“PLAN DE YNDEPENDENCIA DE LA AMÉRICA SEPTENTRIONAL”
Consideraciones iniciales
Ahora, muchos años después de haber cursado la educación básica y media y al haber leído y analizado a fondo el Plan de Iguala que consta de tan sólo 24 breves artículos, me pregunto el por qué nunca lo estudiamos en clase de historia. ¡Cuánta tinta y consideraciones nos habríamos ahorrado con sólo leerlo y meditar un poco en su contenido! A quiénes he inquirido sobre si tuvieron ocasión de leerlo en sus cursos de historia, me confirman una respuesta negativa.
Aunque signado, también por Vicente Guerrero, fue obra exclusiva de Agustín de Iturbide. En él plasmó su visión de un México independiente, de los principios que lo inspirarían y del régimen que se instauraría, una vez conseguida la independencia. “Obra maestra de política y saber” fue llamado por el “padre del liberalismo” Lorenzo de Zavala
¿Alguien pensaría que en este breve plan, se estamparían las garantías individuales, los derechos humanos, hoy tan en boga? (artículos 12, 13, 20).
Al analizarlo, a muchos extrañará que Iturbide pensará en una moderna monarquía constitucional, es decir, no absoluta, sino moderada por una constitución, -pero eso sí- una constitución “peculiar” y “adaptable” a nosotros, un instrumento muy distinto al producto del pensamiento masónico-liberal francés que era la Constitución de Cádiz (artículos 3, 11).
Además de una constitución Iturbide pensaba en una división de poderes, ya que además del monarca o emperador existirían las Cortes (Congreso), -cuyo principal papel sería dotar al país de esa constitución-, y un poder judicial (artículos 21,24).
Nueva España al iniciar 1820
Una concesión de indultos fue favorecida por el virrey Juan Ruiz de Apodaca y tuvo los resultados esperados, ya que buena parte de los antiguos insurgentes depuso las armas y volvió a sus lugares de origen “a dedicarse al comercio, agricultura e industria”, lográndose, al finalizar la segunda década del siglo un evidente repunte en la actividad económica. Los habitantes de la Nueva España gozaron nuevamente de los beneficios de la paz, y la armonía de las clases sociales, seriamente afectadas por el estallido de Dolores, pareció restablecerse. Tanto criollos como peninsulares, castas, mestizos e indígenas nuevamente ejercieron las tareas que les correspondían según el rígido orden estamental que les correspondía. Las tropas expedicionarias y las milicias provinciales volvieron a sus cuarteles, salvo las encargadas de sofocar a las pocas partidas de guerrilleros insurgentes que no amenazaban ya a la estabilidad del reino. La Iglesia, por su parte, pareció retomar el control sobre una parte del clero que activamente había participado en la insurgencia o que había protestado el favor del fuero eclesiástico. Derogados los decretos de las Cortes de Cádiz, que la afectaron nada parecía amenazarla. >>
Restablecimiento de la Constitución de Cádiz de 1812
El 1° de enero de 1820 el teniente coronel Rafael del Riego [1] al grito de ¡viva la Constitución!, amotinó a las tropas acantonadas en localidad de Las Cabezas de San Juan, a unos sesenta kilómetros de Cádiz en el camino de Sevilla, mientras esperaban en el puerto gaditano ser embarcadas rumbo a las Américas. Riego formó una Junta Consultiva que tomó como rehén al soberano español, obligándolo a restablecer la Constitución de 1812.
Ante la noticia del restablecimiento y jura por el rey de la Constitución, conocida en la Nueva España a principios de abril, <<“se manifestó la mayor inquietud en los espíritus”, por lo que el virrey Apodaca pensó en aplazar y, de ser posible, evitar el juramento debido. Sin embargo, la presión de los grupos adictos a la Constitución, entre los que destacaban los comerciantes, los masones y las tropas expedicionarias, obligó primero al comandante Dávila de Veracruz y finalmente al propio virrey a jurarla a fines de mayo. A partir de ese momento, se proclamó en todas las provincias “jurando observarla todas las autoridades civiles, militares y eclesiásticas”. La Constitución al no obtener la adhesión general de todos los grupos que integraban la sociedad novohispana, fue la clave para explicar y entender la fase final de la independencia en México. Como afirmara un testigo de la época al comentar la jura de la Constitución, “esperen ustedes la independencia, que es lo que va a resultar de todo esto”
La Profesa y otras conjuras
Los primeros en reaccionar en forma desfavorable contra la Constitución fueron los grupos y autoridades peninsulares –civiles y eclesiásticas- que habían sido nombradas a partir del regreso de Fernando VII a España y que se vieron afectadas por el talante liberal de esta carta fundamental, planteándose incluso la posibilidad de desconocerla.
Durante mayo de 1820 en la casa de los oratorianos de México, conocida como La Profesa, se reunió un grupo de personas inconformes con la restauración constitucional y decidido, de ser posible, a impedir su aplicación en México. Entre los asistentes se encontraban el canónigo Matías de Monteagudo, el regente de la real Audiencia, Miguel Bataller, y el ex inquisidor José Tirado, contando con el apoyo velado del propio virrey Apodaca. [...] Su plan consistía en declarar la falta de libertad de Fernando VII para jurar la constitución y, en consecuencia, facultar al virrey para continuar en el gobierno de la Nueva España, en forma independiente al gobierno liberal instalado en España y bajo la vigencia de las Leyes de Indias, es decir, “la actitud y los argumentos del Ayuntamiento de México en 1808...se reproducían con intención contraria”. Para ejecutar este plan convinieron en la necesidad de contar con el apoyo de un militar de confianza, al que creyeron encontrar paradójicamente no en un español, quizá por la influencia que la masonería tenía ya por entonces en las filas realistas, sino en un militar criollo: el coronel Agustín de Iturbide, quien después de asistir a unos ejercicio espirituales en La Profesa y de conferenciar con Apodaca, aparentó ofrecer sus servicios para la realización del plan. Nada, sin embargo se pudo hacer, pues el 31 de mayo el virrey se vio obligado a jurar a la Constitución, juramento que le impidió llevar a cabo los planes de los conjurados. Después del juramento virreinal. Siguió el de todas las corporaciones civiles y eclesiásticas que se comprometieron a marchar por la “senda constitucional”, a ejemplo de su rey.
Una vez establecido el orden constitucional, en el lapso comprendido entre los meses de junio a diciembre de 1820, se forjaron otros proyectos y se fraguaron conjuras dirigidas a los más diversos propósitos: “en todas partes se hacían juntas clandestinas en las que se trataba del sistema de gobierno que debía adoptarse”, e incluso al mismo Fernando VII se le atribuye uno de esos proyectos dirigidos a Apodaca y tendiente a salvar sus derechos absolutos, ya que no en la vieja España, cuando menos en la Nueva. Como quiera que sea y en medio de un ambiente caldeado por una intensa labor panfletaria, Iturbide comenzó a elaborar su propio plan, destinado, éste sí, a triunfar.
Surgimiento y difusión del plan
El plan fue fraguado en octubre de 1820, aunque sufrió modificaciones por las sugerencias que amigos le hicieron a Iturbide. A ello es debido que existan diversas versiones del plan, ya sean manuscritas o impresas y que se conservan hasta nuestros días.
Iturbide, reenganchado en el servicio de la Corona española, aunque ya no en la ejecución de ningún plan fue asignado a combatir a la guerrilla de Vicente Guerrero. Inició correspondencia y comunicación a través de enviados personales con Guerrero y a principios de 1821 empezó a entablar negociaciones dirigidas a consumar la independencia sobre las bases propuestas en el Plan de Iguala
El plan se hizo público el 24 de febrero de 1821, en la pequeña población de Iguala y se promulgó y juró solemnemente por los primeros oficiales y la tropa del nuevo ejército de las Tres Garantías en el mismo pueblo de Iguala entre el 1 y el 2 de marzo.
<< El contenido del plan propuesto en Iguala fue dado a conocer por Iturbide a través de una amplia correspondencia a un buen número de personas importantes: al virrey Apodaca, al arzobispo Fonte, de México, y al obispo Ruiz Cabañas, de Guadalajara: al fiero mariscal Cruz de la Nueva Galicia, al comandante Rafael Dávila, de Veracruz, y a militares de alta graduación, como Pedro Celestino Negrete; al propio rey Fernando VII y hasta las Cortes reunidas en Madrid, con el objeto de asegurarse la adhesión de estos europeos a su causa. Durante los meses siguientes la imprenta adquirida en Puebla por medio del presbítero Furlong no descansó: copias del plan, órdenes, actas y un periódico, El Mejicano Independiente, se encargaron de dar a conocer con más precisión y a mayor número de personas las verdaderas intenciones de Iturbide. Impresos, cartas y entrevistas personales llevadas a cabo por enviados de confianza del primer jefe del Ejército Trigarante dieron a la larga el fruto esperado. >>[2]
Consecuencias del Plan
Las adhesiones al plan, empezaron el en sur, luego simultáneamente en el oriente y en el bajío. En los primeros días de marzo llegaron al cuartel trigarante noticias de adhesiones de jefes, soldados, guarniciones, villas y ciudades: Echávarri, Miguel Torres, en Sultepec, Vicente Endérica y el teniente coronel Berdejo en Chilpancingo, Nicolás Bravo. Siguieron en el curso del mes los criollos José Joaquín Herrera y Antonio López de Santa Anna en la zona de Veracruz y el Bajío, Luis Cortázar y Anastasio Bustamante, que tomaron Amoles, Salvatierra, Celaya y Guanajuato. Salamanca, Silao, Irapuato, León y San Miguel se adhirieron espontáneamente.
<< En Michoacán, Juan Domínguez y Miguel Barragán, ex oficiales realistas, incorporaron Apatzingán y Ario, y entraron unidos a Pátzcuaro para conocer la adhesión de los capitanes Vicente Filisola y Juan José Codallos. Don Ramón Rayón se presentó a Iturbide en Cutzamala y fue encargado de rehabilitar el viejo fuerte de Cóporo: en mayo y junio se adhirieron Guadalupe Victoria, Quintanar y, por fin Pedro Celestino Negrete, quién declaró la independencia en Tlaquepaque.
En el campo realista, el ánimo era muy distinto, ya que si bien se dieron numerosas deserciones, el grueso de las tropas expedicionarias permanecieron leales a la corona española; no obstante las noticias de las defecciones y del rápido avance del movimiento trigarante, así como la indecisión de muchos oficiales criollos del ejército realista sobre el partido que debían tomar; más la aparentemente lenta reacción del Conde del Venadito para sofocar en forma eficaz la llama de la nueva rebelión hicieron que la débil cohesión que se mantenía dentro de las filas realistas por fin se derrumbara. En efecto, la derrota en la Hacienda de la Huerta, en las inmediaciones de Toluca, y la capitulación de las tropas de Domingo Luaces de Querétaro, marcaron el límite de la paciencia de las tropas expedicionarias que, exasperadas, obligaron a Apodaca a dimitir del mando superior de la Nueva España el día 5 de julio, nombrando en su lugar al mariscal de campo Francisco Novella. De esta forma, los propios españoles violaban flagrantemente la vigencia de la constitución que habían jurado obedecer hacía casi un año, hecho que no pasó inadvertido por la mayoría de las corporaciones civiles de la Ciudad de México –Audiencia, Diputación Provincial y Ayuntamiento- que, conscientes del golpe de estado llevado a cabo por los militares y contrarios a la supresión de la libertad de imprenta decretada por Apodaca días antes, a duras penas reconocieron la autoridad del usurpador Novella. En adelante les quedaría claro que, ante dos movimientos igualmente anticonstitucionales, resultaba más conveniente para sus intereses inclinarse por aquel que aseguraba la independencia y la construcción de un nuevo orden constitucional al cual podrían contribuir a edificar. >>[3]
El documento
Debemos distinguir en entre el plan original de Iturbide o borrador que consta de 23 artículos, más una “Proclama inicial”, así como una “Proclama final” y que fue publicado en La Abeja Poblana (Puebla) seis días después de su promulgación (1 de marzo de 1821) y el publicado el 24 de febrero de 1821 o Plan e indicaciones para el Gobierno que debe instalarse provisionalmente con el objeto de asegurar nuestra sagrada religión y establecer la Independencia del Imperio Mexicano, el cual consta de 24 artículos, que es “una versión mejor redactada, más precisa y más completa”
A continuación se presentan en forma comparativa ambas versiones:
Plan de Iguala
Plan e indicaciones para el Gobierno que debe instalarse provisionalmente con el objeto de asegurar nuestra sagrada religión y establecer la Independencia del Imperio Mexicano y tendrá el título de Junta Gubernativa de la América Septentrional, propuesto por el Sr. Coronel D. Agustín de Iturbide al Excelentísimo señor Virrey de Nueva España, Conde del Venadito.
Plan
original o borrador
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Plan o
indicaciones
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1° La religión católica, apostólica, romana,
sin tolerancia de otra alguna.
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1° La religión de |
2° La absoluta independencia de este reino
|
2°
|
3° Gobierno monárquico templado por una constitución
análoga al país
|
3° Su gobierno será monarquía moderada, con arreglo a la constitución peculiar y
adaptable del reino.
|
4° Fernando VII, y en sus casos los de su
dinastía o de otra reinante serán los emperadores, para hallarnos con un
monarca ya hecho, y precaver los atentados funestos de la ambición
|
4° Será
su emperador el señor don Fernando VII, y no presentándose personalmente
en México dentro del término que las Cortes señalaren a prestar el juramento,
serán llamados en su caso el
serenísimo señor infante don Carlos, el señor don Francisco de Paula, el
archiduque Carlos u otro individuo
de casa reinante que estime por conveniente el Congreso.
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5° Habrá una junta ínterin [4] se reúnen las córtes,
que haga efectivo este plan,
|
5° Ínterin las Córtes se reúnen, habrá una Junta
que tendrá por objeto tal reunión y hacer que se cumpla con el Plan en toda
su extensión.
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6° Ésta se nombrará gubernativa, y se
compondrá de los vocales ya propuestos al señor virrey
|
6° Dicha
junta, que se denominará gubernativa, debe componerse de los
vocales de que habla la carta oficial dirigida al excelentísimo señor Virrey.
|
7° Gobernará en virtud del juramento que tiene
prestado al rey, ínterin éste se presenta en México y lo presta y hasta
entonces se suspenderán todas ulteriores órdenes.
|
7° Ínterin
el señor don Fernando VII se presenta en México y hace el juramento,
gobernará la junta a nombre de Su Majestad, en virtud del juramento de
fidelidad que le tiene prestado la nación; sin embargo de que se suspenderán
todas las órdenes que diese, interín no haya prestado dicho juramento.
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8° Si Fernando VII no se resolviere a venir a
México, la junta o la regencia mandará á nombre de la nación, mientras se
resuelve la testa que deba coronarse.
|
8° Si
el señor don Fernando VII no se dignare venir a México, interín se
resuelve el emperador que debe coronarse, la junta o la regencia mandará en nombre de la nación.
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9° Será sostenido este gobierno por el
ejército de las Tres Garantías.
|
9° Este
gobierno será sostenido por el ejército de las Tres Garantías, de
que se hablará después.
|
10° Las córtes resolverán si ha de continuar
esta junta o substituirse una regencia, mientras llega el emperador.
|
10° Las
Córtes resolverán la continuación de la junta o si debe sustituirla una
regencia, ínterin llega la persona que debe coronarse.
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11° Trabajarán luego que se unan, la
constitución del imperio mexicano,
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11° Las Córtes
establecerán en seguida
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12° Todos los habitantes de él, sin otra distinción,
que su mérito y virtudes, son
ciudadanos idóneos para optar cualquier empleo.
|
12° Todos
los habitantes de
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13° Sus personas y propiedades serán
respetadas y protegidas.
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13° Las
personas de todo ciudadano y sus propiedades serán respetadas y protegidas
por el gobierno.
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14° El clero secular y regular será conservado
en todos sus fueros y propiedades.
|
14° El clero
secular y regular será conservado en todos sus fueros y preeminencias.
|
15° Todos los ramos del estado y empleados
públicos, subsistirán como en el día, y sólo serán removidos los que se
opongan a este plan, y substituidos por los que más se distingan en su
adhesión, virtud y mérito.
|
15° La
junta cuidará de que todos los ramos del Estado queden sin alteración alguna,
y todos los empleados políticos, eclesiásticos, civiles y militares, en el
estado mismo en qué existen en el día [Sólo serán removidos los que
manifiesten no entrar en el plan substituyendo en su lugar los que más se
distingan en virtud y mérito].
|
16° Se formará, un ejército protector que se
denominará: de las Tres Garantías, y
que se sacrificará del primero al último de sus individuos antes que sufrir
la más ligera infracción de ellas.
|
16° Se
formará, un ejército protector que se denominará de las Tres Garantías,
porque bajo su protección toma, lo primero, la conservación de la religión
católica, apostólica, romana, cooperando por todos los medios que estén a
su alcance, para que no haya mezcla alguna de otra secta y se ataquen
oportunamente los enemigos que puedan dañarla; lo segundo, la independencia bajo el sistema manifestado; lo tercero, la unión, íntima de
americanos y europeos; pues garantizando bases tan fundamentales de la
felicidad de Nueva España, antes que consentir la infracción de ellas, se
sacrificará dando la vida del primero al último de sus individuos.
|
17° Este ejército observará a la letra
|
17° Las tropas del ejército observarán la más
exacta disciplina a la letra de las ordenanzas, y los jefes y oficialidad
continuarán bajo el pie en que están hoy; es, decir, en sus respectivas
clases con opción a los empleos vacantes y que vacasen por los que no
quisieren seguir sus banderas o cualquiera otra causa, y con, opción a los
que se consideren de necesidad o conveniencia.
|
18° Las tropas de que se componga; se
considerarán como de línea y lo mismo las que abracen luego este plan: las
que lo difieran y los paisanos que quieran alistarse, se mirarán como milicia
nacional, y el arreglo y forma de todas, lo dictarán las córtes.
|
18° Las tropas de dicho ejército se
considerarán como de línea.
|
19° Los empleos se darán en virtud de informes
de los respectivos gefes y á nombre de la nación provisionalmente.
|
19° Lo mismo sucederá con las que sigan luego
este Plan. Las que no lo difieran, las del anterior sistema de la
independencia que se unan inmediatamente a dicho ejército, y los paisanos que
intenten alistarse, se considerarán como tropas de milicia nacional, y la
forma de todas para la seguridad interior y exterior del reino la dictarán
las Córtes.
|
20° Ínterin se reunen las córtes, se procederá
en los delitos con total arreglo a la constitución española.
|
20° Los
empleos se concederán al verdadero mérito, a virtud de informes de los
respectivos gefes y en nombre de la nación provisionalmente.
|
21° En el de conspiración contra la
independencia, se procederá a prisión, sin pasar á otra cosa hasta que las córtes
decidan la pena al mayor de los delitos, después del de lesa Magestad divina.
|
21° Ínterin
las Córtes se establecen, se procederá en los delitos con total arreglo a
|
22° Se vigilará sobre los que intenten
fomentar la división, y se reputarán como conspiradores contra la
independencia.
|
22° En el de conspiración contra la
independencia, se procederá a prisión, sin pasar a otra cosa hasta que las Córtes
decidan la pena al mayor de los delitos, después del de lesa Magestad divina.
|
23° Como las córtes que van a instalarse son
constituyentes, deben ser elegidos los diputados bajo este concepto. La junta
determinará las reglas y el tiempo necesario para el efecto. |
23° Se vigilará sobre los que intenten
fomentar la desunión, y se reputarán como conspiradores contra la
independencia.
|
24° Como las Córtes que van a instalarse han
de ser constituyentes, se hace necesario que reciban los diputados los
poderes bastantes para el efecto; y como a mayor abundamiento es de mucha importancia que los electores
sepan que sus representantes han de ser para el Congreso de México y no de
Madrid, la junta prescribirá las reglas justas para las elecciones y
señalará el tiempo necesario para ellas y para la apertura del Congreso. Ya
que no puedan verificarse las elecciones en marzo, se estrechará cuanto sea
posible, el término. |
Jorge Pérez Uribe
Notas:
[1] Miembro de la logia masónica Lautaro de Cádiz. Como premio fue nombrado capitán general de Aragón y gran maestre del Gran Oriente
[2] Jaime del Arenal Fenochio, Un modo de ser libres Independencia y Constitución en México (1816-1822), INEHRM, México, 2010., pág.28
[3] Op. cit., págs. 28, 29
[4] Adverbio antiguo del español, que debe entenderse como “en tanto”. Diccionario de la R.A.E
Bibliografía:
[2] Jaime del Arenal Fenochio, Un modo de ser libres Independencia y Constitución en México (1816-1822), INEHRM, México, 2010., pág.28
[3] Op. cit., págs. 28, 29
[4] Adverbio antiguo del español, que debe entenderse como “en tanto”. Diccionario de la R.A.E
Bibliografía:
Jaime del Arenal Fenochio, Un modo de ser libres Independencia y Constitución en México (1816-1822), Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones en México, México, 2010.
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