jueves, 31 de enero de 2019

GOLPE DE ESTADO TÉCNICO EN MÉXICO


Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. /EFE

Algunas de las acciones de López Obrador y sus respuestas a diferentes situaciones perfilan el resurgimiento de un régimen hegemónico. El Gobierno ha dado pasos hacia un régimen autoritario al romper pilares del orden público en alianzas obscuras con actores del antiguo régimen. 

Héctor Moreno | 30/01/2019

Amparado en su legitimidad y en la “urgencia” del cambio de régimen, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha caracterizado las primeras semanas por torcer la ley para los intereses de su grupo, lo cual equivale a un golpe de estado técnico. 

Sin el menor rubor tiene sometido al Poder Legislativo y trata de hacer lo mismo con el Judicial. 

Las acciones del gobierno y de su partido han tenido como premisa cumplir la voluntad del Jefe del Ejecutivo, sin importar la constitucional división de poderes. 

Algunas de sus acciones y respuestas a diferentes situaciones perfilan el resurgimiento de un régimen hegemónico, sustentado en las formas del autoritarismo priísta y en acuerdos opacos con actores del viejo sistema. 

Hasta ahora, la capacidad de comunicación es el gran activo del presidente López Obrador y su gobierno. 

La incapacidad e inexperiencia de gobierno se asoman ya como una de las principales debilidades. 

Discrecionalidad, la marca 


Han sido diversos los temas de las primeras semanas del nuevo gobierno en los cuales asoma la discrecionalidad y el autoritarismo. 

El más relevante en términos económicos ha sido la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. 

La iniciativa para reducir los sueldos de los funcionarios públicos de primeros niveles para que nadie gane más que el Presidente de la República llevó una dedicatoria particular a jueces y magistrados del Poder Judicial. 

Ello ha derivado en cientos de amparos de funcionarios de diversos órdenes, una vez que la Corte admitió sus recursos hasta la validación completa de la medida. 

Aunado a ello, ejerció presión para que Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, un liberal, fuera electo como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. 

La designación de Guillermo Pacheco Pulido es abiertamente señalada en Puebla como la mejor expresión que refrenda la alianza con priístas de viejo cuño 

La elección del Fiscal General de la República se hizo a la voluntad del presidente López Obrador para llevar a uno de sus cercanos, Alejandro Gertz Manero, sin un rediseño constitucional como lo habían venido exigiendo más de 300 organizaciones ciudadanas. 

En medio de la tragedia por la explosión de un poliducto en el poblado de Tlahuelilpan, Hidalgo con un saldo hasta ahora de 177 muertos, decenas de heridos y desaparecidos, el presidente López Obrador también ha mandado señales de su justificación para desatender la Ley. 

“El gobierno no actuará contra quienes se ven obligados a cometer ilícitos” ha dicho sobre pobladores que se dedican a la venta ilegal de combustible (huachicoleros) y ante el cuestionamiento de por qué no se llevó a cabo una licitación en la compra de 517 pipas que costaron 85 millones de dólares (unos 1.660 millones de pesos) su respuesta fue: “Porque no tenemos problemas de conciencia, no somos corruptos”. 

Aliados del viejo régimen 


Para sacar adelante sus proyectos o atender coyunturas, el Presidente López Obrador se ha aliado con actores del viejo régimen priísta. 

Dos de esos casos son la aprobación de la Guardia Nacional en la Cámara de Diputados y la designación del gobernador interino de Puebla, tras la muerte de la mandataria Erika Alonso y su marido, el coordinador de los senadores del PAN, Rafael Moreno Valle. 

En el primero de ellos, Morena, el partido del presidente se alió con el PRI para lograr la mayoría calificada y el asunto no es menor, pues dicho partido quedó bajo control del grupo de Miguel Ángel Osorio Chong, actual coordinador de los senadores tricolores y ex secretario de Gobernación. 

Aún así, López Obrador externó su molestia por cambios en la iniciativa y ya instruyó al grupo de Morena en el Senado para que la rectifiquen con sus indicaciones. 

Por otro lado, la designación de Guillermo Pacheco Pulido es abiertamente señalada en Puebla como la mejor expresión que refrenda la alianza con priístas de viejo cuño, postuladores del nacionalismo revolucionario; con fama de corruptos, pederastas y masones. 

Un caso similar se está configurando en Baja California, estado fronterizo con Estados Unidos, en donde este año habrá de elegirse gobernador. Priístas de viejo cuño traen ahora la camiseta de Morena y son favoritos en las encuestas. 

Acciones como estas refrendan la tesis sobre el pacto de impunidad entre López Obrador y los viejos grupos priístas. 

Dos rasgos más destacan en el nuevo gobierno: el activo más importante sigue siendo la capacidad de comunicación del presidente López Obrador, es creíble y dota de la misma a su partido, como lo muestran todas las encuestas en donde el respaldo varía de un 77 a un 80 por ciento. 

El otro es el extendido cuestionamiento a muchos funcionarios del gobierno federal. La crisis de desabasto de gasolina en varios estados por la guerra al huachicoleo ha sido un parámetro y algunos datos sobre funcionarios de Pemex parecen soportar esa percepción. 

La logística de distribución de Pemex está cargo de Emiliano González del Villar, ex director de asuntos internos de la Policía de la Ciudad de México; Rogelio Hernández Cázares es el director general de Pemex Fertilizantes fue director del Seguro Popular en Oaxaca y acusado de desviar mil 500 millones de pesos. 

Marcos Manuel Herrerías Alamina es el director Corporativo de Administración y Servicios, y fue el encargado de asignar 97.2 millones de pesos en contratos de la Ciudad de México a las asociaciones Honestidad Valiente y Austeridad Republicana, ambas financieras de las actividades políticas de López Obrador. 

Así, en sus primeras semanas, el gobierno de López Obrador ha dado pasos hacia un régimen autoritario al romper pilares del orden público en alianzas obscuras con actores del antiguo régimen; ha evidenciado falta de capacidad y generado incertidumbre. Este es un escenario que puede llevar al país a un populismo exacerbado o a un descontrol. 

Fuente:https://www.actuall.com/criterio/democracia/golpe-de-estado-tecnico-en-mexico/?fbclid=IwAR2-DieCpkJ9810DcRE-CtJ-GhbVS4RXMsdl6w2agyX9kItOwiZ_3Y4HW04

viernes, 25 de enero de 2019

AMLO SIGUE LA ESTRATEGIA DE CHÁVEZ


López Obrador, cada día más cercano a Chávez. (Fotomontaje: Panam Post)


En apenas un mes y medio de mandato, López Obrador ha demostrado seguir el manual nefasto que Chávez dejó en el continente.


Por Vanesa Vallejo | Ene 21, 2019


Cuando Andrés Manuel López Obrador, conocido popularmente como AMLO, fue electo presidente de México, las dudas eran muchas. La pregunta fundamental era ¿sería un socialdemócrata más o terminaría siendo un Chávez? A poco más de un mes de su posesión, para mí es evidente que no será un socialdemócrata más, es muy peligroso y cada vez se acerca más a ser una especie de Hugo Chávez.


Quienes aún no alcanzan a percibir el oscuro camino en el que se adentra México, insisten en que el político de Morena no ha hecho hasta ahora cambios económicos que indiquen que el socialismo se tomará el país. Es cierto que el mandatario no está estatizando empresas, ni expropiando, ni proponiendo una gran y fatal reforma económica, de la misma manera que no lo hizo Chávez por lo menos en sus primeros cuatro años de mandato.

Precisamente lo más preocupante es que el presidente mexicano parece estar siguiendo al pie de la letra la estrategia usada en Venezuela para instaurar el socialismo sin que la gente se diera cuenta a tiempo. López Obrador incluso empezó, igual que Chávez, vendiendo el avión presidencial para supuestamente dar ejemplo de austeridad.

Como se ha explicado ya en este medio, Chávez, en sus primeros años tenía engañada a la mayor parte de la población, incluyendo a los empresarios, con quienes durante ese primer periodo evitó confrontaciones y llevó una buena relación.

Mientras la mayoría de venezolanos ignoraba que iban directo a la miseria del socialismo, porque igual que hace ahora AMLO no se atacaba la economía, Chávez se dedicó a concentrar el poder suficiente para luego llevar a cabo todo lo que quisiera. En la primera parte de su macabro plan modificó la constitución preparándose para lo que venía, tomó el control de la justicia, cambió el sistema de votación y se tomó el ejército poniendo a sus hombres de confianza en los lugares estratégicos.

Analizando las primeras semanas de gobierno de AMLO

Sin haberse posesionado todavía como presidente, AMLO decidió, sin números y sin mayor explicación, cancelar la construcción del nuevo aeropuerto, el NAIM. El mexicano tomó esta inexplicable medida cuando el proyecto ya estaba avanzado en un 30% y a pesar de que dicha cancelación provocaría la pérdida de más de 8 mil millones de dólares.

Muchos le advirtieron que su decisión no solo causaría las mencionadas pérdidas millonarias, sino que daría un terrible mensaje a los inversionistas. Sin embargo, el presidente no dio su brazo a torcer. Eso sí, aseguró que se pagará a los empresarios todas las multas correspondientes por la cancelación del proyecto; su interés ahora no es pelear con los empresarios.

Luego, a inicios de enero, cuando el mexicano llevaba solo un mes en el cargo, anunció un plan contra el robo de gasolina que consiste en el cierre de varios oleoductos clave que transportan combustible de las refinerías y terminales costeras a las ciudades más grandes de México.

Es decir, su idea para combatir el robo de gasolina fue cortar el suministro de la misma. Lo cual por supuesto terminó en desabastecimiento de combustible. En algunos estados como Guanajuato, la gente hace filas durante horas para intentar llenar el tanque de su vehículo.

En primera instancia es válido creerle al presidente que cerrar los ductos y generar tal caos y costo social fue lo mejor que se le ocurrió para combatir el robo de combustible, en muchas ocasiones los políticos son personas poco inteligentes. Sin embargo, luego el gobierno empieza a actuar de una forma que deja claro que no puede ser simple ineptitud. Algo oscuro hay detrás.

Después de semanas del inicio de su plan contra el robo de combustible, AMLO no había anunciado ninguna acción directa para enfrentar a los ladrones; parece que el plan era solo cerrar los ductos para siempre. Tampoco hablaba de capturados ni de fechas para restablecer el funcionamiento de los oleoductos.

Eso sí, ante el desabastecimiento en estaciones de gasolina, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, del partido de López Obrador, anunció la implementación de un programa de racionamiento, proponiendo cargar combustible solo una vez por semana, de acuerdo con la placa del vehículo. También amenazó a quienes revendan la gasolina con multas y con prisión preventiva. El gobierno mexicano ya habla de racionamiento.

El caos en México es cada vez peor. Este viernes 18 de enero una terrible tragedia ha enlutado al país. En el municipio de Tlahuelilpan, en el Estado de Hidalgo, uno de los más afectados por la escasez, al aumentar la presión en un ducto que fue perforado por ladrones, empezó a correr gasolina a raudales, unas 700 personas llegaron con contenedores al lugar a intentar llevarse el combustible, que no deja de encarecerse y que ha escaseado en los últimos días como consecuencia del plan de AMLO contra el robo.

El Ejército llegó al sitio e intentó dispersar a la multitud, al no lograrlo, se retiraron. Tenían órdenes de no intervenir, según reconoció el Gobierno. Después ocurre una explosión que hasta este momento deja 89 muertos y más de 60 heridos.

Si bien no se puede caer en el comportamiento socialista de echarle la culpa a otros por decisiones que la gente toma libremente, sí es claro que el desabastecimiento provocado por AMLO motivó a mexicanos que no eran “huachicoleros” (como se le conoce popularmente a los ladrones de gasolina) a intentar recoger combustible en una situación muy riesgosa.

Todo está mal en este plan contra el robo de gasolina y ante el caos, el costo social y ahora esta terrible tragedia. Lo más lógico sería que el presidente no insista más y encuentre otra forma de enfrentar a los ladrones de combustible. No obstante, AMLO ha dicho ya que su plan continúa. Pero, ¿realmente lo que busca el mandatario con todo esto es acabar con el robo?

Como decía antes, son muchos los mexicanos que ya sospechan que todo esto tiene una intención oscura detrás. Algunos señalan que se trata de un negocio, que AMLO igual que hizo Chávez quiere tomar el control total de Pemex y repartir el botín entre sus más importantes y fieles colaboradores.

Otros sospechan que esto, al igual que su decisión de cancelar la construcción del nuevo aeropuerto, no es más que una estrategia para demostrar que tiene el poder. Que cuando quiera, y sin dar explicaciones, puede frenar un proyecto multimillonario como el NAIM, y que, en pocos días, puede dejar al país sin gasolina y paralizar a varios estados. La intención sería decirle a los grupos de poder: “no me ataquen porque puedo perjudicarlos muy fácilmente”.

Las dos cosas son posibles y muy peligrosas. No obstante, a fines de la semana la situación empeoró, mientras los mexicanos hacían colas en las gasolineras y se peleaban en redes sociales sobre si su presidente hace las cosas bien o es un loco al estilo Chávez, en la Cámara baja y con el apoyo de 42 diputados del PRI (partido que muchos esperaban asumiera el papel de oposición junto con el PAN), se aprobó la creación de una Guardia Nacional.

El mayor miedo es que en la práctica esta Guardia Nacional se convierta en la policía militar de un régimen, igual que ocurre en Venezuela. AMLO pretende modificar el artículo 21 de la Constitución para permitir a una “Guardia Nacional” participar en la investigación de delitos y, en general, actuar como auxiliar del Ministerio Público. Tal idea estaría en contra del derecho internacional que señala que las Fuerzas Armadas no deben involucrarse en acciones propias de la persecución de delitos y administración de justicia.

AMLO quiere poner a militares a vigilar las ciudades, pretende que sean auxiliares del Ministerio Público, y todo con el mismo nombre que en Venezuela – Guardia Nacional.

López Obrador no va todavía por la economía, está siguiendo la estrategia de Chávez. En estos primeros años irá por el poder, se asegurará de tener un ejército fiel y servil, modificará cuestiones claves de la constitución, comprará a aquellos que los mexicanos creen oposición (parece que ya lo logró con el PRI), ajustará la justicia a sus intereses e intentará convencer a los empresarios de que no es peligroso.

AMLO no es peligroso, es peligrosísimo.


Fuente:https://es.panampost.com/vanessa-araujo/2019/01/21/amlo-sigue-la-estrategia-de-chavez/?fbclid=IwAR39KbjfEsi5x6QW0O2SJOmVrxq-D3JobN54JWRz2L4jE60mcy3LJrTMRB8&cn-reloaded=1

sábado, 12 de enero de 2019

CÓMO ACABÓ COLOMBIA CON SU HUACHICOLEO


Resultado de imagen para Cómo acabó Colombia con su huachicoleo

Pascal Beltrán del Río | 10 de enero de 2019 


Durante una década, entre 1999 y 2009, Colombia sufrió por el robo de combustible. 

En dicha actividad ilegal participaron grupos guerrilleros y paramilitares, así como los cárteles del narcotráfico, que causaron a la empresa Ecopetrol pérdidas por centenares de millones de dólares. 

El peor año fue 2002, cuando se robaban al día un promedio de siete mil 270 barriles de combustible, equivalentes a 1.15 millones de litros. 

Aunque la comercialización de la gasolina robada siempre ha tenido un atractivo económico, esta práctica comenzó por la producción de cocaína, que utiliza productos del petróleo como insumo. 

Para producir un kilo de cocaína, se necesita, además de cien kilos de hoja de coca y otros ingredientes, casi 40 litros de gasolina o diésel. 

El combustible se utiliza para absorber los alcaloides que liberan las hojas de coca con la ayuda de una mezcla de carbonato de sodio, carbonato de calcio y ácido sulfúrico. 

Con el tiempo, las organizaciones criminales comenzaron a robar incluso petróleo crudo, que procesaban en refinerías clandestinas, lo que les permitía generar dos subproductos conocidos como cochinillo y hexano, que, de acuerdo con los narcotraficantes, da mejor calidad a la cocaína. 

De acuerdo con datos de Ecopetrol, Colombia tiene una red de ductos de ocho mil 954 kilómetros, de los cuales cinco mil 467 son oleoductos y tres mil 106 son poliductos. 

Uno de los principales focos de ataque por parte de los ladrones de combustible es el Oleoducto Transandino, que une a las zonas productoras del suriano departamento de Putumayo con el puerto de San Andrés de Tumaco, en el Pacífico. Otro es el Oleoducto Caño Limón-Coveñas, que va bordeando la frontera con Venezuela, en el oriente del país. 

En ambos casos la participación de las FARC, la guerrilla con la que el gobierno colombiano firmó un acuerdo de paz, fue ampliamente documentada. 

También se ha detectado la presencia de cárteles mexicanos en la sustracción ilegal de combustible. En octubre de 2016, el diario El Colombiano dio cuenta de una investigación policial que detectó la presencia del Cártel de Sinaloa en el departamento de Nariño, por su interés en la cocaína producida con cochinillo. 

Además del daño económico, el robo de hidrocarburo produjo grandes afectaciones al ambiente. De acuerdo con Ecopetrol, los ladrones de combustible únicamente utilizaban 38% del producto y desechaban el resto en suelos y ríos. 

Cuando la sustracción ilegal de petróleo y productos derivados alcanzó su pico en 2002, Ecopetrol y el gobierno colombiano establecieron “una estrategia conjunta, en la cual, mediante un fuerte componente de coordinación y aseguramiento, se integraron acciones policiacas, judiciales, legales, tecnológicas, operativas y sociales, con un alto compromiso del gobierno y sus instituciones” (El Nuevo Siglo, 22 de abril de 2013). 

“Se incrementaron medidas de seguridad y vigilancia por parte de la policía y las fuerzas militares, al tiempo que se crearon grupos interdisciplinarios dedicados única y exclusivamente al control del apoderamiento de hidrocarburos, donde se entrelazaban estructuras de apoyo, denominadas Edas, las cuales se conformaron con funcionarios de la Fiscalía, el CTI (Cuerpo Técnico de Investigación), el desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) y la Dirección Central de Policía Judicial e Inteligencia (DIJIN)”. 

Dichas Edas tenían “la responsabilidad de realizar investigaciones, judicializar delincuentes y propiciar el fortalecimiento de leyes y decretos para impulsar las transformaciones legales con el fin de combatir con más fuerza esta actividad”. 

Simultáneamente, Ecopetrol desarrolló sistemas de detección de fugas, utilizando diferentes tecnologías, para identificar con precisión la localización de las perforaciones ilícitas y la cuantificación de los volúmenes hurtados. 

De esa manera, en diez años, Colombia logró una disminución superior a 97% en el robo de combustibles. “De los más de siete mil barriles diarios que eran sustraídos en promedio en 2002, se pasó a 23 barriles por día en 2012”. 

Es decir, sí hay modo de atacar esta actividad ilegal, que puede resultar más lucrativa incluso que el narcotráfico. 

(Esta entrega de la Bitácora se publicó originalmente el 10 de mayo de 2017. Hoy vuelve a aparecer por el interés que existe en el tema.) 

Fuente: 
https://www.excelsior.com.mx/opinion/pascal-beltran-del-rio/como-acabo-colombia-con-su-huachicoleo/1289366?fbclid=IwAR2ii15fSFAC5B_pnTH2JAKcuTp2ttAVcqxJ-KsAYtk03RGxJRG65pYXLxE

miércoles, 9 de enero de 2019

REALMENTE, NO SABEN LO QUE HACEN

   
Salvador I. Reding Vidaña | 9 enero 2019

Cuando el exgobernador Jimmy Carter inició su presidencia, llevó al primer nivel de su administración, mucho del mismo gabinete que le había apoyado en el Estado de Georgia, y enfrentó un problema que no previó, y que incluso influyó en que no pudiera desempeñarse en un segundo período presidencial. ¿De qué se trata? 
Pues de que la experiencia estatal no le sirvió a nivel federal. Todavía cometió un error peor, someter los asuntos internacionales a un grupo estatal sin ninguna experiencia en política extranjera. Cometieron demasiados errores. 
Algo semejante le sucedió a Enrique Peña Nieto. Tras dos sexenios fuera del gobierno federal, el gabinete del exgobernador del Estado de México incluyó a priistas inexpertos federales en su gobierno, y cometió muchos errores por su inexperiencia. En su campaña a la presidencia, EPN se presentaba como los que sí sabían gobernar. Demostraron lo contrario, no sabían gobernar el país. 
Pero llega al poder federal en México Andrés Manuel López Obrador, ofreciendo el mejor de los gobiernos, la “cuarta transformación de México”, combate a la corrupción y el mundo feliz. Pero todo empezó mal y así ha seguido. Los errores y las mentiras iniciaron de hecho en plena campaña, y en el interregno del 1 de julio al 1 de diciembre. 
En esos cinco meses, López Obrador tomó e hizo públicas muchas decisiones de política que aplicaría al tomar el gobierno en diciembre. El solo anuncio de medidas impopulares y absurdas, y de lo que se ha calificado (prudentemente) de “ocurrencias”, le creó serios problemas al país, como la cancelación del NAIM en Texcoco, o la absolución a los corruptos del régimen saliente. 
Amén de las ofertas de campaña contradichas en su flamante administración, sus colaboradores han demostrado una enorme incompetencia para gobernar a México, incluyendo sus fieles servidores en el Congreso de la Unión. 
Se dice que “para muestra basta un botón”, y para demostrar la incompetencia y deslealtad al país de los lópezobradoristas, sobran esos botones. Pero tomemos uno muy definitivo, el del desabasto de gasolina, dizque para combatir el llamado huachicoleo, o robo a gran escala de combustibles de Pemex. 
Al cerrar los ductos donde se transportan las gasolinas, fueron absolutamente incapaces de imaginar el gran problema, caótico, ocasionado al centro del país, al dejarlo casi sin gasolinas. La propia Secretaria de Energía, Norma Lucía Nahle, declaró que “Posiblemente a la hora del cálculo no tuvimos la logística suficiente”, pero ni supieron calcular y menos diseñar la logística. Y no fue posiblemente, fue seguramente que no tuvieron ni idea del tamaño del problema que creaban. Todas las explicaciones intentadas no tuvieron ninguna aceptación, por bobas, absurdas. La peor de todas esas… “ocurrencias”, fue la que dio López Obrador, de que los conductores compraban gasolina de más y por eso había desabasto: un auténtico insulto a la inteligencia del pueblo “sabio”. 

El costo de transportar gasolinas por carretera se calcula superior al del robo de gasolinas. De paso salió a relucir un gran negocio: en la empresa de transporte carretero, la esposa del Secretario de Comunicaciones, Jiménez Espriú, tiene participación accionaria. Esto huele a una enorme corrupción y conflicto de interés.[1] 

Ni López Obrador, ni los responsables en Energía (SENER) y en Pemex imaginaron el enorme costo para la economía del país por la falta de gasolinas. Ofrecieron que el problema de desabasto se resolvería tan pronto fuera posible, pero ni idea tuvieron de ni cómo ni cuándo. Entonces ofreció Amlo que revisarían la posible reapertura de los ductos. 
Lo grave, lo muy grave, es su absoluta incapacidad para imaginar las consecuencias de cerrar inesperadamente (para los consumidores y para el propio Pemex) los ductos. Tampoco mostraron capacidad alguna para resolver el problema, que se agravaba por horas. 
Este del desabasto de gasolinas en más que un botón de muestra de incapacidad de gobernar, es un enorme botón. Realmente, Amlo y sus colaboradores no saben lo que hacen, en este y muchos otros casos de medidas de administración y políticas. Mala, muy mala experiencia sobre lo que se puede esperar del gobierno de López Obrador y de sus cómplices en el Congreso federal. 
En solo unas semanas, han creado más problemas que soluciones, y más desilusión de sus votantes, que cayeron en los engaños de campaña, esperando un mejor gobierno que los anteriores. El gran ejemplo, de oferta reiterada de campaña, fue que el 1 de diciembre bajaría el precio de las gasolinas. Mintieron. 
Todo pinta, desgraciada y razonablemente, que a México le irá mal, muy mal en este nuevo sexenio. A su incompetencia la superan su soberbia y su necedad para enderezar caminos, y para escuchar opiniones y consejos ajenos.
[1]https://www.laotraopinion.com.mx/esposa-de-jimenez-espriu-es-accionista-en-empresa-transportadora-de-combustibles/

viernes, 4 de enero de 2019

CÓMPLICES



Federico Reyes Heroles | 01 de enero de 2019


Inquietud, resquemor, desazón o miedo. Al diablo con las instituciones resuena en el eco infinito de la memoria histórica. Por más que nos quejáramos, la continuidad de la vida institucional no estaba en duda. Eso cambió. Hoy esa duda corroe al ánimo.

¿Hasta dónde se atreverá a llegar? Largos años de campaña en los cuales, en plena libertad, exageró, deformó y mintió sin que hubiera demasiadas reacciones y desmentidos. Resultado: el otorgamiento de una licencia implícita para continuar con la misma mecánica. El documento del Banco Mundial, que según el actual Presidente acreditaba el costo de la corrupción por 500 millones de pesos, nunca existió. Lo citó mil veces y nada le ocurrió. La crisis económica a la que se refería convenció a decenas de millones de mexicanos que vivieron el año de mayor creación de empleo formal de toda nuestra historia. El macro fraude, que según él lo acechaba, nunca apareció, de hecho, fueron las instituciones que hoy denuesta las que le dieron el triunfo sin tropiezos.

Como a un niño mal educado, todo se le permitió y hoy padecemos las consecuencias. En semanas, con la espada desenvainada, ha demostrado que en verdad cree que las instituciones deben irse al diablo. Desaparece el Estado Mayor Presidencial sin tener una alternativa clara e imputándole irresponsablemente hechos que no corresponden a su actuación histórica. Intenta desaparecer el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), que es un logro reconocido por los especialistas. Ahorca presupuestalmente al Instituto Nacional Electoral (INE) a sabiendas de que es la piedra angular de la democracia mexicana. Arremete contra el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), sin cuya actuación sería imposible explicar la evolución política de nuestro país. Los órganos calificadores están en la mira de su capricho. Al diablo con las instituciones. El estado soy yo. 

Por si fuera poco, y sin empacho alguno, contra toda lógica económica y tirando decenas de millones de dólares de los mexicanos, echa atrás Texcoco. El tiradero está por todas partes. Proyectos ejecutivos, para qué. La refinería donde yo digo, el tren por donde yo me lo imagino. Yo les explico Santa Lucía; total, sé de todo. Al diablo con las instituciones es cortar los dineros para las universidades. ¿No qué no? Es descalificar las opiniones de los expertos que encarnan las instituciones. Desaforado, arremetió contra las Fuerzas Armadas para después pedirles su auxilio. En semanas, hemos visto cómo se brinca al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para generar su propia información “censal”. Cómo se diseñó el ejercicio, quién lo supervisó. Nada sabemos porque el eje del razonamiento es el pueblo alterno que él inventa. Entonces los del pueblo representado en las instituciones también nos fuimos al diablo. ¿Más claro? 


Y parte del trabajo de mandar a las instituciones al diablo está en el uso del lenguaje, por eso puede llamar inmorales y corruptos a los miembros del Poder Judicial, sin que el travieso tenga ninguna consecuencia. Por eso también puede tildar de mezquinos, fascistas a ciudadanos inconformes en un acto público sin que haya una factura. Lleva años cumpliendo su promesa, no cree en las instituciones y menos aún en un comportamiento institucional. No hay sorpresa, no cree en los argumentos, sólo cree en su astucia personal para hacerse del poder y vaya que lo logró. 


Va un ejemplo: un grupo de vándalos agredió y golpeó el automóvil de un funcionario de la Judicatura Federal justo enfrente de la Suprema Corte. Aún más grave, pensaban que se trataba de un ministro. Haciendo eco de las descalificaciones del Presidente, la turba enfurecida salió a hacerse justicia por propia mano. El suceso no mereció ninguna condena, con el silencio se premió la fuerza y no la civilidad. Pero allí no termina la historia, el sujeto y sus huestes amenazan con impedir las labores del máximo órgano de justicia del país justo el día (mañana) en que se debe elegir a un nuevo presidente. Y nada ocurre. Podrían mandar de inmediato a cientos o miles de elementos a cuidar la sede para enviar así un mensaje claro de respeto a la legalidad. Pero no. Las autoridades, locales y federales, guardan un silencio sepulcral. Al diablo... 


Pero todo esto ha ocurrido y ocurre por la cómoda e irresponsable actitud de un México que prefiere vivir aletargado. Que alguien se encargue de lo público, mejor delegar la responsabilidad que tener que actuar. Ciudadanos, organismos empresariales, profesionistas, de todo, los ministros no exigieron públicamente, hasta ahora, que los agresores sean llamados a cuentas y que su sede sea respetada. 


Con esa actitud –dejar y dejarlo hacer, mejor dicho, deshacer–, pasamos de testigos a cómplices. En nuestras narices están demoliendo las instituciones. Por este camino vamos a la barbarie. Nadie puede fingir demencia. El aletargamiento puede ser mortal para México. El 2019 es definitorio. Ojalá enterremos el letargo.

Fuente:https://www.excelsior.com.mx/opinion/federico-reyes-heroles/complices/1287818#.XCvFhuXpFN4.twitter