Templo de la Sagrada Familia en la CDMX, en donde se conservan reliquias de P. Miguel Agustín Pro, S. J., fusilado el 23 de noviembre de 1927.
“Los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país son un llamado de Dios a unirnos para pedir por la paz. La sangre derramada de estos hermanos y hermanas es la sangre de Jesús que cae a la tierra para hacerla fértil”, señaló la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Por Rodrigo Vera | martes, 5 de julio de 2022
CIUDAD DE MÉXICO (apro). –Ante la ola de “asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país”, la jerarquía católica mexicana está convocando a todos sus sacerdotes y fieles a una “Jornada de Oración por la Paz”, que se planea realizar en todos los templos católicos durante este mes de julio.
“Los asesinatos y desapariciones que diariamente se cometen en el país son un llamado de Dios a unirnos para pedir por la paz. La sangre derramada de estos hermanos y hermanas es la sangre de Jesús que cae a la tierra para hacerla fértil y emprender un camino por la paz”, señala el comunicado donde se hace la convocatoria, firmado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), la Compañía de Jesús y la Conferencia de Superiores Mayores de Religiosos de México (CIRM).
Ante la actual situación de violencia –agregan estas instituciones en su comunicado-, “convocamos a una Jornada de Oración por la Paz. Necesitamos estar unidos en este momento en que la indignación de nuestro pueblo, ante la barbarie de la violencia, nos están abriendo una puerta para la paz”.
Y dan cuatro grandes directrices a los sacerdotes y a la feligresía católica para realizar esta jornada por la paz:
1. En la primera, se pide que, el próximo domingo 10 de julio, se haga “memoria de todos los sacerdotes, religiosos y religiosas que han sido asesinados en el país y ofrecer la intención de la eucaristía por su vida para que su dolor nos acompañe en este camino por la paz”.
De ahí que, en todos los templos de México, se puedan colocar “fotografías de estos hombres y mujeres que han dado su vida por el pueblo de Dios y han recibido la muerte violenta”.
2. En la segunda directriz, piden que durante todo el mes de julio se celebren “misas” y “oraciones comunitarias” en “lugares significativos que representen a todas las personas que han desaparecido o sufrido una muerte violenta, sean homicidios dolosos, feminicidios” perpetrados contra “activistas sociales” o cualquier persona “en situación de exclusión o vulnerabilidad”, haciendo con esto “memoria de la muerte y resurrección de Jesús”.
3. Y en la tercera, se exhorta a que en las misas que se realizarán el próximo domingo 31 de julio “pidamos por los victimarios, oremos por sus vidas y la conversión de sus corazones, tendamos la mano para recibirlos con el corazón arrepentido a la casa de Dios”.
4. Finalmente, en la cuarta directriz, se señala que cada diócesis, congregación religiosa o parroquia, “definirá las acciones a emprender para abordar a este camino para la paz”, por lo que –a su entera libertad—podrá realizar “procesiones por la paz”, “mensajes al pueblo de Dios”, “horas santas” o cualquier otra acción que considere pertinente.
Indican que, con estas acciones, “nuestra apuesta es por el diálogo social para construir un camino de justicia y reconciliación que nos lleve a la paz. Queremos abrir horizontes de diálogo para construir la paz. Estamos delante de un problema complejo que necesita de todos y todas para atenderlo desde la raíz y así dejar que el Cristo Resucitado haga surgir una nueva mirada que permita construir los acuerdos que hoy México necesita”.
El comunicado lo firma el presidente de la CEM, Rogelio Cabrera López; la presidenta de la CIRM, Juana Ángeles Zárate; y el provincial de la Compañía de Jesús en México, Luis Gerardo Moro Madrid.