El grupo redactor del proyecto de Constitución de la Ciudad de México sólo representa a algunas de las corrientes de la Izquierda. Si tienen éxito, cualquier otra línea política que no sea la suya, podrá ser declarada anticonstitucional.
Antonio Maza Pereda | 8 de febrero de 2016
Valiéndose de su dominancia en la Asamblea Legislativa de la Ciudad de México y, posiblemente, aprovechando que la atención de gran parte del público está concentrada en la visita de Papa Francisco, en la primera semana de febrero de 2016, se tomó protesta al grupo redactor de la Constitución de la Ciudad de México. Un grupo monocolor, representante únicamente del PRD y que no toma en cuenta otras voces que pudiera ser necesario incluir. Han decidido ir por una vía excluyente y, podría decirse, facciosa, al incluir únicamente a los que piensan igual que ellos.
No es algo nuevo. Para cierta izquierda, hay un dogma laico que se sigue rigurosamente. El dogma de que solo la izquierda representa legítimamente a los intereses del pueblo y que todos los demás son “enemigos de clase”. Según este dogma, solo hay intelectuales de izquierda. Los únicos que merecen ser conocidos como activistas y “luchadores sociales” son los izquierdistas. Las demás opiniones no merecen ser incluidas.
Claro, para tapar ese sol con un dedo, se dice que habrá amplias consultas. Pero sobre un proyecto ya formado, en el que no se dejaron participar voces discordantes y que no se permitió participar a sectores muy representativos. Pero el proyecto ya estará hecho, los tiempos apremiarán, y se buscará que la consulta se haga de manera masiva, de modo que las voces de expertos disidentes quedarán sofocadas por la gran cantidad de opiniones.
¿Por qué excluyeron a personajes de la talla de Luis Rubio, José Woldenberg y Enrique Krauze, por ejemplo? ¿Acaso no tendrán mucho que decir? ¿Por qué no incluir intelectuales como Macario Schettino o Jorge Traslosheros? ¿Por qué dar la representación de las voces católicas a las Católicas por el Derecho a Decidir, que difícilmente representan a la opinión católica mayoritaria? ¿Por qué no se incluyeron los gremios empresariales como la COPARMEX o la CANACO? Y estos solos son algunos ejemplos. Amplios sectores de la población no están representados en esta redacción. Tampoco los otros partidos políticos, universidades privadas, las ONG’ s que no son de izquierda y muchas otros grupos de opinión.
En el mejor de los casos, tienen una ceguera ideológica, que hace que consideren que ellos son los únicos aptos para opinar. En el peor de los casos, se trata de imponer a otros que no opinan igual que ellos, una Constitución que les permitirá perpetuarse en el poder. En cualquier caso, lo que tiene es un talante excluyente, buscando un instrumento que les permita evitar cualquier oposición a sus ideas, por el fácil camino de declarar anticonstitucional todo pensamiento que no sea el suyo.
¿Qué se puede hacer? Al parecer, como decían los abuelos, golpe dado ni Dios lo quita. Pero creo que hay otras posibilidades. Desde luego, denunciar y protestar. Dar a conocer este bien maquinado golpe contra las opiniones disidentes, buscando una dictadura ideológica, basada en una aparente legalidad. No es algo menor, y eso está en manos de todos.
Lo otro es más difícil, pero posible. Vencer la muy mexicana tendencia a fragmentar nuestras acciones y opiniones, unificar a todos los excluidos de este proyecto y presentar, antes de que el Gobierno de la Ciudad y su equipo de redactores presenten su proyecto amañado y faccioso, un proyecto alternativo. Uno que tome en cuenta que la nuestra no es una ciudad monocolor, que tenemos una gran riqueza en la variedad de las opiniones y que creemos que la democracia no consiste en acallar a las opiniones diversas sino escucharlas a todas e incorporar sus diferencias en algo que, como la Constitución, no consiste en tratar de resolver todo, sino únicamente establecer los mínimos indispensables para que la ciudadanía pueda tener una convivencia fructífera.
1 comentario:
y que candidatos independientes o de partido se aproxima màs a lo que los católicos queremos? para votar por el
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