viernes, 13 de marzo de 2015

ORIENTE Y OCCIDENTE FRENTE AL MISTERIO DE LA TRINIDAD




1. Poner en común lo que nos une


La reciente visita del papa Francisco en Turquía, que terminó con un encuentro con el patriarca ortodoxo Bartolomé, y sobre todo su exhortación a compartir plenamente la fe común del Oriente cristiano y el Occidente latino, me han convencido de la utilidad de usar las meditaciones cuaresmales de este año para satisfacer este deseo del Papa, que es también el de toda la cristiandad.

Este deseo de compartir no es nuevo. El Concilio Vaticano II, en la Unitatis redintegratio, instó a una consideración especial de las Iglesias orientales y sus riquezas (UR, 14). San Juan Pablo II, en su carta apostólica Orientale lumen de 1995, escribió:

“Dado que creemos que la venerable y antigua tradición de las Iglesias Orientales forma parte integrante del patrimonio de la Iglesia de Cristo, la primera necesidad que tienen los católicos consiste en conocerla para poderse alimentar de ella y favorecer, cada uno en la medida de sus posibilidades, el proceso de la unidad”. [1]

El mismo santo Pontífice ha formulado un principio que creo que es fundamental para el camino de la unidad: “la puesta en común de tantas cosas que nos unen y que son ciertamente más que las que nos separan”. [2] La Ortodoxia y la Iglesia católica comparten la misma fe en la Trinidad; en la Encarnación del Verbo; en Jesucristo, que es verdadero Dios y verdadero hombre en una persona, que murió y resucitó por nuestra salvación, que nos ha dado el Espíritu Santo; creemos que la Iglesia es su cuerpo animado por el Espíritu Santo; que la Eucaristía es “fuente y culmen de la vida cristiana”; que María es la Theotokos, la Madre de Dios; que tenemos como destino la vida eterna. ¿Qué puede ser más importante que esto? Las diferencias intervienen en la manera de entender y explicar algunos de estos misterios, así que son secundarias, no primarias.

En el pasado, las relaciones entre la teología oriental y la teología latina estuvieron marcadas por un notable tinte apologético y polémico. Se insistía sobre todo (en los últimos tiempos, tal vez con un tono más irenista) en lo que distingue y que cada uno creía tener diferente y más correcto que el otro. Es hora de invertir esta tendencia y dejar de insistir obsesivamente en las diferencias (a menudo basadas en una forzadura, si no en una deformación, del pensamiento del otro) y en su lugar juntar lo que tenemos en común y nos une en una única fe. Lo exige perentoriamente el deber común de proclamar la fe en un mundo profundamente cambiado, con preguntas e intereses distintos de los de la época en la que nacieron las diferencias, y que, en su gran mayoría, ya no entiende el sentido de muchas de nuestras finas distinciones y está a años luz de distancia de ellas.

Hasta el momento, en un esfuerzo por promover la unidad entre los cristianos, se impuso una línea que puede formularse como: “resolver primero las diferencias, y luego compartir lo que tenemos en común”; la línea que prevalece cada vez más en los ambientes ecuménicos es: “compartir lo que tenemos en común y luego resolver, con paciencia y respeto mutuo, las diferencias”.

El resultado más sorprendente de este cambio de perspectiva es que las mismas diferencias doctrinales reales, en lugar de parecernos un “error”, o una “herejía” del otro, comienzan a parecernos cada vez más a menudo como compatibles con nuestra propia posición y, a menudo, incluso como un necesario correctivo y enriquecimiento de la misma. Se ha tenido un ejemplo concreto, en otro frente, con el acuerdo de 1999 entre la Iglesia católica y la Federación Mundial de las Iglesias luteranas, respecto a la justificación por la fe.

Un sabio pensador pagano del siglo IV, Quinto Aurelio Símaco, recordaba una verdad que adquiere todo su valor cuando se aplica a las relaciones entre las diferentes teologías de Oriente y Occidente: “Uno itinere non potest perveniri ad tam grande secretum”:[3] “no se puede llegar a un misterio tan grande por uno solo camino”. En estas meditaciones trataremos de mostrar no sólo la necesidad, sino también la belleza y la alegría de encontrarnos en la cumbre para contemplar la misma maravillosa vista de la fe cristiana, aunque se haya alcanzado por vertientes diferentes.

Los grandes misterios de la fe, en los que vamos a tratar de verificar el acuerdo de fondo, a pesar de la diversidad de las dos tradiciones, son el misterio de la Trinidad, la persona de Cristo, el Espíritu Santo, la doctrina de la salvación. Dos pulmones, una única respiración: esta será la convicción que nos guiará en nuestro viaje de reconocimiento. El papa Francisco habla en este sentido de “diferencias reconciliadas”: no silenciadas o banalizadas, sino reconciliadas. Tratándose de simples predicaciones cuaresmales, es evidente que tocaré estos problemas complejos sin ninguna pretensión de exhaustividad, con una intención y una orientación práctica, más que especulativa.


Me dispongo a esta empresa con mucha humildad y casi de puntillas, sabiendo lo difícil que es despojarse de sus propias categorías, para asumir las de los demás. Me consuela el hecho de que los Padres griegos, junto con los latinos, han sido durante años mi pan de cada día de estudio y muchos autores ortodoxos posteriores (Simeón el Nuevo Teólogo, Cabasilas, la Philokalia, Serafín de Sarov) han sido mi constante fuente de inspiración en el ministerio de la predicación, por no hablar de los iconos que son las únicas imágenes ante las cuales puedo rezar.



2. Unidad y trinidad de Dios


Comenzamos nuestro ascenso afrontando el misterio de la Trinidad, es decir a partir de la montaña más alta, el Everest de la fe. [4] En los primeros tres siglos de vida de la Iglesia, a medida que se iba explicitando la doctrina de la Trinidad, los cristianos se vieron expuestos a la misma acusación que ellos habían dirigido a los paganos: la de creer en más de una divinidad, de ser también ellos politeístas. Por eso el credo de los cristianos que, en todas sus distintas redacciones, durante tres siglos comenzaba con las palabras “Creo en Dios” (Credo in Deum), a partir del siglo IV, registra un pequeño, pero significativo añadido que ya no será omitido después: “Creo en un solo Dios” (Credo in unum Deum).

No es necesario rehacer aquí el camino que llevó a este resultado, podemos sin duda iniciar por la conclusión. Hacia el final del IV siglo se concluye la transformación del monoteísmo del Antiguo Testamento en el monoteísmo trinitario de los cristianos. Los latinos expresaban los dos aspectos del misterio con la fórmula “una sustancia y tres personas”, los griegos con la fórmula “tres hipostásis, una sola sustancia”. Después de un acalorado debate, el proceso se concluyó aparentemente con un acuerdo total entre las dos teologías: “¿Se puede concebir – exclamaba san Gregorio Nazianzeno – un acuerdo más pleno y decir más absolutamente que así la misma cosa, aún si con palabras distintas?”. [5]

Una diferencia, en realidad, permanecía entre las dos formas de expresar el misterio. Hoy en día es habitual expresarla así: los griegos y los latinos, en la consideración de la Trinidad, se mueven por lados opuestos; los griegos parten de las personas divinas, es decir, de la pluralidad, para alcanzar la unidad de naturaleza; los latinos, viceversa; parten de la unidad de la naturaleza divina, para alcanzar las tres personas. “El latino, ha escrito un historiador francés del dogma, considera la personalidad como una forma de la naturaleza; el griego considera la naturaleza como el contenido de la persona”. [6] Yo creo que la diferencia se puede expresar también de otra forma. Ambos, latinos y griegos, parten de la unidad de Dios; sea el símbolo griego que el latino comienzan diciendo: “Creo en un solo Dios”. Solamente que esta unidad para los latinos es concebida aún como impersonal o pre-personal; es la esencia de Dios que se especifica después en Padre, Hijo y Espíritu santo, sin, naturalmente, ser pensada como preexistente a las personas. En la teología latina, el tratado “De Deo uno”, sobre Dios uno, siempre ha precedido el tratado “De Deo trino”, es decir sobre la Trinidad.

Para los griegos, sin embargo, se trata de una unidad ya personalizada, porque para ellos “la unidad es el Padre, del cual y hacia el cual se cuentan las otras personas”. [7] El primer artículo del credo de los griegos dice también “Creo en un solo Dios Padre omnipotente”, pero “Padre omnipotente” aquí no está separado de “un solo Dios”, como en el credo latino, sino que hace un todo uno con ello. La coma no está después de la palabra “Dios”, sino después de la palabra “omnipotente”. El sentido es: “Creo en un solo Dios que es el Padre omnipotente”. La unidad de las tres personas divinas es dada por ellos, del hecho de que el Hijo está perfectamente (sustancialmente) “unido” al Padre, como lo está también el Espíritu Santo al Hijo”. [8]

Uno y otro modo de acercarse al misterio es legítimo, pero hoy se tiende cada vez más a preferir el modelo griego, en el que la unidad en Dios no es separable de la trinidad, sino que forma un único misterio y proviene de un único acto. En pobres palabras humanas, podemos decir lo que sigue. El Padre es la fuente, el origen absoluto del movimiento del amor. El Hijo no puede existir como Hijo si no recibe del Padre todo lo que es. “Es por causa del Padre – por el hecho de que el Padre existe – que existen también el Hijo y el Espíritu”, escribe Damasceno. [9]

El Padre es el único, también en el ámbito de la Trinidad, absolutamente el único, que no necesita ser amado para poder amar. Solo en el Padre se realiza la perfecta ecuación: ser es amar; para las otras personas divinas, ser es ser amado.

El Padre es relación eterna de amor y no existe fuera de esta relación. No se puede, por tanto, concebir al Padre en primer lugar como el ser supremo y sucesivamente reconocer en él una eterna relación de amor. Se debe hablar del Padre, como eterno acto de amor. El Dios único de los cristianos es por tanto el Padre; pero no concebido separadamente (¿cómo puede llamarse “padre”, si no porque tiene un hijo?), sino como el Padre siempre en acto de generar al Hijo y donarse a él con un amor infinito que les une a ambos y que es el Espíritu Santo. Unidad y trinidad de Dios surgen eternamente de un único acto y son un único misterio.

He dicho que hoy muchos, también en occidente, tienden a preferir el modelo griego (y yo mismo estoy entre estos); sin embargo debemos enseguida añadir que esto no significa renegar la aportación de la teología latina. Si, de hecho, la teología griega ha dado, por así decir, el esquema y la actitud justa para hablar de la Trinidad, el pensamiento latino le ha asegurado, con Agustín, el contenido de fondo y el alma, que es el amor.

Él funda su discurso de la Trinidad sobre la definición “Dios es amor” (1 Jn 4, 16), y ve en el Espíritu Santo el amor mutuo entre el Padre y el Hijo, según la tríada amante, amado, amor, que sus seguidores medievales explicitaron e hicieron casi canónica. [10] Sobre ella el teólogo Heribert Mühlen ha fundado recientemente su concepción del Espíritu Santo como el “Nosotros” divino, la koinonia personificada entre el Padre y el Hijo en la Trinidad, y, de forma distintas, entre todos los bautizados en la Iglesia. [11]

El primero de los orientales en valorar esta contribución de la teología latina fue san Gregorio Palamas que, en el siglo XIV, conoció finalmente en persona el tratado sobre la Trinidad de san Agustín. Escribió:

“El Espíritu del altísimo Verbo es como el amor inefable del Padre por su Verbo, generado de forma inefable; amor que este mismo Verbo e Hijo predilecto del Padre tiene, a su vez, por el Padre, en cuanto que posee al Espíritu que junto a él proviene del Padre y que descansa en él, en cuanto a él connatural”. [12]

La apertura de Palamas es retomada hoy, en otro contexto, por un conocido teólogo ortodoxo actual, cuando escribe: “La Expresión ‘Dios es amor’ significa que Dios ‘existe’ en cuanto Trinidad, como ‘persona’ y no como sustancia. El amor no es una consecuencia o una ‘propiedad’ de la sustancia divina… sino lo que constituye su sustancia”. [13] Me parece una explicación compatible con la definición que santo Tomás de Aquino, sobre la estela de Agustín, da de las personas divinas como “relaciones subsistentes”. [14]

La diferencia y la complementariedad de las dos teologías no se limita sin embargo solo a la forma de concebir el ser y las relaciones internas a la Trinidad. Aún con alguna excepción (entre los latinos, la de Agustín), es evidente que los griegos están más interesados a la Trinidad inmanente, fuera del tiempo, mientras los latinos están más interesados en la Trinidad económica, es decir como ésta se ha revelado en la historia de la salvación. Los unos según el genio propio, están más interesados en el ser y en la ontología, y los otros al manifestarse, es decir, a la historia. En esta luz, se comprende la costumbre de los latinos de iniciar el discurso sobre Dios con el tratado “Sobre Dios uno”, en vez de “Sobre Dios trino” y se entienden también los motivos que hay de mantener esta tradición, como riqueza para todos. En la historia de la salvación de hecho – lo veremos enseguida – la revelación del Dios uno ha precedido la del Dios trino.

El signo más evidente de esta diferencia de actitud son las dos formas distintas de representar la Trinidad en la iconología griega y en el arte occidental. El icono canónico de la ortodoxia, que tiene como su cumbre en Rublev, representa la Trinidad con las figuras de tres ángeles iguales y distintos, ubicados en torno a una mesa. Todo emana una paz y unidad sobrehumana. La historia de la salvación no es ignorada, como demuestra la referencia al episodio de Abrahán que acoge a los tres huéspedes, y la mesa eucarística entorno a la cual los tres están sentados, pero ésta permanece en el fondo.

En el arte occidental, desde la Edad Media en adelante, la Trinidad es representada de otra forma. Se ve al Padre que con los brazos extendidos toma los dos extremos de la cruz y, entre el rostro del Padre y el de Crucificado, asoma una paloma que representa el Espíritu Santo. Los ejemplos más conocidos son la Trinidad de Masaccio en Santa María Novella en Florencia y la de Dürer en el museo de Viena, pero se encuentran otros innumerables ejemplos, a nivel tanto popular como artístico. El Greco representa el Padre que rige en su seno el Hijo Jesús depuesto de la cruz bajo la paloma del Espíritu. Es la Trinidad como se ha revelado a nosotros en la historia de la salvación que tiene su vértice en la cruz de Cristo.





3. Dos caminos para mantener abiertos



Hagamos ahora un paso hacia adelante y busquemos la manera de ver cómo la fe cristiana tiene necesidad de tener abiertos y recorribles ambos caminos al misterio trinitario hasta aquí delineado. Dicho de manera esquemática. La Iglesia necesita acoger en plenitud el enfoque de la Ortodoxia a la Trinidad en su vida interior, o sea en la oración, en la contemplación, en la liturgia, en la mística: tiene necesidad de tener presente el enfoque latino en su misión evangelizadora ad extra.

No hay necesidad de demostrar el primer punto. A propósito, basta acoger con alegría y reconocimiento el riquísimo patrimonio de espiritualidad que viene de la tradición griega y bizantina y que varios teólogos ortodoxos, en tiempos recientes, han defendido y hecho accesible al público occidental. [15] Un texto de san Basilio expresa bien la orientación de fondo de la visión ortodoxa:

“El camino del conocimiento de Dios procede del único Espíritu, a través del único Hijo hasta el único Padre; inversamente, la bondad natural, la santificación según la propia naturaleza, la dignidad real se difunden del Padre, por medio del Unigénito, hasta el Espíritu”. [16]

En otras palabras, en el plano del ser o de la salida de las criaturas de Dios, todo parte del Padre, pasa por el Hijo y llega a nosotros en el Espíritu; en el orden del conocimiento o del regreso de las criaturas a Dios, todo comienza con el Espíritu Santo, pasa por el Hijo Jesucristo y vuelve al Padre. La perspectiva es siempre la trinitaria.

Explico en cambio por qué es necesario, hoy más que nunca, sea en Oriente que en Occidente, conocer y practicar también el enfoque latino del misterio de Dios uno y trino. San Gregorio Nazianzeno, en un texto famoso sintetiza así el proceso que ha llevado a la fe en la trinidad:
“El Antiguo Testamento anunció de manera explícita del Padre, mientras la existencia del Hijo fue anunciada de una manera más obscura. El Nuevo Testamento manifestó la existencia del Hijo, mientras hizo entrever la naturaleza divina del Espíritu Santo. Ahora el Espíritu está presente en medio de nosotros y nos concede de manera más indistinta la propia manifestación. No hubiera sido conveniente, cuando aún no era confesada la divinidad del Padre, proclamar abiertamente la del Hijo, ni habría sido seguro ponerse encima el peso de la divinidad del Espíritu Santo cuando no había sido aceptada la del hijo”. [17]

La misma pedagogía divina la vemos actuada por Jesús. Él dice a los apóstoles que no les puede revelar todo lo que sabe de sí mismo y del Padre suyo, porque ellos no habrían sido “capaces de cargar el peso” (Jn 16, 12).

Ahora, es verdad que nosotros vivimos en el tiempo en el cual la Trinidad se ha plenamente revelado y que por lo tanto tenemos que vivir constantemente bajo esta “luz trisolar”, como la llaman algunos Padres antiguos, sin perdernos en la contemplación de un Dios “ser supremo”, más cerca al Dios de los filósofos que a aquel revelado por Jesús. Pero ¿qué decir del mundo no creyente, secularizado que nos circunda y que de todos modos tienen que ser nuevamente evangelizado? ¿No está éste en las mismas condiciones del mundo antes de la venida de Cristo? ¿No tenemos que usar hacia él la misma pedagogía que Dios ha usado con la humanidad entera al revelarse?

Por lo tanto también nosotros tenemos que ayudar a nuestros contemporáneos a descubrir, antes de todo que Dios existe, que nos ha creado por amor, que es un padre bueno y se ha revelado a nosotros en la persona de Jesús. ¿Podemos honestamente comenzar nuestra evangelización hablando de las tres personas divinas? ¿No sería también esto, para usar la imagen de san Gregorio, poner en las espaldas de la gente un peso que no es capaz de soportar?
Hay que notar una cosa importante: El Padre que, según Gregorio Nazianzeno, se ha revelado primero en el Antiguo Testamento, no es aún “el Padre nuestro del Señor Jesucristo”, o sea un padre verdadero de un hijo verdadero; no es el Dios Padre de la Trinidad; esta revelación se realiza solamente con Jesús. Es aún el padre en sentido metafórico, en el sentido de “padre de su pueblo Israel” y, para los paganos, “padre del cosmos”, “padre celeste”. También para san Gregorio por lo tanto, la revelación sobre Dios ha comenzado con el “Dios uno”.

Hay un sentido por el cual la palabra “Dios” puede y tiene que ser usada para designar lo que las tres personas divinas tienen en común, o sea toda la Trinidad 18, sea con la Escritura que con los Padres antiguos, entendemos este elemento común como “naturaleza”, sustancia, o esencia (2 Pe 1, 4: “participantes de la divina naturaleza”, theia physis); sea como lo propone Johannes Zizioulas, lo entendemos como “ser en comunión”. [19]

La Iglesia tiene que encontrar el modo de anunciar el misterio de Dios uno y trino con categorías apropiadas y comprensibles a los hombres del propio tiempo. Así lo hicieron los padres de la Iglesia y los concilios antiguos, y es en esto, sobre todo, que consiste la fidelidad a ellos. Es difícil pensar que se pueda presentar a los hombres de hoy el misterio trinitario en los mismos términos de sustancia, hipóstasis, propiedad y relación subsistente, aunque la Iglesia no podrá nunca renunciar a usarlos en el ámbito de su teología y en los ámbitos de profundización de la fe.

Si hay algo en el lenguaje antiguo de los Padres, que la experiencia del anuncio demuestra que aún es capaz de ayudar a los hombres de hoy, si no a explicar al menos para que se hagan una idea de la Trinidad, esto es justamente el de Agustín que hace perno sobre el amor. El amor es por si mismo, comunión y relación; no existe amor excepto que entre dos o más personas. Cada amor es el movimiento de un ser hacia otro ser, acompañado por el deseo de unión. Entre las criaturas humanas esta unión es siempre incompleta y transitoria, aun en los amores más ardientes: solamente entre las personas divinas la unión se realiza en un modo de tal manera total que de los Tres, hace eternamente un solo Dios. Este es un lenguaje que también el hombre de hoy está en condiciones de entender.

4. Unidos en la adoración de la Trinidad


San Agustín nos sugiere la mejor manera para concluir esta reconstrucción de las dos vías de enfoque hacia el misterio de la Santísima Trinidad. Cuando se quiere cruzar un brazo de mar, dice, la cosa más importante no es quedarse en la costa y agudizar la vista para ver lo que hay en la orilla opuesta, sino subir a la barca que los lleva a aquella orilla. Así para nosotros la cosa más importante no es especular sobre la Trinidad, sino quedarnos en la fe de la Iglesia que es la barca que lleva a ella.[20] Nosotros no podemos abrazar el océano, pero sí podemos entrar en él; por más esfuerzos que hagamos no podemos abrazar con nuestra mente el misterio de la Trinidad, aunque podemos hacer algo más bello aún: ¡entrar en él!

Hay un punto en el que nos encontramos unidos y concordes, sin ninguna diferenciación entre Oriente y Occidente, y es el deber y la alegría de adorar a la Trinidad. Solamente en la adoración practicamos realmente, no solamente con palabras pero también en los hechos, el apofatismo, o sea aquella regla de humilde restricción al hablar de Dios, de decir no diciendo. Adorar a la Trinidad, según un espléndido oxímoron de san Gregorio Nazianzeno, es elevar a ella un “himno de silencio”. [21] Adorar es reconocer a Dios como Dios, y a nosotros mismos como criaturas de Dios. Es “reconocer la infinita diferencia cualitativa entre el Creador y la criatura”22;reconocerla sin embargo libremente, con alegría, como hijos y no como esclavos. Adorar dice el apóstol, es “liberar la verdad prisionera de la injusticia del mundo” (cfr. Rm 1, 18).

Concluyamos recitando juntos la doxología, que desde la más remota antigüedad, se eleva idéntica a la Trinidad, desde Oriente y desde Occidente: “Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén”.


P. Raniero Cantalamessa, de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos



Notas:
1 Orientale lumen, n. 1
2 Tertio millennio adveniente, n. 16.
3 Q. A. Symmacus, Relatio de arae Victoriae, III,10, en “Monumenta Germaniae Historica”, Auctores antiquissimi Bd.6/1, rist. 1984.
4 Para una revisión crítica de las diferentes teologías de la Trinidad existentes hoy en las diversas Iglesias cristianas, cfr. Veli-Matti Kärkkäinen, The Trinity: Global Perspectives, Louisville, Kentucky, 2007.
5 Gregorio Nazianzeno, Oratio 42, 15 (PG 36, 476).
6 Th. De Régnon, Études de théologie positive sur la Sainte Trinité, I, París 1892, 433.
7 Gregorio Naz., Oratio. 42, 16 (PG 36, 4776).
8 Cfr. Gregorio de Nisa, Contra Eunomium 1,42 (PG 45, 464)
9 Juan Damasceno, De fide orthodoxa, I, 8 (PG 94, 824)
10 Agustín, De Trinitate,VIII, 9,14; IX, 2,2; XV,17,31; cfr. Ricardo de San Víctor, De Trin. III,2.18; S: Bonaventura, I Sent. d. 13, q.1.
11 Cf. H. Mühlen , Der Heilige Geist als Person. Ich – Du – Wir, Münster in W., 1963.
12 Gregorio Palamas, Capita physica, 36 (PG 150, 1145).
13 J. D. Zizioulas, Du personnage à la personne, in L’être ecclésial, Genève 1981, p. 38.
14 Tomás de Aquino, Summa Theologiae, I, q.29, a. 4.
15 Cfr. V Lossky, La teología mística de la Iglesia de Oriente, Bolonia 1967 (ed. original Théologie mystique de l’Eglise d’Orient, París 1944; P. Evdokimov, La Ortodoxia, Bolonia 1965 (ed. original L’Orthodoxie, París 1959); J. Meyendorff, La teología Bizantina, Marietti 1984 (ed. original Byzantine Theology, Nueva York 1974).
16 Basilio de Cesarea, De Spiritu Sancto XVIII, 47 (PG 32 , 153).
17 Cfr. Gregorio Nazianzeno, Oratio 31 (Teologica II), 26; cfr. también Oratio 32 (Teologica III).
18 Agustín, La Trinidad, I,6,10: “El nombre ‘Dios’ indica toda la Trinidad, no sólo el Padre”.
19 J. Zizioulas, Being as Communion. Studies in Personhood and the Church, London, 1985.
20 Agustín, La Trinidad IV,15, 20; Confesiones, VII, 21.
21 Gregorio Nazianzeno, Carmi, 29 (PG 37, 507) (sigomenon hymnon).
22 Søren Kierkegaard, La enfermedad mortal.

jueves, 5 de marzo de 2015

¡ESCUCHADLE!

La Transfiguración, Anónimo, Benaki Museum



Génesis 22, 1-2. 9a. 10-13.15-18;
Romanos 8, 31b-34; Marcos 9, 2-10

El pasaje evangélico nos habla de la Transfiguración de Jesús. Un día Jesús tomó consigo a tres de sus discípulos y subió con ellos a lo alto de un monte (según la tradición, el Tabor). En un cierto momento, el rostro de Jesús comenzó a brillar con una luz fulgurante; y aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con él. Por un instante, la realidad divina del Hijo de Dios, escondida bajo su humanidad, fue como liberada y Jesús apareció, también al exterior, como lo que era en realidad: la luz del mundo. Había una tal atmósfera de paz y de felicidad que Pedro no pudo dejar de exclamar: “Maestro, ¡qué bien se está aquí; hagamos tres tiendas…” Pero, en aquel instante se formó una nube que los envolvió y de la nube salió una voz que decía:

“Éste es mi Hijo amado; escuchadlo”.

Con estas palabras, Dios Padre entregaba a Jesús como su único y definitivo Maestro a la humanidad. Aquel imperativo “¡escuchadlo!” está cargado de toda la autoridad de Dios; pero, asimismo de todo el amor de Dios para con el hombre. Escuchar a Jesús, en efecto, no es sólo un deber y una obediencia, sino también una gracia, un privilegio, un don. Él es la verdad: siguiéndole, no podremos equivocarnos; es el amor: no busca más que nuestra felicidad.

Mas, ahora, como de costumbre, vengamos a lo práctico. La palabra “¡escuchadlo!” evidentemente no está sólo dirigida a los tres discípulos, que estaban en el Tabor, sino a los discípulos de Cristo de todos los tiempos. Es necesario por ello que nos planteemos la pregunta: “Hoy, ¿dónde habla Jesús para poderlo escuchar?”

Jesús nos habla, ante todo, a través de nuestra conciencia. Cada vez que la conciencia nos echa en cara algo del mal que hemos hecho, o nos anima a hacer algo de bueno, es Jesús el que nos habla mediante su Espíritu. La voz de la conciencia es una especie de “repetidor”, instalado dentro de nosotros, de la misma voz de Dios.

Pero, de sólo ella no basta. Es fácil hacerla decir lo que nos gusta escuchar. Puede ser deformada o efectivamente puesta a callar por nuestro egoísmo. Tiene necesidad por ello de ser iluminada y sostenida por el Evangelio y por la enseñanza de la Iglesia. El Evangelio es el lugar por excelencia en el que Jesús nos habla hoy. Son innumerables las personas que han hecho experiencia de ello en su vida. La gente ama distraerse, no pensar; por esto los programas de variedades, de juegos y concursos tienen tanta escucha. Sin embargo, cuando la familia se encuentra para tener que afrontar una crisis, un gran disgusto, entonces nos damos cuenta que sólo las palabras del Evangelio están a la altura de nuestro problema y tienen algo que decirnos. Todas las demás palabras suenan a vacías y nos dejan solos, presos de nuestros problemas.

Gracias a su Evangelio, Jesús habla y, a veces, es escuchado también fuera del círculo de sus discípulos. El ideal de la “no violencia”, por ejemplo, fue inspirado por Gandhi más que por su cultura hindú, por la lectura de las Bienaventuranzas evangélicas, como sabemos por su correspondencia con el escritor ruso Tolstoi. Los fundadores mismos del marxismo, especialmente Engels, reconocían en el Evangelio la fuente inspiradora de algunos de los principios más válidos de su doctrina social. Jesús habla “muchas veces y de distintos modos” (Hebreos 1, 1) y a veces su voz llega a nosotros, los cristianos, como de rebote, desde los de fuera de la Iglesia.

Pero, es claro que ello es la excepción. El lugar ordinario en donde Jesús nos habla hoy es precisamente la Iglesia, a través de su tradición y el magisterio de los sucesores de los apóstoles. A estos, Cristo les ha dicho: “Quien a vosotros os escucha, a mí me escucha” (Lucas 10, 16). Sabemos por experiencia que las palabras del Evangelio pueden ser interpretadas frecuentemente de modos diversos, pueden venir sometidas a decir lo que los hombres de un cierto ambiente quieren hacerles decir. ¿Quién nos asegura una interpretación auténtica, si no es la Iglesia, instituida por Cristo precisamente para tal fin? Por esto, es importante que busquemos conocer la doctrina de la Iglesia y conocerla de primera mano, como ella la entiende y la propone; no según la interpretación, frecuentemente distorsionada y reductora, de las mass-media.

Pero, ahora debo cambiar de registro. Casi tan importante como saber dónde habla Jesús hoy es saber dónde no habla. Él no habla ciertamente a través de los magos, los adivinos, los nigromantes, los que dicen horóscopos, los que expresan mensajes extraterrestres; no habla en las sesiones espiritistas, ni en el ocultismo. En la Escritura leemos esta advertencia al respecto:

“No ha de haber dentro de ti nadie que haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, que practique la adivinación, la astrología, la hechicería o la magia, ningún encantador, ni quien consulte espectros o adivinos, ni evocador de muertos. Porque todo el que hace estas cosas es una abominación para Yahvé tu Dios y por causa de estas abominaciones desaloja Yahvé tu Dios a esas naciones a tu llegada” (Deuteronomio 18, 10-12).

Éstos eran los modos típicos de referirse a la divinidad por los paganos, que acarreaban auspicios consultando a los astros, o las vísceras de animales, o el vuelo de los pájaros. Había entre ellos dos clases expresas de sacerdotes, que sólo hacían esto; se llamaban los Augures (de ahí procede nuestro augurar y augurio) y los Auspicios o Protectores (de ahí nuestro auspiciar y auspicio). La relación con la divinidad no estaba basada en la obediencia, la confianza y el amor, sino en la astucia. Era importante arrebatar a la divinidad sus secretos y sus poderes.

Con aquella palabra de Dios: “¡Escuchadlo!” todo esto ha terminado. Hay un solo mediador entre Dios y los hombres; no estamos obligados ya más a ir “a tientas” para conocer el querer divino, para consultar esto o aquello. En Cristo tenemos toda respuesta.

Hoy desdichadamente aquellos ritos paganos han vuelto a estar de moda. Como siempre, cuando disminuye la fe verdadera, aumenta la superstición. Tomemos la cosa más inocua de entre todas, el horóscopo. No existe, se puede decir, periódico o estación de radio que no ofrezca diariamente a sus lectores u oyentes el horóscopo. Para las personas maduras, dotadas de una mínima capacidad crítica o de ironía, eso no es más que una inocua tomadura de pelo recíproca, una especie de juego y de pasatiempo. Pero, mientras tanto miremos los efectos a largo caminar. ¿Qué mentalidad se forma, especialmente entre los muchachos y los adolescentes? Aquella según la cual el éxito en la vida no depende del esfuerzo, de la aplicación en el estudio y la constancia en el trabajo, sino de factores externos, imponderables; del conseguir doblegarse en propia ventaja a ciertos poderes, propios o de otros. Peor aún, todo esto induce a pensar que en el bien y en el mal la responsabilidad no es nuestra, sino de las estrellas. Vuelve a la mente la figura de don Ferrante. Convencido que la peste no fuese debida al contagio, sino “a la fatal unión de Saturno con Júpiter” él –dice Manzoni– no tomó ninguna precaución en contra de ella y así murió “tomándosela con las estrellas” (I Promessi Sposi, cap. 37).

Es en verdad desconcertante ver cómo órganos de prensa de glorioso pasado o medios de comunicación públicos, que debieran desarrollar una función educativa, se presten a una obra tan claramente poco educativa y en la que ellos son los primeros en no creer.

Debo apuntar hacia otro ambiente en el que Jesús no habla y en donde por el contrario se le hace hablar todo el tiempo. El de las revelaciones privadas, mensajes celestiales, apariciones y voces de variada naturaleza. No digo que Cristo o la Virgen no puedan hablar incluso a través de estos medios. Lo han hecho en el pasado y lo pueden hacer, evidentemente, también hoy. Sólo que antes de dar por descontado que se trate de Jesús o de la Virgen que habla y no de la fantasía de alguien o, peor, de astutos que especulan en la buena fe de la gente, importa tener garantías. Es necesario, en este campo, esperar el juicio de la Iglesia, no precederle. No nos perdemos nunca con esperar, porque en el entretiempo tenemos ya todo lo que nos es necesario para conocer la voluntad de Dios y ponerla en práctica, si lo queremos. Dante decía bien a los cristianos de su tiempo:

“Cristianos, moveos de forma más grave:no seáis como plumas a todo viento,y no creáis que cada agua os lave.Tenéis el nuevo y el antiguo Testamento,y al pastor de la Iglesia que os guía:Esto os baste para vuestra salvación” (Paraíso V, 73-78).

San Juan de la Cruz decía que desde el Tabor se ha dicho a Jesús: “¡Escuchadlo!”, Dios en un cierto sentido ha llegado a estar mudo. Lo ha dicho todo, ya no tiene más cosas nuevas para revelar. Quien le pide nuevas revelaciones o respuestas le ofende, como si no se hubiese explicado claramente. Dios continúa diciendo a todos la misma palabra: “¡Escuchadlo! Leed el Evangelio: encontraréis más, no menos, lo que buscáis”.

El Evangelio de hoy nos ha puesto delante con toda su majestad a Cristo como Maestro de la Iglesia y de la humanidad. Descendamos también nosotros de nuestro pequeño Tabor llevando en el corazón el eco fuerte de aquella invitación del Padre: “Éste es mi Hijo amado; ¡escuchadlo!”



P. Raniero Cantalamessa, de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos


http://www.cantalamessa.org/?p=2826&lang=es


viernes, 27 de febrero de 2015

GRECIA DESAFÍA A LA `TROIKA EUROPEA´





Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda de Grecia equivale al 175 por ciento de su PIB, cifra que supera al 130 por ciento que sumaba el adeudo hace cinco años.
<<Grecia no podrá generar el nivel de ingresos para pagar a sus deudores nunca>>, afirma la publicación de los expertos Komileva de G+Economics.
La recesión en que entró el país a partir de 2008 ha contraído fuertemente la economía, la producción está por debajo de los niveles de 2007 y esto ha pegado sobre todo al empleo, ya que si hace cinco años la tasa de desempleo era del 12%, ahora es del 26% y afecta principalmente a los jóvenes.


Desde 2010, en que el país aceptó su primer rescate, consistente en un apoyo internacional de 240 mil millones de dólares para ayudar al país a evitar una bancarrota. Grecia acordó profundos recortes a los salarios de los burócratas, alzas en impuestos, congelación de pensiones públicas, además de prohibir la jubilación y otros beneficios sociales.


Han sido ya muchos años de austeridad y la situación económica del país no ha mejorado. Los jóvenes a lo único a que pueden aspirar es al desempleo, a un empleo mal pagado o a salir del país. Mucha gente carece del servicio de electricidad y de salud pública.

Antecedentes de la crisis financiera actual


Grecia fue incorporada a la Unión Europea en 1981, en lo que se conoció como la `segunda ampliación´. Su incorporación fue impulsada por el presidente francés Valéry Giscard d'Estaing que buscaba frenar las aspiraciones de Turquía (enemiga de Grecia en esa época), para ingresar en la unión.

Grecia, un país sin grandes recursos naturales, quiso organizar los Juegos Olímpicos del inició del nuevo milenio, pero no lo consiguió sino hasta 2004, con nefastas consecuencias: <<Los Juegos Olímpicos de Atenas tuvieron un peso destacado en la enorme deuda de Grecia y el retraso en las obras se pagó muy caro, indicó el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge. Podemos decir con franqueza que la justa de 2004 tuvo su importancia. Si ves la deuda exterior del país, de 2 a 3 por ciento puede ser atribuido a los juegos, declaró el dirigente belga al diario Kathimerini, con motivo de una visita a la capital griega. Estimó que los JO podrían haber sido menos costosos si se hubieran respetado los plazos de las obras. Aquella edición costó 13 mil millones de euros y actualmente varias instalaciones olímpicas no han encontrado un uso viable. Grecia está en su cuarto año de recesión.>>[1]

El doctor en Economia Alejando Nadal, también nos comenta sobre la voracidad de los bancos de la eurozona hacía los nuevos miembros de la Unión Europea: <<el análisis de la evolución de activos y pasivos transfronterizos de los bancos en la eurozona entre 1997 y 2011 revela una expansión inusitada del crédito que no tiene nada que ver con el ahorro en Europa. Los datos del Banco Internacional de Pagos muestran que en 2002 los activos de los bancos de la eurozona en operaciones transfronterizas ascendían a unos 2 billones (millones de millones) de euros. Cinco años después, en 2008, esos activos transfronterizos habían alcanzado la prodigiosa cifra de 10 billones de euros. ¡Un incremento de 500 por ciento! Esos activos, cabe recordar, representan entre otras cosas los préstamos que realizan los bancos (los préstamos se inscriben como activos en la contabilidad del banco porque los prestatarios deberán rembolsarlos).

¿Cómo se comparan las operaciones transfronterizas de los bancos con el PIB y el ahorro nacional de los países de la eurozona? Las cuentas nacionales en Europa indican que el PIB de los 18 países de la eurozona en 2008 ascendió a 9.5 billones de euros. ¿O sea que los activos (préstamos) transfronterizos de los bancos ese año fueron superiores al PIB de los países de la eurozona? Algo está muy mal en esa teoría que ve en los ahorros la fuente del crédito.

Los bancos de la eurozona, en especial aquellos que tenían ventajas de escala y reputación, se encontraron con una gran oportunidad al momento de consumarse la unión monetaria. El mercado de países de la cuenca del Mediterráneo les ofrecía terreno virgen para sus operaciones: no sólo había una misma referencia monetaria, sino que las reglas macroeconómicas (Tratado de Maastricht) aseguraban baja inflación. Enviaron a sus agentes más aguerridos a promover sus créditos y se encontraron con un público ávido de crédito barato. El resultado está en las cifras mencionadas arriba. La superabundancia de crédito entre 2000 y 2009 es el resultado de estas operaciones de los bancos.

La crisis proviene del exceso de crédito generado por la voracidad de los bancos de la eurozona. De aquí se transformó en una crisis de deuda soberana y el siguiente paso fue trasladar la carga de la deuda a los pueblos de los países deficitarios. Pero la irresponsabilidad de los bancos comerciales privados en la génesis de la deuda no puede ser ignorada.>>[2]

En 2008 el país entró en recesión económica que continúa a la fecha. Desde 2009 se han aplicado políticas neoliberales en favor del rescate de los bancos, pero en perjuicio de la población.

Vassilis Korkidis, presidente de la Confederación Helénica de Comercio y Empresariado comenta: <<”La economía experimentó un derrumbamiento sin precedente […] La mayoría de las pequeñas tiendas cerraron. El sector del turismo y la hotelería, que son la gran industria de Grecia, experimentan un deterioro tanto en sus ingresos como en el empleo que generan. El ramo de la construcción fue severamente golpeado. Y las políticas de los gobiernos previos de incrementar los impuestos pusieron en peligro miles de empleos. Los ciudadanos no pueden permitirse devolver sus créditos comerciales o hipotecarios, no pueden pagar las contribuciones a la seguridad social.

Así que en consecuencia, el comercio cayó, creando un círculo vicioso. Claro que necesitamos cambios estructurales, medidas de desarrollo y planificación a largo plazo, pero lo que no hay que hacer es cumplir estos falsos programas de rescate de la Troika”, afirma aludiendo a la odiada tríada que forman la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que el nuevo gobierno desconoció como entidad negociadora.

“Indudablemente, nosotros los pequeños empresarios, aprobamos la postura del gobierno griego de que el problema no es sólo griego, sino europeo. Es hora de que Europa cambie. Grecia no se puede permitir más huelgas y manifestaciones, ni más recortes y medidas de austeridad, ni nada más del actual programa de rescate” sostiene Korkidis.>>[3]

La Troika interviene en el proceso democrático griego



Alexis Tsipras y Yanis Vaurofakis

El pasado domingo 25 de enero –el hartazgo de la población- llevó a la coalición de izquierda Syriza cuya bandera fue la lucha contra la austeridad propuesta por la Troika, a obtener el 36,3% de los votos y 149 escaños, rozando la mayoría absoluta, sobre la conservadora Nueva Democracia del primer ministro en funciones Andonis Samarás, que obtuvo el 27,8% de apoyos (76 diputados). Alexis Tsipras, es el primer dirigente europeo elegido en base a un rechazo explícito de las difíciles políticas impuestas por la Unión Europea a sus miembros. No obstante, en su primer discurso este domingo, Tsipras ofreció una de cal y otra de arena: "el veredicto del pueblo griego significa el final de la troika", afirmó. Y unos minutos más tarde anunció a sus seguidores que el nuevo Gobierno "estaría dispuesto a colaborar y negociar por primera vez con nuestros socios una solución justa, viable, duradera y que beneficie a todos"

La ofensiva de los agentes financieros de la banca internacional fue encabezada por Standard & Poor’s -una semana antes de los comicios- cuando emitió una declaración para advertir que podría rebajar la calificación de los países donde los llamados partidos euroescépticos puedan asumir el poder.

En el mismo sentido, analistas bursátiles expresaron su desconfianza. “Se espera que el cambio de política que se presentará en Grecia incremente la volatilidad en el mercado debido a que Syriza pretende acabar con las medidas de austeridad, lo cual pondrá al país en una situación difícil. Ello se debe a que pondrá en riego el rescate y además aumentaría la posibilidad de que Grecia deje de formar parte de la Unión Monetaria Europea”, publicó en su blog de análisis y estrategia el grupo financiero Ve por más.

<<El 11 de diciembre, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Junker, instó a los griegos a no votar por “fuerzas extremistas”, refiriéndose directamente sa Syriza. “Creo que los griegos, quienes tienen una vida muy difícil, saben muy bien lo que una mala elección significaría para Grecia y la zona euro” dijo en Bruselas durante un debate con corresponsales de prensa y que transmitió la televisión pública austríaca.

Un día antes, la vocera de esa institución, Annika Breidthardt, tomo también partido y aseguró que la elección del excomisario Tavros Dimas a la presidencia podría eliminar la incertidumbre de los mercados respecto a la economía nacional. Dimas, único candidato al cargo a propuesta del entoncer primer ministro conservador, Antonis Samarás, no tuvo el apoyo del Parlamento y eso abrió paso a las elecciones en las cuáles triunfó Syriza.

Luego, tres días antes de los comicios del 25 de enero, el presidente del BCE, el italiano Mario Draghi, anunció que la institución compraría –a una escala sin precedentes (1.1 trillones de euros) – bonos gubernamentales de todos los países de la Eurozona, salvo de Chipre y… Grecia.
Adelantándose a que los sondeos ya daban por un hecho la victoria de Syriza, Draghi indicó que esa exclusión podría levantarse únicamente si el nuevo gobierno conseguía cerrar un acuerdo con sus acreedores antes del sábado 28 (de febrero).

El BCE asestó otro golpe el miércoles 4 (de febrero), cuando Tsipras y su ministro de finanzas Yanis Varoufakis, aún realizaban una primera ronda de visitas con líderes europeos para exponer sus planes de refinanciamiento de la deuda griega. Ese día Varoufakis incluso había sostenido “discusiones exitosas” con Draghi durante una hora, según expuso el mismo a la prensa europea. Pocas horas después de aquel encuentro el BCE anunció que había decidido privar a los bancos griegos de una fuente de financiamiento basada en compra de deuda, ya que, alegó el banco, “en este momento no es posible anticipar una conclusión positiva” del programa de rescate […]

El semanario francés Politis interpreto así la decisión del BCE: “Al anticipar el resultado de esas negociaciones, el BCE rebasa su papel –a la demanda del banco central Alemán y sume un protagonismo político muy alejado de su estaturo como institución `independiente´ que está inscrito en los tratados europeos.

Dicha suspensión por parte del BCE, agregó la publicación el jueves 5, “es similar a un golpe de estado financiero porque apunta, contra la voluntad expesada en las urnas, a intimidar al nuevo gobierno de Atenas, que ya no tendrá recursos para financiarse hasta finales de junio, lo que daba por hecho. El BCE quiere doblar a Atenas como logró antes la abdicación de Irlanda y Chipre.

De inmediato el gobierno de Tsipras expresó en un comunicado de prensa que Grecia “no aceptaría ningún chantaje” y que, pese a la “presión” que significaba tal decisión del BCE, la liquidez de la banca nacional estaba “totalmente asegurada”.>>[4]

La desconfianza hacia el nuevo gobernante no ha sido exclusiva de la llamada `Troika´, constituida por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, sino también de los ciudadano griegos que retiraron sus ahorros de los bancos. Según la agencia Bloomberg, en diciembre pasado, los ciudadanos griegos retiraron tres mil millones de euros, mientras que en enero, la cifra llegó a 11 mil millones; fuga de depósitos mayor que durante la crisis de deuda europea en 2012, lo que pone en riesgo la liquidez del sistema.

Antes el anuncio de las primeras medidas a tomar por el nuevo gobierno, la bolsa cayó un 9.24 golpeando al sector bancario.

Las reuniones de negociación de febrero 2015


La primera reunión de negociación realizada el miércoles 11 en Bruselas fue un rotundo fracaso.

La segunda reunión de negociación terminó mal, ya que el presidente del Eurogrupo, sustituyó el borrador acordado con el gobierno de Atenas, por otro en que se insistía en que la condición para la entrega de los créditos es que Grecia acepte extender el programa de austeridad medio año.

La tercera ronda de negociaciones tuvo lugar en estos días con la amenaza de la fecha fatal del 28 de febrero para lograr un acuerdo. Finalmente el martes 24, la Troika aceptó extender cuatro meses, hasta finales de junio, el programa de asistencia financiera que mantiene a Grecia a flote. A cambio, el primer ministro, Alexis Tsipras, se comprometió a llevar a cabo varias reformas sin renegar demasiado de sus medidas antiausteridad. Sin embargo, el primer ministro, que mantiene su popularidad, tuvo que hacer marcha atrás en varios puntos, entre ellos, el aumento del salario mínimo, que no cuenta ahora ni con fecha de aplicación ni monto.

El ministro Varoufakis quiere poner sobre la mesa una reestructuración de la deuda, que en estos momentos asciende a 320 mil millones de euros (175% del PIB griego). El debate de esta cuestión "debe empezar inmediatamente", apuntó en una entrevista en Grecia.

El ministro de Trabajo griego, Panos Skourletis Grecia, señaló que más que un tercer rescate con duras medidas de austeridad, preferiría una línea de crédito, pero es poco probable que esto ocurra, según fuentes europeas. Los cuatro próximos meses serán "una negociación diaria", reconoció.

El desenlace lo podremos ver en los próximos meses, sin lugar a dudas.


Jorge Pérez Uribe




[1] Periódico La Jornada, Los JO alimentaron la crisis griega, Miércoles 28 de diciembre de 2011.

[2] Periódico La Jornada, Creación monetaria y la crisis en Europa, Miércoles 18 de febrero de 2015.

[3] Semanario Proceso, N° 1999, Golpe de estado financiero, 22 de febrero de 2015, México.

[4] Semanario Proceso, N° 1999, Golpe de estado financiero, 22 de febrero de 2015, México.



lunes, 16 de febrero de 2015

EL FEMINISMO RADICAL Y LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO






Estupor y confusión ante la ideología de género



La sociedad de nuestros días no acaba de entender que es lo que pasa, pero hay desasosiego, pasmo, asombro y confusión, mucha confusión. Hay ya, quien incluso se cuestiona si por siglos estuvimos equivocados al considerar que solamente existían dos géneros identificados con las características sexuales de la persona: masculino y femenino, hombre y mujer. En su interior –añora y reconoce que era mejor el sistema anterior-, en dónde existían solamente dos sexos, dos géneros, que además eran complementarios. No acaba de entender a carta cabal que pasa, el porqué de estos cambios.
Quien se manifieste en contra será tachado de ìntolerante´ y `retrogrado´, -por lo que cada vez menos- se atreven a hacerlo, pero en la intimidad manifiestan su disgusto con las exhibiciones públicas de homosexuales y lesbianas, y piensan con angustia que les espera a sus hijos.
Así una nueva dictadura se yergue sobre la inerme sociedad: la `dictadura de la tolerancia´. “Prohibido prohibir”. La “filosofía del permisivismo” lleva a aceptar que “todo es válido y lícito” y la del “relativismo”[1] dicta que “no existe verdad absoluta, universal, válida”, “nada es totalmente bueno ni malo”, “hay que probarlo todo”.  Para más, la legislación ya favorece a los grupos LGBT [2], que se han convertido en la nueva clase todopoderosa, que detenta derechos especiales.

Como empezó todo

La ideología de género inicia con el feminismo de los años 60´s, pero no con el feminismo de equidad, sino con el feminismo radical que toma la filosofía de Antonio Gramsci y la expresa en la voz de Simone de Beauvoir, pareja de Jean Paul Sartre –ideólogo del existencialismo-: "Mujer no se nace, sino que se hace", significa que el sexo es aquello que uno decide ser, no lo que la naturaleza ha determinado. A partir de la publicación de El Segundo Sexo (1960), de Simone de Beauvoir, y de La mística femenina (1963), de Betty Friedan, entran en el feminismo otras cuestiones como el concepto de sexualidad, el papel de la maternidad, y la verdad sobre la familia.
Christina Hoff Sommers, en su libro ¿Quién se robó el feminismo?,  acuña el término “feministas de género” para distinguir el feminismo de ideología radical surgido hacia fines de los 60´s, del anterior movimiento feminista de equidad, y distingue: “El feminismo de equidad es sencillamente la creencia en la igualdad legal y moral de los sexos […] Por el contrario, el feminismo del `género´ es una ideología que pretende abarcarlo todo, según la cual la mujer norteamericana está presa en un sistema patriarcal opresivo. La feminista de equidad opina que las cosas han mejorado mucho para la mujer;  la feminista del `género´ a menudo piensa que han empeorado”.[3]
Otra vertiente es la “Teoría Queer” cuyo sustantivo abarca los términos: "maricón", "homosexual", "gay". <<La aparición de los estudios queer tiene su origen en un complejo contexto social en Estados Unidos. En primer término, surgen a partir de nuevas teorías sobre la sexualidad (Foucault, 1976; Weeks, 1998); de los descubrimientos sobre la tolerancia a la homosexualidad desde la Antigüedad y hasta la Alta Edad Media de Boswell (1980); de la aparición del artículo de Adrienne Rich (1996) sobre la heterosexualidad obligatoria y la existencia lesbiana; y de las evidencias arqueológicas de comportamientos homosexuales en la Grecia antigua de Dover (1980).La primera universidad estadounidense que contribuyó al desarrollo de la Teoría Queer fue Columbia, en 1989; posteriormente las de Duke, Nueva York, y el Centro de Estudios de Lesbianas y Gays de la Universidad de la Ciudad de Nueva York. En Estados Unidos se editan las principales revistas periódicas de estudios sobre la diversidad sexual, tales como The Journal of Sex Research, Journal of Homosexuality, Journal of the History of Sexuality, A Journal of Lesbian and Gay Studies. En Europa la pionera fue la Universidad de Utrecht, ubicada en el centro de los Países Bajos, con su Departamento de Estudios Interdisciplinarios Gays y Lesbianos, que edita el Forum Homosexualität und Literatur. Además, la Universidad de Amsterdam tiene el Centro "Homodok".>>[4]


Feminismo de `género´ y neomarxismo

<<En palabras de Dale O´Leary, la teoría del “feminismo de género” se basa en una interpretación neomarxista de la historia. Comienza con la afirmación de Marx, de que toda la historia es una lucha de clases, de opresor contra oprimido, en una batalla que se resolverá solo cuando los oprimidos se percaten de su situación, se alcen en revolución e impongan una dictadura de los oprimidos. La sociedad será totalmente reconstruida y emergerá la sociedad sin clases, libre de conflictos, que asegurará la paz y prosperidad utópicas para todos.
O´Leary agrega que Frederik Engels fue quien sentó las bases de la unión entre el marxismo y el feminismo. Para ello cita el libro El origen de la familia, la propiedad y el Estado, escrito por el pensador alemán en 1884 en el que señala:
“El primer antagonismo de clases de la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer unidos en el matrimonio monógamo, y la primera opresión de una clase por otra, con la del sexo femenino por el masculino”
Según O´Leary, los marxistas clásicos creían que el sistema de clases desaparecería una vez que se eliminara la propiedad privada, se facilitara el divorcio, se aceptara la ilegitimidad, se forzara la entrada de la mujer al mercado laboral, se colocara a los niños en institutos de cuidado diario y se eliminara la religión. Sin embargo para las “feministas de género”, los marxistas fracasaron por concentrarse en soluciones económicas sin atacar directamente a la familia, que era la verdadera causa de las clases.

En ese sentido, la feminista Shulamith Firestone afirma la necesidad de destruir la diferencia de clases, más aún la diferencia de sexos: “… asegurar la eliminación de las clases sexuales requiere que la clase subyugada (las mujeres) se alce en revolución y se apodere del control de la reproducción; se restaure a la mujer la propiedad sobre sus propios cuerpos, como también el control femenino de la fertilidad humana, incluyendo tanto las nuevas tecnologías como todas las instituciones sociales de nacimiento y cuidado de los niños. Y así como la meta final de la revolución socialista era no sólo acabar con el privilegio de la clase económica, sino con la distinción misma entre clases económicas, la meta definitiva de la revolución feminista debe ser igualmente –a diferencia del primer movimiento feminista- no simplemente acabar con el privilegio masculino sino con la distinción de sexos misma: las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importan culturalmente”

Cuando la naturaleza estorba

Es claro pues que para esta nueva “perspectiva de género” la realidad de la naturaleza incomoda, estorba, y por tanto debe desaparecer. Al respecto, la propia Shulamith Firestone decía: “Lo `natural´ no es necesariamente un valor `humano´. La humanidad ha comenzado a sobrepasar a la naturaleza; ya no podemos justificar la continuación de un sistema discriminatorio de clases por sexos sobre la base de sus orígenes en la naturaleza. De hecho, por la sola razón de pragmatismo empieza a parecer que debemos deshacernos de ella” […]
Así los mencionados promotores del  “género” no han visto mejor opción que declararle la guerra a la naturaleza y a las opciones de la mujer. Según O´Leary, las “feministas de género” a menudo denigran el respeto por la mujer con la misma vehemencia con que atacan el irrespeto, porque para ellas el “enemigo” es la diferencia […]
Además, consideran que las diferencias de “género”, que según ellos existen por construcción social, fuerzan a la mujer a ser dependiente del hombre y por ello, la libertad ´para la mujer consistirá, no en actuar sin restricciones indebidas, sino en liberarse de “roles de género socialmente construidos” […]
Luego de revisa la peculiar “agenda feminista”, Dale O´Leary evidencia que el propósito de cada punto de la misma no es mejorar la situación de la mujer, sino separar a la mujer del hombre y destruir la identificación de sus intereses con los de sus familias. Así mismo, agrega la experta, el interés primordial del feminismo radical nunca ha sido el de mejorar directamente la situación de la mujer ni aumentar su libertad, Por el contrario, para las feministas radicales activas, las mejoras menores pueden obstaculizar la revolución de clase sexo/género.
Esta afirmación es confirmada por la feminista Heidi Hartmann que radicalmente afirma: “La cuestión de la mujer nunca ha sido la `cuestión feminista´. Esta se dirige a las causas de la desigualdad sexual entre hombres y mujeres, del dominio masculino sobre la mujer”.
Así dice O´Leary, la “nueva perspectiva” tiene como objeto propulsar la agenda homosexual/ lesbiana/bisexual/transexual, y no los intereses de las mujeres comunes y corrientes>>.[5]

Los objetivos: deconstruir la familia y la sociedad occidental

“El final de la familia biológica eliminará también la necesidad de la represión sexual. La homosexualidad masculina, el lesbianismo y las relaciones sexuales extramaritales ya no se verán en la forma liberal como opciones alternas, fuera del alcance de la regulación estatal… en vez de esto, hasta las categorías de homosexualidad y heterosexualidad serán abandonadas: la misma `institución de las relaciones sexuales´ en que hombre y mujer desempeñan un rol bien definido, desaparecerá. La humanidad podría revertir finalmente a su sexualidad polimorfamente perversa natural”
Alison Jagger, autora de varios libros de texto utilizados en programas de estudios femeninos en universidades norteamericanas, revela la hostilidad de las “feministas de género” hacia la familia, cuando exclama:
<<“La igualdad feminista radical significa, no simplemente igualdad bajo la ley y ni siquiera igual satisfacción de necesidades básicas, sino más bien que las mujeres –al igual que los hombres- no tengan que dar a luz… La destrucción de la familia que Freud jamás visualizó, permitirá la emergencia de mujeres y hombres nuevos, diferentes de cuantos han existido anteriormente”
Al parecer, la principal razón del rechazo feminista a la familia es que para ella esta institución básica de la sociedad “crea y apoya el sistema de clases/género”. Así lo explica Christine Riddiough, colaboradora de la revista publicada por la institución antivida Catholics for a Free Choice (Católicas por el derecho a decidir):
“La familia nos da las primeras lecciones de ideología de clase dominante y también le imparte legitimidad a otras instituciones de la sociedad civil. Nuestras familias son las que nos enseñan primero la religión, a ser buenos ciudadanos… tan completa es la hegemonía de la clase dominante en la familia, que se nos enseña que esta encarna el orden natural de las cosas. Se basa en particular en una relación entre el hombre y la mujer que reprime la sexualidad, especialmente de la mujer”.
Para quienes tienen una visión marxista de las diferencias de clases como cusa de los problemas apunta O´Leary, `diferente´ es siempre `desigual´ y `desigual´ siempre es `opresor´.>>[6]

Su principal enemigo: las religiones judía, musulmana y las cristianas

Denominan `fundamentalistas´ a los cristianos católicos, evangélicos y ortodoxos, a los judíos y a los musulmanes, que tienen como común denominador la `Revelación Bíblica´.
Sobre la `Revelación Bíblica´ la “teóloga feminista de género” Elisabeth Schussler Fiorenza afirma: “Los textos bíblicos no son Revelación de inspiración verbal ni principios doctrinales, sino formulaciones históricas… Análogamente, la teoría feminista insiste en que todos los textos son producto de una cultura e historia patriarcal androcéntrica”
El informe de la reunión preparatoria a la Conferencia de Pekín, organizada por el Consejo Europeo en febrero de 1995, sostiene que: <<”El surgimiento de toda forma de fundamentalismo religioso se considera como una especial amenaza al disfrute por parte de la mujer de sus derechos humanos y a su plena participación en la toma de decisiones en la sociedad” […] “…debe capacitarse a las mujeres mismas, y dárseles la oportunidad de determinar lo que sus culturas religiones y costumbres significan para ellas”.

Vale señalar que para el “feminismo de género”, la religión es un invento humano y las religiones principales fueron inventadas por los hombres para oprimir a las mujeres. Por ello las feministas radicales postulan la re-imagen de Dios como Sophia: sabiduría femenina. En ese sentido las “teólogas del feminismo de género” proponen descubrir y adorara no a Dios, sino a la diosa. Por ejemplo, Carol Christ, autodenominada “teóloga feminista de género” afirma lo siguiente: “Una mujer que se haga eco de la afirmación dramática de Ntosake Shange: `Encontré a Dios en mí misma y la amé ferozmente´ está diciendo que el principio divino, el poder salvador y sustentable está en ella misma y que ya no verá al hombre o a la figura masculina como salvador”.>>[7] Siguiendo sus palabras, se podría afirmar: `toda mujer se debe autoconstruir en su propia diosa´.
El enemigo a combatir en Occidente, es sin duda el Vaticano que se opone a su agenda de deconstrucción de la familia, planificación natal por medios artificiales, aborto, renta de úteros, inseminación `in vitro´, matrimonios lésbico-gay y adopción de hijos por estas parejas. Si bien, la Iglesia Evangélica ha aceptado como ministros a mujeres y hombres gay y ya ha ungido al menos a uno de cada sexo como obispos, además de celebrar bodas gay; las Iglesias Católica y Ortodoxa –en Eurasia- se mantienen fieles a sus postulados milenarios.


Jorge Pérez Uribe



[1] Ver post la Cultura Light de septiembre de 2012 

[2] Siglas que designan colectivamente a lesbianas, gais, bisexuales y transexuales 

[3] Entrevista a Christina Hoff Sommers en Faith and Freedom, 1994, p.2 

[4] Carlos Fonseca Hernández y María Luisa Quintero Soto La Teoría Queer: la de-construcción de las sexualidades periféricas, Revista Sociológica, año 24, número 69, enero-abril de 2009, UAM Azcapotzalco, México 

[5] La ideología de género. Sus peligros y alcances, Comisión Episcopal para los Laicos, IMDOSOC, México, D.F., 2003 

[6] Ibídem, p.32,33 
[7] Ibídem, p.42,43