jueves, 24 de julio de 2014

LA GRAN GUERRA Y FÁTIMA




La Gran Guerra


El 25 de julio de 1914, dio inicio la que por muchos años fue conocida como La Gran Guerra, que duraría más de cuatro años, ya que concluyó hasta el 11 de noviembre de 1918 y en la que murieron cerca de diez millones de personas. Con este nombre fue conocida hasta 1940, en que otra guerra mundial, haría que se le conociera como la I Guerra Mundial

Inconcebible por las estrechas relaciones familiares entre tres de los líderes europeos, ya que el rey Jorge V del Reino Unido era primo del Kaiser Guillermo II de Alemania y del Zar Nicolás II de Rusia. Inconcebible porque los principales líderes europeos eran todos cristianos, aunque bajo distintas denominaciones: Jorge V y Guillermo II eran protestantes, Nicolás II era Ortodoxo y el emperador Francisco José I de Austria-Hungría era católico, así como el rey Víctor Manuel III de Italia.

En especial llama la atención la rivalidad entre Gran Bretaña y Alemania, ya que uno era del otro, el principal socio comercial. Guillermo II odiaba a su tío el rey Eduardo VII a quién calificaba como “el archiintigante y vándalo de Europa”, y éste a su vez lo despreciaba por bravucón y jactancioso. Gran Bretaña era la potencial naval por excelencia y Alemania la gran potencia terrestre. Pero Alemania decidió competir por el poder naval y colonial con su socio, iniciando una carrera de armamentismo naval. 

Los europeos dudaban de la posibilidad de un conflicto como el que ocurrió ya que las conferencias de la haya de 1899 y 1907 y el creciente arbitraje entre naciones los tranquilizaban. Los banqueros y economistas consideraban que una guerra a gran escala no duraría mucho, ya que no habría como pagarla.

Un antecedente importante, es el sistema de alianzas que imperaba, y dentro del cual, Rusia decidió convertirse en protectora de Serbia, en nombre del paneslavismo, en los años previos a la guerra. Esto para extender su influencia hasta Estambul y asegurar su salida al mar Negro.

Más reciente aún era el hecho de 1908, cuando el Imperio Austro-Húngaro se anexionó a Bosnia, donde cerca del 44% de la población era serbia. Entonces Alemania obligó a Rusia a no intervenir, el zar Nicolás expresó que no lo olvidarían.

La Gran Guerra marcaría el fin de los imperios y de las monarquías europeas y cambiaría sensiblemente el mapa de Europa, ya que el gran Imperio Austro-Húngaro desaparecería para siempre y en su lugar aparecerían países como Austria, Hungría, Checoeslovaquia y Yugoeslavia, el Imperio Alemán sería drásticamente disminuido territorialmente asignando territorios a Checoeslovaquia y Polonia. Del imperio Ruso se desprenderían Finlandia, Estonia, Letonia y Lituania.

Para 1917 la Gran Guerra se extendía ya por toda Europa, parte de África, la Península Arábiga, y el lejano Oriente (Indochina, Honk Kong, etc). Los hogares destrozados, la economía maltrecha, la escasez, la carestía y las enfermedades asolaban a la población y no se veía para cuando terminara la conflagración.


Las apariciones de Fátima


Ante la angustiosa situación de la población, el Papa Benedicto XV escribió una súplica por la paz a la Santísima Virgen María, el 5 de mayo de 1917. El Papa pidió urgentemente a todos los cristianos rogar a la Virgen María para obtener la paz del mundo, y encomendar solemnemente la empresa solo a Ella.

“Nuestra ardiente voz suplicante, implorando el fin del vasto conflicto, el suicidio de la Europa civilizada, fue entonces y permanece aún desoída. En verdad, parece que la oscura marea del odio crece más y más entre las naciones beligerantes y arrastra a otros países en su espantoso avance, multiplicando las ruinas y la masacre. Sin embargo, Nuestra confianza no disminuyó...Y puesto que todas las gracias que el Autor de todo bien se digna concedernos son, por un designio amoroso de su Divina Providencia, otorgadas por las manos de la Santísima Virgen, Nos queremos que, ahora más que nunca, en esta hora espantosa, esta petición de Sus hijos más afligidos, se vuelva viva y confiada hacia la augusta Madre de Dios”

El Papa quiso que el mundo “recurriera al Corazón de Jesús, trono de gracias, y a ese trono por intermedio de María”, y ordenó que se agregara en forma permanente a las Letanías Lauretanas (del Rosario), la invocación “Reina de la Paz, ruega por nosotros”. Luego, poniendo confiadamente la paz del mundo en Sus manos, el Papa hizo otro llamado:

“A María, entonces, quien es Madre de Misericordia y omnipotente por la gracia, suba este amoroso y devoto llamado desde todos los rincones de la tierra—desde los nobles templos y las más pequeñas capillas, desde los palacios reales y las mansiones de los ricos como desde las más pobres casuchas — desde las llanuras bañadas de sangre y de los mares, se dirija a Ella el llanto angustiado de las madres y las viudas, el gemido de los pequeños inocentes, los suspiros de todos los corazones generosos: que Su más tierna y benigna solicitud se conmueva, y la paz que Nos pedimos se alcance para nuestro mundo agitado.” 
La Madre, misericordiosa, respondió prestamente a la súplica agonizante del Papa y del pueblo cristiano: apenas ocho días más tarde -el 13 de mayo de 1917-, Ella se apareció en Fátima y dio al Papa y a la humanidad un plan para la paz. Sin embargo, ese plan requería en primer lugar de la obediencia de los hombres y especialmente la del Vicario de Cristo en la tierra, el Papa. 



El mensaje de la Virgen de Fátima






Se ha malinterpretado el mensaje de la Virgen de Fátima como “amenazante” y “apocalíptico”. La realidad es que desde el principio fue un mensaje de esperanza. Ha sido una hoja de ruta hacia la paz en el siglo XX y también para el siglo XXI, al que desafortunadamente no se ha correspondido como debiera, por lo que se han vivido consecuencias nefastas.

Finalmente el 13 de Octubre de 1917, después de una serie de apariciones, la Virgen Santísima se presentó por última vez a los pastorcillos de Fátima: Lucía, Jacinta y Francisco y les reveló un mensaje que se ha conocido como “el secreto de Fátima” y que se ha dividido en tres partes. Para no desviarnos a otros temas no comentaremos ni la primera parte que se refiere a la visión del infierno, ni la tercera parte que se refiere a sucesos que pueden o no haber ocurrido aún.



Segunda parte del mensaje: "la guerra está por terminar…"



<<Habéis visto el Infierno donde caen las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a Mi Corazón Inmaculado. Si hacen lo que os diré, muchas almas llegarán a salvarse y tendrán paz. La guerra está por terminar; pero si no dejan de ofender a Dios, durante el pontificado de Pío XI [1] comenzará otra aún peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida [2], sabed que es el gran signo que Dios os da de que está por castigar al mundo por sus crímenes a través de la guerra, del hambre y de las persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre. Para impedirla he suplicado la consagración de Rusia a Mi Corazón Inmaculado y a la comunión reparadora de los primeros sábados. Si aceptan Mi requerimiento, Rusia se convertirá y habrá paz, si no, desparramará sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho por sufrir, varias naciones serán destruidas. Finalmente, Mi Corazón Inmaculado triunfará, el Santo Padre Me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo un período de paz>>. 

Por regla general, la Iglesia Católica tarda un buen tiempo en reconocer la validez de las apariciones, ya que es conciente de que pueden ser fruto de alucinaciones, sugestión del vidente o provenientes de un desajuste mental; pero en este caso la aprobación fue rapidísima y se constató, en que, el Papa Benedicto XV restableció la antigua diócesis de Leiria el 17 de enero de 1918, y en que una carta del 29 de abril de 1918 a los obispos portugueses, se refirió a los acontecimientos de Fátima como “un auxilio extraordinario de la Madre de Dios” Bien sabía que era la respuesta a su invocación. 


El camino hacia la paz en 1918


Francisco José I murió el 21 de noviembre de 1916. Previamente su único hijo varón el Archiduque Rodolfo, se había suicidado sin dejar descendencia. De sus hermanos, Maximiliano había sido fusilado en México, Carlos Luis había muerto de tifus en 1896 y Luis Víctor, había sido exiliado por pederasta, lo que llevó a buscar sucesor entre los descendientes de su hermano Carlos Luis, ninguno de los cuáles era elegible por carácter o situación moral. Por tanto el nombramiento recayó en uno de los nietos: Carlos Francisco, hijo de su sobrino Otto. Para evitar el vacío de poder en una situación de guerra, Carlos Francisco fue rápidamente coronado el 29 de diciembre de 1916 con el título de Emperador Carlos I de Austria y Rey Carlos IV de Hungría. 

Él, era el hombre de la Providencia para conseguir la paz, ya que era un hombre creyente y piadoso. Como primer acto nombró al pacifista Ottokar Von Czermin, Ministro del Exterior. Contactó a los aliados a través de su cuñado, el príncipe Sixto de Borbón-Parma enrolado en el ejército belga, aunque el intento fracasó. Con posterioridad lo intento nuevamente en Ginebra, pero sus intentos chocaron con la intransigencia de George Clemenceau, Primer ministro de Francia y de Woodrow Wilson, presidente de los Estados Unidos que ya tenían decidida la desaparición del Imperio Austro Húngaro. 

Independientemente de lo anterior buscó la austeridad de los gastos de la corte y en su política social destaca la creación del primer ministerio de asuntos sociales. 

Finalmente Austria-Hungría y Alemania pidieron el armisticio el 1° de octubre de 1918. Su piadosa vida y su lucha por la paz le hicieron merecedor de la beatificación por parte de Juan Pablo II el 3 de octubre de 2004.


Sembrando de minas el Tratado de Versalles


El Tratado de Versalles fue firmado el 28 de junio de 1919, exactamente a cinco años del inicio de la guerra, y entró en vigor el 10 de enero de 1920. Establecía entre otras cosas la Sociedad de Naciones promovida por Estados Unidos y humillaba a Alemania y sus aliados obligándolos a adjudicarse toda la responsabilidad de la guerra, realizando importantes concesiones territoriales y pagando fuertes indemnizaciones a los países vencedores. He aquí algunos datos:

De izquierda a derecha, el Primer Ministro David Lloyd George del Reino Unido, el Primer Ministro Vittorio Emanuele Orlando de Italia, el Primer Ministro Georges Clemenceau de Francia, y el Presidente Woodrow Wilson de los Estados Unidos.

Cláusulas territoriales
  • Francia recupera Alsacia y Lorena. 
  • Eupen y Malmedy pasan a manos de Bélgica. 
  • El pasillo polaco (Posnania y otras regiones) y el sur de la Alta Silesia se anexionan a la recién nacida Polonia. Esto significaba el aislamiento territorial del resto de Prusia Oriental. 
  • Danzig y Memel, poblaciones germanas del Báltico, fueron declaradas ciudades libres 
  • Dinamarca se anexiona el norte de Schleswig-Holstein. 
  • El conjunto de las pérdidas territoriales de Alemania ascendió a 76.000 kilómetros cuadrados (13% de su territorio), donde vivían 6.5 millones de habitantes (10% de su población) 
  • La cuenca carbonífera del Sarre pasa a ser administrada por la Sociedad de Naciones y explotada económicamente por Francia durante 15 años 
  • Alemania pierde todas sus colonias, que son repartidas como mandatos de la Sociedad de Naciones entre el Imperio Británico y Francia. Bélgica y Japón se anexionaron territorios muy pequeños. 
Cláusulas militares
  • Drástica limitación de la Armada (el grueso de la Armada de guerra fue confiscado y confinado en la base británica de Scapa Flow) y el Ejército (100.000 efectivos, no tanques, aviones, artillería pesada...) 
  • Desmilitarización de Renania (zona occidental y franja de 50 km. al este del Rin) 
  • Ocupación temporal de la orilla occidental del Rin. Las tropas aliadas se retirarían escalonadamente en plazos que concluirían en 1935. 
Reparaciones de guerra
  • Como responsable de una guerra iniciada por su agresión, Alemania quedó obligada a pagar reparaciones o indemnizaciones de guerra a los vencedores. 
  • Conferencia de Spa (1920) fija el porcentaje que recibiría cada país del total: Francia 52%, Gran Bretaña 22%, Italia 10%, Bélgica 8% 
  • En la Conferencia de Londres (1920) se fija el monto total de las reparaciones: 140.000 millones de marcos-oro, una enorme cantidad. 
Otras cláusulas
  • Alemania reconoce su responsabilidad por la guerra y todos los daños que trajo consigo. Fue la agresión alemana la que desencadenó el conflicto. 
  • Prohibición de ingreso en la Sociedad de Naciones. 
  • Prohibición del Anschluss (unión Alemania y Austria) 
  • Establecimiento del Pacto de la Sociedad de Naciones, como un anexo al Tratado.

Epílogo


Así pues se había dispuesto el camino para la siguiente Gran Guerra, que pudo haber sido iniciada no necesariamente por un Adolf (Hitler), sino por un Hans, un Otto o cualquier otro alemán o austro-húngaro que encarnara el gran resentimiento de estos pueblos contra los soberbios y victoriosos aliados.
Las cartas, exhortaciones apostólicas y encíclicas de Benedicto XV, durante estos años fueron numerosas. Para concluir agrego unos párrafos de la Carta Encíclica Pacem Dei Munus del 23 de mayo de 1920.

<<Porque, si bien la guerra ha cesado de alguna manera en casi todos los pueblos y se han firmado algunos tratados de paz, subsisten, sin embargo, todavía las semillas del antiguo odio. Y, como sabéis muy bien, venerables hermanos, no hay paz estable, no hay tratados firmes, por muy laboriosas y prolongadas que hayan sido las negociaciones y por muy solemne que haya sido la promulgación de esa paz y de esos tratados, si al mismo tiempo no cesan el odio y la enemistad mediante una reconciliación basada en la mutua caridad. De este asunto, que es de extraordinaria importancia para el bien común, queremos hablaros, venerables hermanos, advirtiendo al mismo tiempo a los pueblos que están confiados a vuestros cuidados. […]

Entre tanto, confiados en el patrocinio de la Inmaculada Virgen María, que hace poco hemos ordenado fuese invocada universalmente como Reina de la Paz, […] suplicamos con humildad al Espíritu consolador que "conceda propicio a la Iglesia el don de la unidad y de la paz" y renueve la faz de la tierra con una nueva efusión de su amor para la común salvación de todos.>>



Jorge Pérez Uribe


[1] Su Pontificado fue del 13 de junio de 1921 a 10 de febrero de 1939 
[2] Lucía consideró que la “extraordinaria” aurora boreal en la noche del 25 de Enero de 1938 era la señal de Dios para el inicio de la guerra. 





Bibliografía para consulta:

  • Historia de los tres pastorcitos que vieron a la Virgen, Apostolado Biblíco Católico, 9 Edición, 2007, Bógota, D.C, Colombia
  • http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xv/encyclicals/documents/hf_ben-xv_enc_01121918_quod-iam-diu_sp.html
  • http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xv/encyclicals/documents/hf_ben-xv_enc_23051920_pacem-dei-munus-pulcherrimum_sp.html

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