No se estudia la lucha de clases como el método de una doctrina –la marxista– para analizar la historia. No. Se pide a los maestros que enseñen a niños mexicanos a odiar a otros niños mexicanos.

Cuánta maldad siembra el Presidente de la República. Ya que le pare.

Un gran secretario de Educación Pública, Otto Granados, comentó este fin de semana: cuando había algo de sensatez y lucidez en México, una cosa que (el presidente) López Mateos encargó (a su secretario de Educación) Torres Bodet en 1959, al firmar el decreto que dio origen a los libros de texto, fue que velara por evitar “expresiones que susciten odios, rencores, prejuicios y estériles controversias”.

AMLO va derecho y hará conferencias vespertinas (como ocurrió con López-Gatell durante la pandemia) para defender esos textos.

Descalificó la crítica a sus libros: “Claro que se van a inconformar, pero tenemos que seguir fortaleciendo la revolución de las conciencias, porque lo único que va a quedar y no van a poder borrar es lo que vaya al pensamiento”.

Los libros de texto, impresos y distribuidos contra un mandato judicial, condensan todo lo que es y ha sido López Obrador, y lo que quiere dejar como legado imborrable en la mente de los niños.

En ellos está, como lo apuntó el viernes Rafael Pérez Gay con certera claridad, “el desprecio por el conocimiento, el encumbramiento de la ignorancia, la defensa anticientífica, el anti intelectualismo, la ideología dogmática de los años setenta, la ilegalidad como sello de la casa, el descuido de los programas y, desde luego, la ineptitud”.

Los libros de texto, como están, no deben pasar. Sería un crimen contra la niñez y contra el alma de la nación.