viernes, 22 de mayo de 2015

LA PALABRA Y EL SILENCIO

(A propósito y coincidente con día del libro)


Pintura Orig. Marcelo Neira Tiempo deshow




Teo Revilla Bravo*

Jorge Luis Borges está considerado como una de las grandes figuras de la literatura en lengua española del siglo XX.Su consolidada reputación, a base de ficciones que mezclan el más puro discurso poético con los juegos de la palabra, le hacen sin duda único. Él mismo se autodefine en uno de sus poemas “Soy” igualando su figura a la de cualquier otro hombre, como “el vano observador que en el espejo de silencio y cristal sigue el reflejo o el cuerpo del hermano”. No obstante, el escritor es mucho más que un mero observador del mundo o la realidad ya que va hacia el transfondo de todo lo que late...

Desde el silencio se crea, se piensa, se intenta conocerse y reconocerse uno mismo. Las grandes ideas van acompañadas de grandes silencios; por tanto, hay que alejarse a menudo del ruido y hasta del mismo murmullo, para sentir y poder crear. Saber hablar y saber callar, es signo de inteligencia; lo uno y lo otro, son inseparables. Carlyle señalaba la grandeza de la Palabra, pero nos advertía, así, ambas con mayúsculas, de que es más grande el Silencio. Y no obstante, qué difícil se vuelve todo esto en nuestro latir y sentir cotidiano en que vamos cargándonos de ruidos, temores, dudas y recelos. Sólo el artista, el creador, el místico, la persona sensible lo entienden y saben amarlo de verdad aunque aparezca a veces, entre silencio y silencio, la pesadilla, ese tremendo desorden mental que a una persona normal puede provocarle un grito de angustia, pero que puede transformarse en genial poesía si llega a alguien que sabe transmutarlo (ansias de desahogo) en frágil y admirable tejido verbal. El problema es que cada vez hay menos traductores de silencios, menos artistas o místicos genuinos, menos poetas que alienten auténticos versos o admirables obras de arte, siendo la obscura sombra la que se pasea por la tierra, la que se hace cargo de recoger y depositar en vano ese legado que se escapa inútilmente, sobre todo a los supuestos eruditos sin alma que andan sumidos en la simple pesadilla grandilocuente que provoca el ruido mediático.

Grande es la palabra que nace del silencio y germina; grande, porque cobra sentido máximo al sacarnos de las sombras, al ir trazando e iluminando el camino que hemos de seguir. Las sombras temen callar y desvanecerse; las sombras huyen de la soledad y del silencio, son ajenas al sentido máximo, corren hacia el bullicio alarmante; la sombras vuelan a olvidarse de sí mismas, generando jactancia y mucha vana presunción artística. Hay que respetar el silencio y recibir de él la luz. Hay que tener esto muy en cuenta, ya que es una falta de respeto para con el lenguaje pretender abolirlo como acertadamente señala en algún ensayo, creo recordar, Octavio Paz, ya que curiosamente la palabra del poeta no puede ser de otra forma, nace de ese silencio clarificador. Debemos aprender a enmudecer, a escuchar los sonidos naturales de la vida, a sentir los prodigios de ese silencio haciendo el esfuerzo de ir hacia su encuentro con la verdadera poesía, lejos del consumismo impersonal que tanto, en supuesta cultura, abunda inundando librerías, museos y salas de exposiciones. Cada vez hay más gritos y alborotos sobre el poeta, la cultura del incesante banal consumo es un verdadero problema.
Yo recomendaría leer a esos escritores que escriben silenciosamente musitando y reinventando palabras sobre el cuaderno, respetándolas y mimándolas tanto como al mismo silencio prodigiador; alejémonos de supuestos eruditos sin alma y de los hombres llamados prácticos que con tanto ruido nos distraen. La lectura verdadera, así como la escritura y la práctica de toda actividad artística sincera, necesita de exclusivo silencio.

Barcelona, 23 de abril de 2015.

©Teo Revilla Bravo.

*Artista, poeta y escritor catalán, director de Órbita Literaria: lugar de encuentro de artistas, poetas y escritores de la lengua hispana y sobre todo, de buenos amigos.


http://orbitaliteraria.spruz.com/blog.htm?cat_id=BE479393-16EB-4B32-80F9-F1D141917062


3 comentarios:

delfyna dijo...

El creador y el impulso creativo:esa necesidad interna que nace del alma,del corazon se manifiesta en la obra en manos de su creador,a veces no entendemos que quizo decir o hacer,jamas juzgo sin conocer al menos los motivos que impulsan a la persona a manifestarse a traves de algo.Trato de escribir enforma sencilla para que el que lea comprenda hasta mi estado de animo y lo he logrado-

delfyna dijo...

La palabra,es tan fuerte a veces,que en silencio se concatenan para hacer frases maravillosas o hirientes.
Se necesita silencio para hacer grandes o pequeñas cosas,es la vertiente de todo creador,en mi caso,me gusta estar en silencio para que las palabras fluyan como una catarata,a veces las musas se van y ni el silencio ni la creatividad pueden hacerlas volver,para esos minutos de inspiracion-Mis cordiales saludos

Jorge Pérez Uribe dijo...

Lo has plasmado muy bien Delfy, en el silencio se generan las grandes y las bellas obras de la creación literaria, por lo que no hay que rehuirlo.

Un abrazo desde México.