jueves, 19 de mayo de 2016

EL COMPONENTE EMOCIONAL EN EL ARTE


Obra del escultor tinerfeño Román Hernández. Tenerife 1963.



Teo Revilla Bravo*


EL COMPONENTE EMOCIONAL



El hombre ante sus propios misterios. El hombre situado ante un espejo que le restablezca la propia efigie emocional más humana y en lo posible más desnuda; el hombre interrogándose, buscando eternales explicaciones y respuestas; gravitando sobre una suerte de anexo o reflejo fiel que le ayude a comprender la magnitud o significancia del existir, mediante expresiones más o menos gratificantes. Cuando estos enunciados se convierten en obras de arte, nos permiten anhelar la perfección latente a través de la misma mirada, en un acto afortunado proveniente de lo que sentimos como inspiración o transfiguración estética, filtrada desde esa identidad emocional interior donde nace y se hace necesaria. La mirada ha de ser fotográfica, no tanto en la forma de captación vehemente como en la de la misma esencia; ha de recoger, como lo hace la lente de la máquina, esa especie de serenidad que capte la aparición de la idea, del objeto o la obra idealizada a crear, sin artilugios ni engaños, lo más fiel a nosotros mismos. El arte, aún inconscientemente, nace como una búsqueda necesaria, un poner a prueba o analizar la realidad que nos pueda ayudar a canalizar la propia vida y situarnos ante ella. Su función es llegar, es transformar, es ser reflejo de continuado avance, y sobre todo es desahogar y es conmover. Cuando nos impresionamos o emocionamos, todo se revoluciona dentro de uno. Así nace o cobra valor el arte -que está en las obras del hombre, pero sobre todo en la naturaleza de donde recogemos sus fuentes esenciales-. Para ello, ha de tocar las fibras más sensibles del artista al realizar su obra y por ende las del potencial receptor cuando la contempla. Como si uno y otro lo hicieran a través de una trascendente respiración comunicativa, producida milagrosamente en las entrañas vitales del hermoso pulmonar del alma, ese propulsor que junto al corazón nos mantiene vivos. 

La herramienta del arte pictórico, la produce esencialmente la luz (capítulo anterior). La luz sirve como medio para la omisión de significados en su revelación experimental, formando el lenguaje universal que permite conocer los aspectos más positivos del alma humana. En las obras teóricas, es la expresión lo que funciona como filtro simbólico del pensamiento y es el acto de fe –poesía- lo que permite rendir culto a los más altos valores. En arte, los personajes, sus rostros, los paisajes, las formas abstractas, el barro, la palabra, la nota musical, etc., son proyectados hacia una luminiscencia que les es inherente; son violentamente iluminados en el exterior –acto creativo proveniente de lo interno-, bañados por una luz que anuncia el evento inesperado, aquello sutilmente recogido que de otra forma inevitablemente se perdería –esto se da muy bien en fotografía, pero también en toda obra artística, musical o literaria-. Todo ello queda aislado en una especie de aura, que es al mismo tiempo un hálito extremadamente fluido y sensible. Sin arte, la humanidad, espiritualmente, se asfixiaría. O como diría el genio de Nietzsche: “sin el arte –música- la vida sería un error”. El hombre ha de experimentar –crear- para intentar comprenderse y entender el entorno en que vive, a través de la callada tortura o goce que es obrar y es existir. Nada, nadie responde claramente a esa llamada de auxilio vital que lanzamos desde bien temprano. Lo creado debe de sobrevivir y establecer una situación poética de transferencia, pócima, elixir, cura, que nos ayude a situarnos ante la savia emocional de la vida, y comprenderla. En esa correspondencia, uno podría encontrar, quizás, el principio a la solución del problema que se genera con la ansiedad que el hombre tiene de avanzar: las obras han de tender a no significar más allá que el propio momento que vive el artista en su creación y luego del mismo momento que siente el espectador cuando las contempla, sin tener que crearse esa sensación de ansiedad que generalmente trata de conjurarse forzando significados –crítica-, que debieran permanecer libres y sin condicionantes hasta del propio creador. Quizás todo sea más simple y nos compliquemos más de lo necesario perdiéndonos en valoraciones. La ansiedad es mala compañera, genera siempre exigencia, rápidas expectativas y posiblemente malos resultados y por ende malas referencias y peores explicaciones.

Es a través de las obras de arte que se puede uno avenir con la existencia, atravesando órbitas, abriendo caminos, confinando pesadumbres, aliviando ansiedades, liberándonos en lo posible mientras sondeamos ese viaje interminable. EL anhelo del artista es crear ámbitos atemporales que sean integradores; es lograr la comunión con los otros; producir la armonía en la personalidad; es el placer de reflejar la vida y la realidad estructurando –a su modo- la moral de cada época; expresar conflictos internos y externos, denunciar; es ayudar a satisfacer y mejorar la subsistencia, desplegando las imágenes o las sensaciones, dejando sus silencios guardados en esos universos, yendo tras lo mitológico donde el presente transformado se convierta en un todo o absoluto integrador, eternidad habitable real y soñada. Y todo, a través de una obra bruñida con esa luz dirigida directamente al corazón, a los procesos comunicativos, a fortalecer los valores de la humanidad y sus necesidades estéticas y de conocimientos, estableciendo una visión novedosa de la realidad y optimizando en lo posible sus procesos de comunicación y de integración en lo social transformable.

El componente afectivo en el arte, ha de estar explícito e implícito, coronando la obra con una poderosa carga emotiva de la índole que sea; ha de convertirse en un sonoro grito de libertad, rabia, gozo o expectativa. Sin corazón, no hay obra. En tal caso, es una necesidad esencial para la propia marcha de la existencia; es un grito libertario, desgarrador, emocional, turbador, que nace de las fibras más sublimes de la conciencia transgresora y sensible. Si esto no se produce, la obra es obra muerta, obra ya realizada o simplemente no es. El arte y el hombre son indisociables. No hay arte sin hombre pero tampoco habría hombre sin arte. Es así de sencillo desde que la humanidad comenzó a utilizar las manos y generar un complejo lenguaje. Todos sabemos que el mundo se hace más inteligible a través de las distintas facetas artísticas desarrolladas a lo largo de los tiempos. Aún la labor provocadora en arte, ha de tener un lirismo innato, un latigazo esclarecedor, una alerta o emoción poética que impulse sensaciones, aunque éstas sean encontradas. La obra de arte, cualquier obra (englobándolo todo: pintura, escultura, música, literatura, etc., etc., ha de convencer, ha de hacernos descubrir el soplo de la creación, el Aleph, el deseo de partir desde el mismo origen tras la exploración de los ricos enigmas que atesora el universo que encierra la grandeza del propio ser. La obra de arte (verdadero lujo de la existencia), es el logro, es la bondad de sentir lo asequible necesario desafiado y desafiando, investigándose, deteniéndose a escuchar el murmullo de los pensamientos, el rumor de los pasos y el susurro del aire, el latir de la sangre, el hálito vital enriquecedor, la vida, la muerte, los ritmos cardíacos y circulares... 


* Artista plástico, poeta y escritor catalán, director de Órbita Literaria, red de artistas, escritores y amigos de habla hispana, http://orbitaliteraria.spruz.com/.


Agosto del 2012.

jueves, 12 de mayo de 2016

LA MUJER ADÚLTERA, FRANCISCO Y LOS LAPIDADORES


















Lo que está sucediendo en la Iglesia Católica entre el Papa Francisco, algunos cardenales, obispos y sacerdotes (en especial los sedevacantistas), a raíz de la publicación de la Exhortación Apostólica `Amoris laetitia´, se parece mucho al pasaje de la mujer adúltera, en el que los escribas y fariseos llevan ante Jesús a una mujer sorprendida en adulterio y le dicen <<Moisés nos mando en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?>> Esto lo decían para tentarle, para tener de que acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: “Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra”… Ellos al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro… y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: “Mujer ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?” Ella respondió: “Nadie, Señor” Jesús le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.” (Jn. 8, 3-11).

El cambio pastoral en la Iglesia Católica a partir del Concilio Vaticano II, es el de dejar a un lado la soberbia de saber que se tiene la verdad y salir en búsqueda del errado, del pecador, no esperar a que éste regrese al redil como una oveja perdida. Así es como los Papas a partir de Pablo VI, iniciaron el diálogo ecuménico con las demás Iglesias cristianas y el diálogo interreligioso con las grandes religiones monoteístas. Para ello renunciaron a títulos históricos adquiridos y se armaron de humildad y misericordia para reunirse a dialogar en un plan de igualdad y hermandad.

El Papa Francisco renueva ese espíritu conciliar para acercarse a los “divorciados”, a los “adúlteros” que se han convertido en un “pueblo de millones de personas” en todos los países católicos; rechazados y señalados como “excomulgados” por los observantes de “La Ley”.

Cuando le preguntaron al Papa, en el vuelo de regreso a Roma desde Lesbos, sobre el polémico acceso a la comunión por parte de los divorciados vueltos a casa, ésta fue su contestación <<Recomiendo a todos que lean la presentación oficial de 'Amoris Laetitia' que hizo el cardenal Schönborn, que es un gran teólogo, es miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y está familiarizado con la doctrina de la Iglesia.>>


Ésta es, íntegra, la presentación del cardenal Schönborn sobre la "Amoris Laetitia":



"La tarde del 13 de marzo de 2013, las primeras palabras que el Papa recién elegido, Francisco, dirigió a las personas en la plaza de San Pedro y a todo el mundo fueron: "Buenas tardes". Tan sencillos como este saludo son el lenguaje y el estilo del nuevo texto del papa Francisco. La Exhortación no es tan breve como este simple saludo, pero sí tan realista. En estas 200 páginas el papa Francisco habla de "amor en la familia" y lo hace de una forma tan concreta y tan sencilla, con palabras que calientan el corazón, como las de aquellas buenas tardes del 13 de marzo de 2013. Este es su estilo, y él espera que se hable de las cosas de la vida de la manera más concreta posible, sobre todo si se trata de la familia, de una de las realidades más elementales de la vida.

Para decirlo ya de antemano: los documentos de la Iglesia a menudo no pertenecen a un género literario de los más asequibles. Este texto del Papa es legible. Y el que no se deje asustar por su longitud encontrará alegría en la concreción y el realismo de este documento. El papa Francisco habla de las familias con una claridad que pocas veces se encuentra en los documentos del magisterio de la Iglesia.


Antes de entrar en el texto, me gustaría decir, de una manera muy personal, el porqué lo he leído con alegría, con gratitud y siempre con gran emoción. En la enseñanza eclesial sobre el matrimonio y la familia a menudo hay una tendencia, tal vez inconsciente, a abordar con dos enfoques estas dos realidades de la vida. Por un lado están los matrimonios y las familias ‘normales', que obedecen a la regla, en los que todo está ‘bien', y está ‘en orden', y están las situaciones ‘irregulares' que plantean un problema. Ya el mismo término ‘irregular' sugiere que hay una clara distinción.

Por lo tanto, el que se encuentra en el lado de los ‘irregulares' tiene que dar por sentado que los ‘regulares' están en la otra parte. Sé personalmente, debido a mi propia familia, lo difícil que es esto para los que vienen de una familia "patchwork". En estas situaciones las enseñanzas de la Iglesia pueden hacer daño, pueden dar la sensación de estar excluidos.

El papa Francisco ha puesto su exhortación bajo el lema: "Se trata de integrar a todos" (AL 297), porque se trata de una comprensión fundamental del Evangelio: ¡Todos necesitamos misericordia! "El que esté libre de pecado que tire la primera piedra" (Juan 8:7). Todos nosotros, independientemente del matrimonio y la situación familiar en la que nos encontramos, estamos en camino. Incluso un matrimonio en el que todo ‘va bien' está en camino. Debe crecer, aprender, superar nuevas etapas. Conoce el pecado y el fracaso, necesita reconciliación y nuevos comienzos, y esto hasta edad avanzada. (AL 297).

El papa Francisco ha conseguido hablar de todas las situaciones sin catalogar, sin categorizar, con esa mirada fundamental de benevolencia que tiene algo que ver con el corazón de Dios, con los ojos de Jesús, que no excluyen a nadie (AL 297), que acogen a todos y a todos conceden la ‘alegría del Evangelio'. Por eso la lectura de Amoris laetitia es tan reconfortante. Nadie debe sentirse condenado, nadie despreciado. En este clima de acogida, la enseñanza de la visión cristiana del matrimonio y de la familia, se convierte en invitación, estímulo, alegría del amor en la que podemos creer y que no excluye, verdadera y sinceramente, a nadie. Por eso, para mí Amoris laetitia es sobre todo, y en primer lugar, un ‘acontecimiento lingüístico', como lo fue Evangelii gaudium. Algo ha cambiado en la enseñanza eclesial. Este cambio de lenguaje se percibía ya durante el camino sinodal. Entre las dos sesiones sinodales de octubre de 2014 y octubre de 2015 se puede ver claramente cómo el tono se haya enriquecido en estima, cómo se hayan aceptado sencillamente las diversas situaciones de la vida, sin juzgarlas ni condenarlas inmediatamente. En Amoris laetitia ha pasado a ser el tono lingüístico constante. Detrás de esto no hay, por supuesto, solo una opción lingüística, sino un profundo respeto ante cada persona que nunca es, en primer lugar, un ‘caso problemático', una ‘categoría', sino un ser humano inconfundible, con su historia y su camino con y hacia Dios. En Evangelii gaudium el papa Francisco decía que deberíamos quitarnos los zapatos ante la tierra sagrada del otro (EG 36). Esta actitud fundamental atraviesa toda la exhortación. Y es también la razón más profunda para las otras dos palabras clave: discernir y acompañar. Estas palabras no se aplican únicamente a las ‘situaciones llamadas irregulares' (Francisco hace hincapié en este ¡‘las llamadas'!), sino que valen para todas las personas, para cada matrimonio, para cada familia. Todas, de hecho, están en camino y todas necesitan ‘discernimiento' y ‘acompañamiento'.

Mi gran alegría ante este documento reside en el hecho de que, coherentemente, supera la artificiosa, externa y neta división entre ‘regular' e ‘irregular' y pone a todos bajo la instancia común del Evangelio, siguiendo las palabras de San Pablo: ‘Pues Dios encerró a todos los hombres en la rebeldía para usar con todos ellos misericordia'. (Rom 11,32).

Obviamente, este principio continuo de ‘inclusión', preocupa a algunos. ¿No se habla aquí a favor del relativismo? ¿No se convierte en permisivismo la tan evocada misericordia? ¿Se ha acabado la claridad de los límites que no se deben superar, de las situaciones que objetivamente se definen como irregulares, pecaminosas? Esta exhortación ¿no favorece una cierta laxitud, un ‘anythinggoes'? ¿La misericordia propia de Jesús no es, a menudo en cambio, una misericordia severa, exigente?

Para aclarar esto el papa Francisco no deja duda alguna sobre sus intenciones y nuestra tarea:

"Los cristianos no podemos renunciar a proponer el matrimonio con el fin de no contradecir la sensibilidad actual, para estar a la moda, o por sentimientos de inferioridad frente al descalabro moral y humano. Estaríamos privando al mundo de los valores que podemos y debemos aportar. Es verdad que no tiene sentido quedarnos en una denuncia retórica de los males actuales, como si con eso pudiéramos cambiar algo. Tampoco sirve pretender imponer normas por la fuerza de la autoridad. Nos cabe un esfuerzo más responsable y generoso, que consiste en presentar las razones y las motivaciones para optar por el matrimonio y la familia, de manera que las personas estén mejor dispuestas a responder a la gracia que Dios les ofrece" (AL 35).

El papa Francisco está convencido de que la visión cristiana del matrimonio y de la familia tiene, también hoy, una fuerza de atracción inmutable. Pero exige ‘una saludable reacción autocrítica': ‘Tenemos que ser humildes y realistas, para reconocer que a veces nuestro modo de presentar las convicciones cristianas, y la forma de tratar a las personas, han ayudado a provocar lo que hoy lamentamos' (AL 36). “Hemos presentado un ideal teológico del matrimonio demasiado abstracto, casi artificiosamente construido, lejano de la situación concreta y de las posibilidades efectivas de las familias reales. Esta idealización excesiva, sobre todo cuando no hemos despertado la confianza en la gracia, no ha hecho que el matrimonio sea más deseable y atractivo, sino todo lo contrario" (AL 36).

Permítanme relatarles una experiencia del Sínodo de octubre pasado: Que yo sepa, dos de los trece circuli minores comenzaron su trabajo haciendo que cada participante contase su propia situación familiar. Pronto se descubrió que casi todos los obispos o los otros participantes del circulus minor enfrentaban, en sus familias, los temas, las preocupaciones, las ‘irregularidades' de las cuales, nosotros en el Sínodo habíamos hablado de forma algo abstracta. El papa Francisco nos invita a hablar de nuestras familias ‘tal cual son'. Y ahora, lo magnífico del camino sinodal y de su proseguimiento con el papa Francisco: Este sobrio realismo sobre las familias ‘tal cual son' ¡no nos aleja para nada del ideal! Por el contrario: el Papa Francisco consigue con el trabajo de ambos Sínodos situar a las familias en una perspectiva positiva, profundamente rica de esperanzas. Pero esta perspectiva alentadora sobre las familias exige esa ‘conversión pastoral' de la que hablaba Evangelii gaudium de una manera tan emocionante. El siguiente párrafo de Amoris laetitia recalca las líneas directrices de esa ‘conversión pastoral':

"Durante mucho tiempo creímos que con sólo insistir en cuestiones doctrinales, bioéticas y morales, sin motivar la apertura a la gracia, ya sosteníamos suficientemente a las familias, consolidábamos el vínculo de los esposos y llenábamos de sentido sus vidas compartidas. Tenemos dificultad para presentar al matrimonio más como un camino dinámico de desarrollo y realización que como un peso a soportar toda la vida. También nos cuesta dejar espacio a la conciencia de los fieles, que muchas veces responden lo mejor posible al Evangelio en medio de sus límites y pueden desarrollar su propio discernimiento ante situaciones donde se rompen todos los esquemas. Estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas" (AL 37).

El papa Francisco habla de una profunda confianza en los corazones y en la nostalgia de los seres humanos. Se percibe aquí la gran tradición educacional de la Compañía de Jesús a la responsabilidad personal. Habla de dos peligros contrarios: El "laissez-faire" y la obsesión de querer controlar y dominar todo Por un lado es cierto que "la familia no puede renunciar a ser lugar de sostén, de acompañamiento, de guía... Siempre hace falta una vigilancia. El abandono nunca es sano". (AL 260).

Pero la vigilancia puede volverse también exagerada: "Pero la obsesión no es educativa, y no se puede tener un control de todas las situaciones por las que podría llegar a pasar un hijo (...). Si un padre está obsesionado por saber dónde está su hijo y por controlar todos sus movimientos, sólo buscará dominar su espacio. De ese modo no lo educará, no lo fortalecerá, no lo preparará para enfrentar los desafíos. Lo que interesa sobre todo es generar en el hijo, con mucho amor, procesos de maduración de su libertad, de capacitación, de crecimiento integral, de cultivo de la auténtica autonomía" (AL 261). Encuentro muy iluminante poner en conexión este pensamiento sobre la educación con aquellos relacionados con la praxis pastoral de la Iglesia. De hecho, en este sentido el papa Francisco habla muy seguido de la confianza en la conciencia de los fieles: "Estamos llamados a formar las conciencias, pero no a pretender sustituirlas" (AL 37). La gran cuestión obviamente es ésta: ¿cómo se forma la conciencia?, ¿cómo llegar a aquello que es el concepto clave de todo este gran documento, la clave para comprender correctamente la intención del papa Francisco: "el discernimiento personal", sobre todo en situaciones difíciles, complejas? El discernimiento es un concepto central de los ejercicios ignacianos. Estos de hecho deben ayudar a discernir la voluntad de Dios en las situaciones concretas de la vida. Es el discernimiento el que hace de la persona una personalidad madura, y el camino cristiano quiere ser de ayuda al logro de esta madurez personal: "no para formar autómatas condicionados del externo, telecomandados, sino personas maduras en la amistad con Cristo. Solo allí donde ha madurado este "discernimiento" personal es también posible alcanzar un "discernimiento pastoral", el cual es importante sobre todo ante "situaciones que no responden plenamente a lo que el Señor nos propone" (AL 6). De este "discernimiento pastoral" habla el octavo capítulo, un capítulo probablemente de gran interés para la opinión pública eclesial, pero también para los medios.


Debo todavía recordar que el papa Francisco ha definido como central los capítulos 4 y 5 ("los dos capítulos centrales"), no solamente en sentido geográfico, sino por su contenido: "no podremos alentar un camino de fidelidad y de entrega recíproca si no estimulamos el crecimiento, la consolidación y la profundización del amor conyugal y familiar" (AL 89). Estos dos capítulos centrales de Amoris laetitia serán probablemente saltados por muchos para arribar inmediatamente a las "papas calientes", a los puntos críticos. De experto pedagogo el papa Francisco sabe bien que nada atrae y motiva tan fuertemente como la experiencia positiva del amor. "Hablar del amor" (AL 89), esto procura claramente una gran alegría al papa Francisco, y él habla del amor con gran vivacidad, comprensibilidad, empatía. El cuarto capítulo es un amplio comentario al Himno de la caridad del 13 capítulo de la 1 carta a los Corintios. Recomiendo a todos la meditación de estas páginas. Ellas nos animan a creer en el amor (cfr. 1 Juan 4,16) y a tener confianza en su fuerza. Es aquí que "crecer", otra palabra clave del Amoris laetitia, tiene su sede principal: en ningún otro lugar se manifiesta tan claramente como en el amor, que se trata de un proceso dinámico en el cual el amor puede crecer, pero también puede enfriarse. Puedo solamente invitar a leer y gustar este delicioso capítulo. Es importante notar un aspecto: el papa Francisco habla aquí con una claridad rara, del rol que también las pasiones, las emociones, el eros, la sexualidad tienen en la vida matrimonial y familiar. No es casual que el papa Francisco cite aquí de modo particular a Santo Tomás de Aquino que atribuye a las pasiones un rol muy importante, mientras que la moral moderna a menudo puritana, las ha desacreditado o descuidado.

Es aquí que el título de la Exhortación del Papa encuentra su plena expresión: ¡Amoris laetitia! Aquí se entiende cómo es posible llegar "a descubrir el valor y la riqueza del matrimonio" (AL 205). Pero aquí se hace también dolorosamente visible cuánto mal hacen las heridas de amor. Cómo son de lacerantes las experiencias de fracaso de las relaciones. Por esto no me maravilla que sea sobre todo el octavo capítulo el que llama la atención y el interés. De hecho la cuestión de cómo la Iglesia trate estas heridas, de cómo trate los fracasos del amor se ha vuelto para muchos una cuestión-test para entender si la Iglesia es verdaderamente el lugar en el cual se puede experimentar la misericordia de Dios.

Este capítulo debe mucho al intenso trabajo de los dos Sínodos, a las amplias discusiones en la opinión pública y eclesial. Aquí se manifiesta la fecundidad del modo de proceder del papa Francisco. Él deseaba expresamente una discusión abierta sobre el acompañamiento pastoral de situaciones complejas y ha podido ampliamente fundarse sobre los textos que los dos Sínodos le han presentado para mostrar cómo se puede "acompañar, discernir e integrar la fragilidad" (AL 291).

El papa Francisco hace explícitamente suyas las declaraciones que ambos Sínodos le han presentado: "los Padres sinodales alcanzaron un consenso general, que sostengo" (AL 297). En lo que respecta a los divorciados vueltos a casar con rito civil él sostiene: "Acojo las consideraciones de muchos Padres sinodales, quienes quisieron expresar que (...) la lógica de la integración es la clave de su acompañamiento pastoral (...). Ellos no sólo no tienen que sentirse excomulgados, sino que pueden vivir y madurar como miembros vivos de la Iglesia, sintiéndola como una madre que les acoge siempre" (AL 299).

Pero ¿qué significa esto concretamente? Muchos se ponen con razón esta pregunta. Las respuestas decisivas se encuentran en Amoris laetitia 300. Estas ofrecen ciertamente todavía materia para ulteriores discusiones. Pero estas son también una importante aclaración y una indicación para el camino a seguir: "Si se tiene en cuenta la innumerable variedad de situaciones concretas (...) puede comprenderse que no debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos". Muchos esperaban tal norma. Quedarán desilusionados. ¿Qué es posible? El Papa lo dice con toda claridad: "Sólo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares". Y de cómo puede y debe ser este discernimiento personal y pastoral, es el tema de toda la sección de Amoris laetitia 300-312. Ya en el Sínodo de 2015, en el apéndice a los enunciados del circulus germanicus fue propuesto un "Itinerarium" del discernimiento, del examen de conciencia que el papa Francisco hizo suyo.

"Se trata de un itinerario de acompañamiento y de discernimiento que orienta a estos fieles a la toma de conciencia de su situación ante Dios". Pero el papa Francisco recuerda también que "este discernimiento no podrá jamás prescindir de las exigencias de verdad y de caridad del Evangelio propuesto por la Iglesia" (AL 300).

El papa Francisco menciona dos posiciones erróneas. Una es la del rigorismo: "un pastor no puede sentirse satisfecho sólo aplicando leyes morales a quienes viven en situaciones "irregulares", como si fueran piedras que se lanzan sobre la vida de las personas. Es el caso de los corazones cerrados, que a menudo se esconden aún detrás de las enseñanzas de la Iglesia" (AL 305). Por otra parte la Iglesia no debe absolutamente "renunciar a proponer el ideal pleno del matrimonio, el proyecto de Dios en toda su grandeza" (AL 307).

Se pone naturalmente la pregunta: ¿qué dice el Papa respecto del acceso a las personas que viven en situaciones "irregulares"? Ya el papa Benedicto había dicho que no existen "simples recetas" (AL 298, NOTA 333). Y el papa Francisco vuelve a recordar la necesidad de discernir bien las situaciones (AL 298). "El discernimiento debe ayudar a encontrar los posibles caminos de respuesta a Dios y de crecimiento en medio de los límites. Por creer que todo es blanco o negro a veces cerramos el camino de la gracia y del crecimiento, y desalentamos caminos de santificación que dan gloria a Dios" (AL 305). El papa Francisco nos recuerda una frase importante que había escrito en Evangelii gaudium 44: "un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades" (AL 305). En el sentido de esta "via caritatis" (AL 306) el Papa afirma, de manera humilde y simple, en una nota (351), que se puede dar también la ayuda de los sacramentos en caso de situaciones "irregulares". Pero a este propósito él no nos ofrece una casuística de recetas, sino que simplemente nos recuerda dos de sus frases famosas: "a los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de tortura, sino el lugar de la misericordia del Señor" (EG 44) y la Eucaristía "no es un premio para los perfectos, sino un generoso remedio y un alimento para los débiles" (EG 44).

¿No es un desafío excesivo para los pastores, para los guías espirituales, para las comunidades, si el "discernimiento de las situaciones" no está regulado de modo más preciso? El papa Francisco conoce esta preocupación: "Comprendo a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna" (AL 308). A esta él objeta diciendo: "Ponemos tantas condiciones a la misericordia que la vaciamos de sentido concreto y de significación real, y esa es la peor manera de licuar el Evangelio" (AL 311).

El papa Francisco confía en la "alegría del amor". El amor debe encontrar el camino. Es la brújula que nos indica el camino. Es la meta y el camino mismo. Porque Dios es amor y porque el amor es de Dios. Nada es tan exigente como el amor. El amor no se puede comprar. Por esto nadie debe temer que el papa Francisco nos invite, con Amoris laetitia, a un camino demasiado fácil. "El camino no es fácil pero es pleno de alegría".


Conclusiones:


  • Francisco retoma el espíritu del Concilio Vaticano II, es decir seguir la Ley de Jesucristo, que no es otra que la “Ley del Amor”, dejando atrás la Ley de Moisés. Aquí quiero recordar a otro insigne jesuita, Rafael Cervantes (qepd), que en sus ejercicios espirituales, siempre planteaba esta distinción entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento.
  • La Exhortación Apostólica `Amoris laetitia´ fruto del Sínodo de la Familia, celebrado durante dos años, no es como señalan los modernos fariseos “una exhortación que no cambia nada”. Tanto cambia la situación que pareciera que el sucesor de Pedro en vez de las evangélicas palabras “Vete, y en adelante no peques más”, ahora dijera a la adúltera, “Ven y sígueme”, tal como Jesús decía a sus discípulos.
  • Tampoco es como frívolamente y malintencionadamente señalan algunos “que los divorciados vueltos a casar” o más despectivamente “que los adúlteros”, puedan recibir la comunión así nomás. El documento señala que cada situación irregular deberá discernirse individualmente considerando los atenuantes y los agravantes del caso, situación que será sancionada por el obispo del lugar o probablemente por algún sacerdote designado exprofeso por el obispo.
  • De este largo Sínodo y de esta Exhortación Apostólica, se seguirá una nueva pastoral familiar adecuada a nuestros tiempos, incluyente para todas las situaciones irregulares que vivimos actualmente y sobre toda plena de misericordia.
No obstante observamos que los lapidadores de ahora -escribas y fariseos observantes de la Ley Mosaica y del `castigo divino´-, no se han retirado, ni tirado las piedras y exacerbando a Pueblo de Dios, las empiezan a lanzar en forma dosificada contra el sucesor de Pedro, acusándolo de falso Papa y de sacrílego.



Jorge Pérez Uribe


jueves, 5 de mayo de 2016

LA “OBISPA” LUTERANA MARGOT KAESSMANN: ESTE PAPA ES UN REFORMADOR


     Congreso en el Pontificio Ateneo San Anselmo, como parte de los preparativos para 
el 500 aniversario de la Reforma de Martín Lutero en 2017

Margot Kaessmann  5 de mayo de 2016


IACOPO SCARAMUZZI  |  CIUDAD DEL VATICANO

El ecumenismo vive un momento «muy bueno», incluso gracias a Papa Francisco, un «reformador» que está cerca de las personas y que es capaz de hacer gestos apreciados en el mundo reformado, como el viaje a Lampedusa. Palabra de obispa luterana, la alemana Margot Kaessmann, embajadora para el año luterano de la Iglesia Evangélica de Alemania, que inauguró un congreso internacional e interconfesional (católico-luterano) en el Pontificio Ateneo San Anselmo como parte de los preparativos para el 500 aniversario de la Reforma de Martín Lutero en 2017. 

Los quinientos años de la Reforma luterana, por una parte; por otra, la presencia de un Papa comprometido en una reforma de la Iglesia católica y en el diálogo con las demás confesiones cristianas. ¿Se trata de un momento especial para el ecumenismo? 

Diría que sí: este Papa es un reformador en su Iglesia y creo que Martín Lutero era un reformador en su Iglesia, quería reformar su Iglesia católica romana. Nos encontramos en un muy buen momento desde el punto de vista ecuménico, porque ecumenismo por una parte significa discusión sobre la Iglesia, la eucaristía, el bautismo, los ministerios, y, por otra, significa actuar como cristianos en el mundo, y ya estamos muy cerca en este aspecto.


¿Constituye para ustedes un problema que el Papa provenga de una orden religiosa, los jesuitas, que nació en el siglo XVI como respuesta a la Reforma protestante o como respuesta a la crisis de la Iglesia católica? 

En cierto sentido, san Ignacio de Loyola también quería reformar la Iglesia. Yo creo que no es ningún problema. El Papa, con sus orígenes latinoamericanos, tiene una visión muy diferente sobre el mundo y muchos luteranos o personas de las Iglesias reformadas están muy entusiasmadas de que vaya a Lampedusa, de que lave los pies a personas pobres en una cárcel, de que vaya hacia la gente. No es un problema que sea jesuita, la oportunidad es que se trata de un Papa que está cerca de las personas.


¿Los problemas en el diálogo ecuménico nacen de las diferencias entre las Iglesias cristianas o más bien en los sectores conservadores que cada una de estas Iglesias tiene en su interior? 

Obviamente hay “hardliners” y fundamentalistas en todas las religiones y en todas las denominaciones. Pero, por ejemplo, en Alemania, a nivel parroquial, las personas no quieren que el ecumenismo nos haga a todos iguales: sería aburrido. Podemos seguir siendo diferentes, pero en el respeto de las diferencias, sobre todo en las sociedades secularizadas de Europa, el deseo de decir: somos diferentes en algunas convicciones teológicas, pero estamos más cerca unos a los otros de lo que estamos con los ateos o con personas de otras religiones. Esta, para mí, es la gran oportunidad del ecumenismo. Claro, las fuerzas conservadoras de cada Iglesia y de cada religión no adoran el diálogo, porque el diálogo significa siempre afirmar: ‘La verdad sobre Dios es mi verdad’, pero tal vez otro encuentre otra verdad sobre Dios, y esto es tolerable. 


Para extender el discurso a los ortodoxos, ¿según su opinión, la buena relación que Papa Francisco tiene con el Patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomeo, y el encuentro histórico que tuvo con el Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kirill, demuestra que el diálogo ecuménico se concentra principalmente en cuestiones concretas, como la migración o la secularización de la sociedad, y no tanto en cuestiones teológicas fundamentales? 

Puede ser cierto que el diálogo sea diferente si consideramos las cuestiones del mundo y la manera en la que los cristianos deberían actuar en el mundo. Pero, con respecto a la Iglesia ortodoxa, y en particular a la Iglesia ortodoxa rusa, hay que decir que la Iglesia católica y la Iglesia luterana están cada vez más cerca, porque ambas vivieron la época de la ilustración. Creo que la Iglesia ortodoxa rusa todavía no está lista para aceptar que vivimos en una sociedad secularizada. Para mí, este es un tema importante, porque tengo la impresión de que la ortodoxia rusa todavía razona en términos de Iglesia como parte del poder que guía un país, mientras que en la Europa occidental nos estamos alejando de esa concepción: la Iglesia no guía ningún país, la religión no guía un país. 


En relación con la persecución de los cristianos, este Papa afirma que el martirio de los cristianos representa un signo de ecumenismo, porque los que persiguen a los cristianos no distinguen entre católicos, protestantes, ortodoxos. ¿Está de acuerdo? 

En cierto sentido es triste, pero es cierto; quienes persiguen a los cristianos no hacen distinciones entre católicos romanos, reformados u ortodoxos. Sin embargo, como cristianos debemos decir que si otros nos persiguen, nuestra respuesta no será la de perseguirles. Por ejemplo, cuando llegan refugiados a Europa, creo que no debemos distinguir si son cristianos, musulmanes u otra cosa, sino que la actitud cristiana, como dijo Jesús, es la de estar abiertos al extranjero, sea quien sea y provenga de donde provenga. Creo que la respuesta que debemos dar es no comenzar a hacer distinciones, como hacen algunos países radicales islámicos. 


¿Qué significa para el mundo luterano el viaje de Papa Francisco a Lund, Suecia, para participar en el 500 aniversario de la reforma luterana el próximo 31 de octubre? ¿Usted cree que el Papa visite Alemania en 2017? 

En Alemania, los periodistas me preguntan constantemente si el Papa irá a Wittemberg (la pequeña ciudad alemana desde donde partió la Reforma de Lutero, ndr.), y yo les digo que no es necesario: tendremos un aniversario de la Reforma en Alemania con los católicos, los ortodoxos y los menonitas, también tendremos momentos de diálogo con los hebreos y musulmanes. Esta es una celebración alemana y, por primera vez, no celebraremos al Lutero nacional alemán, sino global, abierta y ecuménicamente. La visita del Papa a Lund, según yo, es la consecuencia correcta. La que lo invitó fue la Federación Luterana Mundial; es el nivel justo. El Papa irá a Lund, será acogido por un arzobispo sueco y creo que será un buen signo a nivel global. Si el Papa viniera a Wittemberg, creo que se daría demasiada atención al Papa, y el aniversario de la Reforma en Alemania, según yo, es la oportunidad para que personas de Dios hablen de su fe en la sociedad secularizada alemana. 


¿Qué puede aprender la Iglesia católica de la Reforma y qué puede aprender la Reforma de la Iglesia católica? 

Preguntarse qué es lo que podemos encontrar en otra Iglesia que nosotros no tenemos, en mi opinión, es una buena actitud. Lo que yo admiro de verdad en la Iglesia católica romana es que mantiene la unidad global de la Iglesia, a pesar de todas las diferencias al respecto en su interior, porque es mucho mejor para enseñarle al mundo global cuál es la Iglesia. Los luteranos y los reformados pueden aprender de los católicos a no separarse tan fácilmente. Creo que lo que la Iglesia católica podría aprender de la Iglesia luterana, por ejemplo, es que las mujeres pueden ser sacerdotes, obispos, y, si tuviéramos un Papa, también Papas, porque para nosotros el bautismo es el sacramento clave y quien ha sido bautizado, como decía Lutero, puede ser sacerdote, obispo o Papa. No hay que temer a las mujeres, laicas u ordenadas, ayudan a la Iglesia a estar más cerca de las personas. 

En el Pontificio Ateneo San Anselmo, en el Aventino, Margot Kaessmann, teóloga y obispa, inauguró ayer el congreso titulado “Signos de perdón – Caminos de conversión –Prácticas de penitencia: una Reforma que interpela a todos”. El congreso concluirá mañana, seis de mayo, con la relación de la profesora Susan Wood, sobre el tema “Del conflicto a la comunión” 


Fuente: http://www.lastampa.it/2016/05/05/vaticaninsider/es/reportajes-y-entrevistas/la-obispa-luterana-margot-kaessmann-este-papa-es-un-reformador-jmC5lCmbq2BlYRZMRymESI/pagina.html?utm_source=dlvr.it&utm_medium=facebook

jueves, 28 de abril de 2016

MIGUEL DE CERVANTES BUSCA TRABAJO EN LA AMÉRICA ESPAÑOLA


Doce son los documentos autógrafos de Miguel de Cervantes que se conservan en la actualidad. De ellos, dos son las cartas dirigidas a la corona española en demanda de un empleo en los reinos americanos. Ninguna tuvo respuesta positiva.




Bertha Hernández* 


Era mayo de 1590. El día 21, don Miguel de Cervantes Saavedra, antiguo soldado de los tercios de Felipe II, veterano de la batalla de Lepanto, espía de la corona en el frente turco-berberisco, apeló a la gratitud de las testas coronadas. Los 500 ducados que una década antes pagaron su libertad no fueron aportados por el monarca al que servía: provenían de los esfuerzos y sacrificios de su familia. Así, en ese mayo de hace 426 años, las expectativas de tener una mejor existencia eran más bien pocas para el antiguo soldado. 

Entonces miró al otro lado del mar: los reinos de la América Española. ¿Acaso allí estaría la respuesta a sus necesidades? ¿Recibiría una respuesta positiva si se animaba a escribir al Consejo de Indias? Don Miguel se movía en dos mundos desde 1567, cuando, apenas con veinte años, había publicado su primer poema. Ahora, esa circunstancia permite entenderlo como hombre de letras antes que hombre de armas. 

Pero, hombre de acción como tantos otros de su tiempo, se incorporó a los tercios que operaban en Italia en 1570, cuando algunos de sus versos ya habían circulado en Madrid. Su carrera militar lo había llevado a la condición de preso en Argel, donde se le consideró personaje de calidad, condición que fijó en 500 ducados su rescate. Cervantes no se quedó con los brazos cruzados aquellos cinco años de cautiverio: intentó fugarse, infructuosamente, nada menos que en cuatro ocasiones, y en el último complot, ocurrido en 1579, había involucrado en el proyecto a más de sesenta prisioneros. 



Años duros, muy duros



Liberado por fin, a costa del patrimonio familiar en 1580, todavía le fue tan leal al rey Felipe II, que aceptó una misión de espionaje en Orán, entre mayo y junio de 1581. Pero nada de esto le valió cuando, al año siguiente, en 1582, le escribió a Antonio de Eraso, secretario del rey, pidiéndole “una merced” (un empleo), ya fuera en España o en alguna de las vacantes que había en los reinos americanos. Ese, el autógrafo más antiguo que conocemos de Cervantes, nunca fue atendido. 

Sabemos que entre 1582 y 1585 aparecieron algunas de las obras literarias de Miguel de Cervantes. En 1586 trabajaba de Comisario General de Abastos para la flota que sería conocida como La Armada Invencible. Era un título muy rimbombante para las tareas que implicaba: Cervantes era responsable de requisar aceite y trigo para sostener al ejército naval. 

No deja de insistir ante el aparato burocrático español: necesita un empleo más sólido, y eso de andar quitándole el trigo a los súbditos del rey no es precisamente la mejor de las ocupaciones, ni por tranquilidad ni por fama pública. Bonita ocupación para un hombre cuya poesía y obras de teatro son ya distintivos en su vida pública. 



Sueños americanos



En ese mayo de 1590 se resuelve nuevamente a demandar un empleo que compense tantos sufrimientos. Se dirige al Consejo de Indias. A su carta adjunta una relación de sus méritos y, a fuerza de insistencia, ya conoce un poco de las tripas de la burocracia imperial. Se anima a solicitar alguna de las cuatro plazas vacantes, que implican algún nivel interesante, que existen en ese mundo inmenso que son los reinos americanos. 

“Pide y suplica humildemente, cuanto puede a vuestra Majestad, sea servido de hacerle merced de un oficio en las Indias de los tres o cuatro que al presente están vacos [vacíos], que es el uno la Contaduría del Nuevo Reino de Granada, o la Gobernación de la provincia del Soconusco en Guatimala [Guatemala], o contador de las Galeras de Cartagena, o Corregidor de la ciudad de La Paz, que con cualquiera de estos oficios que Vuestra Majestad le haga Merced, le recibirá, porque es hombre hábil, y suficiente y benemérito para que Vuestra Majestad le haga merced; porque su deseo es acontinar [continuar] siempre en el servicio de Vuestra Majestad y acabar su vida como lo han hecho sus antepasados, que en ello recibirá muy gran bien a merced. En Madrid, a 21 de mayo de 1590”. 

La carta da cuenta de la urgencia y de la necesidad de Cervantes: no sólo quiere un buen empleo; está seguro de merecérselo, después de tantos años de encarguitos ingratos. ¿A dónde lo llevaría la carta en caso de que funcionara? A cualquier parte: gobernar el Soconusco lo llevaría nada menos que al actual estado de Chiapas; los empleos en el Nuevo Reino de Granada o en Cartagena, hoy llamada de Indias, lo habrían llevado a la ahora Colombia. Y el puesto de Corregidor lo hubiera llevado aún más lejos, hasta Bolivia. En suma: a Cervantes le urgía, y mucho, un trabajo honrado y de buen nivel, pero no se ponía remilgoso: dentro de su sentido de la honra y del mérito propio, estaba dispuesto a aceptar el trabajo que hubiera disponible, y en donde estuviera disponible. En 1590, plantearse como asunto serio ir a dar a la selva chiapaneca o a las lejanías colombianas y bolivianas, suponía emprender viajes azarosos y no exentos de peligro; dejar todo cuando quedase en España para renacer en otras tierras. Así de extrema era la necesidad de Miguel de Cervantes Saavedra. 



La mala respuesta de la corona



Acaso, de haber tenido una respuesta favorable, Cervantes habría pisado el puerto de Veracruz, y por unos días podría haber caminado la ciudad de México, antes de emprender camino a Chiapas, o habría cruzado el mar hacia Cartagena y hecho de la actual América del Sur el sitio donde sus huesos reposaran. Acaso su obra literaria se habría teñido con los colores y las voces de la América española. Pero nada de esto fue posible. La corona le negó la posibilidad de cruzar el mar y labrarse otro destino. 

“Busque por acá donde se le haga merced”, dice la respuesta, más bien majadera. A fuerza de porfía, en 1595 le dan una plaza de recaudador de impuestos con base en Granada. La tarea es, apenas, un poco menos ingrata que sus labores como requisador de grano. La puerta para América se había cerrado definitivamente y Cervantes ya no hizo más intentos por obtener su anhelada merced en las tierras lejanas. 

Pero si Cervantes permaneció en España y allá hizo destino y obra, su hijo más famoso, El Ingenioso Hidalgo, don Quijote de la Mancha, llegó a la Nueva España, por Veracruz, el mismo año, 1605, en que se imprimió en Europa: los primeros ejemplares venían a bordo de la goleta “Encarnación”, y su fama se haría larga y grande, para compensar a su sufrido padre, de todas las mezquindades que los reyes españoles le habían prodigado. 


* Licenciada en Ciencias de la Comunicación y Maestra en Historia (U.N.A.M.)



Fuente: http://www.cronica.com.mx/notas/2016/957143.html

jueves, 21 de abril de 2016

EL LIBRO `TÚ ERES PEDRO´, UNA OBRA POLÉMICA





Quise asistir a la presentación del libro “Tú eres Pedro, Profecías sobre la Iglesia, el Papa y el Mundo” que haría su autor el licenciado Luis Eduardo López Padilla el pasado 17 de marzo, conjuntamente con el conductor Roberto O´Farril, pero el horario se me empalmó con la sesión del curso “El miedo en la Historia” que estoy siguiendo en la Academia Mexicana de Historia. Así es que me conformé con comprar el libro posteriormente y leerlo.


Para quienes no lo conozcan el Lic. López Padilla, es un mariófano [1] que ha ya publicado 29 libros, principalmente sobre temas de apariciones marianas.


Importancia del libro `Tú eres Pedro´


Elemental para quienes profesan la fe católica, también resultará interesante para aquellos que no sean creyentes, ya que trata de forma documentada en la Sagrada Escritura, el mandato de Jesucristo a su sucesor Pedro como cabeza de su Iglesia en este mundo y las promesas de asistencia perenne a sus sucesores, lo que ha llevado a establecer el `dogma´ o verdad revelada, de la infabilidad papal.

Me ha impresionado la gran cantidad de promesas de asistencia de Jesucristo a Pedro y los apóstoles, empezando por la designación de Pedro como cabeza de la Iglesia, de lo que Pedro poco habrá comprendido, en ese momento: <<Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mí Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos, y lo que ates en la Tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la Tierra quedará desatado en los cielos.>> (Mt, XVI, 18-19)

Probablemente el momento teológico más fuerte fue el de la fundación de la Iglesia Católica, dentro de la celebración del la Pascua del Jueves Santo: <<No me habéis elegido vosotros a mí sino que yo los he elegido a vosotros, y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca: de modo que todo lo que pidáis al padre en mi nombre os lo conceda.>> (Jn, XV, 16)

En el mismo acto, anunciando su próxima partida de este mundo les promete la venida del Espíritu Santo:

<<…Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré; y cuando él venga convencerá al mundo, en lo referente al pecado, en lo referente a la justicia y en lo referente al juicio; en lo referente al pecado, porque no creen en mí; en lo referente a la justicia, porque me voy al Padre, y ya no me veréis; en lo referente al juicio, porque el Príncipe de este mundo está juzgado. 

Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello.

Cuando venga él, el espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir.>> (Jn, XVI, 7-12)

Después de la resurrección y antes de partir a los cielos Jesucristo les comunicó a sus discípulos su misión universal y la promesa de acompañarlos hasta el fin del mundo: 

<<Me ha sido dado todo poder en el cielo y la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizandolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta la consumación del mundo.>> (Mt. XXVIII, 16-20) 

Los recientes sucesos del Pontificado


Por el libro vemos desfilar los sucesos de esta década que han cimbrado la institución pontificia, ante la crítica corrosiva de ciertos teólogos y de una secta que ha ido tomando fuerza dentro de la Iglesia Católica. Entre estos sucesos podemos citar:

  • La renuncia de Benedicto XVI en el año de 2013.
  • El cónclave que eligió a Francisco y la validez de su elección.
  • La coexistencia por primera vez en la historia de dos Papas y su posible significado.

No abundaré más sobre estos acontecimientos que fueron ampliamente seguidos por este blog durante el año de 2013.

`El escándalo de la Sencillez y la Misericordia´


El capítulo bajo este nombre define el pontificado de Francisco, un obispo que arrastró al pontificado su estilo de vida sencillo y austero, lo que ha motivado el rechazo de los amantes de la pompa de otros tiempos e incluso de algunos “príncipes de la Iglesia” que más que olor de oveja llevan el perfume de los aeropuertos y de las tertulias con políticos y empresarios como nuestro ególatra cardenal Norberto Rivera, quién se atrevió a desafiar al Papa, cuando éste último les recordó a los obispos de México, como debe ser un buen pastor.

Sobre el tema de la `misericordia´, estoy en shock, ya que lo humanamente lógico es lo que hacen los “guardianes de la fe tradicionalista”, es decir hablar del castigo a que nos hacemos acreedores por nuestro alejamiento de la Ley de Dios, hablar de penitencia, de expiación de nuestros pecados. Y ante ello el sucesor de Pedro, nos habla del gran amor de Dios, de su deseo de perdón infinito y establece un “Año de la Misericordia” y nos repite con frecuencia: “Dios nunca se cansa de perdonar, el hombre es el que se cansa de pedir perdón”


El Sedevacantismo


Analiza el problema del movimiento sectario del Lefebrismo y/o Sedevacantismo –curiosamente muy extendido en Argentina, la tierra del Papa Francisco-, y que golpea en las redes sociales al Papa, a la liturgia y sobre todo a las enseñanzas de los Romanos Pontífices, a través de portales como: ADELANTE LA FE, RORATE CAELI, THE REMNANT, SI SI NO NO, DENZINGER-BERGOGLIO, CATHOLIC FAMILY NEWS, HEMOS VISTO, LA HORA DE LA VERDAD, MEDITACIÓN, SAN MIGUEL ARCÁNGEL, MISA TRADICIONAL EN DIRECTO, SAN PIO X, 1914-2014, EL ÚLTIMO PAPA SANTO y otros más.

El Lic. López Padilla define a dicho movimiento de la siguiente manera: “El sedevacantismo es una posición teológica iniciada dentro del catolicismo que considera la Sede Apostólica de Roma en estado de sede vacante. Los sedevacantistas afirman que hoy no hay Papa, y la mayoría creen que no ha habido desde 1958, cuando fue elegido Juan XXIII. Los argumentos de los sedevacantistas se basan fundamentalmente en un rechazo a la “nueva orientación” en la Iglesia inaugurada por el Concilio Vaticano II, esencialmente su apertura al mundo, así como al cambio de la misa tradicional, llamada de San Pío V para dar lugar a la nueva misa o Novus Ordo” [2].

Los miembros de estas sectas, aparentemente independientes unas de otras, empiezan rechazando en culto actual, instaurado por “pastores protestantes” en el Concilio Vaticano II, argumentando que las misas son un show, que no se respeta la comunión, que la música no es la adecuada, que la arquitectura de las iglesias actuales es aberrante, en resumen afirman que todo lo actual está mal. Sus publicaciones son de los Papas del siglo XIX, hablando contra “el modernismo”, o de G. K. Chesterton (1874-1936). Para ellos el tiempo y el pensamiento se ha detenido, como si en el siglo XX y XXI, no hubiera habido grandes pensadores. Obviamente las Encíclicas y los libros de Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y por supuesto Francisco, están proscritos. Tristemente estas personas tienden a convierten en personas tóxicas, de las cuales sólo se pueden obtener opiniones negativas.

Desde un punto de vista teológico la posición de esta secta, como muchas otras que han surgido a lo largo de la historia, es endeble, ya que Jesucristo fundador de la Iglesia Católica, únicamente prometió su asistencia hasta el fin de los tiempos a su Iglesia y al sucesor de Pedro, y ellos como en su momento los evangelistas, los luteranos, etc., no cuentan con ningún antecedente que haga válida su postura.


Las Profecías sobre la Iglesia, el Papa y el Mundo


En los últimos tres capítulos se tratan las profecías sobre los Papas de san Malaquías, temas apocalípticos como el `fin de los tiempos´ las dos Iglesias en Roma, `la gran tribulación´, lo que convierte a la obra en polémica. 

Aquí debo recordar aquella célebre conferencia-debate efectuada el 28 de febrero de 2013 -día de la renuncia efectiva de Benedicto XVI-, moderada por Roberto O´Farril, con la participación de José Alberto Villasana teólogo especialista en Apocalipsis y del autor de libro en ciernes. El tema del debate fue la coexistencia de dos Papas, misma que se ha dado en la historia de la Iglesia Católica, únicamente cuando existe un Papa depositario de la auténtica fe y un Antipapa, enemigo de la misma. En ella José Alberto Villasana definió su afinidad con los “sedevacantistas” negando que el Papa a elegir fuera a ser un Papa legítimo –posición que ha sostenido-, y en la que el Lic. López Padilla –a contrario sensu-, afirmó estar seguro que el Papa que eligiera el Colegio Cardenalicio sería un Papa legítimo. Posteriormente haciendo un acto de sinceridad y humildad, reconoció que por vanidad él había seguido la tendencia de establecer fechas para los acontecimiento apocalípticos, pero que le habían hecho comprender su error y no lo volvería a hacer en el futuro. 


Jorge Pérez Uribe



[1] `Mariofanías´ son las manifestaciones de la Virgen María ante uno o varios videntes. 
[2] Luis Eduardo López Padilla, Tú eres Pedro, Profecías sobre la Iglesia, el Papa y el Mundo, México, 2016, pág.88

miércoles, 13 de abril de 2016

`LA ALEGRÍA DEL AMOR', UN CAMINO NUEVO Y VIEJO A LA VEZ




Sorprendente y a la vez tradicional, la Exhortación Amoris Laetitia confirma la doctrina y abre nuevas avenidas a la reflexión y a la pastoral de la familia.

Antonio Maza Pereda, 10 de abril de 2016


Acabo de iniciar la lectura de la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia (la Alegría del Amor), un documento excepcional, que sin apartarse de la doctrina de siempre, abre caminos nuevos para entender y aprovechar el inmenso tesoro que recibimos desde el principio, cuando Dios nos creó hombre y mujer y nos dio el encargo de vivir en familia.

Creo que no faltarán quienes queden enojados con el Papa. Otra vez. Porque el Santo Padre no cumplió sus expectativas. Ni condenaciones fulminantes ni aperturas espectaculares. Nada de aprobar el aborto, pero no es su tema central. No aprueba el control natal artificial, pero tampoco es el tema de fondo. Y así con otros temas “espinosos”. No faltará quienes hablen de que el Papa ha caído en el relativismo, al pedir discernimiento y adaptación a las culturas y cuando dice que hay verdades que aún no conocemos plenamente. O los que piensen que hizo oídos sordos ante lo que, según algunos medios, eran los reclamos de la sociedad. Y eso los enojará.

El Papa pide que leamos despacito este documento, que lo tomemos por partes y lo entendamos poco a poco. Eso intento hacer aquí. No pretendo hacer un resumen. Este artículo es como un cuadro impresionista, que toma algunos rasgos sobresalientes, pero sin hacer más que iniciar el entendimiento de unos cuantos párrafos del documento.

Abriendo el documento, el Santo Padre hace énfasis en la felicidad. Desde el título mismo. Ve al matrimonio, y su ideal católico y cristiano como un regalo para la humanidad. Entendiendo, por otro lado, que es un ideal y que ninguna familia es perfecta, ni un estándar único de este modelo.


Una guía que me ha ayudado a empezar a entender a Francisco en este, como en otros temas, es fijarme en sus prioridades. Ahí están las diferencias. No cambia la enseñanza de la Iglesia, pero la expresa con diferente énfasis, en donde se puede ver a qué le da más importancia. Algunos ejemplos al vuelo: habla de que “no tiene sentido quedarnos en una denuncia retórica de los males actuales, como si esto pudiera cambiar algo” y nos pide “presentar las razones y motivaciones para optar por el matrimonio y la familia” Como, por ejemplo, cuando denunciamos el incremento en el número de divorcios y poco hacemos por ayudar a que las parejas sean felices. O cuando dejamos en segundo lugar “el llamado a crecer en el amor y en el ideal de la ayuda mutua” y permitimos que ese llamado sea “… opacado por un acento casi excluyente en el deber de la procreación”

En otro párrafo el Papa dice: “Durante mucho tiempo creímos que con sólo insistir en cuestiones doctrinales, bioéticas y morales, sin motivar la apertura a la gracia, ya sosteníamos suficientemente a las familias” y en cambio “ tenemos dificultad para presentar al matrimonio más como un camino dinámico de desarrollo y realización que como un peso a soportar toda la vida”. No niega la realidad de esos criterios, pero señala que hay otros que deberían ocupar una prioridad mayor.

Aún hay que dar muchos pasos en esa dirección. Tengo la edad suficiente para recordar cómo se hablaba de “la cruz del matrimonio”, de la abnegación y el “aguantar” para santificarse y no recuerdo a nadie que me dijera que siendo feliz perfeccionaría nuestra relación de matrimonio y de familia.

Personalmente aprecio mucho los esfuerzos que se hacen por defender la familia. Pero creo que no hay mejor modo de defender a la familia que ser familias felices. Sin ponernos de ejemplo, sin predicar. Porque la felicidad se nota. Y aunque sea silenciosa, habla con fuerza y convence. Mucho mejor que doctas disertaciones y almibaradas poesías. Y esa es una tarea en la que nadie nos puede substituir. Ni obispos, ni teólogos, expertos y asesores. Sí, nos pueden ayudar, pero no substituir. La tarea, el deber de ser felices es solo nuestro, en el matrimonio primero, en nuestra familia y en la familia extendida.

Hasta ahí voy. Espero que, aunque sea en mínima parte, esté empezando a captar el mensaje. Que significa un cambio importante, en un aspecto que tal vez no se esperaba. Y me gusta.


Nota: Quién deseé consultar o leer la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, lo puede efectuar en la siguiente liga (descargable):
http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20160319_amoris-laetitia.html

miércoles, 6 de abril de 2016

UN GOLPE DE ESTADO DISFRAZADO: REDACCIÓN DE LA CONSTITUCIÓN DE LA CIUDAD DE MÉXICO



El grupo redactor del proyecto de Constitución de la Ciudad de México sólo representa a algunas de las corrientes de la Izquierda. Si tienen éxito, cualquier otra línea política que no sea la suya, podrá ser declarada anticonstitucional.


Antonio Maza Pereda | 8 de febrero de 2016

Valiéndose de su dominancia en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México y, posiblemente, aprovechando que la atención de gran parte del público está concentrada en la visita de Papa Francisco, en la primera semana de febrero de 2016, se tomó protesta al grupo redactor de la Constitución de la Ciudad de México. Un grupo monocolor, representante únicamente del PRD y que no toma en cuenta otras voces que pudiera ser necesario incluir. Han decidido ir por una vía excluyente y, podría decirse, facciosa, al incluir únicamente a los que piensan igual que ellos.

No es algo nuevo. Para cierta izquierda, hay un dogma laico que se sigue rigurosamente. El dogma de que solo la izquierda representa legítimamente a los intereses del pueblo y que todos los demás son “enemigos de clase”. Según este dogma, solo hay intelectuales de izquierda. Los únicos que merecen ser conocidos como activistas y “luchadores sociales” son los izquierdistas. Las demás opiniones no merecen ser incluidas.

Claro, para tapar ese sol con un dedo, se dice que habrá amplias consultas. Pero sobre un proyecto ya formado, en el que no se dejaron participar voces discordantes y que no se permitió participar a sectores muy representativos. Pero el proyecto ya estará hecho, los tiempos apremiarán, y se buscará que la consulta se haga de manera masiva, de modo que las voces de expertos disidentes quedarán sofocadas por la gran cantidad de opiniones.

¿Por qué excluyeron a personajes de la talla de Luis Rubio, José Woldenberg y Enrique Krauze, por ejemplo? ¿Acaso no tendrán mucho que decir? ¿Por qué no incluir intelectuales como Macario Schettino o Jorge Traslosheros? ¿Por qué dar la representación de las voces católicas a las Católicas por el Derecho a Decidir, que difícilmente representan a la opinión católica mayoritaria? ¿Por qué no se incluyeron los gremios empresariales como la COPARMEX o la CANACO? Y estos solos son algunos ejemplos. Amplios sectores de la población no están representados en esta redacción. Tampoco los otros partidos políticos, universidades privadas, las ONG’ s que no son de izquierda y muchas otros grupos de opinión.

En el mejor de los casos, tienen una ceguera ideológica, que hace que consideren que ellos son los únicos aptos para opinar. En el peor de los casos, se trata de imponer a otros que no opinan igual que ellos, una Constitución que les permitirá perpetuarse en el poder. En cualquier caso, lo que tiene es un talante excluyente, buscando un instrumento que les permita evitar cualquier oposición a sus ideas, por el fácil camino de declarar anticonstitucional todo pensamiento que no sea el suyo.

¿Qué se puede hacer? Al parecer, como decían los abuelos, golpe dado ni Dios lo quita. Pero creo que hay otras posibilidades. Desde luego, denunciar y protestar. Dar a conocer este bien maquinado golpe contra las opiniones disidentes, buscando una dictadura ideológica, basada en una aparente legalidad. No es algo menor, y eso está en manos de todos.

Lo otro es más difícil, pero posible. Vencer la muy mexicana tendencia a fragmentar nuestras acciones y opiniones, unificar a todos los excluidos de este proyecto y presentar, antes de que el Gobierno de la Ciudad y su equipo de redactores presenten su proyecto amañado y faccioso, un proyecto alternativo. Uno que tome en cuenta que la nuestra no es una ciudad monocolor, que tenemos una gran riqueza en la variedad de las opiniones y que creemos que la democracia no consiste en acallar a las opiniones diversas sino escucharlas a todas e incorporar sus diferencias en algo que, como la Constitución, no consiste en tratar de resolver todo, sino únicamente establecer los mínimos indispensables para que la ciudadanía pueda tener una convivencia fructífera.

http://twitter.com/mazapereda