miércoles, 13 de noviembre de 2013

EL DESTINO MANIFIESTO


John Gast El Progreso Estadounidense



Por José Manuel Villalpando, historiador



Fervorosamente creían que Dios los había elegido. El favor divino los había hecho superiores a los demás hombres y además, les había otorgado el derecho de extenderse y de posesionarse de todo el continente americano. Así pensaban y así actuaban casi todos. Para justificarse y ganarse adeptos, concibieron una teoría que les aseguraba el entusiasmo de las masas y las generosas recompensas que su religión puritano-calvinista ofrecía a los celosos promotores del crecimiento territorial de su nación: tierras para explotar y por consecuencia, poder económico, sinónimo de la elección divina de ese Dios que reconocía como hijos suyos a aquellos que triunfaban en lo material.

Llamaron a esa peculiar doctrina el “Destino Manifiesto”. Era una confluencia de ideas corrientes, más o menos adaptadas al pensamiento protestante, producto del pueblo, pero compartidas por igual por las clases cultas y por la masa semi analfabeta. Así, el Destino Manifiesto consistía en la convicción de que el pueblo de los Estados Unidos de América, tenía el derecho, concedido por Dios, de extenderse y de posesionarse de todo el continente americano para desarrollar en él “el gran experimento de la libertad”, al considerar que ellos, los norteamericanos, eran definitivamente superiores a los demás hombres, no sólo en el aspecto racial, sino también en el moral, razones estas que justificaban el derecho de apropiarse de amplias extensiones territoriales con la finalidad de llevar a cabo una misión civilizadora en el orden político, salvadora en el religioso y de progreso económico al volver productivos los inmensos y ricos territorios que permanecían ociosos y sin provecho en el continente americano.

Ya desde 1786, diez años después de haber declarado su independencia, en los Estados Unidos se hablaba ya del derecho que tenía a extenderse. Thomas Jefferson escribía estas terribles y proféticas palabras: “Nuestra confederación ha de ser considerada como el nido del cual partirán los polluelos destinados a poblar América. El peligro actual no radica en el hecho de que España sea dueña de extensas posesiones americanas, sino que en su debilidad permita que caigan en otras manos, antes de que seamos lo suficientemente fuertes para arrebatárselas, parte por parte”. Ya desde entonces el plan estaba concebido: Los Estados Unidos crecerían a costa de los antiguos dominios españoles en América, y por supuesto, el más cercano, el más apetecible, lo era México. Para ello, sabrían esperar: esperaron que su propio país se fortaleciera, esperaron que España perdiera sus colonias, esperaron las independencias de las diversas naciones hispanoamericanas y luego, simplemente avanzaron.

Mientras llegó el momento de iniciar las conquistas, fueron forjando el Destino Manifiesto. En buena medida, estas ideas, que flotaban en el ambiente popular, fueron recogidas por el gobierno norteamericano y encauzadas por él. Uno de los presidentes de los Estados Unidos, John Quincy Adams no ocultaba su convicción expansionista: “La totalidad del continente norteamericano parece encontrarse destinado por la Providencia para ser poblado por una sola nación, hablando un sólo idioma, profesando un sistema uniforme de principios religiosos y políticos, habituada a un sistema general de usos sociales y de costumbres”. La referencia es clara. La nación sería el pueblo de los Estados Unidos; el idioma, el inglés; los principios religiosos, los del puritanismo-calvinista; los principios políticos, la libertad y la democracia al estilo norteamericano; los usos sociales y las costumbres, las derivadas de la creencia de que Dios premia el esfuerzo material y concede la gloria al que triunfa en el ámbito económico.

Lograron impulsar su afán expansionista con el poderoso ingrediente religioso. Dios les había encomendado una misión regeneradora, a ellos, que eran el pueblo elegido. Por eso, frente a los demás pueblos, y especialmente los hispanoamericanos, que padecen la carga de sus vicios, y que heredaron lo peor de la raza española y de las razas indígenas naturales de América, el pueblo de los Estados Unidos, que es un pueblo superior y al mismo tiempo salvador, se encargaría de su rescate y regeneración, aún cuando para cumplir con esta misión divina, se vieran en el preciso y doloroso apremio de ejercer la fuerza y la violencia. Quedaba así justificada la guerra. Otro norteamericano ilustre, James Buchanan, aseguraba que en su tiempo, el de la guerra con México, los Estados Unidos tenían que cumplir con “el destino que la Providencia tiene previsto para ambas razones”. Así, la absorción de México por parte de los Estados Unidos resultaba inevitable. Para ellos era una exigencia suprema, “la realización religiosa de nuestra gloriosa misión nacional bajo la guía de la Providencia divina, para poder así civilizar, cristianizar y levantar de la anarquía y degradación a un pueblo de lo más ignorante, indolente, malvado y desgraciado”: el pueblo mexicano.

Los mexicanos fuimos el objeto de su “misión redentora”. Para llevarla a cabo, no escatimaron recurso alguno, pues recurrieron a la política, a la diplomacia, a la presión, al soborno, a la intriga, a la conspiración y finalmente a la guerra. No importaba, el fin justificaba los medios. Estaban verdaderamente convencidos de su “misión”. Un pastor protestante, el reverendo Johnson, escribió en 1848: “He oído decir que se nos ha constituido misioneros del cielo para llevar la luz, aunque sea mediante el fuego y la espada, hasta ese país descarriado. He oído decir que hemos sido escogidos por la Divina Providencia para purificar una religión falsa y tenebrosa, sustituyéndola por la más pura y santa luz de la religión protestante. He oído decir que esta guerra se lleva a cabo con el fin de ensanchar el área de la libertad”. Esta era la “misión justificadora”, expuesta por el iluminado clérigo protestante. La misión real, la verdadera, la pragmática, era otra. En 1857, John Forsyth, representante estadounidense en México, y uno de los más destacados promotores de la expansión territorial, era mucho más sincero en los fines que perseguían: “Nuestra raza, y espero que también nuestras instituciones, cubrirán este continente, en el que las razas híbridas tendrán que sucumbir y desaparecer, ante las energías superiores del hombre blanco”.

Y así sucedió. La explicación —válida hoy en día— de lo que ha sucedido en la tormentosa relación entre México y los Estados Unidos y de las razones que nos han llevado siempre a ser sus impotentes víctimas, la dio, desde hace más de un siglo, José María Bárcena: “El amor propio ofusca y ciega a las naciones como a los individuos, La nuestra, impresionada en el sentido de la decisión y la fortuna con que luchó por su independencia, y conservando el carácter que distingue a nuestra raza, no había podido comprender que, mientras aquí nos hacíamos trizas por el federalismo o el centralismo, sin adelantar sino poquísimo en intereses y prosperidad materiales y atrasándonos no escasamente en administración, orden y economía, aunque juzgándonos el pueblo más avanzado y dichoso de la tierra, a la otra puerta una nación flemática, cuerda y laboriosa, creciera y verdaderamente progresara por medio del respeto a sus leyes, si no siempre a la justicia; del respeto a sus propias costumbres e instituciones, y del espíritu de trabajo y de adelanto material; en cuyas cualidades los Estados Unidos, por grandes que sean sus lacras y defectos en otras líneas, pueden y deben servir de ejemplo al género humano”.

Ellos no van a cambiar; no han cambiado nunca. No sé por qué esperamos que se comporten de manera diferente si así han sido siempre. Más bien, los que no hemos aprendido la lección somos nosotros. Tal parece que no nos queda, como lo pedía Lucas Alamán, más que implorar al Todopoderoso, “en cuya mano está la suerte de las naciones, que dispense a la nuestra la protección con que tantas veces se ha dignado preservarla de los peligros a que ha estado expuesta.”


16 de octubre de 2013


Fuente: Villalpando y la historia

miércoles, 6 de noviembre de 2013

ALGUNAS CONDICIONES PARA SER BUEN ESCRITOR



HORACE PIPPIN (1888-1946) Pintor afroamericano  


Por Teo Revilla Bravo



Vocación, tenacidad, entusiasmo en ver y sentir, mucho arresto, mirada axiomática y sentido muy crítico ante lo que se escribe, cómo se escribe y para quién se escribe, redactando sin faltas de ortografía ni errores de puntuación graves; dejándose inundar por un humor secreto, personal, oculto y exquisito; ese humor que después se ha de dejar traslucir en las letras con fina ironía y apacible sutileza. El escritor, ha de lograr, ante todo y sobre todo, un estilo fluido y eficaz, poniendo especial ahínco en cómo narra o cuenta aquello que desea expresar o exponer ante los otros, seleccionando cuidadosamente el elemento o tema a tratar, de tal manera que llegue preciso a la conciencia lectora con notables ideas y amplias imaginaciones -sin machacona insistencia ni llamadas a la atención-, siendo capaz de hacer que ese escrito aparezca como una suave brisa acariciadora, que se impulsa vehemente entregada hacia el leedor. ¿Cómo? Entre otros factores, con un estilo favorablemente desarrollado, favorecido por las proverbiales metáforas que hacen posible la formación de los bellos atributos que toda expresión literaria ha de tener sin que el posible lector, absorto en lo que se le cuenta, lo note como exceso mientras le va inundando de verdad la historia o el relato. Por tanto, lo principal que ha de tener todo aquel que desea ponerse a contar algo mediante la escritura, es hallar ese modo conveniente que lo defina e identifique, que le de seguridad y equilibrio: esa voz inequívoca tan esencial en el mundo del arte, ya que es, sin duda, junto a las cualidades intrínsecas del manejo lingüístico y gramatical que se haya adquirido, el objetivo prioritario. El escritor ha de ilusionar e interesar, o no será; ha de lograr maravillar sabiendo mantener la atención, al crear proposiciones y mundos atrevidos, originales y sobre todo atractivos, a la vez que va perfeccionando, el esfuerzo en el trabajo y el poder de inventiva, capaces de generar riqueza y aciertos; algo esencial en quien desee trasmitir registros artísticos que ayuden a introducir, sensibles, hábiles y novedosas aportaciones al rico universo literario, bien sea mediante lo novelado, relatado o poetizado.

Escribir es como pintar un bello cuadro. La narración ha de poseer justa dosificación y buen temple, reflejando en ese lienzo pasiones, esperanzas, ilusiones, amores, y también todo aquello que nos resulte inquietante, como la injusticia incrustada en casi todos los compendios sociales que nos rodean. Esto, que no es nada fácil de lograr como todos sabemos, se consigue a través del atrevimiento y la constancia, con ese tesón necesario que nos lleve a lograr hallar la debida contención y prudencia como normas básicas, alejando tendencias a lo ampuloso y barroco que siempre cansa, desagrada y aleja, y en lo que caemos con cierta incauta facilidad si no estamos alertas. Hay que corregir el propio estilo, realizar retoques dando el valor adecuado a cada línea escrita, de tal manera que se limen malezas y vicios, fáciles de adquirir cegados por la ilusión y el imparable pálpito aventurero que toda ansiedad artística provoca. La obra literaria, como arte que es, no acaba nunca de realizarse del todo; se va agrandando y alargando mediante la práctica, obligando a actuar sobre ella permanentemente para engrandecerla: todo lo que escribimos, lo que esculpimos o pintamos, etc., forma una global labor artística de índole personal que proyectamos a los otros; aunque, inevitablemente, la vayamos, al menos aparentemente, finalizando en cada entrega, a modo de parcial conclusión. A través de la escritura, nos ejercitarnos en esa tarea de investigación, extraída del contexto en que existimos, labrándola o puliéndola en la medida de nuestras posibilidades. El esfuerzo va indicando el grado de sensibilidad personal que poseemos, la dicha de poder describir el amor por ejemplo y el mismo odio, dándole vías diferentes, reflejando una manera de sentir el aire, la claridad del astro sol, el reflejo de la bella luna en las aguas tranquilas de un lago o sinuosidad de un río a su paso por el apacible llano… Pintar lo visible y lo que está oculto, la ternura intuida de una mirada o la mayor de las tristezas… Todo eso tiene la literatura como posibilidad abierta, el hecho de escribir-describir mediante la perseverancia y la firmeza. Por supuesto que en ese camino de perfeccionamiento de la obra, al cuestionarse por iniciativa propia la realidad que se vive e inquieta, surgen los grandes aprietos, las interminables dudas, las desazones e inevitables conflictos personales; también la observancia, el estudio, y todo aquello que se pretende decir y no se logra expresar con el ímpetu y la certeza que uno, empecinado y porfiado en dejar constancia, quisiera.

Olvidarse de los delirios de grandeza es esencial: ser humildes, adaptables, sencillos y trabajadores flexibles; aparcar en lo posible el ego, y luchar por lograr esos grandes o pequeños sueños con tesón, es algo necesario si queremos obtener esa fuente de claros progresos, como personas y escritores, que nos guíen con gozo hacia la obra honestamente realizada.


Barcelona.-octubre.-2013.


©Teo Revilla Bravo.

miércoles, 30 de octubre de 2013

DEL DIOS QUE HABLA AL HOMBRE, AL DIOS ENCARNADO





He terminado de leer hace unos días la carta encíclica Lumen Fidei (La luz de la Fe)[1], escrita por Benedicto XVI y prologada y firmada por Francisco. De la lectura pausada y sin prisas, resultó el siguiente extracto del primer capítulo, que nos lleva a comprender la esencia de la idolatría, la fe de Israel y su plenitud en la fe cristiana.



Abrahán nuestro padre en la fe


La fe nos abre el camino y acompaña nuestros pasos a lo largo de la historia. Por eso, si queremos entender lo que es la fe, tenemos que narrar su recorrido, el camino de los hombres creyentes, cuyo testimonio encontramos en primer lugar en el Antiguo Testamento. En él Abrahán, nuestro padre en la fe, ocupa un lugar destacado. En su vida sucede algo desconcertante: Dios le dirige la Palabra, se revela como un Dios que habla y lo llama por su nombre. La fe está vinculada a la escucha. Abrahán no ve a Dios pero oye su voz. De este modo la fe adquiere un carácter personal.

Aquí Dios no se manifiesta como el Dios de un lugar, ni tampoco aparece vinculado a un tiempo sagrado determinado, sino como el Dios de una persona, el Dios de Abrahán, Isaac y Jacob, capaz de entrar en contacto con el hombre y establecer una alianza con él. La fe es la respuesta a una Palabra que interpela personalmente, a un Tú que nos llama por nuestro nombre.

Lo que esta Palabra comunica a Abrahán es una llamada y una promesa. En primer lugar es una llamada a salir de su tierra, una invitación a abrirse a una vida nueva, comienzo de un éxodo que lo lleva hacia un futuro inesperado. [...] Esta Palabra encierra además una promesa: tu descendencia será numerosa, serás padre de un gran pueblo (cf. Gén 13,16, 15,5; 22,17). Es verdad que, en cuanto respuesta a una Palabra que la precede, la fe de Abrahán será siempre un acto de memoria. Sin embargo esta memoria no se queda en el pasado, sino que siendo memoria de una promesa, es capaz de abrir al futuro, de iluminar los pasos a lo largo del camino. De este modo, la fe en cuanto memoria del futuro, memoria futuri, está estrechamente ligada con la esperanza. [...]



La fe de Israel


En el libro del Éxodo, la historia del pueblo de Israel sigue la estela de la fe de Abrahán. La fe nace de nuevo de un don originario: Israel se abre a la intervención de Dios, que quiere librarlo de su miseria. La fe es un largo camino para adorar al Señor en el Sinaí y heredar la tierra prometida. El amor divino se describe con los rasgos de un padre que lleva a su hijo por el camino (cf. Dt 1,31).
Por otro lado, la historia de Israel también nos permite ver como el pueblo ha caído tantas veces en la tentación de la incredulidad. Aquí lo contrario de la fe se manifiesta como idolatría. Mientras Moisés habla con Dios en el Sinaí, el pueblo no soporta el misterio del rostro oculto de Dios, no aguanta el tiempo de espera. La fe por su propia naturaleza, requiere renunciar a la posesión inmediata que parece ofrecer la visión, es una visión a la fuente de luz, respetando el misterio propio de un Rostro, que quiere revelarse personalmente y en el momento oportuno.

Martin Buber citaba esta definición de idolatría del rabino de Kock: se da idolatría cuando <<un rostro se dirige reverentemente a un rostro que no es un rostro>>. El lugar de tener fe en Dios, se prefiere adorar al ídolo, cuyo rostro se puede mirar, cuyo origen es desconocido, porque lo hemos hecho nosotros. Ante el ídolo no hay riesgo de una llamada que haga salir de las propias seguridades, porque los ídolos “tienen boca y no hablan” (Sal. 115,5). Vemos entonces que el ídolo es un pretexto para ponerse a sí mismo en el centro de la realidad, adorando la obra de las propias manos. [...]

Por eso, la idolatría es siempre politeísta, ir sin meta de un señor a otro: La idolatría no presenta un camino, sino una multitud de senderos, que no llevan a ninguna parte, y forman más bien un laberinto. Quien no quiere fiarse de Dios se ve obligado a escuchar las voces de tantos ídolos que le gritan: <<Fíate de mí>>. La fe, en cuanto asociada a la conversión, es lo opuesto a la idolatría; es separación de los ídolos para volver al Dios vivo, mediante un encuentro personal. 



La plenitud de la fe cristiana


<<Abrahán [...] saltaba de gozo pensando en ver mi día; lo vio y se lleno de alegría>> (Jn 8,56). Según estas palabras de Jesús, la fe de Abrahán estaba ya orientada a él; en cierto sentido, era una visión anticipada de su misterio. [...]
La mayor prueba de la fiabilidad del amor de Cristo se muestra en su muerte por los hombres. Si dar la vida por los amigos es la demostración más grande de amor (cf. Jn 15,13), Jesús ha ofrecido la suya por todos, también por los que eran sus enemigos, para transformar los corazones. [...]

Ahora bien, la muerte de Cristo manifiesta la total fiabilidad del amor de Dios a la luz de la resurrección. En cuanto resucitado, Cristo es testigo fiable, digno de fe (cf. Ap 1,5; Heb 2,17), apoyo sólido para nuestra fe. [...] Si el amor del Padre no hubiese resucitado a Jesús de entre los muertos, si no hubiese podido devolver la vida a su cuerpo, no sería un amor plenamente fiable, capaz de iluminar también las tinieblas de la muerte. [...]

Pensamos que Dios sólo se encuentra más allá, en otro nivel de realidad, separado de nuestras relaciones concretas. Pero si así fuese, si Dios fuese incapaz de intervenir en el mundo, su amor no sería verdaderamente poderoso, verdaderamente real, y no sería entonces ni siquiera verdadero amor, capaz de cumplir esa felicidad que promete. En tal caso, creer o no creer en él sería totalmente indiferente. Los cristianos, en cambio, confiesan el amor concreto y eficaz de Dios, que obra verdaderamente en la historia y determina su destino final, amor que se deja encontrar, que se ha revelado en plenitud en la pasión, muerte y resurrección de Cristo. [...]

Tenemos necesidad también de alguien que sea fiable y experto en las cosas de Dios. Jesús su hijo, se presenta como aquel que nos explica a Dios (cf. Jn 1,18). La vida de Cristo –su modo de conocer al Padre, de vivir totalmente en relación con él- abre un espacio nuevo a la experiencia humana, en el que podemos entrara. La importancia de la relación personal con Jesús mediante la fe queda reflejada en los diversos usos que hace Juan del verbo credere. Junto a <<creer que>> es verdad lo que Jesús nos dice (cf. Jn 14,10; 20,31), san Juan usa también las locuciones <<creer a>> Jesús y <<creer en>> Jesús. <<Creemos a >> Jesús cuando aceptamos su palabra, su testimonio, porque él es veraz (cf. Jn 6.30). <<Creemos en >> Jesús cuando lo acogemos personalmente en nuestra vida y nos confiamos a él, uniéndonos a él mediante el amor y siguiéndolo a lo largo del camino (cf. Jn 2,11, 6,47; 12,44).

Para que pudiésemos conocerlo, acogerlo y seguirlo, el Hijo de Dios ha asumido nuestra carne, y así su visión del Padre se ha realizado también al modo humano, mediante un camino y un recorrido temporal. La fe cristiana es fe en la encarnación del Verbo y en su resurrección en la carne: es fe en un Dios que se ha hecho tan cercano, que ha entrado en nuestra historia. La fe en el Hijo de Dios hecho hombre en Jesús de Nazaret no nos separa de la realidad, sino que nos permite captar su significado profundo, descubrir cuánto ama Dios a este mundo y como lo orienta incesantemente hacia sí; y esto lleva al cristiano a comprometerse, a vivir con mayor intensidad todavía el camino sobre la tierra. [...] 



[1] Carta encíclica del Sumo Pontífice Francisco, La luz de la Fe Lumen Fidei, Ediciones Paulinas, S. A. de C. V., julio 2013, México, D.F., 75 págs.

viernes, 25 de octubre de 2013

PREOCUPACIÓN Y DESCONCIERTO: ¿POR QUÉ EL DESAPEGO SOCIAL EN LA JUVENTUD ACTUAL?


La "sociedad global" está generando personas cada vez más individualistas



Por Juan Mª González-Anleo Sánchez, sociólogo español

Hace tiempo que los jóvenes se han convertido en una preocupación nacional, casi en un agobio. Se suceden las encuestas, se publican estudios de toda índole, se reúnen comisiones, se elaboran planes –contra la droga, contra el embarazo de adolescentes, para reducir el fracaso y la violencia escolar, con vistas a eliminar o, al menos, atenuar el vandalismo callejero…–.

Desapego juvenil

Y, a medida que no cesa de crecer esta preocupación por los jóvenes, cada vez son más los adultos, incluso algunos de los que se dedican al estudio de la juventud, que no salen de su desconcierto frente a unos jóvenes que se les antojan cada vez más complejos, más herméticos.

Existen varias razones para explicar este fenómeno:

Desconcierto, en primer lugar, por la imagen esquizofrénica que recibimos de los medios de comunicación: por un lado, el tratamiento de los jóvenes y de sus problemas en numerosos programas de televisión y en los periódicos, que suelen tender a un claro negativismo, e incluso al catastrofismo; y, por otro, el tratamiento comercial del joven, en la publicidad, por ejemplo, en la que se insiste en una imagen feliz, bella, optimista, mostrando un joven despreocupado, sin problemas, en éxtasis de felicidad permanente y como modelo para el resto de la población.

Desconcierto, en segundo lugar, por la imagen distorsionada que se transmite desde numerosos círculos del joven como permanente amenaza. Los jóvenes hoy, afirma con aterradores datos en su mano el sociólogo norteamericano Mike Males, no son sino el chivo expiatorio, el scapegoat [1] de la sociedad adulta. Desde esta perspectiva, los jóvenes son los portadores de todas las plagas y todas las grandes catástrofes sociales, creando una permanente angustia en la sociedad adulta, que termina por mirarles con recelo.

Desconcierto, en tercer lugar, y en parte como reacción a la anterior imagen, por la concepción del joven como víctima, especialmente difundida desde los círculos académicos. Víctimas del orden social, de los adultos en general y, en particular, de los políticos, los mercadólogos, los periodistas, los padres, los profesores… Víctimas de la economía, del mercado de trabajo o la vivienda… Víctimas hasta de su propia juventud.

Y, por último, desconcierto por la gran ausencia de los propios jóvenes, que se retiran a su propio mundo, coto vedado para la gran mayoría de los adultos.

De este último punto trata este artículo: de la desaparición de los jóvenes, de su alejamiento social, de su desinterés y apatía por todo lo que no sea su propio mundo.

Trataré de hacerlo sin caer, en la medida de mis posibilidades, en ninguna de las trampas que acabo de citar, explorado una por una las esferas sociales fundamentales: la confianza social básica, la confianza y participación institucional, los ideales y la acción colectiva, incluyendo su concienciación ecológica y su actitud ante la nueva comunidad plural y multiétnica. Hasta llegar a su madriguera, a la calidez de su refugio íntimo, allí donde el joven, como veremos, parece refugiarse de un mundo que no le gusta y que parece temer.

¿El fin de la sociedad?

Comencemos con una breve reflexión sobre las dimensiones y la trascendencia del tema que nos ha traído hoy aquí. La expresión “el fin de la sociedad” no es ni mucho menos nueva. Sin embargo, nunca hasta los últimos decenios sale este augurio del ostracismo reservado en las ciencias humanas actuales a las visiones cargadas de cierto cariz apocalíptico.

El paso de una sociedad industrial a una posindustrial, junto con la paralela transformación cultural de la posmodernidad, es acompañado por un deterioro acelerado de las condiciones sociales. Es, en la expresión acuñada por Fukuyama, “la gran ruptura” social: se debilitan los lazos sociales, los valores comunitarios se deshacen y comienza a emerger un nuevo orden social basado en el individualismo instrumentalista, que empapa con su lógica gran parte del tejido social.

Los protagonistas indiscutibles de esta gran ruptura son las generaciones más jóvenes, ciudadanos privilegiados de la posmodernidad e hijos, o incluso nietos, de los pioneros en soltar las amarras sociales. Así, en los últimos años, debido en parte al impulso del autor Francis Fukuyama, el miedo casi tribal a la desintegración social se ha visto transformado en hipótesis de trabajo por gran número de académicos.

En el caso concreto de los jóvenes, vivir fuera de lo social no implica un individualismo radical en el que todas las formaciones sociales queden barridas de un plumazo. Por el contrario, el grupo pequeño, las comunidades de sangre, de lugar y espíritu, como las denominó Tönnies a finales del siglo XIX, recuperan vitalidad entre ellos en una estrategia de enroque dentro del grupo primario.

Y esto frente a una sociedad que, a la vista de cómo se está desarrollando el proceso de globalización y neocapitalización de las relaciones en ella, parece corresponder más que nunca con la idea que Tönnies tenía en mente a la hora de acuñar el término.

La tendencia a la proxemia [2] y el pragmatismo apreciable en la juventud actual hace pensar en un retorno al tribalismo en el sentido amplio expuesto por Michel Maffesoli a finales de los 80. El nuevo espíritu tribal parece haber extendido su significado en el mundo juvenil más allá del neotribalismo de determinadas subculturas, y engendrado en torno a símbolos, gustos y afinidades estéticas, englobando ahora a todos aquellos que están próximos, incluida la familia.

Hoy día, enrocado sentimental e instrumentalmente en su pequeña tribu, el joven vive y convive en la más vasta sociedad como turista social, moviéndose a través de los espacios en los que otros viven, arropado siempre por su pequeño círculo, su familia y sus amigos, fortaleza que le hará posible su incursión turística en la sociedad y que, como veremos, no implica la desaparición del individualismo, sino su nido más cálido.





[1] El que paga los platos rotos (nota del blogger)
[2] Es el uso que hacemos de nuestro espacio personal.Término no incorporado aún a la R.A.E. (nota del blogger)


Publicado en el nº 2.867 de Vida Nueva. Del 19 al 25 de octubre de 2013

miércoles, 16 de octubre de 2013

"SOBRE EL HECHO DE ESCRIBIR..."


por Teo Revilla Bravo

<<Teo, nació en Barruelo de Santullán, Palencia, España. La atmósfera norteña, los colores del campo y de la sierra, la naturaleza siempre esplendorosa de los contornos cántabros, unido al ambiente rudamente minero, vidas marcadas entre la esperanza y la angustia, hicieron brotar en el la sensibilidad que muy temprano le llevaría a la poesía y a la pintura como forma de expresión y sentimiento. Más tarde llegaría la posibilidad de que alguno de esos poemas fueran editados en revistas literarias y en algunos libros de antología poética.

En el 2008 pudo por fin editar su primer libro de poesías "LUCES Y SOMBRAS" que podría definirse como la formación de un concepto de la estética poética a través de recuerdos, semblanzas, sentimientos aún vivos, el hecho de la memoria entre simbologías y signos más allá de la mera anécdota o incluso de la dispersión. Recientemente acaba de aparecer en librerías "CALLADO SILENCIOS">>  
Hay que decir que Teo, además de poeta, es un magnífico escritor y un excelente pintor, que actualmente radica con su familia en Barcelona, España.

Su curriculum es muy amplio y largo de nombrar; sin embargo hay que mencionar que es el fundador, mecenas y director de un grupo de artistas y amigos: Órbita Literaria, en donde -aún los más novatos- hemos recibido una calurosa acogida. 
Teo, ha escrito sobre diversos tópicos de la escritura y el arte, que indudablemente deben ser difundidos, por su claro lenguaje, su profundidad y su actualidad. Éste es uno de ellos:


“Lo primero que tendríamos que saber es el valor intrínseco de la misma escritura como arma cultural. Qué se ha de escribir y para quién, por qué nos tenemos que interesar, cómo hacerlo sin caer en el ridículo de lo factible. Deberíamos reflexionar dos horas antes de ponernos a escribir una sola letra. La proposición no es nada fácil. Todo escritor comienza de verdad a serlo cuando ha entrado en el desespero personal, cuando ha sobrevivido al fracaso, a la intensa búsqueda de un estilo personal y ha aprendido a simplificar y a ser conciso por sencilla que sea su exposición.

No hace falta ser un intelectual ni conocer el ochenta por ciento de las palabras del diccionario, sino poseer un cierto sentido común. Hay que perder el miedo, la obsesión, el orgullo, para convertirnos, ante y con la palabra, en personas espontáneas. Se comienza a ser escritor cuando se ha dejado de rellenar huecos de insatisfacción personal, todo eso que comporta un aprendizaje, ceguera que se va disipando, esquematizaciones previas, básicas ideas filosóficas, producto todo ello de una ansiedad..., y que si bien al comienzo parece lanzarnos entusiastas, al cabo estorba y nubla. Uno ha de ir hacia la escritura lo más limpio posible de todo lastre, sin intencionalidades psicológicas expresas o de conveniencias profundas que atenazan. Luego, todo va dependiendo de las exigencias innatas de cada cual, de los impulsos frenéticos que devienen de la misma necesidad de expresión.

Lo primero que uno se ha de cuestionar es cómo hacerlo, cómo hallar la fórmula mágica. El parabién o la crítica mordaz de los otros, ayudan... Las cosas hay que decirlas con precisión y belleza, que nada falte, pero que tampoco agobie. La mayoría cae en el vicio fácil de ser barrocos y enrevesados en el idioma. Creemos que por buscar y rebuscar hallamos la quinta esencia de la literatura.

Un buen escritor sabe cuándo prescindir de palabras, de adjetivos o de frases enteras y cuando ha de entrar en una sintaxis que transcurra clara como las aguas de un manantial. La retórica y lo reiterativo, abruman al lector. ¿Cómo expresarse sin ambigüedades, cómo hallar el camino más corto y seguro?, ¿cómo hacerlo a sabiendas que hemos de mantener una calidad estética y estilística por encima de otras consideraciones?

Hay otra cuestión en la que centrarse y es en la de las influencias, tan perniciosas a veces como buenas otras, en las que nos dejamos sumisos caer. Si queremos ir hacia un estilo personal, debemos evitar el contagio de lo enfático aunque sea difícil librarse de él ya que lo normal es que mamemos de las directrices al uso o de guías procedentes de lecturas y más lecturas a lo largo de nuestra vida en un compendio casi espiritual de autores preferidos. Cuando estás en los comienzos, tomas referencias cercanas, te centras en quien admiras y acabas cayendo inevitablemente en su influjo. Este es el principal escollo una vez que se domina cierto manejo de la escritura. Hay que huir precipitadamente de las imitaciones que nos son conscientes y, sobretodo cómodas, porque corremos el peligro serio de que esos remedos acaben anulándonos estrepitosamente.

Otra cuestión nada fácil a veces: ¿estilo o contenido? No hay una respuesta en un sentido u otro ya que deben ir parejos. Hay quien por tendencia se mostrará como un estilista y, por el contrario, para otros, será más fundamental el contenido.

Escribir es complejo, es difícil. No es solamente sentarse y dar rienda suelta a la imaginación; es más arduo, entraña una mecánica, una dedicación permanente de disciplina, dosis grande de sensibilidad que es decir de arte. Si detectamos algún error más vale romperlo y comenzar de nuevo: hemos de estar al menos seguros y medianamente satisfechos con lo hecho. Hay que ser exigentes si lo que intentamos es mejorar, alejando la idea premeditada de obsesionarnos con la perfección, esa gran quimera. Las formas literarias han de permanecer, pero a la vez han de ser cambiantes, vivas, ya que corremos el peligro de envejecer con ellas.

El oficio de escritor como cualquier otro oficio salido de las profundidades del alma, para ser lo más libre posible, ha de ser anarquizante bajo control, espontáneo, fluido, utópico o mágico, dejar que las fronteras acaben de abrirse definitivamente, tender hacia ese horizonte lejano donde no se vislumbra final y recorrer el camino, siempre dificultoso, con optimismo. No se han de poner trabas al concepto creador o no seremos nadie. en este sentido De nada nos servirá dominar más o menos un leguaje, unas técnicas, si nos encerramos en unos clichés aprendidos, con férrea disciplina orientativa, en cualquier taller de literatura tan en boga. La obra de arte es una obra abierta donde todo se renueva; a la planta le salen brotes: es el estilo, el contenido, las mismas expresiones, la palabra, la sintaxis. Cuestión de hallar tono, musicalidad -sobre todo en poesía-, pero también en cualquier otro texto literario. Si el contexto no es poético e imaginario, ha dejado de conmover. Musicalidad gutural llevada al papel. Así componían los grandes músicos sus más bellas obras. El escritor ha de ser, por encima de toda norma académica, lingüística o filóloga, en general, libre. Como se vaya colocando amarres por temores propios o críticas ajenas, al quedar coartado, perderá lo mejor que lleva dentro.

Todo llega de una manera gradual, hay que dejarlo fluir simplemente, a través del ejercicio continuado y las lecturas. Así se adquiere experiencia, reflejos, madurez y, aún y todo, siempre estaremos lejos de nuestras posibilidades ingénitas. La mayoría de nuestros esfuerzos, sobre todo los insistentes, son un derroche de tiempo que acaba por dejarnos un poco más lejos del objetivo. Mientras vamos elaborando temas, en el subconsciente asoma y desarrolla, a la vez que se escribe la obra sin ataduras. Brota como una solución a tanto esfuerzo, como lo hace la flor más bella ante la cegadora claridad de la luz.
Colocarse a escribir es una aventura que ha de ser revelación, un desvelamiento en el sentido de que siempre ha de nacer de una manera espontánea a través de un propósito previo. Ser sensible observador, mirón empedernido, estar en el ajo de los acontecimientos en el día a día, con todos los sentidos bien despiertos...


Fuente: http://orbitaliteraria.spruz.com/

jueves, 10 de octubre de 2013

JUAN RULFO Y ANTONIO ESTRADA, BAJO EL SINO DE LA ORFANDAD





Ambos escritores pertenecen a esa generación que se denomina los contemporáneos, de la cual son representativos Octavio Paz, Rosario Castellanos, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Jorge Luis Borges y Mario Vergas Llosa, entre otros.

Ambos sufrieron la pérdida de sus padres en la infancia, lo que llevó a sus parientes a internarlos en un orfanatorio. Lucharon fuertemente por abrirse camino como escritores. Rulfo, apolítico -aunque crítico del sistema- lo consiguió; Estrada hijo de un coronel cristero, fue siempre un luchador contra la dictadura emanada de los “gobiernos revolucionarios”, por lo que no obtuvo las canonjías del sistema para los artistas e intelectuales, sino que por el contrario fue perseguido y condenado al ostracismo.

Tres de las obras de Rulfo fueron hechas película todavía en la “época de oro” del cine mexicano. La obra más conocida de Estrada fue llevada al cine el año pasado, pero ello no acrecentó su fama como escritor, ya que todo el reconocimiento fue para el director que adquirió los derechos de su obra.

Sus vidas se cruzaron en un momento de su juventud y de ahí nació una amistad, que perduró incluso después de la muerte.


Juan Rulfo (1917-1986)


Nació el 16 de mayo de 1917, aunque algunas biografías señalan el año de 1918 y como lugar de nacimiento Sayula. Su biografía oficial solo señala que fue registrado en Sayula y vivió en la población de San Gabriel, los primeros ocho años de su vida; ambas poblaciones pertenecientes al 
estado de Jalisco.

Su nombre completo era Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, lo que el narra ingeniosamente: “me apilaron todos los nombres de mis antepasados paternos y maternos, como si fuera el vástago de un racimo de plátanos y aunque sienta preferencia por el verbo arracimar, me hubiera gustado un nombre más sencillo”.


En su vocación tiene lugar primordial el contacto con la biblioteca de un cura que era guardada en su casa familiar.

A los seis años, en el año de 1923 su padre fue asesinado por un peón de la finca que administraba y al desencadenarse en 1926 la guerra cristera, fueron muriendo sus tíos, por lo que fue enviado a Guadalajara junto con su madre. Pero esta murió en 1927 cuando tenía 10 años, por lo que sus abuelos lo inscribieron en un orfanatorio de Guadalajara.

Debido a una huelga en la Universidad de Guadalajara se traslada a la ciudad de México, en donde asiste como oyente a cursos en la facultad de Filosofía y Letras en San Ildefonso.

Ejerció empleos administrativos. De estos años de vida solitaria narra: “Yo no conocía a nadie, así que después de las horas de trabajo me quedaba a escribir. Era una especie de diálogo que hacía conmigo mismo”.

Durante las décadas de 1930 y 1940 viaja intensamente por el país, iniciándose también como fotógrafo, trabajando en Guadalajara o en la ciudad de México.

Participó en la revista América y en 1945, en la revista Pan de Guadalajara, fundada por Juan José Arreola y Antonio Alatorre, en la que se publicaron dos de sus cuentos: Nos han dado la tierra y Macario

En 1952 obtiene la primera de dos becas consecutivas del Centro Mexicano de Escritores. En 1953 el Fondo de Cultura Económica publica la compilación de sus cuentos El Llano en llamas y en 1955 su novela Pedro Páramo.

En 1970 recibió el Premio Nacional de Literatura y en 1976 ingresa a la Academia Mexicana de la Lengua. Recibió la condecoración Francisco de Miranda de Venezuela y el premio Príncipe de Asturias en 1983.

El misterio de su vida es por qué detuvo su producción literaria al concluir su novela El gallo de oro (1958). ¿Sería acaso que la vida familiar acalló la soledad y la ansiedad que lo envolvía? ¿O que los guiones cinematográficos –a los que se dedicó a partir de 1960- consumían su creatividad? El lo atribuyó a la muerte de su tío Celerino “quién le platicaba todo”, pero anteriormente había declarado que “al escribir Pedro Páramo, pensaba frecuentemente en salir de la ansiedad, porque la escritura lo llevaba al sufrimiento”.

Mi hipótesis -después de haber analizado que la muerte es el elemento común de toda su narrativa-, es que, la orfandad sufrida en su niñez caló muy hondo dentro de su alma y que la escritura fue el desfogue de ese sufrimiento.

Se le considera entre los precursores del “realismo mágico” en la literatura hispanoamericana y su obra Pedro Páramo es un excelso ejemplo de ello.



Antonio Estrada Muñoz (1927-1968)





Nació en Huazamota, municipio de Mezquitai, Durango, el 23 de octubre de 1927. Hijo del coronel cristero Florencio Estrada y de Dolores Muñoz. A los 6 años se encontraba –junto con su madre y hermanos- en la sierra siguiendo a las tropas de su padre. A los 8 años pierde a su padre en combate, y con su madre, huyen a la ciudad de México, en donde es internado en el Asilo de la Divina Infantita, escuela de huérfanos para hijos de cristeros. En el asilo estudio primaria, secundaria y latín. Posteriormente se matriculó en el Seminario Conciliar de León, Guanajuato en donde curso Filosofía, Letras y Teología.

En 1953 ingresó a la escuela de periodismo Carlos Septién, en donde estudió por dos años, estableciendo amistad con Vicente Leñero y relacionándose con Juan Rulfo, quien lo animo a escribir Rescoldo.

En 1955 empezó a escribir su novela autobiográfica Rescoldo Los últimos cristeros, la cuál término en 1959. Logra que ésta sea publicada por la editorial Jus en 1961, que era considerada de “derecha” y por tanto “mala”

Para sobrevivir trabajaba <<de lo que fuera: haciendo artículos, reseñas de libros, correcciones de estilo, entre otros trabajos, para varias revistas y periódicos, como: Mundo Mejor, Señal, Gente, El Universal y la revista Siempre, e incluso trabajó en Elektra (las tiendas del catálogo).>>
[1]

El historiador Jean Meyer en el prólogo de la edición actual de Rescoldo, escribió sobre Estrada: << Su vida fue breve, intensa, peligrosa. Animado por una doble vocación de escritor y testigo, se ganó a duras penas el pan de sus hijos, trabajando como periodista y mil usos. Valiente, publicó reportajes atrevidos sobre el caciquismo en Baja California y San Luis Potosí; a la hora del movimiento cívico potosino encabezado por el doctor Nava se la jugó publicando La grieta en el yugo, libro que le valió la persecución, los sustos, el acoso constante que le llevaron a una muerte prematura.

Tuve la suerte de conocer a Antonio Estrada gracias a Juan Rulfo, que admiraba su talento, lo defendió en La Casa del Escritor Mexicano y lo siguió ayudando, hasta después de su temprana muerte. Dolores Maldonado, su viuda, contó a Antonio Avitia que Rulfo le mandaba dinero cada mes, para ella y sus seis hijos. >>
[2] Posteriormente el hijo de Jean Meyer, Matías, director de cine, adquirió los derechos de Rescoldo para filmar la película “Los últimos cristeros”, pero desafortunadamente el guión no se vio por ninguna parte y la película fue un fracaso (ver post: Los últimos cristeros, la película, octubre 2012).

Dentro de mi hipótesis, entra también la gran identificación de Juan Rulfo con otro huérfano, hijo de un padre asesinado violentamente, igual que el suyo, internado en un orfanato igual que él y que luchaba a pesar de las limitaciones económicas por abrirse paso como escritor. Ello lo llevó a entablar una gran amistad y a apoyarlo. E
l mejor reconocimiento póstumo de su amigo Rulfo fue cuando expresó que Rescoldo era "una de las cinco mejores novelas mexicanas"

En el link siguiente podrá apreciarse su vasta, pero desconocida obra, algunas de ellas inconclusas: http://www.bibliotecas.tv/avitia/indices/antonio_estrada01.html




[1] Avitia Hernández Antonio, Antonio Estrada, una literatura en el ostracismo, Gobierno del Estado de Durango, Durango, Dgo, 1994.  

[2] Estrada Antonio, Rescoldo Los últimos cristeros, Ediciones Encuentro, Madrid, 2010.



Bibliografía:

Avitia Hernández Antonio, Antonio Estrada, una literatura en el ostracismo, Gobierno del Estado de Durango, Durango, Dgo, 1994.
Chorén de Ballester Josefina y otras, Literatura Mexicana e Hispanoamericana, Grupo Editorial Patria, México, 2011.
Estrada Antonio, Rescoldo Los últimos cristeros, Ediciones Encuentro, S. A. (Madrid) y Editorial Jus, S.A. de C.V. (México), 2010.
Rulfo Juan, El llano en llamas, Editorial RM, S.A. de C.V.  México, 2005

miércoles, 2 de octubre de 2013

...Y SE DETUVO LA INTERVENCIÓN ARMADA CONTRA SIRIA




La crónica de nuestros días


Se veía difícil, muy difícil, más bien imposible detener la guerra. Ya se había echado a andar la maquinaria bélica de los imperios anglosajones, apoyada por la antigua colonizadora de la región: Francia. Los expertos de la ONU, comisionados en Siria no habían dado aún su veredicto. Solo una voz se había levantado, fuerte enfática, repitiendo la frase de Juan Pablo II “Nunca más la guerra”. El domingo 25 de agosto, el Papa durante el Angelus, manifestó: <<Hago un llamamiento a la comunidad internacional para que se muestre más sensible hacia aquella trágica situación y ponga todo su empeño para ayudar a la querida nación siria a encontrar una solución a una guerra que siembra destrucción y muerte. Todos juntos recemos a la Virgen Reina de la Paz: María Reina de la Paz ruega por nosotros.>>

La nota de Reuters del ese día 25 señalaba <<El primer ministro británico, David Cameron, y el presidente estadounidense, Barack Obama, han reiterado que la comunidad internacional debe dar una "grave respuesta" al supuesto uso de armas químicas en Siria y han ordenado a sus respectivos equipos examinar "todas las posibilidades". Según ha informado un portavoz de Downing Street a través de un comunicado, Cameron y Obama han hablado por teléfono para analizar la situación en Siria, después del supuesto ataque con armas químicas llevado a cabo por las fuerzas gubernamentales sobre el este de Damasco.

Esta madrugada, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, ha asegurado que su Gobierno está preparado para ejercer "cualquier opción" militar que Obama ordene en respuesta a los supuestos ataques con armas químicas en la guerra civil siria. "El presidente Obama ha pedido al Departamento de Defensa que prepare alternativas para todas las contingencias. Lo hemos hecho y estamos preparados para ejercer cualquier opción", ha dicho Hagel desde Kuala Lumpur, donde se encuentra de visita oficial.>>

Un aguerrido Primer Ministro de Gran Bretaña -David Cameron-, acuñó el irónico término de “Intervención Humanitaria” que le permitiría actuar <<Aunque la acción quedase bloqueada en el Consejo de Seguridad de la ONU>>

El día 28, el Papa Francisco tuvo una entrevista con el Rey de Jordania Abdullah II, fervoroso promotor de la paz en el Medio Oriente 

Y entonces –el día 29-, empezaron las sorpresas: el Parlamento del Reino Unido rechazó la participación de Gran Bretaña en una acción militar contra Siria. <<Con 285 votos en contra y 272 a favor, los parlamentarios británicos desecharon de manera definitiva la propuesta de Cameron de sumarse a Estados Unidos para lanzar un ataque internacional contra el gobierno sirio de Bashar al-Assad, reportó la cadena BBC.

El líder legislativo del opositor Partido Laborista, Ed Miliband, consideró que el Parlamento reaccionó en contra del liderazgo "arrogante y temerario" del primer ministro Cameron, quien por su parte prometió acatar la decisión parlamentaria.>>

Mientras en Estados Unidos, el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, le envió una carta al presidente Obama para pedir que consultara al Congreso antes de tomar una decisión sobre la respuesta al gobierno sirio. Expreso que Obama "debe explicar de forma clara cómo la acción militar garantizará los objetivos de Estados Unidos y cómo ésta encaja en nuestra política en general", Sin embargo no puso como condición un voto legislativo para autorizar el uso de cualquier tipo de respuesta bélica en Siria.
Ante la defección de su socio Cameron, la Casa Blanca, si bien no tomó en cuenta al Congreso cuando apoyó los bombardeos de Reino Unido y Francia contra Libia en 2011; en esta ocasión se sintió presionada a presentar a legisladores la justificación de una eventual acción armada contra Siria.

El día 31, Francisco reunió a los responsables de la diplomacia vaticana para estudiar las distintas líneas a adoptar para promover la paz en Siria y el Medio Oriente.

Durante el Angelus del domingo 1 de septiembre, ante la multitud congregada en la basílica de San Pedro, el Papa habló en tono fuerte y dramático, tal como lo hicieran los profetas del Antiguo Testamento:

- "Quiero hacerme intérprete del grito que sale de toda las partes de la tierra, del corazón de todos, con angustia creciente: el grito de la paz"

- "Es el grito que dice con fuerza: Queremos un mundo de paz, queremos que en nuestra sociedad llena de conflictos reine la paz"



- "Nunca más la guerra"

- "La paz es un don demasiado precioso, que debe ser promovido y tutelado".

- "Vivo con sufrimiento las situaciones de conflicto, pero estos días mi corazón está profundamente herido por lo que está sucediendo en Siria"

- "Lanzo un fuerte llamamiento por la paz"

- "¡Cuántos niños no podrán ver la luz del futuro!"

- "No se puede escapar del juicio de Dios y de la Historia a nuestras acciones"

- "Guerra llama a guerra, violencia llama a violencia"

- "Con toda mi fuerza, pido a las partes en conflicto que escuchen la voz de su propia conciencia y no se encierren en sus propios intereses"

- "Exhorto a la comunidad internacional para que promueva iniciativas claras para la paz en aquella nación basadas en el diálogo"

- "¿Qué podemos hacer nosotros por la paz en el mundo?"

- "¡Que una cadena de empeño por la paz una a todos los hombres y a las mujeres de buena voluntad! Es una invitación fuerte y urgente que dirijo a la entera Iglesia Católica, pero que extiendo a todos los cristianos de las demás Confesiones, a los hombres y mujeres de toda religión y también a aquellos hermanos y hermanas que no creen: la paz es un bien que supera toda barrera, porque es un bien de toda la humanidad”.

- “Por esto, hermanos y hermanas, he decidido convocar para toda la Iglesia el próximo 7 de septiembre, víspera de la fiesta de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio, y en el mundo entero, y también invito a unirse a esta iniciativa, según el modo que considerarán más oportuno, a los hermanos cristianos no católicos, a los pertenecientes a las demás religiones y a los hombres de buena voluntad”.

- “El 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, aquí, desde las 19.00 y hasta las 24.00, nos reuniremos en oración y en espíritu de penitencia para invocar de Dios este gran don para la amada nación siria y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el mundo”.

- “María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!”.

El 4 de septiembre fue el Parlamento francés el que cuestionó la decisión del jefe de Estado para involucrarse en una lógica militarista, ignorando la situación de urgencia humanitaria y las opciones alternativas, comprometiendo al país en una aventura conducida por Estados Unidos.

“El pueblo francés no quiere esta guerra. Hay que escucharlo”, expresó André Chassaigne. 

Vino luego, la reunió del G-20 en San Petesburgo los días 5 y 6 de septiembre. Aunque la agenda de la Cumbre era económica, se esperaba que el tema de Siria entrase a discusión.

El Papa Francisco envió una carta al Anfitrión, el presidente Vladimir Putin, pero extensiva a todos los Jefes de estado: “A los líderes presentes, a todos y cada uno de ustedes, hago un llamado para que encuentren la manera de superar sus posiciones en el conflicto, dejando de lado una intervención militar como solución. Más bien, que haya un compromiso de buscar, con coraje y determinación una solución pacífica mediante el diálogo y la negociación de las partes, con el apoyo unánime de la comunidad internacional”. Sin embargo no hubo mayor repercusión al parecer y concluyó la cumbre de San Petesburgo.

La prensa internacional reportaba el envío de barcos rusos al Mediterráneo y entonces vino la declaración de Putin de que “Rusia apoyaría a Siria en caso de un ataque” 

Y llegó la jornada de penitencia y oración por la paz en Siria, en Medio Oriente y en el Mundo (Ver post: Francisco y el milagro del ícono). Cerca de 100,000 personas en la plaza de San Pedro, pero millones de católicos, cristianos de otras denominaciones, los musulmanes de Siria y gente de buena voluntad en todo el mundo se unieron a la jornada y siguieron orando los días subsecuentes. 

El político y humanista Josep Miró nos narra: <<Cuando todo parecía consumado, y el ataque americano a Siria un hecho inexorable, una cadena de acontecimientos imprevistos ha abierto una ventana a la no agresión, y quizás constituya un primer paso para la paz.

En su periplo para formar una alianza favorable a su ataque, John Kerry visitó Londres y, en el transcurso de la rueda de prensa y de manera improvisada y "retórica", según sus asesores, dio un ultimátum a Siria para que entregara su arsenal químico en el plazo de una semana si quería evitar la intervención bélica. 

Evidentemente, en esta improvisación no había ninguna voluntad de rectificar lo previsto, entre otras cosas porque este miércoles el Senado norteamericano tenía que debatir el apoyo a la iniciativa del presidente. Un debate, sea dicho de paso, que ha quedado pospuesto como consecuencia de los sucesos que siguieron a la improvisación de Kerry. 

De una manera muy rápida, el ministro ruso de Exteriores, recogiendo las palabras de Kerry al vuelo, reaccionó y lanzó a la opinión pública la oferta de que Estados Unidos no atacara a cambio de que Siria aceptara el control de todo su arsenal químico. Rápidamente, el ministro sirio que estaba de visita en Moscú aceptó esta proposición y también, a gran velocidad, el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, se ofreció para respaldarla desde el Consejo General de Naciones Unidas. Finalmente, Obama ha aceptado una negociación sobre aquel país.>>

Y vino la ofensiva diplomática rusa, apoyada por Alemania, Japón, Reino Unido y China, en el cual el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov conjuntamente con Siria elaboraron un plan de destrucción de arsenales de armas químicas, quitando a “los aliados” la justificación de cualquier intervención 

Vinieron las encuestas de EE UU, que reflejaron una opinión pública cansada de las guerras en Oriente Medio; en donde el 61% de los encuestados dijeron que querían que el Congreso votara en contra de autorizar ataques militares de Estados Unidos en Siria. En comparación, el 26% dijo que los apoyaban, y el resto se mostró indeciso.

Sólo el 16% de los estadounidenses dijeron no creer que los ataques limitados derivarían en una campaña militar más larga, señaló la encuesta. Y una mayoría abrumadora —el 75%— indicó que no respalda el envío de tropas de Estados Unidos a Siria. Pero también otra encuesta reveló un rechazo del 75% por parte de las fuerzas armadas.

Finalmente Obama reconoció ante Fox News que el pueblo estadounidense “no está convencido” y que los congresistas tienen muchos interrogantes, por lo que su gobierno perseguirá una “vía diplomática.


La milenaria enseñanza bíblica



Aunque para muchos la Biblia pudiera parecer un libro histórico; la Biblia es en esencia la “historia de la salvación”. Inicialmente del pueblo de Israel (Antiguo Testamento) y posteriormente de toda la humanidad (Nuevo Testamento).

La Biblia contiene muchos géneros literarios y si bien uno de ellos es la narrativa que comprende el subgénero de narrativa histórica, ésta última, no lo es a la usanza del rigor actual, es decir, al hagiógrafo le interesaba más que plasmar hechos exactos, hacer ver la enseñanza, de la acción de Dios en el acontecer histórico, tal es el caso, que nos narra el capítulo 3 del libro de Jonás:

<<Por segunda vez fue dirigida la palabra de Yahveh a Jonás en estos términos:”Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama el mensaje que yo te diga.” Jonás se levantó se levantó y fue a Nínive conforme a la palabra de Yahveh. Nínive era una ciudad grandísima de un recorrido de tres días. Jonás comenzó a adentrarse en la ciudad, e hizo un día de camino proclamando: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”.

Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal desde el mayor al menor. La palabra llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono, se quitó su manto, se cubrió de sayal y se sentó en la ceniza. Luego mandó pregonar y decir en Nínive: “Por mandato del rey y de sus grandes, que hombres y bestias, ganado mayor y menor, no prueben bocado ni pasten, ni beban agua. Que se cubran de sayal y clamen a Dios con fuerza: que cada uno se convierta de su mala conducta y de la violencia que hay en sus manos. ¡Quién sabe! Quizá vuelva Dios y se arrepienta, se vuelva del ardor de su cólera, y no perezcamos.” Vio Dios lo que hacían, como se convirtieron de su mala conducta y se arrepintió Dios del mal que había determinado hacerles, y no lo hizo.>>

¿Podríamos decir que en estos días hemos presenciado la actualización de esta lección del Antiguo Testamento?, en donde el Papa Francisco a manera del profeta Jonás, se dirigió no a Nínive sino al mundo entero, denunciando el riesgo de una conflagración en el Medio Oriente. Convocó a una velada de ayuno y oración de cristianos, musulmanes y de todo aquel hombre o mujer de buena fe que quisiera unirse a ella (hay que aclarar que los monasterios de Siria, llevaban ya días ayunando y orando, y que muchos han seguido con alguna penitencia y orando por la paz en sus templos, o en la intimidad de sus hogares).

A diferencia de la lectura del Antiguo Testamento, ahora conocemos más a Dios y sabemos que no “arde en cólera” y no se “arrepiente del mal que hubiere determinado hacernos”. Ahora, no por nuestros descubrimientos, sino por su revelación, sabemos que es el “Señor de la Divina Misericordia”, presto a perdonarnos. Gracias al místico y gran político del siglo XX, Juan Pablo II, -que buscaba disminuir la trascendencia de su actuar, al referirse continuamente a “Jesucristo como Señor de la Historia”-, sabemos que: “Dios quiere intervenir en la historia de los hombres, pero nunca sin su participación”.

Católicos, cristianos episcopales, maronitas, coptos, ortodoxos, caldeos, musulmanes y muchos hombres y mujeres de buena voluntad, hemos pedido con fe la paz, y aunque no hay aún un tratado firmado, se ha detenido la “intervención humanitaria” y hay negociaciones para la paz que incluyen no solo a Siria, sino a toda la región, incluyendo a Irán e Israel.

Por su parte el Papa Francisco a invitado a seguir orando "con paciencia y perseverancia" hasta conseguir la paz. 


miércoles, 25 de septiembre de 2013

EL DESCONOCIDO PLAN DE IGUALA


“PLAN DE YNDEPENDENCIA DE LA AMÉRICA SEPTENTRIONAL”





Consideraciones iniciales


Ahora, muchos años después de haber cursado la educación básica y media y al haber leído y analizado a fondo el Plan de Iguala que consta de tan sólo 24 breves artículos, me pregunto el por qué nunca lo estudiamos en clase de historia. ¡Cuánta tinta y consideraciones nos habríamos ahorrado con sólo leerlo y meditar un poco en su contenido! A quiénes he inquirido sobre si tuvieron ocasión de leerlo en sus cursos de historia, me confirman una respuesta negativa.

Aunque signado, también por Vicente Guerrero, fue obra exclusiva de Agustín de Iturbide. En él plasmó su visión de un México independiente, de los principios que lo inspirarían y del régimen que se instauraría, una vez conseguida la independencia. “Obra maestra de política y saber” fue llamado por el “padre del liberalismo” Lorenzo de Zavala

¿Alguien pensaría que en este breve plan, se estamparían las garantías individuales, los derechos humanos, hoy tan en boga? (artículos 12, 13, 20).

Al analizarlo, a muchos extrañará que Iturbide pensará en una moderna monarquía constitucional, es decir, no absoluta, sino moderada por una constitución, -pero eso sí- una constitución “peculiar” y “adaptable” a nosotros, un instrumento muy distinto al producto del pensamiento masónico-liberal francés que era la Constitución de Cádiz (artículos 3, 11).

Además de una constitución Iturbide pensaba en una división de poderes, ya que además del monarca o emperador existirían las Cortes (Congreso), -cuyo principal papel sería dotar al país de esa constitución-, y un poder judicial (artículos 21,24).


Nueva España al iniciar 1820


<<A comienzos de 1820, el dominio español se había vuelto a consolidar en la Nueva España después de años de luchas internas. Diversos factores habían contribuido a ello: el agotamiento de una sociedad envuelta en 10 años de guerra civil, el restablecimiento de la autoridad real –un tanto mermada- en la persona de Fernando VII, El deseado, y la derrota insurgente motivada, entre otras razones, por la incapacidad del proyecto iniciado por Hidalgo y continuado por Morelos para atraerse el apoyo de las élites criollas debido, entre otras razones, a que predicó la destrucción de los peninsulares. [...]

Una concesión de indultos fue favorecida por el virrey Juan Ruiz de Apodaca y tuvo los resultados esperados, ya que buena parte de los antiguos insurgentes depuso las armas y volvió a sus lugares de origen “a dedicarse al comercio, agricultura e industria”, lográndose, al finalizar la segunda década del siglo un evidente repunte en la actividad económica. Los habitantes de la Nueva España gozaron nuevamente de los beneficios de la paz, y la armonía de las clases sociales, seriamente afectadas por el estallido de Dolores, pareció restablecerse. Tanto criollos como peninsulares, castas, mestizos e indígenas nuevamente ejercieron las tareas que les correspondían según el rígido orden estamental que les correspondía. Las tropas expedicionarias y las milicias provinciales volvieron a sus cuarteles, salvo las encargadas de sofocar a las pocas partidas de guerrilleros insurgentes que no amenazaban ya a la estabilidad del reino. La Iglesia, por su parte, pareció retomar el control sobre una parte del clero que activamente había participado en la insurgencia o que había protestado el favor del fuero eclesiástico. Derogados los decretos de las Cortes de Cádiz, que la afectaron nada parecía amenazarla. >>


Restablecimiento de la Constitución de Cádiz de 1812


El 1° de enero de 1820 el teniente coronel Rafael del Riego [1] al grito de ¡viva la Constitución!, amotinó a las tropas acantonadas en localidad de Las Cabezas de San Juan, a unos sesenta kilómetros de Cádiz en el camino de Sevilla, mientras esperaban en el puerto gaditano ser embarcadas rumbo a las Américas. Riego formó una Junta Consultiva que tomó como rehén al soberano español, obligándolo a restablecer la Constitución de 1812.

Ante la noticia del restablecimiento y jura por el rey de la Constitución, conocida en la Nueva España a principios de abril, <<“se manifestó la mayor inquietud en los espíritus”, por lo que el virrey Apodaca pensó en aplazar y, de ser posible, evitar el juramento debido. Sin embargo, la presión de los grupos adictos a la Constitución, entre los que destacaban los comerciantes, los masones y las tropas expedicionarias, obligó primero al comandante Dávila de Veracruz y finalmente al propio virrey a jurarla a fines de mayo. A partir de ese momento, se proclamó en todas las provincias “jurando observarla todas las autoridades civiles, militares y eclesiásticas”. La Constitución al no obtener la adhesión general de todos los grupos que integraban la sociedad novohispana, fue la clave para explicar y entender la fase final de la independencia en México. Como afirmara un testigo de la época al comentar la jura de la Constitución, “esperen ustedes la independencia, que es lo que va a resultar de todo esto”


La Profesa y otras conjuras


Los primeros en reaccionar en forma desfavorable contra la Constitución fueron los grupos y autoridades peninsulares –civiles y eclesiásticas- que habían sido nombradas a partir del regreso de Fernando VII a España y que se vieron afectadas por el talante liberal de esta carta fundamental, planteándose incluso la posibilidad de desconocerla.

Durante mayo de 1820 en la casa de los oratorianos de México, conocida como La Profesa, se reunió un grupo de personas inconformes con la restauración constitucional y decidido, de ser posible, a impedir su aplicación en México. Entre los asistentes se encontraban el canónigo Matías de Monteagudo, el regente de la real Audiencia, Miguel Bataller, y el ex inquisidor José Tirado, contando con el apoyo velado del propio virrey Apodaca. [...] Su plan consistía en declarar la falta de libertad de Fernando VII para jurar la constitución y, en consecuencia, facultar al virrey para continuar en el gobierno de la Nueva España, en forma independiente al gobierno liberal instalado en España y bajo la vigencia de las Leyes de Indias, es decir, “la actitud y los argumentos del Ayuntamiento de México en 1808...se reproducían con intención contraria”. Para ejecutar este plan convinieron en la necesidad de contar con el apoyo de un militar de confianza, al que creyeron encontrar paradójicamente no en un español, quizá por la influencia que la masonería tenía ya por entonces en las filas realistas, sino en un militar criollo: el coronel Agustín de Iturbide, quien después de asistir a unos ejercicio espirituales en La Profesa y de conferenciar con Apodaca, aparentó ofrecer sus servicios para la realización del plan. Nada, sin embargo se pudo hacer, pues el 31 de mayo el virrey se vio obligado a jurar a la Constitución, juramento que le impidió llevar a cabo los planes de los conjurados. Después del juramento virreinal. Siguió el de todas las corporaciones civiles y eclesiásticas que se comprometieron a marchar por la “senda constitucional”, a ejemplo de su rey.

Una vez establecido el orden constitucional, en el lapso comprendido entre los meses de junio a diciembre de 1820, se forjaron otros proyectos y se fraguaron conjuras dirigidas a los más diversos propósitos: “en todas partes se hacían juntas clandestinas en las que se trataba del sistema de gobierno que debía adoptarse”, e incluso al mismo Fernando VII se le atribuye uno de esos proyectos dirigidos a Apodaca y tendiente a salvar sus derechos absolutos, ya que no en la vieja España, cuando menos en la Nueva. Como quiera que sea y en medio de un ambiente caldeado por una intensa labor panfletaria, Iturbide comenzó a elaborar su propio plan, destinado, éste sí, a triunfar. 


Surgimiento y difusión del plan


El plan fue fraguado en octubre de 1820, aunque sufrió modificaciones por las sugerencias que amigos le hicieron a Iturbide. A ello es debido que existan diversas versiones del plan, ya sean manuscritas o impresas y que se conservan hasta nuestros días.

Iturbide, reenganchado en el servicio de la Corona española, aunque ya no en la ejecución de ningún plan fue asignado a combatir a la guerrilla de Vicente Guerrero. Inició correspondencia y comunicación a través de enviados personales con Guerrero y a principios de 1821 empezó a entablar negociaciones dirigidas a consumar la independencia sobre las bases propuestas en el Plan de Iguala

El plan se hizo público el 24 de febrero de 1821, en la pequeña población de Iguala y se promulgó y juró solemnemente por los primeros oficiales y la tropa del nuevo ejército de las Tres Garantías en el mismo pueblo de Iguala entre el 1 y el 2 de marzo.

<< El contenido del plan propuesto en Iguala fue dado a conocer por Iturbide a través de una amplia correspondencia a un buen número de personas importantes: al virrey Apodaca, al arzobispo Fonte, de México, y al obispo Ruiz Cabañas, de Guadalajara: al fiero mariscal Cruz de la Nueva Galicia, al comandante Rafael Dávila, de Veracruz, y a militares de alta graduación, como Pedro Celestino Negrete; al propio rey Fernando VII y hasta las Cortes reunidas en Madrid, con el objeto de asegurarse la adhesión de estos europeos a su causa. Durante los meses siguientes la imprenta adquirida en Puebla por medio del presbítero Furlong no descansó: copias del plan, órdenes, actas y un periódico, El Mejicano Independiente, se encargaron de dar a conocer con más precisión y a mayor número de personas las verdaderas intenciones de Iturbide. Impresos, cartas y entrevistas personales llevadas a cabo por enviados de confianza del primer jefe del Ejército Trigarante dieron a la larga el fruto esperado. >>[2]


Consecuencias del Plan


Las adhesiones al plan, empezaron el en sur, luego simultáneamente en el oriente y en el bajío. En los primeros días de marzo llegaron al cuartel trigarante noticias de adhesiones de jefes, soldados, guarniciones, villas y ciudades: Echávarri, Miguel Torres, en Sultepec, Vicente Endérica y el teniente coronel Berdejo en Chilpancingo, Nicolás Bravo. Siguieron en el curso del mes los criollos José Joaquín Herrera y Antonio López de Santa Anna en la zona de Veracruz y el Bajío, Luis Cortázar y Anastasio Bustamante, que tomaron Amoles, Salvatierra, Celaya y Guanajuato. Salamanca, Silao, Irapuato, León y San Miguel se adhirieron espontáneamente.

<< En Michoacán, Juan Domínguez y Miguel Barragán, ex oficiales realistas, incorporaron Apatzingán y Ario, y entraron unidos a Pátzcuaro para conocer la adhesión de los capitanes Vicente Filisola y Juan José Codallos. Don Ramón Rayón se presentó a Iturbide en Cutzamala y fue encargado de rehabilitar el viejo fuerte de Cóporo: en mayo y junio se adhirieron Guadalupe Victoria, Quintanar y, por fin Pedro Celestino Negrete, quién declaró la independencia en Tlaquepaque.

En el campo realista, el ánimo era muy distinto, ya que si bien se dieron numerosas deserciones, el grueso de las tropas expedicionarias permanecieron leales a la corona española; no obstante las noticias de las defecciones y del rápido avance del movimiento trigarante, así como la indecisión de muchos oficiales criollos del ejército realista sobre el partido que debían tomar; más la aparentemente lenta reacción del Conde del Venadito para sofocar en forma eficaz la llama de la nueva rebelión hicieron que la débil cohesión que se mantenía dentro de las filas realistas por fin se derrumbara. En efecto, la derrota en la Hacienda de la Huerta, en las inmediaciones de Toluca, y la capitulación de las tropas de Domingo Luaces de Querétaro, marcaron el límite de la paciencia de las tropas expedicionarias que, exasperadas, obligaron a Apodaca a dimitir del mando superior de la Nueva España el día 5 de julio, nombrando en su lugar al mariscal de campo Francisco Novella. De esta forma, los propios españoles violaban flagrantemente la vigencia de la constitución que habían jurado obedecer hacía casi un año, hecho que no pasó inadvertido por la mayoría de las corporaciones civiles de la Ciudad de México –Audiencia, Diputación Provincial y Ayuntamiento- que, conscientes del golpe de estado llevado a cabo por los militares y contrarios a la supresión de la libertad de imprenta decretada por Apodaca días antes, a duras penas reconocieron la autoridad del usurpador Novella. En adelante les quedaría claro que, ante dos movimientos igualmente anticonstitucionales, resultaba más conveniente para sus intereses inclinarse por aquel que aseguraba la independencia y la construcción de un nuevo orden constitucional al cual podrían contribuir a edificar. >>[3]


El documento


Debemos distinguir en entre el plan original de Iturbide o borrador que consta de 23 artículos, más una “Proclama inicial”, así como una “Proclama final” y que fue publicado en La Abeja Poblana (Puebla) seis días después de su promulgación (1 de marzo de 1821) y el publicado el 24 de febrero de 1821 o Plan e indicaciones para el Gobierno que debe instalarse provisionalmente con el objeto de asegurar nuestra sagrada religión y establecer la Independencia del Imperio Mexicano, el cual consta de 24 artículos, que es “una versión mejor redactada, más precisa y más completa”
A continuación se presentan en forma comparativa ambas versiones:

Plan de Iguala


Plan e indicaciones para el Gobierno que debe instalarse provisionalmente con el objeto de asegurar nuestra sagrada religión y establecer la Independencia del Imperio Mexicano y tendrá el título de Junta Gubernativa de la América Septentrional, propuesto por el Sr. Coronel D. Agustín de Iturbide al Excelentísimo señor Virrey de Nueva España, Conde del Venadito.

Plan original o borrador
Plan o indicaciones
1° La religión católica, apostólica, romana, sin tolerancia de otra alguna.
1° La religión de la Nueva España es y será la católica, apostólica, romana, sin soberanía [tolerancia] de otra alguna.

2° La absoluta independencia de este reino
La Nueva España es independiente de la antigua y de toda otra potencia, aun de nuestro continente.

3° Gobierno monárquico templado por una constitución análoga al país
3° Su gobierno será monarquía moderada, con arreglo a la constitución peculiar y adaptable del reino.

4° Fernando VII, y en sus casos los de su dinastía o de otra reinante serán los emperadores, para hallarnos con un monarca ya hecho, y precaver los atentados funestos de la ambición
Será su emperador el señor don Fernando VII, y no presentándose personalmente en México dentro del término que las Cortes señalaren a prestar el juramento, serán llamados en su caso el serenísimo señor infante don Carlos, el señor don Francisco de Paula, el archiduque Carlos u otro individuo de casa reinante que estime por conveniente el Congreso.

5° Habrá una junta ínterin [4] se reúnen las córtes, que haga efectivo este plan,
Ínterin las Córtes se reúnen, habrá una Junta que tendrá por objeto tal reunión y hacer que se cumpla con el Plan en toda su extensión.

6° Ésta se nombrará gubernativa, y se compondrá de los vocales ya propuestos al señor virrey
6° Dicha junta, que se denominará gubernativa, debe componerse de los vocales de que habla la carta oficial dirigida al excelentísimo señor Virrey.

7° Gobernará en virtud del juramento que tiene prestado al rey, ínterin éste se presenta en México y lo presta y hasta entonces se suspenderán todas ulteriores órdenes.
Ínterin el señor don Fernando VII se presenta en México y hace el juramento, gobernará la junta a nombre de Su Majestad, en virtud del juramento de fidelidad que le tiene prestado la nación; sin embargo de que se suspenderán todas las órdenes que diese, interín no haya prestado dicho juramento.

8° Si Fernando VII no se resolviere a venir a México, la junta o la regencia mandará á nombre de la nación, mientras se resuelve la testa que deba coronarse.

8° Si el señor don Fernando VII no se dignare venir a México, interín se resuelve el emperador que debe coronarse, la junta o la regencia mandará en nombre de la nación.

9° Será sostenido este gobierno por el ejército de las Tres Garantías.
Este gobierno será sostenido por el ejército de las Tres Garantías, de que se hablará después.

10° Las córtes resolverán si ha de continuar esta junta o substituirse una regencia, mientras llega el emperador.
10° Las Córtes resolverán la continuación de la junta o si debe sustituirla una regencia, ínterin llega la persona que debe coronarse.

11° Trabajarán luego que se unan, la constitución del imperio mexicano,
11° Las Córtes establecerán en seguida la Constitución del imperio mexicano.

12° Todos los habitantes de él, sin otra distinción, que  su mérito y virtudes, son ciudadanos idóneos para optar cualquier empleo.

12° Todos los habitantes de la Nueva España, sin distinción, alguna de europeos, africanos ni indios, son ciudadanos de esta monarquía con opción a todo empleo, según su mérito y virtudes.

13° Sus personas y propiedades serán respetadas y protegidas.

13° Las personas de todo ciudadano y sus propiedades serán respetadas y protegidas por el gobierno.

14° El clero secular y regular será conservado en todos sus fueros y propiedades.
14° El clero secular y regular será conservado en todos sus fueros y preeminencias.

15° Todos los ramos del estado y empleados públicos, subsistirán como en el día, y sólo serán removidos los que se opongan a este plan, y substituidos por los que más se distingan en su adhesión, virtud y mérito.
15° La junta cuidará de que todos los ramos del Estado queden sin alteración alguna, y todos los empleados políticos, eclesiásticos, civiles y militares, en el estado mismo en qué existen en el día [Sólo serán removidos los que manifiesten no entrar en el plan substituyendo en su lugar los que más se distingan en virtud y mérito].

16° Se formará, un ejército protector que se denominará: de las Tres Garantías, y que se sacrificará del primero al último de sus individuos antes que sufrir la más ligera infracción de ellas.
16° Se formará, un ejército protector que se denominará de las Tres Garantías, porque bajo su protección toma, lo primero, la conservación de la religión católica, apostólica, romana, cooperando por todos los medios que estén a su alcance, para que no haya mezcla alguna de otra secta y se ataquen oportunamente los enemigos que puedan dañarla; lo segundo, la independencia bajo el sistema manifestado; lo tercero, la unión, íntima de americanos y europeos; pues garantizando bases tan fundamentales de la felicidad de Nueva España, antes que consentir la infracción de ellas, se sacrificará dando la vida del primero al último de sus individuos.

17° Este ejército observará a la letra la Odenanza; y sus gefes y oficialidad continuará en el pié en que están, con la espectativa no obstante á los empleos vacantes, y a los que se estimen de necesidad ó conveniencia.
17° Las tropas del ejército observarán la más exacta disciplina a la letra de las ordenanzas, y los jefes y oficialidad continuarán bajo el pie en que están hoy; es, decir, en sus respectivas clases con opción a los empleos vacantes y que vacasen por los que no quisieren seguir sus banderas o cualquiera otra causa, y con, opción a los que se consideren de necesidad o conveniencia.

18° Las tropas de que se componga; se considerarán como de línea y lo mismo las que abracen luego este plan: las que lo difieran y los paisanos que quieran alistarse, se mirarán como milicia nacional, y el arreglo y forma de todas, lo dictarán las córtes.

18° Las tropas de dicho ejército se considerarán como de línea.

19° Los empleos se darán en virtud de informes de los respectivos gefes y á nombre de la nación provisionalmente.
19° Lo mismo sucederá con las que sigan luego este Plan. Las que no lo difieran, las del anterior sistema de la independencia que se unan inmediatamente a dicho ejército, y los paisanos que intenten alistarse, se considerarán como tropas de milicia nacional, y la forma de todas para la seguridad interior y exterior del reino la dictarán las Córtes.

20° Ínterin se reunen las córtes, se procederá en los delitos con total arreglo a la constitución española.

20° Los empleos se concederán al verdadero mérito, a virtud de informes de los respectivos gefes y en nombre de la nación provisionalmente.

21° En el de conspiración contra la independencia, se procederá a prisión, sin pasar á otra cosa hasta que las córtes decidan la pena al mayor de los delitos, después del de lesa Magestad divina.

21° Ínterin las Córtes se establecen, se procederá en los delitos con total arreglo a la Constitución española.

22° Se vigilará sobre los que intenten fomentar la división, y se reputarán como conspiradores contra la independencia.
22° En el de conspiración contra la independencia, se procederá a prisión, sin pasar a otra cosa hasta que las Córtes decidan la pena al mayor de los delitos, después del de lesa Magestad divina.

23° Como las córtes que van a instalarse son constituyentes, deben ser elegidos los diputados bajo este concepto. La junta determinará las reglas y el tiempo necesario para el efecto.

23° Se vigilará sobre los que intenten fomentar la desunión, y se reputarán como conspiradores contra la independencia.


24° Como las Córtes que van a instalarse han de ser constituyentes, se hace necesario que reciban los diputados los poderes bastantes para el efecto; y como a mayor abundamiento es de mucha importancia que los electores sepan que sus representantes han de ser para el Congreso de México y no de Madrid, la junta prescribirá las reglas justas para las elecciones y señalará el tiempo necesario para ellas y para la apertura del Congreso. Ya que no puedan verificarse las elecciones en marzo, se estrechará cuanto sea posible, el término.


Reproducido en Fase final de la guerra por la independencia. (Tomado del Mexicano Independiente número 2, publicado en Iguala el 17 de marzo de 1821.) México: Biblioteca Mínima Mexicana, 1955. 99-102. En las dos ocasiones que añadimos texto entre [corchetes], éste corresponde al texto del Plan publicado en La Abeja Poblana (Puebla) seis días después de su promulgación (1 de marzo de 1821). Edición digital de Marina Herbst.


Jorge Pérez Uribe

Notas:
[1] Miembro de la logia masónica Lautaro de Cádiz. Como premio fue nombrado capitán general de Aragón y gran maestre del Gran Oriente 
[2] Jaime del Arenal Fenochio, Un modo de ser libres Independencia y Constitución en México (1816-1822), INEHRM, México, 2010., pág.28 
[3] Op. cit., págs. 28, 29 
[4] Adverbio antiguo del español, que debe entenderse como “en tanto”. Diccionario de la R.A.E



Bibliografía: 
Jaime del Arenal Fenochio, Un modo de ser libres Independencia y Constitución en México (1816-1822), Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones en México, México, 2010.