lunes, 22 de octubre de 2018

1968 Y LA APERTURA DEMOCRÁTICA






El mito del “parteaguas histórico” 


Menciona Rosalbina Garavito[1] que “1968 fue un parteaguas histórico. Porque fue ahí que asomó la cabeza el ciudadano con demandas universales, no sectoriales>”. Sin embargo la realidad fue que el Consejo Nacional de Huelga, órgano creado para coordinar todas las movilizaciones y protestas de los estudiantes, presentó al gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, un pliego petitorio de seis puntos: 

1. Libertad de todos los presos políticos. Es decir, de los estudiantes y activistas detenidos por manifestarse. 

2. Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal, el cual regulaba los delitos de disolución social, que se entendían como la difusión de ideas que perturben el orden público o afecten la soberanía nacional. 

3. Desaparición del cuerpo de granaderos, grupo policial participó en varios actos de represión estudiantil previos al 2 de octubre. 

4. Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto y Raúl Mendiolea, quienes fungían como el jefe y el subjefe de la policía capitalina respectivamente y habían tenido roces con los estudiantes en varias ocasiones. 

5. Indemnización a las víctimas de los actos represivos, pues antes de la masacre de Tlatelolco, ocurrieron varios enfrentamientos que dejaron estudiantes muertos. 

6. Deslinde de responsabilidades de los funcionarios involucrados en actos de violencia contra los estudiantes y establecer un diálogo público entre autoridades y el CNH para negociar las peticiones. 

Y luego afirma correctamente Rosalvina Garabito: “Demandas políticas que se engancharon con la realidad de los líderes sindicales presos, Demetrio Vallejo y Valentín Campa”. Es decir, la realidad de 1968, es que fue la continuación de los movimientos ferrocarrilero, magisterial y de los médicos, en los se pugnaba por la libertad de los líderes de la izquierda, por no condenar la ideología marxista que los inspiraba, por la desaparición del cuerpo represor de los granaderos y de sus jefes, por la indemnización de las víctimas y el deslinde de responsabilidades de los funcionarios involucrados en actos de violencia contra estudiantes. 

Lo que no se ve por ningún lado son las “demandas universales, no sectoriales”; es decir, el mentado movimiento de 1968, no fue más allá de estas limitadas peticiones y aunque lo escriban y reescriban la historia no se puede cambiar. 

Coincido también con ella en que “La irreverencia frente al poder establecido fue la fiesta de la libertad”. Los manifestantes se contentaban con repetir estribillos como “¿Díaz Ordaz dónde estás?” frente a Palacio Nacional, o bien “Ho Chi Minh, Ho Chi Minh, Díaz Ordaz chin, chin, chin”. Los oradores se regordeaban desafiando al Presidente a un diálogo público en el Zócalo. Pero algo sobre una apertura democrática, sobre la apertura del registro de los partidos de izquierda, sobre la autonomía de organismo electoral, nada, nunca hubo nada. 


Lo que pasó después del 2 de octubre y el fin de la presidencia de Díaz Ordaz 




La mayoría de los estudiantes de entonces, no estábamos con el “movimiento” y menos con el “Consejo Nacional de Huelga”, ya que lo sentíamos como ajeno a nuestras instituciones además de que sus objetivos y pliego petitorio no tenían que ver nada con nosotros y nuestras escuelas. Los estudiantes lo que queríamos era prepararnos para poder tener un medio de vida, desarrollando la actividad profesional de nuestra preferencia. Así es que del 2 de octubre nos enteramos por la prensa de lo ocurrido y vimos las fotos, que no eran como las caricaturas de Rius (en donde los soldados de pie, masacraban a los estudiantes y como unos estaban frente a otros, pues ametrallaban a sus propios compañeros). Las fotos mostraban a soldados en posición de tirador con rodilla en tierra, pecho a tierra y parados protegiéndose tras las paredes o columnas, apuntando siempre hacia arriba. Aún conservo estas fotos de una publicación de izquierda equivalente a la revista Proceso de hoy (aunque más radical) y que se llamaba ¿Por qué? 

Como no podíamos estudiar, pues nos concentramos en las Olimpiadas, en las que México obtuvo medallas como nunca y después esperamos la reapertura de las escuelas. 

Así pues, término su período presidencial Díaz Ordaz, sin mayor incidente que el desprendimiento de retina que le ocasionó su amante Irma Serrano, con tremenda cachetada. 


El “ogro filantrópico”, “la monarquía transexenal” o “la dictadura perfecta” 



Con estos términos en distintas décadas, se han referido al sistema político intelectuales como Octavio Paz, Daniel Cossío Villegas y Mario Vargas Llosa. Quizás la más ilustrativa es la de Cossío Villegas que afirmaba que en México gobernaba una "monarquía absoluta sexenal, hereditaria por vía transversal cada seis años" 


El gobierno de Luis Echeverría Álvarez 


Subió a la “Silla presidencial” el tenebroso Luis Echeverría Álvarez, cuyo perfil psicológico según varios especialistas, era semejante al de Mussolini y que rompió de tajo con el “desarrollo estabilizador” y quiso imponer al Estado como rector de la economía, iniciando la compra de numerosas empresas a punto de quebrar y creando un “sector paraestatal”.

El exembajador de Estados Unidos Joseph John Jova– develaría que las decisiones del expresidente fueron determinantes en el destino de los periódicos Excélsior, El Universal y El Sol de México.


Hombre de izquierda, pero bajo su control 


Echeverría Álvarez, miembro de un grupo del que sería la cabeza por muchos años y que Carlos Salinas bautizaría como “la nomenklatura”, mantuvo una ideología masónica liberal pero con influencias del marxismo, en su acepción populista. Aunque identificado con el marxismo no permitió, sin embargo que, la izquierda histórica (la proveniente del Partido Comunista Mexicano y la guerrilla) saliera de su control. 

<<…cuando yo tomé posesión había como cuatrocientos estudiantes presos –algunos miembros del Consejo Nacional de Huelga–. Tomé posesión el día 1 de diciembre de 1970; el día de la Navidad, 380 ya estaban en sus casas con sus familias. Eso no le cayó bien (a Días Ordaz). […] Después de que tomé posesión, Díaz Ordaz y yo ya no cruzamos palabra.>>[2]

Lo que siguió es que gran parte de estos estudiantes fueron a estudiar en el extranjero, algo que ellos no callaron, pero lo que sí ocultaron fue quien otorgó y pagó sus becas. A su regreso, ya como masters fueron incorporados en la Administración Pública. 

La masacre del 10 de junio de 1971, sirvió para enseñar a la izquierda estudiantil quien mandaba, y reveló una gran similitud en el modo de operar del 68. Los verdugos en esta ocasión fueron los “halcones” grupo paramilitar creado cuando aún era Secretario de Gobernación. Sirvió también para deshacerse de una gente de Díaz Ordaz: Alfonso Martínez Domínguez, Jefe del Departamento del Distrito Federal. Fue ambivalente ante la izquierda, ya que si por un lado la reprimía, por otro lado le otorgaba empleos directivos en su gobierno y becas, consolidaba alianzas con Fidel Castro y Salvador Allende de Chile y daba asilo político y becas a los “tupamaros”, y a otros grupos guerrilleros y a toda clase de emigrados políticos. Fue él, después de Lázaro Cárdenas, quién acabo entregando la educación a los refugiados de la izquierda, en especial a los chilenos, tras la caída de Allende. 



Para entonces, el que ahora escribe terminaba su carrera en la Facultad de Contaduría y Administración y después de titularse y conseguir un trabajo de medio tiempo en un despacho ubicado en San Ángel, iniciaba el Propedéutico para la Maestría en Sociología dentro de la Facultad de Ciencias Políticas, en donde estudiaban las élites del PRI y del PAN y en donde trabé amistad con Arturo Zama, jefe de de la Juventudes del Partido Comunista Mexicano. No sé cómo se dio, quizás porque ambos rebasábamos la edad común del estudiantado, pero para mí era la comprobación de que los líderes marxistas no surgen del proletariado, sino de la burguesía, tal como ocurrió con Marx, Engels, Lenin y muchos más. Arturo vivía en las Lomas de Chapultepec, en las vacaciones de verano viajaba a Europa, vestía a la última moda, con sacos de piel. No obstante era generoso y así por ejemplo me obsequiaba pases para la Muestra Cinematográfica Internacional del cine Roble. También empecé a trabar amistad con Julio, un acomodado joven uruguayo asilado en México por ser perseguido como miembro del “movimiento Tupamaro”, becado por el gobierno mexicano; sin embargo esta amistad fue interrumpida por una par de tetas que lo absorbieron totalmente. 

Durante su sexenio florecieron los grupos guerrilleros con líderes como Genaro Vázquez Rojas y Lucio cabañas. Formó o se sirvió de la “liga comunista 23 de septiembre” para aniquilar a sus adversarios políticos como el empresario Eugenio Garza Sada y ante la suspicacia popular auto-secuestró a su suegro, quien reapareció días después sano y salvo. El comentario sobre un zapato perdido en el secuestro y con el que apareció ya en una foto secuestrado, le valió al fallecido periodista Abraham Zabludovsky, el exilio en España. 


Política económica 


Aunado a la crisis internacional provocada por la escasez de petróleo, aumentó de forma considerable el gasto público, emitiendo papel moneda sin valor y contratando deuda. Durante su mandato se dio la primera crisis económica desde el inicio del llamado "Milagro Mexicano". Además, se lanzó a la compra de empresas al borde de la quiebra para sostener los empleos, pero a costa de ineficiencias y corrupción. Durante su gobierno se abandonó el tipo de cambio fijo que existía desde 1954, de $ 12.50 por dólar, y al final de su sexenio llegó a los $ 25 pesos por dólar. La deuda externa aumentó de los manejables 6,000 millones de dólares que había heredado Díaz Ordaz a más de 20,000 millones. 

Aplicó un modelo estatista de economía, “nacionalizando” (estatizando) empresas, creando fideicomisos y fondos para todo, mismos que fueron financiados con el endeudamiento externo y la emisión de billetes sin soporte, lo que llevó a la devaluación, e inflación y a liquidar el modelo del “desarrollo estabilizador” de los últimos sexenios. 

Se quiso promover como líder del 3er. Mundo, por lo que realizó viajes a países de Europa, Asia, Oceanía, África y América Latina. Su gobierno fue muy cercano a los regímenes socialistas de Chile y Cuba. Dio asilo a Hortensia Bussi, esposa del presidente chileno Salvador Allende, cuando éste murió en 1973 después de ser derrocado por el golpe de estado de Augusto Pinochet. También dio asilo político a gran número de exiliados provenientes de las dictaduras de América del Sur. Pero como se mencionó anteriormente, tuvo mano dura con los movimientos de izquierda nacional. 

Ante su intentó de permanecer en el poder, creó una gran inquietud; se habló incluso de un golpe de estado militar, pero finalmente el rechazo de Fidel Velázquez, de la cúpula empresarial y de otros sectores del PRI lo hicieron recapacitar. 

De cómo se gestó la apertura democrática




El presidente Echeverría, con base en una añeja amistad, designó como su sucesor a José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco, nieto de José López Portillo y Rojas, senador y gobernador de Jalisco e hijo de José López Portillo y Weber, ingeniero, historiador, investigador y académico, es decir fue un hombre muy preparado y conocedor de las lides políticas. José López Portillo inició su campaña bajo el lema "La solución somos todos" pero sin adversario alguno, pues el único partido verdaderamente opositor con registro, el Partido Acción Nacional (PAN), no presentó abanderado debido a “fuertes divisiones internas” (personalmente pienso que fue una estrategia para lograr lo que se siguió). El candidato del PRI, no obstante inició una gira para promover su campaña por todo el país, gira en la que los fotógrafos lo captaron correteando a Rosa Luz Alegría, su amante en turno. Es decir fue un tour romántico para conocer el país y darse a conocer. 

Llegaron las elecciones del 4 de julio de 1976, en donde los partidos participantes eran el Partido Revolucionario Institucional (PRI), con sus partidos satélites: el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y el Partido Popular Socialista (PPS), y el Partido Acción Nacional (PAN), llamada la fiel oposición, porque aunque no ganaba siempre estaba presente. Existía también Partido Comunista Mexicano (PCM) sin registro y que por tanto no era tomado en cuenta en las elecciones y que lanzó a uno de sus líderes históricos, el sindicalista Valentín Campa, como candidato simbólico.

Los resultados de las elecciones mostraron que de un padrón de 25,913 063 registrados López Portillo había obtenido votos por 16,424 021, ganado los 64 senadores elegibles y el 195 de los 196 diputados elegibles, es decir, lo que se conocía como “carro completo”. 

Hombre inteligente y profundamente narcisista, quedo dolido por el ridículo internacional de haber competido sin oposición, con lo que quedaba de manifiesto que no existía una verdadera democracia; por lo que una vez en el poder instruyó a su Secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles para hacer los cambios necesarios. 

Para su beneficio Reyes Heroles, era un funcionario y jurista respetado, atípico dentro de la clase gobernante en su carácter de culto historiador del Liberalismo en México e ideólogo del Estado. Reyes Heroles seleccionó la población de Chilpancingo, Guerrero capital de la entidad donde habían surgido el mayor número de movimientos campesinos y armados contrarios al gobierno, como los de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas para anunciar el 1 de abril de 1977 la decisión de promover cambios sustantivos en el esquema electoral abriendo espacios y haciendo frente a la inminente realidad política, para ello fueron convocados al debate la oposición en pleno y el mundo académico e intelectual a efecto de consensuar la reforma, que se expresó en modificaciones constitucionales y en la aprobación, en diciembre de aquel año, de la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales (LOPPE), misma que ordenaba la estructura de un colegio electoral; otorgaba el registro a más de una organización que permanecía en la clandestinidad (como el mencionado Partido Comunista); permitía las coaliciones; abría tiempos oficiales en radio y televisión para la promoción de las distintas fuerzas políticas; contenía la nueva fórmula de la representación proporcional (consistente en la repartición de cien escaños entre los partidos según el porcentaje nacional de sufragios que obtuviesen en ese rubro de votación, independientemente de los distritos electorales ganados o perdidos, garantizando de ese modo la presencia parlamentaria de todas las siglas y corrientes); y aumentaba de 186 a 400 el número de diputados que integrasen la Cámara Baja, lo cual obligó a la construcción del Palacio Legislativo de San Lázaro para darles cabida. 






En qué consistió la Reforma Política 


• Se modificó la Constitución y se elaboró una Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales (la LFOPPE), misma que introdujo cambios esenciales en el funcionamiento del sistema electoral mexicano. 

• Se asignaron atribuciones a la Comisión Federal Electoral (CFE), máximo organismo electoral colegiado, que antes estaba en manos directas de la Secretaría de Gobernación, tales como el otorgamiento o la cancelación del registro legal de los partidos. 

• Se mantuvo la representación paritaria de los partidos en la CFE (introducida en la ley de 1973), las comisiones locales y los comités distritales, en virtud de la cual a cada partido correspondía un comisionado con voz y voto. 

• El artículo 41 constitucional estableció la figura de los partidos políticos como "entidades de interés público", definiéndose tres prerrogativas fundamentales para su desarrollo: el derecho al uso permanente de los medios de comunicación; el derecho a contar, en forma equitativa, con un mínimo de elementos para llevar a cabo sus actividades, y el derecho a participar en las elecciones estatales y municipales. 

• Se introdujo la figura del "registro condicionado", que permitió la obtención del registro legal a los partidos que acreditaran al menos cuatro años de actividad política sostenida y demostraran representar una corriente política definida. Este registro se transformaba en definitivo si el partido lograba al menos el 1.5% de los votos, una proporción poco exigente. Por esta vía, obtuvieron su registro, en 1979, el Partido Comunista Mexicano (PCM), el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y el Partido Demócrata Mexicano (PDM). En 1982 lo obtuvo el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), y tres años más tarde el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT). 

• Se sistematizó todo un capítulo de la nueva legislación electoral dedicado a las prerrogativas de los partidos políticos, integrando las que ya existían desde la reforma de 1963 (la exención del pago de cuatro impuestos) y la de 1973 (franquicias postales y telegráficas y acceso a radio y televisión durante los periodos de campaña electoral), creando otras dos nuevas: contar con los medios adecuados para sus tareas editoriales (papel, impresión, medios para sostener sus cuerpos de redactores, etc.), y contar en forma equitativa, durante los procesos electorales federales, con un mínimo de elementos materiales para sus actividades (folletos, carteles, etc.). 

• Se convirtió en permanente el acceso a radio y televisión y no solamente durante los procesos electorales. 

• Respecto al desarrollo del proceso electoral, hay modificaciones sustanciales como la relativa a los tiempos de entrega de los paquetes electorales de las casillas a los comités distritales. La ley de 1973 daba una semana completa de margen para dicha entrega, lo cual facilitaba la manipulación de los resultados. La Ley de 1977 disminuyó los tiempos hasta un máximo de 72 horas para las zonas rurales y un mínimo de 24 para casillas urbanas en cabecera de distrito. Además, transformó la violación sin causa justificada de dichos tiempos en una causal de nulidad de la votación recibida en la casilla. 

• Se modificó la integración de la Cámara de Diputados con la finalidad de dar márgenes mayores de representación a los partidos minoritarios, estableciéndose un sistema mixto que combinó el principio de representación de mayoría relativa con el de representación proporcional (hasta 100 diputados electos en circunscripciones plurinominales). Este último estaba reservado exclusivamente para los partidos de oposición, pues el requisito para participar de tal asignación era haber obtenido menos de sesenta triunfos de mayoría. 

• Se mantuvo el sistema de auto calificación, por el que las Cámaras de Diputados y de Senadores conocían de su propia elección y resolvían las impugnaciones. La elección presidencial seguía siendo calificada por la Cámara de Diputados, erigida en Colegio Electoral, predominando el criterio político sobre el jurisdiccional. De poco sirvió la introducción del recurso de reclamación que los partidos políticos podrían interponer ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación para impugnar las resoluciones del citado Colegio en la Cámara Baja, pues éste tenía la última palabra. 

Finalmente, sería a fines de 1982 en que se reformaría el artículo 115 constitucional, eliminándose él limite poblacional establecido para la adopción del principio de representación proporcional en la elección de los ayuntamientos, aprobada el 2 de febrero de 1983, rescatándose así al municipio como “núcleo de los principios democráticos”, de la misma forma que en que la Cámara de Diputados pasó a 500 curules: 300 de mayoría relativa y 200 de representación proporcional. 

Conclusión 




La historia de las modificaciones constitucionales para afinar el sistema es un largo camino. Larga es también la historia para lograr la apertura de los medios de comunicación controlados por el Estado priísta y si la mayoría de los cambios ha sido para bien, hay uno iniciado en 1977 que ha implicado la corrupción de los partidos, una derrama cada vez mayor de recursos del erario público, y que ha llevado a algunos a llamarla como la “democracia más cara del mundo”. 

Interesantes fueron las propuestas del Congreso Nacional Ciudadano.org [3], el 27 de mayo de 2018, de las que señalo algunas: 

1. Eliminación de los financiamientos a los partidos políticos.
2. Eliminación a propaganda política. Por sus méritos y hechos el pueblo decidirá sus servidores públicos. 
3. Eliminación del FUERO para servidores públicos.
4. Cero dinero de las familias mexicanas a sindicatos del estado.
5. Eliminación de la pensión a expresidentes de la República.
6. Máximo 250 diputados y 32 senadores y con un máximo de sueldo de 10 salarios mínimos. 
9. Reducir las Secretarias de estado a la mitad y cero inspectores; el pueblo vigilará.
Fuerzas armadas sólo para proteger la soberanía nacional.
11. Ningún sueldo de regidor o diputado superior al salario mínimo, ya que su trabajo es un puesto honorario.
12. Pena máxima de cárcel a servidores públicos corruptos, sin finiquito económico.
13. Nuestras reservas serán en oro y plata no en dólares.
15. Servicios médicos para los servidores  públicos iguales a los de cualquier ciudadano... 

Parecen sólo buenos deseos, pero por esto se empieza… 


Jorge Pérez Uribe

Notas:
[1] Revista Relatos e Historias en México, número 121, México, octubre 2018 
[2]https://www.letraslibres.com/mexico/revista/entrevista-luis-echeverria-alvarez-fui-leal-las-instituciones 
[3] https://congresonacionalciudadano.wordpress.com/mandatos-del-pueblo-de-mexico-2018/ 
El Congreso Nacional Ciudadano.org ha dado lugar en este sexenio al Frente Nacional Antiamlo (FRENA)

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