sábado, 25 de agosto de 2018

EL FINAL DE LA PRIMAVERA DE PRAGA DE 1968


Tropas y blindados soviéticos intentando llegar hasta la sede de la Radio Praga, en medio de una multitud de ciudadanos que acudieron a manifestarse contra la invasión.

Para los jóvenes millenials (nacidos entre 1981 y 1996) y posteriores, este capítulo ocurrido hace exactamente 50 años, podrá parecer una historia fantástica y es que el mundo de entonces era muy distinto al de ahora. Checoeslovaquia, que fue un invento al final de la Ia. Guerra Mundial, estaba integrada por las actuales República Checa y Eslovaquia, dos pueblos pertenecientes al imperio Autro-Húngaro.


Tal día como hoy, pero de hace 50 años, en la noche del 20 al 21 de agosto de 1968, 200,000 soldados y 2,300 tanques de la URSS y de varios de sus países satélites invadieron y ocuparon Checoslovaquia. 

La Primavera de Praga: una política de apertura sin abandonar el comunismo 


Ocho meses antes, el 5 de enero, Alexander Dubček había sido designado secretario general del Partido Comunista de Checoslovaquia (KSČ), haciéndose con el poder en esa dictadura socialista. El nuevo mandatario inició un proceso de apertura denominado, en checo, como “socialismus s lidskou tváří” (socialismo de rostro humano). A partir de abril -motivo por el cual el proceso se acabó conociendo como la “Primavera de Praga”-, Dubček inició una transformación del régimen comunista, con una cierta libertad de prensa, una mayor participación popular en la vida política, una limitada apertura a la iniciativa privada en la economía y también una política internacional de buenas relaciones con los países occidentales, pero sin romper los lazos con el bloque comunista. Incluso se habló de convocar a medio o largo plazo unas elecciones democráticas. Parte de la población checoslovaca no tardó en reclamar más. Una vez abolida la censura, en la prensa se empezaron a leer críticas al comunismo y a la URSS. El mundo cultural también vivió una cierta apertura. En este ámbito destacó la figura del dramaturgo Václav Havel, que tres años antes había escrito una comedia negra, “El Memorándum”, que parodiaba la férrea burocracia comunista.

Alexander Dubček en marzo de 1969

El enfado soviético y la Declaración de Bratislava 


Los soviéticos y sus socios del Pacto de Varsovia se empezaron a incomodar. Sabían que el camino hacia la libertad es, necesariamente, una vía de escape de la opresión comunista, y no lo podían permitir. Recordemos que en 1956 la URSS ya había enviado sus tanques a aplastar la Revolución Húngara, y en 1961 Alemania Oriental se había convertido en una enorme prisión, levantando el famoso Muro de Berlín, construido con la excusa de ser un “muro de protección antifascista” pero que en la práctica tenía como fin impedir la huída de los súbditos de la RDA en esa ciudad. Pero además, los 1,382 kilómetros de frontera que separaban a la Alemania Federal de la mal llamada Alemania Democrática (que paradójicamente, era la más antidemocrática de las dos) estaban cubiertos con muros, alambradas, vallas, zanjas y campos de minas y eran patrullados por decenas de miles de soldados de la RDA. Durante su existencia, 140 personas murieron intentando huir a través de esta frontera hacia la Alemania libre. 

En julio, el gobierno checoslovaco fue citado a una reunión con el gobierno soviético cerca de la frontera entre ambos países. La delegación checoslovaca prometió lealtad a sus aliados del Pacto de Varsovia al tiempo que defendió sus reformas, pero prometiendo frenar la deriva anticomunista que se estaba dando en el proceso mediante un mayor control de la prensa. El 3 de agosto, la URSS y Checoslovaquia y otras dictaduras del Pacto de Varsovia (Alemania Oriental, Bulgaria, Hungría y Polonia) suscribieron en la ciudad eslovaca de Bratislava una declaración en la que manifestaban su “lealtad al marxismo-leninismo”, la doctrina oficial de la Unión Soviética desde los tiempos de Stalin. La declaración contenía una previsión amenazante para lo checoslovacos, pues además de comprometerse a la “vigilancia” contra las “fuerzas anticomunistas”, el texto señalaba que sus firmantes nunca permitirían “que nadie separe una cuña entre los Estados socialistas ni socave los cimientos del sistema social socialista”. El propio Alexander Dubček suscribió este texto, que era la sentencia de muerte de la Primavera de Praga. 

La ‘distensión’ y la indiferencia de Occidente hacia la Primavera de Praga 


Sorprendentemente, los países occidentales no prestaron ningún apoyo a la Primavera de Praga. En parte, lógicamente, porque el régimen comunista seguía manteniendo su sistema de partido único y su alineamiento con el Pacto de Varsovia. Además, el presidente de Estados Unidos, Lyndon B. Johnson, estaba centrado en la Guerra de Vietnam y no quería conflictos directos con los soviéticos en su área de influencia europea. En 1963, se había iniciado la llamada política de “distensión”, tras la grave crisis de los misiles de Cuba. Fue establecida una línea de comunicación directa entre el presidente de EEUU y el dictador de la URSS (el popularmente conocido como “teléfono rojo”). Además, Estados Unidos, la URSS y el Reino Unido firmaron el 1 de julio de 1968 el primer Tratado de no proliferación de armas atómicas. A causa de esta política, tanto Estados Unidos como la OTAN dejaron el camino libre a que la URSS y sus socios invadieran Checoslovaquia.

Manifestantes con banderas checoslovacas sentados en la Plaza de Venceslao, junto al Monumento a San Venceslao en Praga, esperando la llegada de los soviéticos (Foto: Leszek Sawicki /

El inicio de la invasión y la cínica justificación soviética 


El 17 de agosto, el régimen soviético emitió una resolución prometiendo “proporcionar ayuda al Partido Comunista y al pueblo de Checoslovaquia mediante una fuerza militar”, una ayuda que ni el Gobierno ni el pueblo checoslovaco había pedido. El dictador soviético, Leonid Brezhnev, anunció el día 18 a sus socios del Pacto de Varsovia que las operaciones militares comenzarían el 20 de agosto por la noche. Tal como anunció, la invasión comenzó en la noche del 20 al 21 de agosto. Como he señalado al comienzo, la URSS y sus aliados movilizaron una fuerza del tamaño necesario para afrontar una guerra. Alemania Oriental se retiró de la fuerza invasora a última hora, tras ser advertida por comunistas checoslovacos afines a Moscú de que la invasión de su país por soldados alemanes enardecería a la resistencia de la población checoslovaca, que todavía tenía muy presente la ocupación de su país por Alemania 30 años antes. 

Václav Havel: la voz de la resistencia desde Liberec 


El 21 de agosto, Václav Havel iniciaba una serie de emisiones de radio desde una estación de la ciudad de Liberec, en el norte del país. En la primera emisión pronunció estas palabras: “Las unidades militares extranjeras entraron en Checoslovaquia en inmensos números, sin el conocimiento del gobierno. Están ocupando nuestros pueblos y ciudades, nuestras instituciones públicas, nuestros hogares, nuestras calles y carreteras; están disparando a la población civil, e incluso ha habido casos de saqueo. En Praga están arrestando a nuestros principales políticos que, hasta ayer, estaban a cargo del país, así como a escritores y trabajadores culturales que, en sus artículos, discursos y acciones públicas, salieron en apoyo de la libertad, la democracia y la soberanía en nuestro país”. Así mismo, Havel añadía: “Cada voz de apoyo a Checoslovaquia hoy es importante. La gente camina por las calles con radios transistores pegados a sus oídos. Las transmisiones de radios libres que todavía están funcionando se pueden escuchar en las plazas públicas y en los altavoces de las calles. Estamos ansiosos de recibir noticias de cualquier tipo de apoyo que provenga de cualquier parte del mundo. Cada una de esas expresiones nos fortalece, y estamos agradecidos por cada una”. De esta forma, la voz de Havel se convirtió en un medio para alentar a los checoslovacos a la resistencia. 

Václav Havel durante la Revolución de Terciopelo en 1989, que logró la caída del comunismo en Checoslovaquia.


Fuente:http://www.outono.net/elentir/2018/08/21/el-final-de-la-primavera-de-praga-de-1968-el-comunismo-envio-tanques-contra-la-libertad/

sábado, 18 de agosto de 2018

NECESIDAD DE ESCRIBIR


Obra del pintor suizo Albert Anker, "El escritor"

Por Teo Revilla Bravo 


Cómo escribir y no morir en el intento. Esta frase, algo redicha, me ha venido a la mente al pensar en la dificultad que tenemos quienes nos dedicamos a esta actividad por un motivo u otro. Aunque dicen que se escribe o se ha de escribir porque sí, sin pretender nada concreto como no sea el propio desahogo, algo éticamente loable que puede ayudarnos a conocernos mejor. Escribir con fines preestablecidos, o de lucro, es otra cosa bien diferente, las más de las veces ligada a una forma de trabajo convertida en obligación; en tal caso, si se escribe desde la honestidad, puede ser también es una catarsis por decirlo de manera prosaica, limpieza que aligera el alma del peso con que nos vamos cargando por unas causas o por otras a lo largo de la existencia. 

Escribir es también un intento de crear una realidad alternativa, un generoso desprendimiento de lo propio, una necesidad imperiosa por descomponernos y a la vez compensarnos a fuerza de fabular creando embustes, manipulaciones o fantasías, como pretextos de una supuesta verdad propia que no nos acaba de convencer. Fabular es dejarse ir, es descubrir delirios que nos fascinan, y que a la vez pueden hacerlo a un posible lector. 

Escribimos, sentimos la necesidad. A veces contando verdades sobre nuestras vidas, o quizás sobre la visión que quisiéramos tuvieran esas vidas y los movimientos que pudieran darse en ellas, algo no siempre fácil. Para lograrlo tenemos que valernos de la experiencia y de la aptitud que creemos poseer para tergiversar o no la realidad propia o ajena y poder crear contextos alternativos en un acto de desesperación, de metamorfosis, o de imperiosa necesidad de escupir en escabroso ejercicio angustias y desaciertos, sentimientos que por dentro nos arañan o nos hacen sufrir. Hay que lograr, en todo caso, no caer en el sentimentalismo ni en decoros absurdos y engañosos. Sí escribir sin piedad ni compasión, latiendo y vibrando con cada palabra, sinceros hurgadores en lo crudo del laberinto personal, pero evitando cualquier demostración banal del ego. 

Permanecemos ante lo escrito. Lo releemos, lo revisamos, y al cabo continuamos ufanos sabiendo que será difícil llegar a un punto final que nos complazca. Sabemos que nada se acaba, que todo escrito puede continuarse, que es un proceso siempre abierto a algo, pues cada instante que llega, aún siendo los mismos, somos otros. Quizás por eso sea difícil detenerse en un punto al que darle final, pues va cambiando con la edad el conocimiento, el estilo, y el riesgo que en ello ponemos. 

Escribir, revisar, corregir. Y a medida que se escribe, más preguntas surgen, más cuestionamientos se nos plantean, más ganas de desertar –tachar, romper, eliminar-, sintiendo a la vez la necesidad de continuar. 

Se gana en seguridad. Pero dentro de la innegable incertidumbre que nos acompaña, sabedores de que los retos son cada vez mayores, que nos vamos convirtiendo en prisioneros de nosotros mismos: no queremos promover o estimular algo, que al cabo nos disminuya o minimice: el ego se revela. ¿Le falta humildad al escritor? No exactamente, pienso, pues vive dentro de una marea que lo arrastra e impulsa irreprimiblemente, mientras va intentando descubrir complejos procesos morales a los que dar respuesta, de ahí esa aparente osadía que puede cuestionar su naturalidad. 

Cuando comenzamos a escribir, a veces sabemos a dónde pretendemos llegar; otras, escribimos compulsivamente de manera aparentemente improvisada. Mientras avanzamos en la escritura todo va cambiando como en un paisaje, a menudo hasta la idea primigenia que nos impulsó a hacerlo. Disfrutamos poniendo el dedo en la herida, hurgando en lo que nos duele o preocupa, sea personal, social o de índole político. Somos observadores sensibles de cuanto pasa por dentro de nosotros, y por fuera también curiosos de lo cotidiano en ese intento por analizar lo complejo del comportamiento humano. Y lo hacemos por unas vías o por otras, con acierto o sin él, llevados de la mano impulsiva de una imparable inquietud. 

Introspección y ambigüedad son nuestras compañías. Nadie está en posesión de la verdad. La verdad quizás sea solamente una palabra para defendernos de la propia mentira. ¿Cómo hacer un juicio moral? ¿Qué consideramos moral? ¿Aquello que se establece como tal? En tal caso, estructurándolo desde nuestra particular percepción, al escribir lo añadimos a un debate general. No podremos explicar, por mucho empeño que pongamos, la clave para lograr una sociedad feliz, conscientes de que es imposible que exista. ¿Para qué escribir entonces? ¿Qué nos arrastra a ello? ¿Hallar una armonía, una compensación al pensamiento que nos aflige, dar sentido a nuestras vidas? Hay, pues, que escribir, desde la modestia. Cuando ponemos alma, vamos y venimos desde lugares de interrogación y dolor, haciéndolo desde la interpelación constante, desde el dilema que supone vivir intentando hallar tranquilidad para nuestros ánimos. En todo caso, hay que escribir desde la convicción y la sinceridad, traspasando ambigüedades, liberándonos de modas, de críticas interesadas, de porfías, de la posibilidad o imposibilidad de ser publicados o permanecer inéditos.


Barcelona.-24.-04.-2009.

©Teo Revilla Bravo.

Fuente: https://entrepalabrasysilencios.blogspot.com/2018/03/oficio-de-escribir.html?spref=fb

sábado, 11 de agosto de 2018

MIGUEL HIDALGO, PÁRROCO, EMPRESARIO Y HACENDADO (III)


Parroquia de San Felipe

Los buenos historiadores nos llevan a conocer el pasado y entender la mentalidad, las costumbres y a los personajes; tal es el caso del Dr. Carlos Herrejón Peredo, fuente de este trabajo.

Si han seguido las entregas anteriores, les será evidente que tanto a peninsulares como a criollos, les encantaba el chismorreo y el darle vuelo a la imaginación, levantando toda clase de infundios y que Hidalgo siendo un personaje sobresaliente por su preparación e ingenio, era objeto de la envidias y de toda clase de suposiciones.

En esta entrega trataremos brevemente de las denuncias que sufrió ante la Inquisición. El proceso inquisitorial de Hidalgo tuvo dos partes bien diferenciadas: la primera previa a la insurrección, de julio de 1800 a abril de 1809 y la segunda, posterior al levantamiento, del 8 de octubre de 1810 a 1811. La primera sólo consistió en denuncias, declaraciones de testigos e informaciones, con la determinación de los inquisidores respecto a que no había pruebas para proseguir el proceso y que por tanto esos papeles se archivaran; de manera que esos documentos no pasaron entonces al fiscal, ni hubo calificación, cita a comparecer, defensa o sentencia. 


La vida en San Felipe 


Independientemente de los decisivos sucesos que se vivían en Francia y en la Madre Patria, debemos considerar dos períodos en la estancia de Hidalgo en esta parroquia. Uno festivo y que podemos denominar como el de “la Francia chiquita” de 1793 a 1800 y otro de austeridad, originado por la enormes deudas contraídas por Hidalgo, de fines de 1800 a septiembre de 1803, cuando viene su remoción a la Parroquia de Dolores. 


“La Francia chiquita” 


Además de las representaciones de El tartufo, la otra gran afición de Hidalgo era la música; por lo que juntando los músicos del pueblo y sus alrededores, formó una orquesta que puso bajo la dirección de José Santos Villa y que habría de amenizar comidas en el curato, así como fiestas y agasajos. Abrió las puertas de su casa a gente de toda condición, ofreciendo comida, música, baile y teatro. El mote de “Francia chiquita” fue por la igualdad con la que todos eran tratados. Igual que ahora, <<hubo quienes escandalizados por el barullo que había a menudo en el curato de San Felipe, redujeron a eso la existencia de Hidalgo, ignorando su ministerio y estudio. Uno de ellos fue un dominico peninsular, fray Ramón Casaús, quien sólo de paso por San Felipe y de oídos se formó este dictamen de Hidalgo y sus invitados: su vida escandalosa y de la comitiva de gente villana que come y bebe, baila y putea perpetuamente en su casa… >>.[1] El testimonio de una de las concurrentes a los bailes por tres días, Claudia Bustamante, afirmó por el contrario “que nada vio que le disonara”. 

Detrás de otras acusaciones “de oídas y sin que les constara”, estaba la envidia por ejemplo del cura de San Miguel el Grande, Ignacio Palacios, que no podía aceptar que se tuviera por el mejor teólogo a Miguel, además de que los Hidalgo eran sus rivales en los concursos de beneficios. Contraria, pero tampoco favorable a Hidalgo era la opinión de Francisco Antonio de Unzaga, comisario del Santo Oficio en San Miguel, que afirmaba de Hidalgo: <<reside en una laborcita poco distante de la villa de San Felipe, sin venir a su parroquia, sino los días de precepto a oír misa. Que si algún tiempo asiste al curato, no por esto lo hace al confesionario ni al púlpito>>.[2]


Interior casa de Hidalgo en san Felipe (hoy museo)

Nuevamente la acusación de jugador 


Los testimonios <<provienen los más de la misma fuente, Ramón Pérez de Anastariz, comisario de la Inquisición y émulo de Hidalgo como rector del Seminario Tridentino. Dice primero que “se atrasó su salida [de Hidalgo]” a beneficios “acaso por jugador”; luego consigna dos veces lo que dice escuchó al provisor Juan Antonio de Tapia: “juegos, minas, abandono de sus obligaciones, esto hallará usted en él”, e informa, refiriéndose a los años que lo conoció en Valladolid: “digo que fue un jugador de profesión, tan disipado, que tenía olvidado cuanto tenía a su cargo”, Más llama la atención que al principio del informe el propio Ramón Pérez declara enfáticamente que “jamás lo he tratado de cerca [a Hidalgo], ni me acuerdo haber estado en su vivienda, ni haberle visto en la mía, sino de puro cumplimiento a convidar para alguna función literaria; tampoco he tenido con él conversación alguna”. Tal es la fuerza del testimonio. 

Otra declaración proviene de José Vicente de Ochoa, quien dice de Hidalgo: “haber este jugado comúnmente aun desde mozo”. Alguna más, que ya mencionamos, es la de Francisco Antonio de Unzaga, no por observación directa sino por terceros: “La vida que lleva dicho señor cura me aseguran es una continua diversión, o estudiando historia, a lo que se ha dedicado con empeño, o jugando o en músicas, pues tiene asalariada una completa orquesta cuyos oficiales son sus comensales y los tiene como de familia”. 

Estos datos vagos en cuanto al juego, reciben alguna precisión de alguien que lo trató de cerca, Martín García: “Aunque Hidalgo, según supe, antes de salir de Valladolid, estaba entregado al vicio del juego, más cuando yo fui a San Felipe, no lo tenía, aunque algunas ocasiones lo vide también jugar”. 

En conclusión, Miguel Hidalgo, había sido jugador habitual en San Nicolás. Después llegó a jugar de manera eventual, tal vez en Colima, según señalamos, y alguna vez en San Felipe, pero no fue una afición característica aquí>>.[3]


La opinión de quienes si trataron a Hidalgo 


El clérigo José Luis Guzmán, residente en San Miguel el Grande y que conocía bien a Hidalgo, opinaba que <<”su conducta es buena y ajustada y en todo conforme a sus pastorales obligaciones”. Si algo se decía en contra, era porque los vecinos de San Felipe eran cavilosos, chismosos. Otro clérigo de San Miguel que trataba a Hidalgo con familiaridad, Pedro Díaz Barriga aseguraba de nuestro cura: “aunque no le observaba devoción alguna visible, sí lo vio celebrar, oír misa cuando no celebraba y predicar en los sermones que se le encomendaban […] En el largo rato y comunicación que ha tenido con dicho cura Hidalgo, le ha llevado su admiración hasta términos de admirarse la suma docilidad y humildad que se observa en él, sin embargo de su sabiduría, prendas que todos le confiesan”. Y otro más diría que “como quince años ha conoce a Hidalgo y nunca ha advertido en él malas costumbres ni cosa que desdiga a la religión cristiana”>>. [4]

Sobre los bailes de la “Francia chiquita”, además de la ya mencionada Claudia Bustamante, otras dos damas concurrentes externaron su opinión, Josefa López Portillo, dijo “nadie le ha visto a dicho cura nada malo”. La otra, María Merced Enríquez, vivió un tiempo en la hacienda del Jaral, de dónde acudía a San Felipe, <<asistiendo a las diversiones de baile y música que tenía, siendo muy frecuentes, y sin embargo de no haber notado en la persona del cura exceso notable, advirtió mucho desorden en la casa, entre los concurrentes de personas de ambos sexos; que le vio danzar y bailar, y tratar aunque con política y sin descompostura, a las señoras y mujeres que concurrían […] ni supo mantuviese amistades ilícitas con mujeres […] que su conducta era generalmente reputada de buena; y que lo único que decían era de su suma alegría, amante de diversiones de música y de baile, censurándole sólo su permisión a la demasiada libertad que había en su casa>>.[5]

Si bien la parroquia de San Felipe era un beneficio más rico que el de Colima, pues al año otorgaba alrededor de 3,500 pesos netos, los gastos de la música y comida frecuente para tantos invitados, tenían un costo; y esta situación se agravaría con las deudas que exigirían su pago. 


Hacienda san Antonio de las Alazanas


El “cura empresario” se endeuda peligrosamente 


Uno de los principales adeudos fue el originado por las tres haciendas que su hermano Manuel, el abogado, había adquirido por Taximaroa. Manuel trabajaba en la Audiencia y en la Inquisición en la ciudad de México por lo que tenía la dificultad de ausentarse de sus cargos laborales; por lo que se ayudó de Hidalgo para su recepción en febrero de 1791. Acudió a ellas en marzo para tramitar su avalúo, y luego a Valladolid para nombrar administrador. Con ese avalúo y el poder conferido a Miguel en junio, éste obtuvo del Juzgado de Testamentos y Capellanías, un préstamo de 7,000 pesos a cinco años con un interés anual del 5%, para su fomento y mejoría. Pero el administrador no fue eficiente, lo que Miguel informó a su hermano, quien decidió donarlas a Miguel, por no poder atenderlas, lo que se formalizó el 12 de marzo de 1794. Miguel estimó que él podría estar más al pendiente de las fincas si contara con mejor administrador y visitándolas una o dos veces por año; por lo que asumió el débito del préstamo con sus intereses. Sin embargo como el préstamo de 7,000 pesos había dado pobres resultados, procedió a solicitar otro préstamo, ante el susodicho Juzgado de Testamentos y Capellanías, para habilitarlas o quizá para pagar a su hermano la donación. De esta forma recibió un préstamo hipotecario a 5 años, el 2 de mayo de 1794, con réditos de 400 pesos anuales, que aunados al préstamo anterior sumaban 750 pesos de réditos al año. Además Hidalgo aprovechó la cercanía de las minas de Angangueo para que en ella se beneficiaran metales preciosos; pero al parecer no se logró mayor beneficio, por lo que Hidalgo no pago los réditos de los préstamos de aquellas haciendas ni otros débitos que se fueron acumulando, como las pensiones y cargas fiscales que iban aparejadas a los beneficios eclesiásticos del obispado, como eran la contribución para el sostenimiento del Seminario Tridentino y para el colegio femenino de Las rosas, en Valladolid. Además la corona le imponía la mesada (un mes de sueldo), y a través de la Comisaría de la Bula de la Santa Cruzada se le exigía un subsidio por la obtención y disfrute de los mismo beneficios. A esto se agregaron las deudas insolutas de Colima por 1,650 pesos. Y para colmo la cosecha de 1794 en la región fue pésima. Escribía el cura: <<“con el motivo de haber sido el año sumamente estéril se halla mi curato tan escaso, que con dificultad me da para mi precisa manutención”. Así empezaron a ser frecuentes los reclamos de los acreedores a Miguel Hidalgo, quien cubría unos pagos, ignoraba otros y, al final, muchos se le juntaban. De tal suerte que en 1795, al año escaso de haber adquirido las haciendas y el segundo préstamo, ya se hablaba de concurso de acreedores. >>[6]


El “cura empresario” sufre obstrucción de la justicia 


Había asuntos en los que Hidalgo debía de estar al pendiente, como era el dinero que se había de cobrar de los bienes dejados por un señor Velarde de San Felipe para entregar al Convento de Santa Catarina. Era el juez civil de primer voto, Joaquín Alderete, quien había de hacer previamente el inventario y formalizar el pago. Más como había concurso de acreedores a tales bienes, a pesar de la preferencia del Convento, algún otro interés hizo que el alcalde diera largas al asunto y luego se ausentara. Hidalgo suponía que el alcalde de segundo voto, arreglaría el asunto; pero el que quedó haciendo las funciones de alcalde, fue el regidor alguacil “peor por todos los títulos que Alderete”; así es que el asunto pasaba hasta el siguiente año. 


Apremios y amenazas de embargo 


Obtuvo un respiro cuando su hermano Joaquín obtuvo la parroquia de Dolores y empezó a saldar algunas cuentas propias. A fines de 1796 su hermano Miguel le facilitó 1,710.40 pesos con lo que cubrió un crédito vencido de éste. 

Por esos días las cuentas de la tesorería de San Nicolás fueron revisadas dos veces; en la primera, de 1797, el saldo a favor de Hidalgo se modificó de 1,282.10 pesos a sólo 400.03. Pero en la segunda revisión de 1799, resultó que adeudaba 7,069.30 pesos. La diferencia principal estaba en el criterio del gasto, ya que el segundo contador tuvo por exceso 4,512 por concepto de cocina y alimentos, no le parecieron unas condonaciones de colegiaturas por 422 pesos y le cobraba 1,820 pesos de réditos porque Hidalgo había dispuesto de capitales del Colegio para el gasto corriente. Lo que realmente pasaba, es que esta revisión fue promovida, por un sucesor en el puesto de rector y tesorero, que había optado por una austeridad contraria a la prodigalidad de Hidalgo, quien había dispuesto que lo estudiantes comieran carne todos los días. Al enterarse Hidalgo, manifestó que nombraría apoderado, al que daría instrucciones. 

Entre 1798 y 1799 Miguel contrajo una deuda tan significativa como indocumentada hasta ahora en sus orígenes, proveniente de un hombre de apellido Aguirre, avecindado en San Felipe, quien obtuvo un crédito de Ignacio Soto Saldaña, arrendatario del diezmo en el lugar. Hidalgo se ofreció como fiador, pero por muerte u otro motivo de Aguirre, debió asumir el compromiso que lo perseguiría aún después de su muerte. 

Además tenía el cura otros apremios inaplazables, pues su acreedor principal, el Juzgado de Testamentos y Capellanías, le reclamaba 1,080 pesos de réditos caídos del préstamo de 8,000 pesos, y como no se tenía esperanza de que los pagara, el colector solicitó el embargo de las haciendas al titular del Juzgado, Manuel Abad Queipo, quien lo aprobó. Miguel se apresuró a suplicar la suspensión de los trámites del embargo proponiendo como vía de pago que le fuera descontado lo adeudado de los emolumentos de su parroquia. Además marcharía a las haciendas, para encargarse de ellas y hacerlas producir bien. Abad aceptó las dos propuestas, nombrándose a uno de los vicarios, el bachiller Juan Olvera para que efectuara los descuentos y pagos y se gestionaron los permisos para justificar la ausencia de Hidalgo en su parroquia. 



Hidalgo hacendado y conversión a la austeridad 


Así pues de enero a julio de 1800, Hidalgo estuvo en sus haciendas de Taximaroa: Santa Rosa, Xaripeo y parte de San Nicolás. Parece que la presencia de Hidalgo logró algo, pero insuficiente para saldar lo adeudado. 

<<A su regreso a San Felipe, en noviembre de 1800, debió ocurrir algo importante que le hizo cambiar de manera notoria. A partir de entonces se acabó el jolgorio en la casa rural de San Felipe, la Francia chiquita. Redujo los gastos al mínimo, encomendando el manejo del dinero a un vicario “con orden –decía- de que solo me ministre lo necesario para el plato”. Era palpable la mutación del polifacético párroco, como lo asegura este testimonio: “en el día está haciendo una vida ejemplar en su curato, reducido a la compañía de un solo eclesiástico, retirado de toda tertulia y comercio con las gentes, y entregado al confesionario y demás negocios de su preciso ministerio” […]. 

Tal vez recibió una reprimenda de su hermano Joaquín, de su tío Vicente, de su amigo Abad e, incluso de su máximo protector, el propio obispo. Miguel tenía que esforzarse por cubrir sus deudas, pero estas eran demasiadas. Los abonos del préstamo de 8,000 pesos, la pensión conciliar de la que se le habían juntado 330 pesos en 1801, el subsidio de la Santa Cruzada y, en espera como espada de Damocles, las cuentas del Colegio, a cuya segunda revisión aún no respondía; además, ahora llegaba el reclamo de lo que había quedado a deber en Colima: 1,750, pero lo peor era que por ser fiador del insolvente Aguirre por cantidad de diez mil pesos frente a Ignacio Soto Saldaña, éste había logrado que para su pago por vía ejecutiva la mitra de Valladolid secuestrará la tercera parte de sus emolumentos del cura de San Felipe, con lo cual efectivamente nuestro cura no tenía más que para el plato, el suyo, sin músicos ni invitados.>>[7]


La buena influencia de su hermano Joaquín 


<<Mientras estuvo en san Felipe, Miguel contó con apoyo y vigilancia que contribuyeron a moderar su carácter inquieto, pródigo en gastar y desentendido en pagar, brillante de ordinario y en ocasiones imprudente. Tal apoyo y vigilancia recaía en su hermano Joaquín, cura de la limítrofe parroquia de Dolores desde febrero de 1794, según vimos. 

Joaquín era un modelo de pastor: asiduo predicador y catequista, cuidadoso del culto divino y benefactor incansable de sus feligreses, en particular de los indios. Sin duda que también era de sólida formación e inteligencia, pero menos brillante que Miguel, y si bien le gustaba la música y sabía tocar el violín, no parece que tales aficiones hayan sido en él una pasión como lo fueron de Miguel. >>[8]

El 19 de septiembre de 1803, Joaquín falleció y el obispo San Miguel decidió que Miguel tomará el puesto de párroco en Dolores con carácter de interino, de tal forma que el 6 de octubre de 1803 asumió el cargo. Hay que agregar que el obispo San Miguel, protector de Hidalgo murió el 18 de junio de 1804. El nuevo obispo Marcos Moriana llegaría hasta el 10 de febrero de 1809. 


Jorge Pérez Uribe


[1] Carlos Herrejón Peredo, Hidalgo: maestro, párroco e insurgente, Ed. Clío, libros y videos, S.A. de C.V., México, 2014, pág.113 
[2] Ibíd, pag.114 
[3] Ibíd, pags.114, 115 
[4] Ibíd, pag.115 
[5] Ibíd, pag.116 
[6] Ibíd, pags.120, 121 
[7] Ibíd, pag.127 
[8] Ibíd, pag.144 

sábado, 4 de agosto de 2018

HUNGRÍA: UN PAÍS QUE AFRONTA SU FUTURO CON RESPONSABILIDAD



La embajadora de Hungría en España, Enikö Györi, concedió una entrevista a Juan María Piñeiro de algunos de los temas de actualidad para Hungría, España y Europa:


¿Cómo es vivir a contracorriente en la UE?


Yo creo que llevamos varios años así. Prácticamente desde 2010 cuando el gobierno de Viktor Orban obtuvo dos tercios de los diputados; desde aquel entonces siempre hay críticas. Lo que está haciendo Hungría desde hace varios años tiene una línea muy clara: creemos fuertemente en la Europa original creada por los padres fundadores hace bastantes años ya, más de 60 años, y pensamos que hay que protegerla y conservarla para las futuras generaciones, para nuestros hijos y nietos. Y vemos que hay cosas pasando en Europa que desafían este modelo de Europa, mientras que nosotros estamos convencidos de que esto va contra los intereses de los ciudadanos europeos. Tenemos una línea bien clara.

Nosotros no decimos que la única verdad está con nosotros. Sólo pedimos que nos dejen gobernar nuestro país según los valores y principios en los que la mayoría de los húngaros creen; y hacer políticas con las que los húngaros, con una muy clara mayoría que fue confirmada ya dos veces en elecciones libres, dijeron estar de acuerdo.

“Europa está perdiendo su identidad original. Europa es una civilización con raíces en la cultura judeocristiana. Si continuamos con las políticas actuales vamos a perderla”

Sí hay diferencias. Pero creo que en los fundamentos, en la democracia, el Estado de Derecho o valores fundamentales no hay diferencia. Pero unos piensan que lo que nosotros protegemos o intentamos proteger, la Europa original, va contra el siglo XXI. Mientras que nosotros pensamos que no es obsoleto hablar de democracia cristiana, no es obsoleto hablar de familia, de una sociedad libre, de la libertad en su sentido original.

Todo esto se ha manifestado mucho más tras el inicio de la crisis de inmigración cuando mi primer ministro, desde el principio, tuvo una política muy articulada, muy clara, sin ningún cambio. Prácticamente somos el único país que en el curso de estos tres años no ha cambiado su posición. Y por eso estamos sufriendo varios ataques.



¿Qué diferencias hay entre los padres fundadores de la UE y la UE actual?







Pensamos que Europa está perdiendo su identidad original. Europa para nosotros es una civilización con raíces en la cultura judeocristiana. Tenemos una cultura muy rica, tenemos que estar orgullosos de todo lo que pasó en nuestro continente en más de 2000 años y pensamos que los fundamentos de esta civilización tienen que regir y continuar. Y que si continuamos con las políticas actuales gradualmente vamos a perderla.


Hay que abrir un debate. En este mundo, el que se ha creado en Europa en estos 2.000 años con toda la herencia que tuvimos, ¿hay otra manera de hacer nuestras cosas o la única manera de hacerlo es con la democracia liberal, como se está haciendo en los últimos años?

Pensamos que Europa se ha vuelto demasiado individualista. Estamos pensando demasiado solo en los individuos y mucho menos en las comunidades, ya sean más pequeñas como las familias, o más grandes como las comunidades de un pueblo, de una ciudad, de una nación. Pensamos en una Europa que está formada por estas comunidades, por estas unidades básicas de la sociedad. 

Y no quisiéramos perderlas. Y hay ciertos derechos que la comunidad tiene que gozar y no necesariamente el individuo. Porque si somos muy individualistas vamos a perder mucho de la Europa original, de los padres fundadores. Se puede exagerar pero no es ridículo. Si uno cita a uno de los padres fundadores de Europa, Jean Monnet, que dijo “Europa será cristiana o no será”, le acusan de ir contra las libertades básicas. Yo creo que esto es ridículo.

La Europa original sigue siendo una alternativa válida que y pensamos que no es obsoleta, y los retos de hoy se podrían afrontar mejor según sus ideas, valores y convicciones.

La alternativa, que es la Europa original, sigue siendo una alternativa válida que se puede creer y pensamos que no es obsoleta, ni demasiado antigua y los retos de hoy se podrían afrontar mejor según las ideas, valores y convicciones de la Europa original que con la democracia liberal en su expresión extremista.

Pero hablando de esto hay que afirmar que Hungría es muy favorable a los derechos y los fundamentos de los Derechos Humanos, las libertades básicas y no vemos ninguna contradicción en esto.

Por ejemplo, si hablamos de los problemas y los retos de la crisis económica. Vimos muy bien que pensando solo en el libre mercado, nos encontramos en una situación muy grave, en la que mucha gente perdió su trabajo, perdió su hogar, perdió su familia, e incluso varias personas se suicidaron por no poder afrontar todos estos problemas. Tal vez esta economía que hemos creado no ha funcionado y se puede proteger mejor a los ciudadanos, que sean un poco más responsables o menos responsables –aquí siempre hay una responsabilidad individual- pero el Estado tiene que estar muy atento y no dejar unas prácticas demasiado liberales que al final del día ponen en riesgo la propiedad o la vida de muchas personas.

Otro tema es la inmigración. ¿Si continuamos con este ritmo de flujos es seguro que en 20, 30, 50 años Europa será como la queremos, la amamos, como la actual o será otro tipo de civilización? Tenemos problemas demográficos y hay que hablar libremente. Si vamos a resolver la crisis demográfica con inmigración o pensamos en fortalecer la familia tradicional e intentar cambiar un poco el sistema de valores y el mundo en que estamos viviendo para que la gente intente valorar un poco más la familia, para que la gente pueda tomar la decisión de tener hijos. Hungría decidió ir con este último. Y así vamos a formar otro tipo de sociedad. ¿Por qué no se puede hablar de estos temas? Son los temas más importantes de la vida actual, los desafíos del siglo XXI. Pienso que se puede dar otro tipo de respuesta diferente a la que la mayoría de la Unión Europea, los países miembros o las instituciones europeas han dado últimamente. Hay que tener un diálogo y que no descalifiquemos un tipo de discurso –el que viene de Europa central o de Hungría- como algo que va contra los fundamentos de la Unión Europea mientras estamos convencidos de que somos nosotros quienes representamos los fundamentos originales de nuestra civilización.


¿Existe una Europa de dos velocidades –ideológicamente hablando-, una Europa oriental y otra occidental?







Creo que lo que hace muy bonita a la Unión Europea es que es muy colorida. Está compuesta de 28 países miembros que son muy distintos. ¿Qué tiene que ver Suecia con Portugal o Rumanía con Irlanda? Pero creemos lo mismo en muchas cosas, valores y principios y en algún tipo de organización y hacer juntos las cosas mejor porque estamos convencidos de que sirven para el interés de todo el mundo. No podemos forzar y hacer políticas que vayan contra las convicciones de algunos de los países miembros. Eso está muy mal.

Todos tenemos nuestro pasado, nuestras peculiaridades económicas, históricas, pero hay que ver todo lo que nos une y no todo lo que nos separa

Hay que creer en la cooperación leal pero al mismo tiempo ningún país puede sentirse dañado en cosas fundamentales por políticas de la UE. Cuando alguien abusa al tomar decisiones con la mayoría absoluta contra la voluntad de alguno cuando hablamos de temas básicos de soberanía como quién vive en tu territorio, ¿lo decides tú, con tu gobierno, el Parlamento y según tus propias reglas o alguien puede imponerte algo en este tema?. Yo creo que aquí se ha violado esta cooperación leal y la comprensión y el entendimiento mutuos que son unos de los fundamentos de la UE. Todo esto se ha producido por la crisis de la inmigración.

En cuanto a las varias velocidades, es un hecho. Hay países dentro de la misma UE que están en Schengen y hay otros que todavía no se han cualificado. Hay países que utilizan la moneda común, el euro, mientras otros no. La Europa de varias velocidades existe. Llevamos muchos años y creo que no ha habido ningún problema con esto. Hay países que quieren profundizar su cooperación, existen reglas muy claras para hacerlo, como la cooperación reforzada, y sí se puede profundizar la cooperación. Pero no todos los países tienen que ir juntos, pero algunos, si quieren, lo deciden y pueden hacerlo. Yo creo que esta arquitectura, que tiene sus fundamentos desde muy al inicio -1957- y sigue funcionando sorprendentemente bien. Empezaron seis países y ahora somos 28, aunque lamentablemente vamos a perder uno y creo que hay que pensar por qué ellos se van. Y Bruselas quizás tiene alguna culpa, para que un país importante de 60 millones de personas decida irse. Y es algo grave, unos problemas que hay que entender y encontrar la medicina para curar la civilización juntos. No hay que hablar demasiado de estas divisiones –norte contra el sur, oeste contra el este…-. Todos tenemos nuestro pasado, nuestras peculiaridades económicas, históricas, pero hay que ver todo lo que nos une y no todo lo que nos separa. No forzar demasiado y respetar, tolerar las diferencias.



Países como Austria o Alemania empiezan a tomar medidas contra la inmigración. Cuando lo hizo Hungría fue criticada. ¿Ha sido Hungría un modelo?



Es un tema muy complicado porque es cierto que hace tres años cuando éramos los únicos que dijimos que así no se podía continuar y que había que parar los flujos, y distinguir entre verdaderos refugiados e inmigrantes económicos, cuando tuvimos 10.000 llegadas al día por bosques, campos, entraron por todas partes en nuestra frontera del sur, dijeron que éramos crueles. No. Intentamos cumplir con nuestras obligaciones porque hay reglas de Dublín, de Schengen, que no son opcionales, sino que son obligatorias para cada gobierno. Controlar las fronteras. Si tus fronteras no están controladas no eres país. Si no dominas en tu territorio no eres nadie. Esto son fundamentos de la existencia de los países. ¿De qué estamos hablando? Echarnos la culpa por lo que hicimos parece ridículo. No era fácil soportarlo. Mucha gente en España me decía que España sufrió algo semejante en los años 2005-2006, con la crisis en Canarias. Claramente los tamaños eran distintos porque en aquel entonces España sufrió como 40.000 llegadas y era el único país que lo sufrió y era muy poco comprendido en Europa. Además como era el único país y por la situación geográfica, le tocó solo a ella y por ser en las Islas Canarias no era tan fácil moverse por todas partes en Europa. Era otro tipo de crisis.

Lo que están haciendo algunos países es cerrar las fronteras interiores en el espacio de Schengen y hacer imposible uno de los fundamentos de la UE que es la libre circulación

Mientras que en este caso llegaron a Hungría pero querían continuar a los países que tienen un sistema social de subsidios mucho más generoso que el nuestro y pensaban que Alemania y Suecia eran el paraíso mismo. Ahora estos países ya se están dando cuenta de que era un error. 

Nunca lo van a decir, nunca lo van a admitir pero es así. Lo que nos preocupa es que después de abrir las fronteras, sufrir las consecuencias y tener millones de personas, una parte de ellas casi sin ser identificadas y sin razones legítimas de permanencia, porque no se catalogaron como refugiadas pero desaparecen en el sistema y es casi imposible devolverlas a sus países de origen o con mucha dificultad, los países comenzaron a darse cuenta de que así no se podía continuar. 

Y lo que están haciendo es cerrar las fronteras interiores en el espacio de Schengen y hacer imposible lo que es uno de los fundamentos de la Unión Europea que es la libre circulación. Y esto es lo que nuestros ciudadanos más aprecian. Que desde Portugal hasta Polonia puedan ir sin mostrar su pasaporte. Es un valor. Esto ayuda económicamente a los países, que los camiones no tengan que pararse… Si imponen fronteras interiores rompemos lo que edificamos juntos –Hungría con su adhesión, lamentablemente por el pasado comunista llegamos tarde-, algo que es único en el mundo. Y corregimos políticas equivocadas de hace tres años con otras nuevas equivocadas en vez de fortalecer la frontera exterior y parar los flujos, y en el país de origen decidir a quién se acepta como refugiado. A los refugiados hay que dejarles entrar pero cuando la situación en su país de origen se arregle y hay que ayudar a estos países a que la situación se arregle, que regresen a su país. Porque tampoco está bien vaciar estos países porque entonces nunca podrán funcionar bien, nunca tendrán la posibilidad de hacer prosperar su propio país.

El Gobierno húngaro se esfuerza al máximo para proporcionar unas condiciones de vida en los países de origen de los refugiados que permitan evitar que millones de personas se vean obligadas a abandonar sus hogares. La reunión de Péter Szijjártó con líderes religiosos en Oriente Próximo también confirmó la existencia de la necesidad de prestar apoyo local in situ.




¿Aceptaría Hungría a inmigrantes que fueran cristianos perseguidos en su país de origen?




Es el mayor tabú de toda la crisis y está prácticamente prohibido hablar de esto. Creo que somos prácticamente el único país cuyo primer ministro habla abiertamente de esto. Lamentablemente mucha gente está escondiendo muchas cosas, muchos políticos están evitando el tema o rechazan hablar de esto porque sí hay problemas de integración con inmigrantes que llevan aquí ya varias generaciones. Tenemos inmigración en Francia, Alemania -millones de personas-, en Europa tenemos ya una tercera generación de inmigrantes no cristianos. La libertad de expresión es importante y por eso tenemos que tener un debate abierto sobre este tema, que reconozco que es difícil: si hay un problema de integración o no. Y creo que sí lo hay porque hay varias ciudades grandes en Europa occidental, en lo que hay guetos donde las policías locales no les gusta entrar porque es peligroso, donde hay problemas de criminalidad, problemas de paro, de educación… Y vemos que estos problemas se producen en mayor porcentaje en las comunidades de inmigrantes que en las comunidades autóctonas europeas. 

¿Por qué no se puede hablar de eso? Somos distintas civilizaciones en el mundo. Nuestros valores y reglas de convivencia son distintos. Hay cosas en común, pero hay reglas muy distintas. Y menciono solo una. La relación entre el hombre y la mujer es muy distinta en el islam en comparación con nuestra cultura cristiana. ¿Por qué no se puede decir esto? Y hay que pensar un poco: si cambiamos, si dejamos cambiar nuestra civilización… entonces estas reglas –la igualdad que está tan de moda en Europa- ¿la podríamos proteger, cultivar en 20 o 50 años? ¿Quién se va a adaptar a quién si miramos el ritmo de nacimientos, las tasas de fecundidad?… Son temas muy complicados, muy difíciles.

Hungría siempre ha estado en el cruce de varios movimientos durante la historia; fuimos invadidos mil veces, Europa central nunca fue un territorio fácil, siempre muy complicado, y mucha gente quería dominarnos. Hemos tenido flujos grandes de inmigración como los refugiados en el 89 de Rumanía, con la revolución de Ceaucescu, gran parte de ellos húngaros que vivían en Transilvania, con las guerras de los Balcanes con muchísimos refugiados de guerra europeos, cristianos, ortodoxos y también musulmanes, porque los Balcanes tenían las tres civilizaciones… Así que siempre hemos tenido esos desafíos.

Hay que hablar claramente de los temas de civilización, de cultura, de religión y si hay problemas de integración hay que hablar de estos

Para nosotros los Balcanes es Europa. Los tratados dicen que todos los países europeos se cualifican para poder pedir su adhesión a la UE. Pensamos que tenemos que integrarles, ayudarles porque nuestra seguridad depende de ellos. Son tres civilizaciones y si no las integramos nosotros en la UE tendremos otros poderes que están muy interesados en tener relaciones más estrechas con ellos. Si no hablamos de esto porque este territorio no está hoy en día en llamas, tal vez lo estará en dos días y entonces será muy tarde. Hay que hablar claramente de los temas de civilización, de cultura, de religión y si hay problemas de integración hay que hablar de estos. Porque la gente vive esos problemas, con los atentados terroristas. No todos los inmigrantes son terroristas. Es una locura. Pero si miramos, quienes cometieron los atentados eran primera, segunda o tercera generación de inmigrantes. ¿Por qué no se puede decir? Es una verdad que todo el mundo sabe. Si la gente viviendo en grandes ciudades occidentales sufre las consecuencias de la no integración de los inmigrantes, por qué no se puede hablar de ello. Porque así tendremos más confianza con los ciudadanos y van a entender que los políticos intentan encontrar una solución que de verdad representa sus intereses y no vamos a tener a los políticos muy alejados, con una gran brecha entre políticos y ciudadanos, votantes, que van a votar entonces a partidos extremos. Es mejor el diálogo, la charla clara de los temas que la gente vive en su vida cotidiana.


¿Cómo ven en Europa la idea de Hungría de fomentar que tener hijos esté de moda?





Esto es un experimento en Europa porque lo que está de moda es que haya problemas demográficos pero afirman que lo van a resolver con inmigración. Mientras que nosotros afirmamos que para conservar nuestro país como es, para conservar Europa, tenemos que intentar influir en nuestros ciudadanos para que tengan más hijos.


Es un tema muy complejo y sobre todo funciona solo a largo plazo. No es una inversión para mañana sino que es una inversión que en 20 o 30 años puede traerte frutos. Pero algo sí que se puede alcanzar. En Hungría en ocho años la tasa de fecundidad ha subido de 1,23 a 1,5, que no está mal, pero que no es suficiente porque hasta no alcanzar el 2, que una mujer tenga dos hijos, no puedes decir que todo funciona de maravilla.


Hay que intentar crear un ambiente donde las parejas jóvenes se encuentren bien y que tengan ganas [de formar una familia]



Es un tema al que puedes ayudar con temas financieros y por eso gastamos ya el 5% del PIB en la promoción de la familia, de las mujeres. Cuando preguntamos a las parejas jóvenes que cuántos hijos quieren tener, en general dicen al menos dos o tres, pero cuando llega el momento tienen solo uno o máximo dos. Y entonces hay que mirar cuáles son los obstáculos, qué les pasa para que estos niños planificados no nazcan; y dicen que es muy difícil tener un primer hogar, que están en la universidad y ahora no quieren interrumpir los estudios y si interrumpen los estudios se quedan sin fondos; o es muy difícil regresar al mercado laboral… Hay que mirar todo esto. Las familias que se encargan de tener tres hijos ya reciben, no solo un préstamo, sino una ayuda económica de casi 30.000 euros, y además el sistema tributario favorece a las familias –una familia de tres hijos ya casi no paga IRPF-, hay que tener guarderías, escuelas infantiles, las empresas que emplean madres jóvenes pagan menos a la seguridad social… Todo este conjunto de instrumentos ayuda porque así al menos los obstáculos financieros, no digo que desaparezcan, pero los reduces para que esto ya no sea una consideración negativa cuando tomes la decisión.

Hay que intentar crear un ambiente donde las parejas jóvenes se encuentren bien y que tengan ganas. Hay que reflejar valores. Esto es fundamental. Aunque es muy difícil porque siempre es una decisión individual que toman las parejas, pero pensamos que la sociedad a largo plazo tendría que funcionar así, con personas responsables, hombres y mujeres, con las familias en el sentido tradicional de la palabra porque así podemos guardar nuestro sistema de valores. Es un experimento. Estamos en ello, vamos a ver cómo funciona y ojalá tengamos más socios, más aliados en esto, que es una de las claves del mantenimiento y supervivencia de la civilización europea.



Fuente: 
https://www.actuall.com/entrevista/familia/embajadora-de-hungria-hay-que-hablar-de-los-problemas-de-integracion-de-los-inmigrantes/?utm_campaign=El%20Brief%20de%20Actuall&utm_source=hs_email&utm_medium=email&utm_content=64960567&_hsenc=p2ANqtz--1FmjknRs9zmS8ng9HE_LSJFt0pdMZ9c57BDActKFgjRuqHlyGlST8rD-HcP3Tff1tPrtHz20C5fAobl1uTedUnb7X0w&_hsmi=64960567