La situación actual en Arabia Saudita
El país más poderoso dentro del mundo islámico es sin duda Arabia Saudita. En él se percibe que los árabes son refractarios a la democracia –aunque el mundo occidental insista en imponérselas-. Así pues, el reino musulmán sunnita wahaabita de Arabia Saudita es una monarquía teocrática islámica, en la que el Islam sunnita es la religión oficial. Por ley todo ciudadano saudita debe ser musulmán, pero además se prohibe la práctica pública de las religiones no-musulmanas. Incitar al “sectarismo” (chiíta) se considera traición a la patria. Tanto la apostasía, así como, la conversión al cristianismo se castigan con la pena de muerte por decapitación.
La práctica pública de las religiones no-musulmanas está totalmente prohibida y el chiísmo que constituye entre el 10 y el 15 por ciento de la población, es considerado herético. Pero a partir de 1991, Abdulah bin Yibrin, delegado real para presidir el Consejo de los Ulemas, declaró que los chiítas son no solo herejes, sino “idólatras que deberían ser exterminados”.
Los chiítas
Los chiítas son una rama del Islam, pero son considerados por los sunnitas como una secta.
Los chiítas constituyen del 10 al 15 por ciento de la población musulmana mundial. Sin embargo, en Irán son 89% y en Irak 60%. Son mayoría en Yemen y Azerbaiján. El movimiento guerrillero Hezbolá, del Líbano, es un movimiento chiíta. En Siria, los chiítas pese a que representan una minoría del 10%, gobiernan desde 1970 a través de la familia Al-Assad, “dictadura” claman algunos occidentales, aunque es una vuelta a la tradicional monarquía en realidad.
Origen del Chiísmo
Tiene que ver con la muerte y sucesión del profeta Mahoma fallecido en el año 632 después de Cristo.
La declaración de fe chiíta dice, "No existe Dios sino Alá, Mahoma es el mensajero de Alá, Alí es el amigo de Alá, sucesor de su mensaje y su primer califa. Alí era el primo de Mahoma, esposo de su hija Fátima. La apelación "Chiíta" viene de la contracción de Shiat Ali, que significa "partidarios de Alí".
La diferencia fundamental entre chiítas y sunnitas, es pues, la herencia político religiosa de Mahoma: A la muerte del profeta Mahoma en el año de 632 d. c., se desata una lucha de poder para determinar quién debería ser su heredero. En el año 656, Alí, primo y yerno a su vez de Mahoma, se opuso a la sucesión sostenida por la aristocracia mercantil de La Meca, representada por el clan de los Omeyas. Después de enfrentamientos, se llegó a una negociación, pero en el 661, Alí murió asesinado por sus enemigos. Los opositores a la línea oficial de los omeyas se posicionaron en las filas del chiísmo. Sin embargo, en el 680, Husseín, descendiente y heredero de Alí, murió en la derrota de Kerbala, ante las tropas oficiales del Islam.
En el 750, los abasidas que habían aglutinado a todos los opositores al régimen omeya consiguieron la victoria y erigir su califato en Bagdad. El último omeya se refugió en España y fundó el emirato de Córdoba, posteriormente, también califato. Entretanto, los chiítas creían en un mesianismo, en la vuelta de El Madhi, último Imán desaparecido, quien a su vuelta instauraría el reinado de la justicia y de la paz.
En espera de ese momento, se rigen bajo la autoridad del imán, un guía infalible, que ejerce de juez en las cuestiones teológicas y jurídicas del Corán. Estos jueces que ejercen de guías son los que producen la impresión de tener clero, cuando el Islam no tiene sacerdotes. Son expertos, pero no hombres consagrados por Dios para ejercer su ministerio.
La rebelión del clérigo chií, Nimr Baqir al Nimr
Al Nimr alcanzó gran popularidad al reivindicar los derechos de la tradicionalmente marginada comunidad chií de la Provincia Oriental del país. En marzo de 2009, las autoridades emitieron una orden de arresto contra él por recomendar la secesión de la provincia si el Gobierno no respetaba los derechos y la diginidad de los chiíes residentes en esta localidad
Prominente crítico de los Al Saud, la familia real saudí, el jeque Al Nimr había sido detenido en varias ocasiones durante la pasada década. Pero fue su papel en las protestas de 2011-2012, durante la llamada “primavera árabe” lo que motivó su condena a muerte, ratificada el pasado marzo y muy criticada por las organizaciones de derechos humanos. Al hilo de la primavera árabe, la minoría chií (en torno a un 10% de la población saudí) se manifestó reiteradamente en la Provincia Oriental, donde se concentra esa comunidad, para denunciar su discriminación legal y pedir la liberación de sus detenidos sin juicio. Al Nimr, que tenía 56 años, era muy popular entre los jóvenes.
Finalmente Al Nimr fue ejecutado junto con "47 terroristas", según ha informado la cadena 'Al Arabiya'. La mayoría de los ejecutados, 45, son de nacionalidad saudí, entre ellos el propio Al Nimr. Junto a ellos han sido ajusticiados un hombre de nacionalidad egipcia y otro de nacionalidad chadiana. El Ministerio no ha aclarado el método empleado, pero el más habitual es la decapitación.
Las ejecuciones del pasado sábado 2 de enero, son las primeras efectuadas por el reino árabe en 2016. Las autoridades saudíes cerraron 2015 con una cifra de 157 ejecutados, muy superior a las 90 efectuadas en 2014.
Reacciones ante la ejecución de los chiítas
Irán, Irak y el Hezbolá libanés han condenado la medida, mientras que en Bahréin ya se han desatado protestas.
"El mensaje que envía la ejecución del jeque Al Nimr, es que las autoridades saudíes no toleran ningún tipo de oposición ni de peticiones de reforma sin distinguir si se hacen de forma violenta o pacífica", ha declarado a EL PAÍS el disidente Ali Adubisi, que dirige la Organización Europeo-Saudí para los Derechos Humanos (ESOHR).
El alto clérigo iraní Ahmad Jatami, miembro de la Asamblea de Expertos -uno de los más altos organismos de Irán, responsable de la elección del líder supremo del país- no ha escatimado palabras para condenar la ejecución de Al Nimr, defensor de los derechos de la marginada comunidad chií en el este de Arabia Saudí.
“No me cabe duda de que la sangre pura de Al Nimr mancillará el collar de la Casa de Saud, que será borrada de las páginas de la historia. Este crimen no es más que parte del patrón que sigue esta familia traicionera”, ha declarado en referencia a los regentes suníes.
“El mundo islámico”, ha aseverado, “denunciará a este infame régimen todo lo que pueda”, ha añadido, a la espera de que se pronuncien las más altas autoridades de la república islámica.
Ese mismo sábado la Embajada saudí en Teherán sufrió un asalto tumultuario, fue incendiada y la bandera saudí retirada. El domingo 3 de enero, Riad anunció la retirada de su embajador en Teherán y dio 48 horas a la delegación diplomática de Irán para abandonas Arabia saudita, con lo que quedan rotas las relaciones entre ambas naciones. Irán prohibió los viajes de peregrinos de su país a Arabia Saudita y la importación de mercancías hasta nueva orden.
El Consejo de Ministros de Irán aprobó el cese de las importaciones de todos los bienes manufacturados desde Arabia Saudita, tras el rompimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países, reseñan medios locales.
Siguiendo los pasos de Arabia Saudita, Baréin, Sudán y Yibuti también cortaron los lazos con el país persa.
Además, Emiratos Árabes Unidos comunicó que limitaba las relaciones diplomáticas con esa nación y Kuwait informó que retiraba a su embajador de Irán.
El Gobierno de Irán denunció este jueves 7 de enero, que Arabia Saudita ha bombardeado su embajada en la capital de Yemen, Saná.
Jorge Pérez Uribe