(PRIMERA PARTE)
El “cierre del gobierno” de octubre de 2013
El día martes 1° de octubre de 2013, se dio una situación inusitada en Estados Unidos de Norteamérica: el “cierre del gobierno”, que consistió en que cerca de 800,000 empleados federales, se quedaron a descansar en su casa sin goce de sueldo por tiempo indefinido. Únicamente continuaron laborando algunos empleados que trabajan para agencias especiales, los controladores aéreos y militares y los militares en servicio activo. La Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) cerró casi en su totalidad. La mayoría de los museos en Washington, parques nacionales, como el parque de Yellowstone, la Estatua de la libertad y el Capitolio también cerraron sus puertas. La Casa Blanca se quedó con el mínimo de empleados, la mayoría de ellos, personas cercanas a Obama
Una situación semejante no se vivía desde la administración de Bill Clinton, hace 17 años.
La causa fue que el Congreso, en el que los republicanos mayoritean la Cámara de representantes, no aprobó el presupuesto que financia al gobierno federal, como una medida de presión para que el presidente Barack Obama retrasara la reforma sanitaria conocida como Obamacare, misma que se empezaría a aplicar parcialmente, precisamente ese 1° de octubre.
La situación más preocupante que puso en alerta a los mercados, y se reflejó en una baja de las bolsas de valores, fue la posible suspensión de pagos que está situación podría traer a los acreedores del gobierno. La fecha límite era el día 17 de octubre en que se agotarían los recursos disponibles. Curiosamente hubo un incremento en la demanda por bonos del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, lo que reflejaba la certeza de que habría una arreglo, aunque fuese temporal.
El día 15, el republicano John Boehner presidente de la Cámara de Representantes, intentó en dos ocasiones, avanzar con un proyecto sobre financiamiento y extensión de límite de deuda en la Cámara baja, pero fracasó en los intentos.
El plan pretendía aumentar el límite de endeudamiento hasta el próximo 7 de febrero y permitir la reapertura hasta el 15 de enero de 2014 agregando cambios a la ley de salud que impulsa Barack Obama, entre ellos que el impuesto sobre el equipamiento médico instaurado por la ley sería postergado por dos años.
Finalmente la noche del 16 se logró un acuerdo entre el líder de la mayoría demócrata Harry Reid, y el de la minoría republicana Mitch McConnell, quienes anunciaron un consenso la mañana del día17, el cual casi dejó anuladas todas las principales demandas del Tea Party, incluida la postergación de la implementación de la reforma de salud, que habían llevado a este desastre político. Por lo tanto, el acuerdo fue una derrota casi total para los ultraconservadores.
El acuerdo consistía en la autorización para elevar el techo de la deuda, es decir, la capacidad de endeudamiento del gobierno federal, hasta el 7 de febrero, y financiar el gobierno federal hasta el 15 de enero, reabriendo con ello sus operaciones. No obstante había nuevamente un deadline para el gobierno federal al 15 de enero de 2014
Pero más allá del costo político, también hubo un costo económico por el estancamiento de Washington. Economistas y analistas consideran que la economía perdió miles de millones de dólares por esta crisis política. La calificadora Standard & Poor’s calculó que todo esto costó el equivalente de 24 mil millones de dólares para la economía, y que eso se reflejará en una reducción en el crecimiento del PIB para el cuarto trimestre.
Sin embargo, tal vez el costo económico más severo es que este acuerdo temporal de última hora continuará generando incertidumbre, algo que siempre preocupa a los encargados del sector financiero internacional.
Iba a publicar este análisis la primera semana de diciembre, pero como se cruzó Juan Diego Cuautlatoatin, no lo hice, y me alegro ya que la incertidumbre que existía para inicios de este 2014 fue disipada con una escueta nota del día 10 de diciembre de 2013, de la agencia Reuters, que afirmaba: <<Los negociadores del presupuesto en el Congreso de Estados Unidos han logrado un acuerdo por dos años que busca evitar que el Gobierno se quede sin fondos el 15 de enero y establece los niveles de gasto de la administración federal hasta el 1 de octubre del 2015.>>. Además este acuerdo considera una reducción de los recortes automáticos de gastos de 63 mil millones de dólares en dos años.
El reelecto presidente Obama enseña enseña su verdadero talante
El presidente Barack Hussein Obama II, llegó al poder con un halo de popularidad y con grandes esperanzas en su primer período presidencial. No obstante, al arrancar el segundo las cosas han cambiado. Si bien ningún presidente había conseguido reelegirse con una tasa de desempleo superior al 7 por ciento. Obama lo logró con una tasa de 7.9 por ciento. El año pasado, la Oficina del Censo reportó que uno de cada seis estadounidenses es pobre. Padece la peor recesión desde 1929 y un significativo precio del galón de 3.5 dólares. Por otra parte Estados Unidos es el único país desarrollado que carece de cobertura médica universal.
El periodista Dana Milbank, del The Washington Post, bautizó a Obama, como Mr. Congeniality por sonreír y al mismo tiempo golpear. La premio Pulitzer Maureen Dowd, en el NYT, definió el carácter de Obama en su primera conferencia de prensa en enero pasado como: 'arisco, regañón y autocompasivo', casi acusando a sus detractores de armar complots contra él.
El liberal demócrata ha cambiado para dejar ver a un autócrata y manipulador, y así, para evitar el escrutinio público, ha cuadruplicó el número de firmas necesarias de ciudadanos para exigir explicaciones a la Casa Blanca, subiendo de 25,000 a 100,000.
<< Ante el acoso de la prensa exigiendo información y haciendo preguntas incómodas, Obama oculta información, elude conferencias de prensa y emprende campañas de desprestigio contra los medios acusándolos de crispar el ánimo nacional. De manera significativa, Obama ha usado declaraciones públicas para atacar a Fox News por la cobertura de asuntos políticos que no son de su agrado.>>
La “comedia de equivocaciones” de la política internacional
También en el plano internacional la prensa israelí acusó a Obama de pusilánime y febril por cancelar la ofensiva militar contra Siria.
<<La política norteamericana hacia Siria podría ser descrita como una “comedia de equivocaciones” si las consecuencias en sufrimiento humano no fueran tan brutales. Luego de haber creado en gran escala un pantano de terrorismo e ilegalidad en Siria a través de operaciones encubiertas de insurgencia durante los últimos dos años y medio, el gobierno de Estados Unidos parece un malhadado Dr. Frankenstein que ha perdido el control sobre la bestia o tal vez debiéramos decir, las bestias.[…]
Primero hace poco, Estados Unidos repitió sus llamados a su fabricada oposición siria, la Coalición Nacional Siria, para que asista a las conversaciones de Ginebra II, pero la CNS ha rechazado de plano la exhortación. >>
Luego, la declaración conjunta de una mezcolanza de milicias mercenarias extranjeras -encabezadas por Al Nusra y el Ejército Libre Sirio, ambas afiliadas a Al Kaeda- dio otra voltereta y emitió un brusco repudio a la Coalición Nacional Siria y a cualquier otra agrupación política.
<<El plan para el cambio de régimen liderado por Estados Unidos contenía fallas fatales por cuanto no reconocía el mandato legítimamente popular del gobierno de Assad, el profesionalismo del ejército sirio, la sólida alianza regional entre Siria, Rusia e Irán y en particular la resistencia de Rusia al oponerse a las maniobras políticas occidentales a través del Consejo de Seguridad de la ONU. Por otra parte, el eje conducido por Estados Unidos no contó con la inmensa oposición contra las maquinaciones imperialistas en el Medio Oriente de parte del público occidental hastiado de guerras.
A partir de este juego incompetente, Washington ha terminado en un desastre incoherente y profano del cual no puede liberarse. Sus mercenarios en el terreno están siendo derrotados y han empezado a luchar entre ellos en guerras territoriales intestinas. Al Nusra, el Estado Islámico de Irak y Shams y el Ejército Sirio Libre constituyen más bien una amenaza contra ellos mismos que para el ejército nacional sirio.[…]
Hace un año, Washington y sus aliados estaban agresivamente por forzar el cambio de régimen en Siria a través de fomentar una guerra sucia por medio de un conjunto de agrupaciones mercenarias por encargo. No importaba que estos encargados estuviesen vinculados a la franquicia de Al Kaeda y que figuren en la lista oficial de terroristas de Estados Unidos. La agenda militar encubierta resultó un abyecto fracaso con el punto clave de inflexión unos cuatro meses atrás cuando la derrota de los militantes extranjeros en el pueblo de Qusay en la región central. Con la agenda de operaciones militares encubiertas perdiendo impulso, el ataque bajo bandera falsa con armamento químico en Ghouta Oriental fue el gambito de última oportunidad para Washington de lanzar una guerra abierta contra Siria y forzar así el plan para un cambio de régimen.
No obstante, Washington y sus aliados no previeron la formidable oposición dentro de sus propias poblaciones contra cualquier aventurerismo militar semejante. El eje occidental tampoco previó la vigorosa resistencia internacional a cualquier salida militar. La advertencia del Presidente ruso, Vladimir Putin contra la agresión norteamericana tuvo eco en mucha gente común alrededor del mundo, incluyendo al público norteamericano y europeo.
Habiendo sido arrinconado, a Washington se la ofreció por parte de Rusia una salida política cuando el Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Serguey Lavrov estructuró el acuerdo para el desmantelamiento del armamento químico con John Kerry en Ginebra el 14 de septiembre del 2013.
Ese acuerdo puso de vuelta al escenario central el proceso político. Lavrov urgió a Estados Unidos esa semana ejercer“ cualquier influencia que tenga” para presionar a la variopinta oposición y así tener éxito en las conversaciones de Ginebra.
El alto diplomático ruso declaró que “el principal obstáculo en el camino sigue siendo la incapacidad de nuestros socios (Estados Unidos) para hacer que la oposición siria, que ellos apoyan, vaya a Ginebra y se siente a la mesa de negociaciones con el gobierno.”
Lavrov es un gran diplomático que no emplea un lenguaje descortés. Pero la esencia de lo que dijo es la siguiente: “Washington ha hecho un desastre en Siria y carece del poder para repararlo.
Ciertamente de manera correcta, un mundo que percibe a Washington financieramente en bancarrota, también claramente lo percibe como una fuerza política quebrada. Bancarrota en casa y en el exterior, Siria remarca el hecho ineludible que Washington es un factor geopolítico acabado.>> [1]
Jorge Pérez Uribe
[1] Finian Bill Cunningham, EEUU: bancarrota en casa y en el exterior, 9 noviembre 2013 http://www.strategic-culture.org