viernes, 3 de octubre de 2014

LA DIÁSPORA DE LOS CRISTIANOS DESPLAZADOS DE IRAK




El testimonio de un profesor de idiomas asirio-caldeo


Narra un testigo de los hechos que se identifica como T.S., porque aún tiene familiares en Irak. Él llegó en peregrinación con miles de iraquíes cristianos y vivió en Erbil, capital de Kurdistán iraquí: <<”La situación en Erbil es insostenible y amenaza con empeorar si no se hace nada antes del invierno –insiste T.S.-. La gente se amontona en iglesias, escuelas, centros deportivos, cuartos de hotel y departamentos minúsculos, casas de amigos o parientes, tiendas de campaña. Muchos viven en los parques e incluso en la calle. Lo perdieron todo”, dice y corrige: “Lo perdimos todo, salvo la vida” […]

A T.S. le costó trabajo decidirse a hablar con la reportera. Aún le es demasiado doloroso recordar lo que vivió en las últimas semanas. Se le va la voz cuando intenta dar detalles.

Nació en 1951 en Akra, en el norte de Irak, cerca del Kurdistán. Pero hasta 2005 vivió en Mosul, donde daba clases de francés y arameo.

“En tiempos de Sadam Husein los cristianos gozaban de una libertad limitada paro no padecían discriminación religiosa ni racial”, dice antes de recordar que su comunidad no es árabe sino asiria y desciende de los sumerios, acadios, caldeos, babilonios y asirios.

“En la antigüedad todos se enfrentaron en múltiples guerras y finalmente acabaron formando un solo pueblo. Llevamos 4 mil años viviendo en la llanura de Nínive”, proclama orgulloso.

Explica que la situación de los cristianos de Irak se volvió particularmente dura a partir de la intervención estadounidense en 2003. No sólo padecieron los estragos de la guerra, como los demás irakíes, sino que fueron perseguidos por yihadistas que surgieron en medio del caos general y lanzaron una cacería de brujas en su contra.

“Para los yihadistas Occidente es sinónimo de cristianismo. Fue por eso que nos persiguieron. Nos acusan de ser cómplices de Estados Unidos y nos veían como su quinta columna.”

Agrega: “Paralelamente aparecieron bandas criminales que secuestraron a nuestra gente. La comunidad cristiana contaba con muchos profesionistas que tenían cierto poder económico y contactos estrechos con la diáspora. Eso atraía a los delincuentes que nos consideraban `muy rentables´ y exigían altísimos rescates. Tanto en Bagdad como en Mosul corríamos cada vez más peligro”.

En 2002 T.S. y su familia se mudaron a Qaraqosh, principal ciudad cristiana del norte iraquí. Él siguió enseñando francés y arameo en escuelas de la ciudad de Duhok. La familia tuvo un poco de tranquilidad.

“Pero sabíamos que ese respiro no iba a durar. Cuando Mosul cayó en manos de Daesh (Estado Islámico, en árabe) a mediados del pasado junio, entendimos que todo iba a degenerar otra vez. Los yihadistas dijeron que los cristianos por tenían por qué preocuparse.

“Pero en la noche del 17 al 18 de junio todo cambió. Recorrieron las calles de Mosul en sus vehículos. Aullaban por sus altoparlantes que los cristianos y los yazidistas (pertenecientes a una religión preislámica) tenían tres opciones: convertirse, pagar la djizhia (un impuesto exorbitante) o salir de la ciudad. Casi todos salieron. Mosul tenía 60 mil cristianos, hoy sólo quedan ancianos y minusválidos que tuvieron que convertirse para salvarse.”


Recuerda columnas de hombres, mujeres y niños exhaustos, aterrados, llegando a Qaraqosh sólo con lo puesto: “Los yihadistas instalaron puestos de control a la salida de Mosul y en cada uno despojaban a los cristianos de su pertenencias: autos, dinero, joyas, pasaportes, comida. No había manera de escapar. Los refugiados nos hablaron de mujeres y muchachas arrancadas a sus familias. Sigo en contacto telefónico con amigos árabes que viven en Mosul. Me dicen que venden a mujeres cristianas y los yazidistas como esclavas” […]

A finales de julio T.S. entendió que Qaraqosh también iba a caer bajo el yugo del Estado Islámico (EI): “Vimos que los peshmergas (combatientes kurdos) empezaban a replegarse. No quisimos esperar la llegada de los yihadistas. Recogimos nuestros documentos, dinero, llenamos tres maletas con ropa y dejamos nuestra casa. Cuando cerré la puerta principal con llave supe que nunca volvería a abrirla” […]

Nos subimos todos al coche y arrancamos para Erbil. Éramos decenas de miles huyendo por la carretera. Había muchos vehículos, pero la mayoría de la gente caminaba. Era difícil abrirse paso entre la multitud. Muy pronto el calor se hizo insoportable. La temperatura rebasaba los 40 grados. Se veía a personas que se desplomaban y niños deshidratados que ya no podían caminar. .. Era como una alucinación… Desgarrador. Pensé en el infierno”>>[1]



El testimonio un coordinador de apoyo a cristianos de Irak



Antoni Yalap, oriundo de Turquía, coordinador del Comité de apoyo a los Cristianos de Irak, comenta desde Francia: <<¿Por qué se tuvo que esperar a ver las imágenes terribles de miles de cristianos y yazidistas huyendo de la muerte para enfrentar el problema? Nosotros, los integrantes de las asociaciones asirio-caldeas de la diáspora llevamos años tratando de alertar a la comunidad internacional sobre la situación de los cristianos de Oriente y anunciando la tragedia actual. Nadie nos hizo caso. Antes de 2003, vivían en Irak 1 millón 500 mil cristianos. Es difícil saber cuántos quedan hoy. Quizás unos 400mil. Probablemente menos”.

Y precisa: “El vicario patriarcal de Estambul nos avisó hace unos días de la llegada reciente de alrededor de 30 mil refugiados más a Turquía. Los responsables de la Oficina del Alto comisionado de las Naciones Unidas para los refugiados (ACNUR) en ese país están rebasados por la situación. Su lista de espera está saturada hasta 2020 […]

Preocupada por el rigor del invierno kurdo, La Iglesia caldea a apresta a construir edificios alrededor de Erbil y de otras ciudades kurdas para albergar de emergencia a los desamparados. La diáspora asirio-caldea –más de 625 mil personas en todo el mundo; de ellos 400 mil en estados unidos-, está juntando fondos pero Yalap considera que la comunidad internacional deberá también ayudar a financiar la construcción de estas viviendas que no serán tan temporales como se piensa.>>[2]



El testimonio del arzobispo católico caldeo de Mosul


Desde Alqosh, el pueblo del Kurdistán en el cual fue párroco, la voz de Monseñor Amel Shamoun Nona, de 46 años, arzobispo católico caldeo de Mosul, comentó a fines de agosto: <<“Sí, hubo gestos de solidaridad de parte de musulmanes hacia los cristianos perseguidos. También en Mosul: cuando nos expulsaron, algunos acompañaron fuera de la ciudad a las familias cristianas a las que les habían arrebatado todo. Pero tenemos una gran amargura en el corazón, porque fueron más numerosos los casos en los cuales nuestros propios vecinos, las personas con las cuales convivíamos y a menudo compartíamos el pan, los primeros en saquear nuestras casas y llevarse nuestras cosas”.

“En estos días”, cuenta Monseñor Nona, “mi primer empeño es visitar todos los pueblos del Kurdistán donde se han refugiado los cristianos para hacerles saber que no están solos, que no deben perder las esperanzas. Trato de conocer sus necesidades, y naturalmente, distribuir las ayudas que llegan del Vaticano y de otras organizaciones internacionales”.


¿Cuáles son las necesidades más urgentes de estas personas?

“Es imposible hacer una clasificación de las necesidades. Son miles y miles de hombres, mujeres y niños a los cuales les han quitado todo, incluso hasta las alianzas matrimoniales o las medicinas indispensables para la salud que intentaron llevarse consigo. Lo que venga a la mente, a ellos les falta: del agua para beber y lavarse a la comida, a mantas para dormir, todo”.



¿Hay solidaridad entre las diversas iglesias del país?


“Por suerte sí, muchísima. Esta es una zona de presencia caldea y todas las diócesis se han movilizado para dar refugio y asistencia a los prófugos, cristianos o no. Es un esfuerzo colectivo admirable, que continúa sin parar desde cuando ha comenzado la emergencia”.

Por lo que están haciendo los milicianos del ISIS, Ud. no ha dudado de hablar de “crímenes contra la humanidad” y de “limpieza étnica-religiosa”…

“Ciertamente. Es increíble que en 2014 puedan suceder todavía ciertas cosas, mientras el mundo se limita a observar. ¿Sabe que es lo peor? Visitar las familias de los prófugos y sentirse interrogar sobre todo por ancianos y niños: ¿Pero qué es lo que pasa? ¿Por qué nos hacen esto? ¿Qué mal hemos hecho? Los jóvenes porque no logran encontrar una perspectiva para el futuro. Los ancianos porque desde el año 2003 se enfrentan con una vida de peligro y persecución de la cual no pueden huir. La esperanza resiste porque no están solos, porque hay personas que se ocupan de ellos, que les hacen sentir que todavía hay alguno que los quiere”.

Ud. conoce la carta del Papa Francisco a Ban Ki-moon, secretario general de la ONU. ¿Piensa que una intervención de la ONU sería útil en esta situación?

“Ciertamente que sí. Es más, es importante que esta intervención suceda y pronto. La carta del Papa nos da energía y esperanza, obviamente, pero quisiéramos que todos los cristianos del mundo mostrasen solidaridad con sus hermanos iraquíes, sin parecer “tímidos” delante de esta tragedia. Es lo que ha pedido también el Patriarca”.

¿Qué decir de lo que sucede en Bagdad? El ex premier Al Maliki parece haberse hecho a un lado, a favor del nuevo premier Haider Al Abadi.

“La situación en Bagdad es complicada pero no irreparable. Lo importante, si en serio queremos salvar el país y darle un futuro, es que todos colaboren con el nuevo premier, olvidando los intereses propios”.

En Kurdistán, donde hasta ahora los peshmerga han resistido al avance del ISIS, ¿hay preocupación?

“La ha habido hasta hace pocos días. La pregunta que todos se hacían, a veces en el secreto del corazón, era: ¿podremos resistir? La confianza ha comenzado a crecer cuando han llegado los primeros bombarderos americanos”.

¿Qué noticias tiene de Mosul, su arquidiócesis? ¿Ningún cristiano ha permanecido? ¿Qué sucede en la ciudad?

“Mosul ha sido “limpiada” de cristianos, han escapado todos. Las noticias que llegan dicen que la ciudad está por colapsar, las actividades están casi todas bloqueadas. Las propiedades de los cristianos han sido tomadas, los lugares de culto y las estructuras de la Iglesia Católica abatidas o destinadas a otro uso. Como mi arzobispado…”

¿Qué han hecho con él?

“Se ha convertido en el cuartel general de las milicias del ISIS”.>>[3]


Jorge Pérez Uribe


[1] Anne Marie Mergier, La tragedia de los no musulmanes, Semanario Proceso N° 1977, 21 de septiembre de 2014, México
[2] Anne Marie Mergier, obra cit.
[3] http://amigosdeirak.verboencarnado.net/2014/08/28/asi-traicionaron-los-cristianos-en-mosul/



Si tu generosidad te dicta ayudar a estos cristianos y yazidíes que han perdido todo y que no tienen manera de ganarse la vida, te proporciono algunos links:

miércoles, 24 de septiembre de 2014

EL MANDO INSURGENTE TRAS LA CAPTURA DE MIGUEL HIDALGO




Introducción


En los cursos enseñanza básica y media de Historia de México y en ciertos libros -que por cubrir mucho (de la aparición el hombre en América hasta nuestros días)-, más bien cubren poco, los saltos históricos son práctica frecuente. Así del fusilamiento de los primeros insurgentes, se pasa a la figura victoriosa de Morelos y de ahí a la consumación de la Independencia con Guerrero e Iturbide. 

Este trabajo busca llenar ese hueco de la lucha del movimiento insurgentes, tras la aprensión de los primeros caudillos y de rescatar del inmerecido olvido al abogado Ignacio López Rayón, hombre perfectamente informado de los movimientos de su época y que trató de institucionalizar el movimiento independiente.


Otro aspecto que quisiera resaltar es que la historia de la enseñanza básica y media e incluso superior, se asemeja más bien a un cuento de hadas, con poco de las pasiones humanas. Por ejemplo no se habla de la disputa por el liderazgo que se dio entre Miguel Hidalgo e Ignacio Allende y posteriormente entre los miembros de la Junta de Zitácuaro, entre el Congreso de Chilpancingo y Morelos y finalmente entre Ignacio López Rayón y Nicolás Bravo y la Junta de Jaujilla. Ya que, para la historiografía oficial el único caudillo ambicioso fue Agustín de Iturbide. 


La captura de los primeros caudillos




Después del desastre de la batalla de Puente de calderón –el 17 de enero de 1811-, en donde cerca de 100,000 insurgentes se enfrentaron a 6,000 realistas. Lo que quedó de las tropas insurgentes -que se dieron a la desbandada- marcharon a Aguascalientes. 

El 10 de marzo, llegan Miguel Hidalgo, Ignacio Aldama, José Mariano Abasolo e Ignacio Allende a Saltillo. Ahí reciben la invitación del cacique texano Ignacio Elizondo, para reunirse con ellos en las Norias de Baján, Coahuila y luego marchar a Estados Unidos para comprar armamento.

El 16 de marzo, los insurgentes convocan una junta general en Saltillo. Se decide que los líderes de la insurgencia partan a los Estados Unidos, con un contingente de 1,500 hombres y la mayoría permanezcan en Torreón al mando de Ignacio López Rayón. Es ahí donde los caudillos insurgentes ascienden a López Rayón a general y le instruyen regresar al centro del territorio, con José María Liceaga como segundo al mando

El 21 de marzo, los caudillos insurgentes Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, José Mariano Jiménez, José Mariano Abasolo e Ignacio Aldama –al dirigirse a Estados Unidos para comprar armamento-, son capturados por Ignacio Elizondo en las Norias de Baján y conducidos prisioneros a Monclova y Chihuahua. Al resistirse, el hijo de Ignacio Allende es abatido. Así concluye la breve participación de seis meses de los primeros caudillos de la Independencia.


El liderazgo de Ignacio López Rayón


Personaje minimizado ante otros caudillos insurgentes, este abogado por el Colegio de San Ildefonso en la Ciudad de México, es originario de Tlalpujahua, Michoacán, en donde nació el 31 de julio de 1773.

Inicia su participación en el movimiento insurgente el 23 de octubre de 1810, cuando emite su primera proclama en Tlalpujahua, adhiriéndose a la insurgencia, en la que manifiesta al pueblo los puntos básicos de la insurgencia sobre embargo y confiscación de bienes de españoles y presentación de europeos.

Se unió a las fuerzas de Hidalgo en Maravatío, y fue “Secretario de Estado y del Despacho” de Miguel Hidalgo, durante su breve gobierno en Guadalajara, en donde se encargó de organizar la Audiencia y fundó el “Despertador Americano”.

Tras la captura de los jefes insurgentes, Rayón decidió abandonar de Saltillo, por considerarlo vulnerable, por lo que el 26 de marzo comenzó su retirada con rumbo a Zacatecas, acompañado de los restantes caudillos insurgentes: el padre José Antonio Torres, Juan Pablo Anaya, Víctor Rosales, Manuel Villalongín y sus dos hermanos José María y Francisco. Entonces sus fuerzas se elevaban a 3,500 hombres y 22 cañones.


Creación de la “Suprema Junta Nacional Americana” o “Junta de Zitácuaro”


En 1808 tropas napoleónicas ingresan a España con el pretexto de atacar a Portugal, Carlos IV y su hijo Fernando VII, son hechos prisioneros en Bayona. La respuesta de los ciudadanos españoles, fue la de formar Juntas de Defensa para hacer frente al enemigo, las cuales posteriormente se transformaron en Juntas de Gobierno. Este modelo se traslado a los virreinatos de América, en dónde se constituyeron algunas como la Suprema Junta Gubernativa del Reino de Quito (1809) y la Junta Suprema de Caracas (1810), “que Torre Villar supone, por las similitudes en el número de integrantes y funciones, sirvieron de inspiración a Ignacio López Rayón”.

<<Desde Zacatecas, en abril de 1811, Rayón —como se hacía llamar— y Liceaga, convencidos de la justicia de su causa, expusieron a Félix María Calleja que “la religiosa América intenta erigir un Congreso o Junta Nacional bajo cuyos auspicios… permanezcan ilesos los derechos del muy amado señor don Fernando VII”. Sin molestarse en darles respuesta, Calleja ordenó su captura, mientras ellos continuaron su camino hacia Michoacán. Luego de algunos enfrentamientos armados, Rayón se estableció en la villa de Zitácuaro, lugar estratégicamente privilegiado por su ubicación geográfica. No conforme con ello, ordenó obstruir los caminos, retirar las provisiones y forrajes en las inmediaciones y cavar una zanja a su alrededor. Desde entonces, Zitácuaro se convirtió en la principal fortaleza militar insurgente y pronto en sede de su gobierno.>> [1]

El 26 de junio, en Chihuahua, en la plazuela de los Ejercicios, Ignacio Allende, Ignacio Aldama y José Mariano Jiménez son fusilados por la espalda y decapitados. José Mariano Abasolo es condenado a prisión perpetua.

El 5 de julio, el Congreso reunido en Caracas proclama la independencia de Venezuela.

El 11 de julio, Ignacio López Rayón, que se encuentra en Zitácuaro, propone a José María Morelos la formación de una junta nacional con autoridad suprema.

El 30 de julio, Miguel Hidalgo es fusilado y decapitado en Chihuahua.

El 13 de agosto, Morelos se encuentra en Tixtla. Le comunica a Ignacio López Rayón que aprueba la idea del establecimiento de la junta y designa a Sixto Berduzco como su representante. Así pues, Rayón convoca a los generales y jefes de la independencia, a una junta cerca de Zitácuaro para el día 19 de agosto de 1811. 

<< Se celebró una asamblea de generales insurgentes el 19 de agosto, en la que se acordó la instalación de una “Suprema Junta Nacional Americana que, compuesta de cinco individuos, llenen el hueco de la soberanía”. De este modo se ponía en práctica una tesis original de la segunda escolástica, la cual sostenía que el poder de los monarcas surge del pueblo y, en caso de estar ausentes, regresa al pueblo como su depositario original. Resultaron electos como vocales Rayón, en carácter de presidente, Liceaga, y el teólogo José Sixto Berdusco, cura de Tuzantla y apoderado de Morelos, de quien fue compañero desde los días del seminario. Hecha la protesta por los vocales, se solemnizó la ceremonia “con juramento de fidelidad al rey don Fernando VII”. A los pocos días se invitó a Morelos para participar como cuarto vocal. Las facultades de la Junta de Zitácuaro serían muy similares a las de la Junta Suprema Central Gubernativa creada en la Península en 1808, pues su función principal, además de gobernar, sería administrar justicia y constituirse como una especie de secretaría de guerra, que también fabricó moneda y trazó un plan de reformas fiscales>>[2]

El 21 de agosto de 1811 fue firmada el acta que dio fe de los hechos anteriores. El segundo gobierno insurgente procedió a usar un escudo y emblema propios, expidió nombramientos, acuño monedas y emitió diversos ordenamientos, además de publicar un periódico propio. 

<<A principios de octubre de 1811, el cura Antonio Palafox visitó Zitácuaro para intentar persuadir a Rayón de abstenerse de construir gobiernos paralelos al virreinal. Como no siguiera su consejo, desde Guanajuato, el realista Félix María Calleja dio a conocer una proclama en la que negaba la autoridad de cualquier junta nacional salvo la reunida en las cortes de Cádiz y ofreció recompensa de diez mil pesos por la cabeza de Rayón y los demás vocales. El 2 de enero de 1812, el ejército virreinal lanzó un ataque contra Zitácuaro, que concluyó con el incendio de la villa.

Los vocales de la Junta lograron huir, junto con más de quinientos hombres, y llegar al pueblo de Tlalchapa. Poco tiempo después, decidieron establecerse en el Real de Minas de Sultepec, donde continuaron sus labores en las tres ramas de gobierno: legislativa, ejecutiva y judicial, apoyados por asesores, tenientes de justicia y subdelegados que ejercían la jurisdicción contenciosa, civil y criminal en las zonas aledañas, los cuales eran nombrados por la Junta. La dirección de las operaciones militares continuó según la costumbre.

También echaron mano del llamado cuarto poder: la prensa. El doctor José María Cos, recién incorporado a la insurgencia, creó un periódico en una imprenta de madera hecha con sus propias manos, hasta que los Guadalupes [3] le hicieron llegar una con tipos de metal. El Ilustrador Nacional fue protagonista de esta guerra de información apoyada por intelectuales como el propio Cos y Rayón, el doctor Francisco Lorenzo de Velasco y, más tarde, Andrés Quintana Roo. Sus principales colaboraciones fueron el célebre manifiesto del doctor Cos y sus Planes de Paz y Guerra, en los que el zacatecano aclaró que la lucha que realizaban era con respecto al gobierno de la Península, mas no buscaban la independencia del soberano común. También justificó la existencia de su gobierno, pues “La soberanía, que reside en la nación, está resumida en la Suprema Junta, conservadora de los derechos del rey”. Por su parte, el doctor Velasco colaboró primero y dirigió después el Ilustrador Americano, que se imprimió primero en Sultepec y luego en Tlalpujahua.


Primer Proyecto Constitucional para el México Independiente `Elementos de la Constitución´


Mientras esto sucedía, el presidente de la Junta se dedicó a redactar los Elementos de nuestra Constitución [4]. El documento, que envió a Morelos desde Zinacantepec el 30 de abril de 1812, seguía en términos generales la doctrina jurídica hispánica, en concreto, la Constitución de Cádiz, y se inspiraban en ciertas leyes inglesas. Si bien apuntaba soluciones en aspectos fundamentales como el orden y los poderes del gobierno, las funciones de sus cuerpos, los derechos individuales basados en el derecho natural y de gentes, declaraba la independencia, creaba las figuras del Protector Nacional y de los representantes de Ayuntamiento de provincia, e instituía algunas fiestas cívicas, el proyecto incluía un par de retrocesos considerables como lo eran la subsistencia de un “Tribunal de la fe” para vigilar el dogma de la religión católica, y el depósito de la soberanía nacional en la persona de Fernando VII. A partir de noviembre, Morelos le hizo llegar sus observaciones, entre las que subrayaba “que se le quite la máscara a la Independencia, porque ya todos saben la suerte de nuestro Fernando VII […]

El ataque a Sultepec provocó que los vocales se separaran. Berdusco y Liceaga volvieron al mismo lugar, pero Rayón fue obligado a salir por las tropas de Joaquín del Castillo. Fue hasta principios de julio cuando se encontraron en Tiripetío. Decidieron entonces que a cada vocal le correspondería una demarcación territorial con el grado de capitanes generales: A Berdusco tocó el poniente (Michoacán), a Liceaga el norte (Guanajuato), a Morelos el sur (Oaxaca, Veracruz y Puebla) y a Rayón el oriente (México).

Rayón hizo de Tlalpujahua su centro de operaciones. Aquí estableció también la “imprenta de la nación” y mandó fabricar armas y reclutar nuevas tropas. Se le había unido Andrés Quintana Roo a mediados de 1812 y fray Vicente de Santa María llegó a principios de 1813. Quintana fundó el Semanario Patriótico Americano, uno de los más aguerridos diarios insurgentes. Santa María elaboró un proyecto de Constitución que se ha perdido.




En la demarcación poniente, Berdusco organizó la milicia insurgente, captó recursos para sostener el movimiento e impartió justicia. Se desplazó por Ario, Tancítaro, Uruapan y Pátzcuaro. Sin consultarlo con el resto de los vocales, decidió tomar Valladolid a finales de enero de 1813, pero fracasó rotundamente. Tanto lo afectó la derrota, que renunció a su cargo de vocal; luego se retractó, pero comenzó una lucha virulenta contra Rayón. Al teólogo se unió José Francisco Pedro Argandar, colaborador incansable que recorrió el territorio michoacano en busca de subsidios económicos y ofreció sus vastos conocimientos al servicio de la Junta.

Liceaga comisionó a Francisco Javier Casate para reunir a la tropa dispersa en Valle de Santiago, pero fue sorprendido por Agustín de Iturbide y obligado a retirarse junto con el doctor Cos. Regresó a Yuriria, a principios de agosto, e informó al presidente Rayón de la intercepción de un convoy en Salamanca, con lo que obtuvo gran cantidad de armamento. Fortificó uno de los islotes de la laguna de Yuriria, que llamó Isla Liceaga. Engrosaron sus filas el inglés Nelson y el mayor de plaza José María Santa Cruz, quienes construyeron galeras para fundir cañones, fabricar pólvora y acuñar moneda. En la pequeña imprenta del Dr. Cos nació la Gazeta del Gobierno Americano en el Departamento del Norte, en la cual se dieron a conocer todos los partes de guerra de la zona. Sin embargo, creyó en las palabras de Berdusco contra Rayón, y fue convencido de que buscaba despojarlo del poder en el departamento del norte.

A pesar de que Rayón los convocó para tratar en persona sus problemas, Berdusco ignoró sus llamados. En su lugar, junto con Liceaga, publicó un bando en el que se declaraba a Rayón traidor y enemigo de la patria “por haber intentado amonarcarse”. Rayón no permaneció al margen. El 7 de abril promulgó otro bando en el que anunciaba la suspensión de los vocales Berdusco y Liceaga por “oprimir a los pueblos y vejar a los particulares, tratando además de sostener con ellas el proyecto monstruoso de hacerse independientes en lo que llaman sus departamentos”.

Refugiados en Surumuato, Berdusco y Liceaga propusieron a Morelos desconocer a Rayón como presidente de la Junta. Por su parte, el jefe Manuel Muñiz se rebeló contra Berdusco, desconociéndolo junto con Liceaga. Rayón se reconcilió poco después con este último, pero el daño ya estaba hecho. En agosto de 1813, desde Puruándiro, Rayón anunció la agonía de la Junta: “olvidad, ciudadanos, el melancólico cuadro que ofrece la historia de la Junta de Zitácuaro, casi disuelta ya a impulsos de tramas execrables y pasiones fermentadas por la torpeza y la intriga”.

A finales de junio, Morelos había lanzado la convocatoria para el Congreso de Chilpancingo. De los tres vocales convocados, sólo Berdusco asistió puntualmente a la cita; Liceaga se incorporó a finales de octubre y Rayón a principios de noviembre, antes de que se suscribiera el Acta de Independencia.

Según Guzmán Pérez, las causas de la desintegración de la Suprema Junta Nacional Americana se debieron a que nunca se desvinculó de la imagen de Fernando VII, jamás concibió una verdadera constitución y nunca entregó el mando supremo a una sola persona. En cierta forma lo reconoció Rayón al decir: “No fue capaz el vigor de mis esfuerzos para mantener ilesa la unidad [de la Junta]”. >>[5]

A la muerte de Morelos, el 22 de diciembre e 1815, Rayón trató de mantener el liderazgo de la causa insurgentes, y no reconoció a la Junta de Jaujilla, que apoyaba otro grupo insurgente. Tras la derrota de cerro del Cóporo, fue detenido por el oscuro y ambicioso Nicolás Bravo [6], quien propició su entrega a los realistas. Conducido a la ciudad de México, López Rayón fue procesado y sentenciado a muerte, sin embargo, su ejecución fue aplazada y permaneció en prisión desde 1817 hasta noviembre de 1820.

En 1821 se adhirió al Plan de Iguala de Agustín de Iturbide, quien a la consumación de la independencia, lo nombró tesorero y en 1823, intendente de San Luis Potosí, para posteriormente ser electo diputado por Michoacán al Congreso Constituyente. En 1824 el Congreso le confirió el despacho de general de división y le declaró benemérito de la Patria.

En 1825 fue nombrado comandante general de Jalisco, cargo que desempeñó hasta febrero de 1827; posteriormente presidió la segunda sala del Supremo Tribunal de Guerra y Marina. Murió el 2 de febrero de 1832, en la Ciudad de México.


Jorge Pérez Uribe



[1] Miguel Ángel Fernández Delgado, El bicentenario de la Junta de Zitácuaro, INEHRM, México, 2011 
[2] Miguel Ángel Fernández Delgado, op.cit. 
[3] El grupo de los Guadalupes, fue una sociedad secreta, no masónica, que operaba en la Ciudad de México, en donde realizaba labores de espionaje y financiamiento para la causa insurgente. 
[4] El nombre del documento es: Primer Proyecto Constitucional para el México Independiente Elementos de la Constitución. 
[5] Miguel Ángel Fernández Delgado, op.cit. 
[6] Cerró su participación histórica el 13 de septiembre 1847, cuando siendo Director del Colegio Militar de Chapultepec, abandonando a los cadetes que lo defenderían, bajó al pie del cerro para esperar y entregarse a las tropas norteamericanas.



Bibliografía:

  • Carlos Herrejón Peredo, La ruta de Hidalgo, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, México, 2012.
  • Jaime del Arenal Fenochio, Cronología de la Independencia (1808-1821), Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, México, 2012.
  • Miguel Ángel Fernández Delgado, El bicentenario de la Junta de Zitácuaro, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, México, 2011.

Anexo.- (La razón de mi decir)



jueves, 18 de septiembre de 2014

ANTE EL EJÉRCITO ISLÁMICO: QUEDARSE O PARTIR. CARTA DE ALEPO N° 19


"¿Cuál es la solución? ¿Cuál será el futuro, o antes de eso, hay un futuro?"




A través de la heroica comunidad marista de Alepo, hemos podido vivir el conflicto sirio desde dentro, a partir de mayo de 2013. El reciente mapa, cortesía del amigo Fady Marouf, muestra que el exhausto gobierno sirio controla apenas una cuarta parte del país, el resto está en poder de rebeldes. Financiados desde 2011 por los emiratos árabes y armados por Estados Unidos y Francia, han engendrado un poderoso enemigo: el Ejército Islámico, que astutamente controla poblaciones y pozos petroleros, no desierto.

La coalición que amenazaba sumir el Medio Oriente en un mar de fuego, se reactiva dizque para combatir a los jihadistas, mientras la población emigra a los países vecinos en una condición de total precariedad. Mientras tanto los “maristas azules” resisten…


Alep, 1° de septiembre de 2014

Quedarse o partir, tal es el dilema al que se enfrentan los sirios, sobre todo los de Alepo, ahora más que nunca. ¿Qué hacer? ¿Seguir resistiendo? ¿Quedarse a pesar de todo lo que está pasando, de todo lo que estamos sufriendo desde hace más de tres años? ¿Cuál es la solución? ¿Cuál será el futuro, o antes de eso, hay un futuro?

¿Abandonar definitivamente el país? ¿Ir a vivir a otra parte ese futuro y sobre todo el futuro de los niños? Pero ¿dónde? ¿Y cómo? ¿Ponerle una cruz al pasado? ¿Dejar todo lo que se posee y volver a empezar desde cero? ¿La letanía de estas preguntas sin respuesta es larga y nos obsesiona todo el día. La gente que contemporizaba, que había dejado las preguntas y las respuestas en suspenso esperando ver más claro, sea porque esperaban una solución cercana de la crisis o simplemente porque les faltaba el valor para irse, actualmente abandonan Siria, cada vez más numerosos, sobre todo los cristianos, para tomar el camino del exilio definitivo hacia un país que no han escogido. «Poco importa dónde vaya, lo importante es que llegue y que pueda vivir en paz ».



La paciencia de la gente ha llegado al límite. Tras los tres años que dura el conflicto sirio, con sus 192.000 muertos, sus millones de desplazados y de refugiados, no ven aparecer en el horizonte ninguna solución. Y luego está el encadenamiento de acontecimiento capaz de hacer perder todas las ilusiones incluso a los más optimistas. En primer lugar el bloqueo de la ciudad durante varias semanas, seguido de un corte total de agua durante más de dos meses, todo ello salpicado de lluvia de obuses y de morteros que siguen haciendo su cosecha cotidiana de muertos y de heridos...

Pero lo peor es el miedo que se agarra a las entrañas, inspirado por esa banda de salvajes que ha tomado posesión de todo el este de Siria y del norte de Irak para hacer reinar allí un Estado de ley islámica que no tiene nada que ver con el islam. Es una banda compuesta en su mayoría de extranjeros, con los que nuestros compatriotas musulmanes no se identifican, que degüellan, decapitan (y no sólo periodistas americanos), crucifican hasta la muerte, lapidan a las mujeres supuestamente adúlteras, flagelan para castigar (a los que fuman, por ejemplo), entierran personas vivas, vende a las mujeres como esclavas... La lista de sus actos de barbarie y de crueldad es demasiado larga para reproducirla integralmente en esta carta.



Pero, sobre todo, el acontecimiento - catástrofe ha sido la suerte reservada a los cristianos de Mossoul y de Qaraqosh-, así como a las otras minorías religiosas (irakianos, igual que los musulmanes, como los yizadíes, por ejemplo). Esto es lo que ha motivado a los sirios la decisión de abandonar el país. Puestos ante la elección de convertirse o morir, o de huir, centenares de miles de personas han tomado el camino del éxodo, dejando la tierra de sus antepasados, sus raíces, su historia, y se han marchado sin poder llevar nada consigo, ni siquiera su alianza ni algo de dinero, expulsados y luego exterminados como lo fueron en 1915 los armenios a manos de los otomanos, en el primer genocidio del siglo XX.

Así es como también Alepo se ha despoblado de los cristianos. No deben quedar más que apenas la mitad (según los optimistas) o quizás un tercio. Hace tres años era la gente pudiente, las élites (médicos, hombres de negocios, universitarios...) quienes se habían ido, a la espera de tiempos mejores, antes de que lo provisional se haga definitivo. En cambio, desde hace poco, todo el mundo quiere irse: clases medias, jóvenes, menos jóvenes, pobres, personas sin recursos... todos se empujan en le portón. ¿Y qué podemos decir nosotros, tenemos algo que decir a todos estos candidatos al exilio? ¿Tenemos que animarlos o intentar disuadirlos?

¿Qué podemos decir a esas tres parejas jóvenes que se van al Líbano, que deben inscribirse en la oficina de Naciones Unidas para los refugiados para obtener un visado de emigración y que han venido a despedirse hace una semana? Tres años sin trabajo es duro para familias jóvenes, a los que todo sonreía cuando se embarcaron en la vida profesional y conyugal hace unos años.

¿Qué responder a las familias más desfavorecidas que ayudamos materialmente y que no pueden habitar en su pobre barrio, Midane, objetivo cotidiano de los obuses de los rebeldes? ¿Y a quienes han visto a sus vecinos matados o heridos y que tienen miedo por ellos mismos y por sus hijos? «Queremos irnos, ayudadnos a preparar los papeles, tenemos primos o hermanos en América Latina que podrán ayudarnos a obtener un visado».

¿Qué aconsejar, qué decir a estas personas que no pueden seguir esperando a que "los acontecimientos" terminen, que no pueden soportar más tiempo la privación de agua, de electricidad, de alimentos, de medicinas, de dinero; o los obuses, o los sufrimientos; que no quieren ver más a sus hijos crecer sin no conocer nada más que la guerra y que aspiran a un porvenir segur, estable, en paz...?

Qué responder a ese médico indignado por la cobardía de los occidentales. «Los dirigente occidentales han calificado de acto bárbaro la decapitación de un periodista americano. ¡Hay que recordarles que esos salvajes, que cometen actos de barbarie en nuestro país, son los mismos que fueron animados, financiados y protegidos por ellos mismos y sus aliados, bajo el pretexto de llevar al pueblo sirio la democracia y la libertad, en el marco de un plan con el romántico nombre de "Primavera Árabe", que había sucedido a las formulaciones precedentes de "Caos constructivo" y de "Nuevo medio oriente"! ¿Esos salvajes, llamados por los occidentales rebeldes o combatientes de la libertad cuando cometen sus crímenes en Siria, no se han transformado súbitamente en bárbaros y terroristas más que cuando algunos de sus efectivos han entrado en Irak? ».

Qué decir a esas decenas, a esos centenares de personas que encuentro en la residencia de los maristas, en la calle o en mi consulta, que me expresan su angustia y su pánico ante la oleada de Daech (EIIL): "¿Y si invaden Alepo? ¿Y si nos toca sufrir la misma suerte que los cristianos de Mosul, tener que elegir entre la conversión o la muerte, huir en columnas de refugiados sin poder llevar nada? ¡Mejor irse enseguida antes de que "ellos" lleguen! No queremos morir degollados, decapitados, enterrados vivos, crucificados por esos salvajes. ¡Y pensar que "ellos" están solo a unos quilómetros al este de Alepo y que acaban de tomar el control de toda la región al norte de la ciudad!

Y la gente yéndose. Nuestro chófer, su familia, sus hermanos y sus familias, que acaban de llegar a Alemania. Varios trabajadores del hospital, que han logrado un visado y se han ido a Europa. Nuestra empleada de la limpieza, que se prepara a ir a Venezuela. Otra familia que se ha marchado a Australia, otros, armenios sobre todo, a Estados Unidos o a Europa del Norte.

El Vaticano y las instituciones caritativas de la Iglesia, por su parte, piden a los cristianos que no abandonen su tierra, la cuna del cristianismo. ¡¡¡Mientras que sus representantes sobre el terreno distribuyen la ayuda recibida con parsimonia para "responsabilizar" a la gente, para no convertirlos en "asistidos"!!! En unos meses, les quedará mucho dinero pero no habrá nadie a quien dárselo. Un amigo bien informado me ha dicho: "Si dentro de unos meses el EIIL invadiera Alepo, no se vería más que una columna de apenas unos miles de refugiados cristianos en la senda del exilio".


Los Maristas Azules no tenemos certezas que ofrecer, ni respuestas a los temores y a las preguntas. Tampoco nos toca a nosotros desaprobar las decisiones tomadas. Tratamos de ser simplemente, con nuestra presencia activa, un resplandor de esperanza para aquellos a quienes no les queda esperanza... una fuerza para los que dudan... un consuelo para los que están atormentados.

Intentamos también aliviar los sufrimientos psíquicos y morales y, al menos, ofrecer a los que se quedan unas condiciones de vida aceptables para que la falta de todo no sea el motivo principal de su marcha.

De este modo nuestros programas continúan, a pesar de la cruel perdida que hemos sufrido con la muerte de uno de los pilares de los Maristas de Alepo, nuestro amigo y hermano Ghasbi Sabe, fallecido por una crisis cardíaca a la edad de 59 años. Pedagogo, animador, miembro del equipo de socorro alimentario, responsable de los diferentes "cestos de comida", miembro del equipo de MIT, era un hombre cálido, fiel, sencillo, humilde, cocinero sin par, por añadidura, apreciado y amado por todos.

El programa "Civiles heridos de guerra" continúa cuidando a los heridos alcanzados por los morteros; hoy es una madre, médico de profesión, y su hijo de 8 años; a ella la hemos atendido por fracturas abiertas en los dos brazos y a él por múltiples lesiones en el vientre; nos hemos visto obligados a quitarle el bazo, un riñón y una parte de los intestinos.

Nuestros tres "cestos de comida" mensuales o quincenales sirven para alimentar a las familias cristianas de Djabal Al Sayde (cesto de la montaña), las familias musulmanas desplazadas de otras regiones (cesto de los Maristas Azules) y las familias pobres de Midane (cesto de la "Oreja de Dios").

Continuamos nuestro proyecto de alojamiento de desplazados alquilando pequeños apartamentos para los que no tienen techo. Les proporcionamos mantas, utensilios de cocina, bidones de agua...

Hace poco hemos iniciado un proyecto de distribución de agua a los voluntarios y a los beneficiarios de los proyectos. Hemos instalado en una camioneta unas cisternas que llenamos de agua, sacada de un pozo, y la bombeamos luego a los depósitos (de 200 a 1000 litros) de las personas concernidas.

En el M.I.T. (nuestro centro marista de formación) continuamos formando a los jóvenes adultos en el marco de talleres de tres días de duración. La última, cronológicamente, se terminó el domingo pasado y trataba sobre las normas de calidad. Ofrecemos también un espacio de reflexión con conferencias-coloquio, la última de las cuales, muy destacada, trataba de "la prueba del creyente ante la guerra".

Los niños de 3 a 6 años de "Aprender a Crecer" y los de 7 a 13 años de "Quiero Aprender" vienen a hacer colonia de vacaciones en nuestra casa, alternando semanalmente. Se organizan para ellos programas maravillosos.

La "Skill School" para los adolescentes continúa, con programas variados que combinan deporte, habilidad manual y actividades pedagógicas.

El programa "Tawassol" para las madres no para. Incluso con temperaturas de 40 a 45 grados todo el mundo acude a la cita.

Perseveramos en medio de condiciones de vida muy difíciles: a la falta de agua (el aprovisionamiento de cada barrio de Alepo se hace durante 10 horas cada 10 días) se añade la de la electricidad (2 veces hora y media cada 24 horas) y la amenaza de tiros de mortero.

¿Qué nos reserva el porvenir? ¿Hay que irse, hay que quedarse? Tantas preguntas las que no se puede responder por el momento, hasta que... hasta que ¿qué?

Un sacerdote dominico de Irak ha escrito recientemente: "Irak, hoy, está completamente destruido. Además el tejido social está roto claramente. Las estadísticas indican igualmente que el país es muy peligroso, que se ha vuelto inhabitable, invivible. Los pobres de este país se preguntan hacia qué futuro se está empujando al país. ¿Hacia un país moderno, estable, democrático? Una respuesta sencilla de cualquier habitante de Irak será: se está empujando a Irak a lo desconocido. Pero en ese desorden impuesto por el poder del mal, la cuestión central es la siguiente: ¿Cuál es el porvenir de los cristianos de Irak? ¿Hay que expulsarlos o exterminarlos? Nuestra peregrinación, nuestro vía crucis y nuestra carga, según parece, se hacen largos y pesados. La situación dramática que viven los cristianos en este momento es escandalosa. Ya sólo faltan los campos de concentración en un proyecto de desenraizamiento diabólico. Mientras que los delegados políticos y eclesiásticos se van sucediendo, los exiliados pasan sus noches bajo tiendas y en espacios públicos. A pesar de la alerta roja el tiempo pasa y los exiliados siguen sin abrigo".

Reemplazad la palabra Irak por Siria e iraquís por sirios y habréis entendido todo. Esta carta está fechad el uno de septiembre, fiesta de uno de los santos más venerados en Siria, San Simeón el Estilita, que había vivido en el siglo V durante 42 años colgado en una columna de 18 metros de altura. ¡Según la tradición, había escogido esta vía para estar más cerca de Dios! Que nuestro sacrificio y nuestro calvario no duren tanto tiempo.


Nabil Antaki, 
en nombre de los maristas azules.







Fuente: http://www.periodistadigital.com/religion/mundo/2014/09/11/los-del-ei-deguellan-decapitan-crucifican-hasta-la-muerte-entierran-personas-vivas-religion-iglesia-carta-maristas-azules-siria-estado-islamico-irak.shtml


miércoles, 10 de septiembre de 2014

8 DE SEPTIEMBRE DE 1914, “EL MILAGRO DEL MARNE”





Con los pasajes de la Historia, ocurre lo mismo que con muchas ramas de conocimiento humano: a medida que las va uno entendiendo adquieren mayor interés. Esto me ha pasado con La Gran Guerra (1914-1918), de la que poco había leído e investigado. Al leer sobre la batallas de Marne, me encontré que la primera de ellas es conocida como el “Milagro del Marne”, por lo que me puse a investigar, porqué se le apodó así. He aquí el resultado:



Participación de Francia en La Gran Guerra


Al inicio de la La Gran Guerra, el uniforme de guerra francés, era colorido como en la época napoleónica (sus pantalones rojos hacían visibles a los soldados de infantería a kilómetros de distancia), su casaca, era la azul tradicional y en vez de casco se usaba la gorra del siglo XIX. No eran de ninguna manera los uniformes de una nación moderna e industrializada, ni los que usarían las tropas francesas hacia el final de la guerra.

Existen dos famosas batallas del Marne en La Gran Guerra. La primera tuvo lugar del 5 al 12 de septiembre de 1914, la segunda del 15 de julio al 6 de agosto de 1918.

<<Hay pocas batallas que han cambiado el curso de la historia de manera tan dramática y decisiva como la Batalla del Marne en 1914. Para muchos, fue la batalla que salvó a Francia del colapso total durante la Primera Guerra Mundial—la primera victoria aliada tras una serie de derrotas y retiradas al hilo.>>

Curiosamente muchas cónicas relativas a la primera batalla del Marne se refieren a ella como el “Milagro del Marne”, pero no hay nada extraordinario en el resultado final de la batalla, tal como la plantean, sencillamente fueron decisiones de estrategia. Alguna de estas crónicas, si nos brinda una información interesante para rastrear: <<El 9 de septiembre, el General Helmuth von Moltke, comandante en jefe del ejército alemán, sufrió una crisis nerviosa y ordenó una retirada general para consolidar el frente y así salvar a su ala derecha de la destrucción total.>>

<<Alemania declaró la guerra a Francia el 3 de agosto de 1914, un día después de haber invadido Bélgica de acuerdo con los dictados del Plan Schlieffen, con el que los alemanes pensaban conquistar París en seis semanas antes de girarse sobre el gigante ruso. Durante el primer mes, los acontecimientos parecían sonreírles, a pesar de la resistencia belga y de las numerosas bajas. Desde las batallas de Mons y Charleroi, británicos y franceses se batían en retirada perseguidos por los 1º, 2º y 3er Ejércitos alemanes a cargo de los generales von Kluck, von Bülow y von Hausen respectivamente, quienes creyeron que dicho repliegue significaba que el enemigo estaba derrotado. Esa opinión distaba mucho de la realidad, pues a pesar de que los aliados sí habían cedido mucho terreno y corrían para salvarse, la Gran Retirada se estaba llevando a cabo con gran orden, manteniendo a los ejércitos prácticamente intactos y preparados para el contraataque. El mismo Comandante en Jefe alemán, Helmuth von Moltke, dudaba que la supuesta victoria fuese tan contundente, lo que le llevó a preguntar a finales de agosto ¿dónde están los prisioneros?

Al mismo tiempo, el Mariscal Joffre insistía en continuar la retirada hasta poder despegarse completamente de sus perseguidores para reorganizar sus ejércitos y prepararlos para volver a la ofensiva, pero no tenía claro ni cuándo ni dónde llegaría ese momento, hasta que la suerte le sonrió […] Los aliados no lo tenían todo de su parte. A la inherente extenuada condición de los hombres después de un repliegue de casi 200 km en diez días, se sumaba la baja moral de las tropas. El Plan XVII había fracasado, los alemanes habían conquistado diez ciudades en tantos días y no parecía que nada pudiese detenerlos. Los mandos tampoco habían salido ilesos. Solamente en las primeras cinco semanas, Joffre había sustituido a dos comandantes de ejército, diez comandantes de cuerpo y a treinta y ocho generales de división, aunque como opina Margaret Tuchman en Los Cañones de Agosto, con los sustitutos, entre ellos tres futuros mariscales, Foch, Petain y d’Esperey, Francia salió ganando. Peor aún era la situación del Cuerpo Expedicionario Británico, cuyo comandante en jefe, el General Sir John French, parecía haber desaparecido en los momentos cruciales, y cuyo segundo dio la orden el 3 de septiembre de continuar la retirada. Tres veces tuvo que ir Joffre a su cuartel general entre el 3 y el 4 de septiembre, y no fue sino hasta la segunda noche que logró encontrar a French y convencerlo, después de muchos ruegos, de que frenara a sus hombres y los sumara a la batalla el día 6.

Cuando todo parecía estar listo, las tropas en su sitio, las órdenes enviadas y el aliado convencido, la madrugada del 5 de septiembre de 1914, Joffre reunió a su estado mayor y les anunció –Caballeros, lucharemos en el Marne. >> [1]


La primera batalla del Marne



<<Los alemanes, por segunda vez en menos de medio siglo, marchaban hacia Paris persiguiendo a un ejército que estaba en la víspera de una humillación aún peor que la de 1870. El Plan Schlieffen original contemplaba un cerco enorme que atraparía al ejército francés entre París y la frontera pero todo dependía de la fortuna del ala derecha del ejército teutón. La punta de esta enorme hoz era el I Ejército al mando del General von Kluck: con un cuarto de millón de hombres, era la unidad alemana más poderosa del ejército (por no decir de cualquier ejército), la mejor equipada y había arrasado con todo en su camino desde que sus soldados entraron a Bélgica.

Aunque el camino había sido duro y los soldados estaban ya al límite de su aguante físico, el premio mayor de todo conquistador de Francia estaba tan solo unos pocos kilómetros a la distancia: París. Entre ellos y la gloria de capturar la capital más majestuosa de Europa estaba un ejército desmoralizado, derrotado, incapaz de ofrecer más resistencia para defender su propio suelo.

Pero es en ese momento que el plan alemán cambió: París tendría que esperar. La prioridad no sería una ciudad sino acabar de una vez por todas con lo que quedaba de los ejércitos aliados que se retiraban hacia el sur. Por lo tanto, la hoz se tendría que achicar y el ejército de von Kluck marcharía al sur también, pasando por la derecha de la capital francesa. A principios de septiembre y tan cerca de París que desde lejos incluso se podía observar la Torre Eiffel, los alemanes cruzaron el rio Marne (que corre de Paris hacia el este) para perseguir al enemigo y derrotarlo de una vez por todas.>>[2]

La pregunta es porque ese súbito cambio de táctica, de no seguir adelante 40 kilómetros y adueñarse de París, en donde se encontraba el alto mando de ejército y el gobierno francés.

También surge la duda de cuál fue la razón para que un hombre tan templado como era el General Helmuth von Moltke, comandante en jefe del ejército alemán, sufriera una crisis nerviosa el día 9 de septiembre, y ordenara una retirada general.



El auténtico “Milagro del Marne”



<<Una de las devociones del Sagrado Corazón es el Detente: una pequeña insignia con la leyenda ¡Detente! El corazón de Jesús está aquí, que santa Margarita María de Alacoque recibió en visiones místicas como encargo del Señor. Pío IX, en 1848, fue testigo de cómo un joven soldado salvó su vida gracias a que un Detente de tela frenó un disparo mortal, y le otorgó la bendición pontificia para avalar la promesa de Cristo a santa Margarita, de proteger a quien lo portase. Algo que confirmaron, en 1914, los soldados en la batalla más decisiva de la Gran Guerra. La del Milagro del Marne

Antes de sumergirse en el ostracismo por perder una batalla decisiva para su patria, el general alemán Von Klück se desahogaba en sus Memorias: «Que unos hombres que han retrocedido durante diez jornadas, postrados y medio muertos por la fatiga, puedan retomar el fusil y atacar al toque de corneta, es una posibilidad que jamás ha sido estudiada en nuestras escuelas de guerra». Se refería a la actitud con que, en septiembre de 1914, a orillas del río Marne, los soldados franceses y británicos, diezmados, malheridos, famélicos y en retirada, giraron sobre sus talones para atacar y derrotar al ejército alemán que los había destrozado durante una semana y que los triplicaba en número. Lo que Von Klück no quiso desvelar fueron los sucesos que propiciaron el desenlace de un choque que cambió el rumbo de la Gran Guerra, y que él mismo ordenó silenciar a más de cien mil soldados alemanes bajo amenaza de fusilar a quien los revelase. 




Los sucesos de la batalla del Milagro del Marne.


Estamos en los primeros meses de la contienda y la acometida alemana parece imparable: a finales de agosto, las tropas del Kaiser se han plantado a 60 kilómetros de París y el miedo a morir es cada vez más evidente en el ejército franco-británico, sobre todo por dejar sin amparo a la población, o sea, a las mujeres, hijos y padres de los soldados. Entre el temor y la desesperanza, los sacerdotes galos obligados a alistarse -las leyes anticlericales de Francia no hacen distingos entre varones a la hora de ir al frente- se multiplican para recordar a la tropa que los destinos del mundo no son ajenos a la Providencia de Dios, y comienzan a promover la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tan ligado a la historia del pueblo francés. Los capellanes militares, como el célebre jesuita Louis Lenoir (que morirá en 1917 por rescatar a un soldado herido), y los presbíteros obligados a combatir, reparten entre los soldados oraciones al Corazón de Cristo y pequeñas estampas del ¡Detente! No son amuletos, son instrumentos para grabar en el pecho la certeza de que la muerte no tiene la última palabra; que la misericordia de Dios abraza a quien entrega su vida por los demás; que el sacrificio merece la pena; que se puede confiar la vida de los seres queridos al cuidado infinito del Señor; y que el enemigo, aquel que ha jurado a Dios odio sin tregua y quiere perder el alma y el cuerpo de quienes se saben hijos del Padre, ese que seduce con tentaciones de éxito y dominio, retrocede ante un alma que se atrinchera en el Corazón traspasado por la lanza de Longinos.


El 8 de septiembre, día de la Natividad de la Virgen, las tropas galas se retiran hacia París y Von Klück da la orden de perseguirlos para aplastarlos por la espalda. Abre así una brecha de 50 kilómetros con el ejército alemán de la retaguardia, pero está seguro de su victoria. Sin embargo, algo inesperado ocurre. Algo que no se sabrá hasta que, en 1917, varios soldados, capellanes y oficiales alemanes lo confiesen a los galos: en la carretera que va a París, mientras en la recién acabada basílica del Sacré-Coeur de Montmartre se mantiene la adoración eucarística y se pide al Sagrado Corazón el fin de la guerra, la imagen celestial de una Mujer vestida de blanco y azul cierra el paso a la tropa alemana. Cien mil soldados son testigos del suceso y caen de rodillas espantados al ver que la Mujer les da la espalda, se inclina sobre París y parece frenar su acometida con una mano. El ejército teutón es incapaz de avanzar, Von Klück ordena la retirada e impone pena de muerte a quien revele el suceso. En 1917, un soldado alemán en agonía será recogido por unas monjas francesas y, al entrar en el hospital de campaña y ver una imagen del Corazón Inmaculado de María, gritará: ¡Es la Mujer del Marne! Cuando desde la antena de comunicación de la Torre Eiffel los franceses interceptan un mensaje alemán que habla de una inexplicable retirada, desafían las prohibiciones anticlericales del Gobierno, consagran sus batallones al Corazón de Jesús y dan la orden de atacar >>[3]




Y he aquí el texto sacado del diario "Le Courrier", de Saint-Lo, del 8 de enero de 1917. Es una carta fechada en 3 de enero de 1915.

<<"Un sacerdote alemán, herido y hecho prisionero en la batalla del Marne, murió en una ambulancia francesa en la que se hallaban religiosas. El les dijo: "Como soldado, debería callarme; como sacerdote creo mi deber decir lo que he visto. Durante la batalla del Marne, estábamos sorprendidos de ser rechazados, pues éramos legión, comparados a los franceses, y esperábamos llegar a París.

"Pero vimos a la Santísima Virgen toda vestida de blanco con una cintura celeste, inclinada hacia París... Nos daba la espalda y con la mano derecha parecía repelernos".

En los días en que este sacerdote hablaba así, dos oficiales alemanes también prisioneros y heridos, entraban en una ambulancia francesa de la Cruz Roja. Una señora enfermera que hablaba alemán los acompañaba.

Cuando entraron en una sala donde se hallaba una estatua de Nuestra Señora de Lourdes, se miraron y dijeron: "Oh! la Virgen del Marne".

La mejor prueba de autenticidad del relato anterior es la siguiente, relacionada con el mismo hecho: Una religiosa que atiende a los heridos en Issy-les-Moulineaux (arrabal de Paris) escribe:

"Erase después de la batalla del Marne. Entre los heridos atendidos en la ambulancia de Issy, se encontraba un alemán muy gravemente herido y considerado como perdido. Gracias a los cuidados recibidos, vivió todavía más de un mes. Era católico y manifestaba grandes sentimientos de fe. Los enfermeros todos eran sacerdotes. El recibió los auxilios de la religión y no sabía cómo demostrar su gratitud. Decía con frecuencia: "Quisiera hacer algo para agradecerles". En fin, el día que recibió la extrema-unción, dijo a los enfermeros: "Vos me habéis atendido con gran caridad, quiero hacer algo para vosotros contándoos lo que no es provecho nuestro pero que os hará placer. Pagaré así algo de mi deuda.

Si estuviera en el frente, me fusilarían, pues nos fue prohibido, so pena de muerte, de contar lo que voy a deciros.

Habéis quedado asombrados con nuestro retroceso tan repentino cuando habíamos llegado a las puertas de Paris. No hemos podido avanzar, una Virgen estaba delante de nosotros, con los brazos extendidos, empujándonos cada vez que nos mandaban avanzar. Durante varios días no sabíamos si era una de vuestras santas nacionales, Genoveva o Juana de Arco. Después, hemos comprendido que era la Santísima Virgen la que nos clavaba al suelo. El 8 de septiembre, nos rechazó con tanta fuerza que todos como un solo hombre, nos fugamos. Esto que os estoy diciendo, lo escucharéis decir más tarde sin duda, pues somos quizá 100.000 hombres que lo hemos visto".>> [4]

Con el paso del tiempo y la mentalidad laicista-racionalista, han caído en el olvido estos testimonios históricos, pero si ha perseverado la idea de que la victoria en el Marne, fue un milagro.


Jorge Pérez Uribe



[1] http://cienciahistorica.com/2014/09/06/d-41-el-milagro-del-marne/comment-page-1/
[2] http://www.ecured.cu/index.php/Batalla_del_Marne
[3] http://www.carifilii.es/articulo.asp?idarticulo=116
[4] http://devociones.blogspot.mx/2007/04/el-milagro-de-marne-milagro-de-la.html