El inicio, la devaluación del yuan
Todo empezó cuando el martes
11 de agosto, el banco
central chino decidió depreciar el renminbi/yuan en un 2%, (la mayor caída desde
1993).
El estadunidense Stephen
Roach –prominente becario de la Universidad Yale–, considera que una
devaluación de 1.9 por ciento es apenas el comienzo de otras depreciaciones
posteriores, cuando nos encontramos apenas en escaramuzas cada vez más
desestabilizantes en vísperas de una guerra global de divisas.
Analistas de la city (Londres) esperan que el yuan se
deprecie en forma gradual otro 4 por ciento a lo largo del año a partir de
ahora.
La agencia informativa china
Xinhua, maniofestó que si bien es cierto que un yuan más débil favorece las
exportaciones, también una depreciación prolongada desencadenaría fugas de
capitales que perturbarían el sistema financiero y acabarían por afectar al
yuan; juzga que China no libra una
guerra de divisas, sino que meramente arregla una discrepancia.
El “lunes negro”
Fue
el lunes 21 de agosto cuando la Bolsa de
Shangai perdió 8.5%., lo que ocasionó, que como fichas de dominó cayeran las
bolsas de Asia y Europa, luego de que Las plazas americanas operaban a la baja Los
mercados mundiales sufrieron este lunes una de sus peores jornadas desde la
crisis de 2008.
Tanto el mercado accionario
como el de materias primas está asustado por los síntomas de debilitamiento de
China, la segunda economía mundial y también el segundo mayor consumidor de
petróleo después de Estados Unidos.
El petróleo cerró el lunes 21 en
Nueva York a menos de 40 dólares el barril por primera vez en seis años,
derribado por la alarma mundial sobre la economía de China.
El barril de "West Texas
International" (WTI) para entrega en octubre perdió 2.21 dólares, bajando
a 38.24; el menor precio de cierre desde febrero de 2009.
"El nerviosismo por China
es malo para la Bolsa pero es aún peor para el mercado petrolero mundial",
dijo John Kilduff de la firma Again Capital.
Economía y problemática china
Sobre
el PIB de China en términos de poder de paridad de compra, el año pasado el
país asiático superó ya a EU, mientras en términos nominales (valor en dólares
estadunidenses) se ubica en segundo lugar detrás de EU después de 30 años. El
año pasado China alcanzó 7.4 por ciento de crecimiento económico rebasando a EU
(2.4 por ciento), a la Eurozona (0.8 por ciento) y Japón (0.2 por ciento), y es
solamente cuestión de tiempo para que el PIB nominal de China rebase al de EU.
Según estadísticas del
gobierno chino la tasa de crecimiento promedio para el periodo 1991-2014 fue de
10 por ciento. Sin embargo, desde 2010 la economía china ha sufrido una
desaceleración de 35 por ciento y en 2014 se registró la tasa de crecimiento
más baja desde 1991.
El
pronóstico oficial es que en este año el PIB de China crecerá 7 por ciento, por
debajo del 7.5% de 2014. El FMI estima una cifra de 6.8% este año y de 6.3%
para 2016.
<<Al
respecto, Leticia Armenta, directora del Centro de Análisis Económico del
departamento de economía, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores
Monterrey (ITESM), destacó que la desaceleración
en China es el resultado del debilitamiento de su sector
exportador.
Explicó que
“muchos de sus productos elaborados tienen como destino el exterior, de este
modo la caída de 8 por ciento registrada en julio seguramente está continuando
(…) ya que los fundamentales de la industria manufacturera dependen del
comercio exterior.”
Pablo López,
coordinador de estudios económicos de Banamex, dijo que si bien el resultado
podría parecer preocupante, hay que tomar en cuenta que esto se da en un
contexto en el que la economía global se está desacelerando.
“Que China esté creciendo a ritmo de 6.8
por ciento para 2015 no debe de preocuparnos pues es un buen avance (…) Además
debemos de considerar que el índice similar, pero que mide el sector servicios
está en expansión.”
Al parecer
el efecto negativo registrado por el gigante asiático arrastró a la economía
global en agosto, ya que representa 8.4 por ciento del PIB global, de acuerdo
con Markit, pues el índice manufacturero mundial cayó a su mayor nivel en dos
años y medio, ubicándose en 50.7 puntos.>>[1]
<<China: la gran muralla de la especulación
Todo mundo sabía que la
crisis llegaría a China. Había demasiados canales de comunicación como para
pensar que los efectos del descalabro en Estados Unidos y Europa no se
transmitirían a China. Pero la crisis en el gigante asiático tiene también los
ingredientes de su propia cocina. Otros se relacionan con la política económica
que aplicó el gobierno chino al sentirse los efectos de la contracción del
mercado mundial.
La crisis financiera y
sus efectos sobre la economía mundial terminaron por frenar la expansión de las
exportaciones chinas. Pero ese no fue el único problema. Contrario a lo que
muchos piensan, la fuente de mano de obra en China no es inagotable: en 2011 la
oficina de estadísticas anunció que la población en edad de trabajar se
contrajo por primera vez. Es el resultado de 30 años de una política
demográfica restrictiva (un hijo por familia) y del retiro de una generación
nacida entre 1950 y 1975.
Contra este telón de
fondo y para combatir la contracción provocada por la caída en la demanda
mundial, las autoridades del banco central chino comenzaron a aplicar una
política de expansión crediticia desde 2012. Y para compensar la pérdida de
dinamismo del sector exportador, un año después hasta se anunciaron planes para
ir modificando la estrategia de crecimiento de la economía china: en adelante
se estaría descansando más en el consumo doméstico.
Pero para los gobiernos
provinciales en China el crecimiento de la inversión en la industria de la
construcción es una fuente muy importante de recursos. Así que el auge del
sector de la construcción va de la mano con las necesidades fiscales: promover
el crecimiento de una burbuja de bienes raíces es algo casi natural. En 2013
había más de 10 mil millones de metros cuadrados en construcción en diversas
ciudades chinas. El valor de mercado de esas obras era equivalente a casi dos
veces el PIB: es una burbuja en cantidades y precios que no tiene paralelo en
la historia del capitalismo. Y ha sido inflada por un sistema en el que la sed
de ingresos fiscales y la especulación van de la mano. En muchos casos, la
argamasa que mantiene unido este enredijo es la corrupción.
La expansión crediticia
permitió una ola de inversiones en la bolsa y un espectacular crecimiento de
precios en títulos y acciones. La expansión de las operaciones bursátiles con
dinero prestado genera mayor volatilidad de la que ya existe en esos mercados.
Y a esto hay que añadir el hecho de que otra parte de las inversiones de corto
plazo en China proviene de la estrategia de empresas, bancos y fondos de inversión
para obtener divisas a un costo bajo e invertir en títulos denominados en
divisas que tienen rendimientos superiores. Este llamado carry trade en
el mercado mundial de divisas es resultado de un arbitraje en el que se toman
en cuenta tasas de interés y estabilidad cambiaria. Estas operaciones han
existido desde hace mucho, pero en los últimos años la flexibilidad de la
política monetaria en Japón, Estados Unidos y, más recientemente, en Europa ha
permitido su expansión sin freno.
El crédito interno y el carry
trade crearon una gigantesca burbuja en el mercado de valores en China. En
los 12 meses anteriores a junio de este año, el índice de precios de las
acciones creció 150 por ciento. Hoy el desplome en los índices Shanghai y
Shenzhen es espectacular: cuando reventó la burbuja todas las ganancias de los
últimos dos años se perdieron en cuestión de días (en las últimas tres semanas
se han perdido más de 2.4 billones de dólares de riqueza de papel). La
corrección en el mercado de valores no tiene precedentes y todavía no se acaba.
El gobierno chino ha intentado todo para detener el baño de sangre: quitó
restricciones a los bancos para mantener la expansión del crédito, redujo
nuevamente la tasa de interés y hasta prohibió la venta de nuevas acciones.
Todo ha sido en vano.
En los pasados dos
trimestres del año pasado la cuenta de capitales china registró la salida de
148 mil millones de dólares (mmdd). Es decir, por primera vez en su historia
reciente la cuenta de capitales de su balanza de pagos acusa un déficit de este
calibre. Esto puede ser la señal de que el auge de la entrada de capitales
especulativos asociados a las inversiones con divisas (carry trade) se
ha terminado. Es posible, pero el ajuste promete terminar como un brutal
aterrizaje forzoso para toda la economía china. Y las medidas de política para
reactivar el crédito que se anunciaron hoy no presagian nada bueno.>>[2]
Otras repercusiones de la crisis china
El
presidente chino, Xi Jinping, afirmó
el jueves 27 de agosto, que China reducirá su número de soldados en 300
mil, al iniciar el enorme desfile militar para conmemorar los 70 años desde el
final de la Segunda Guerra Mundial en Asia.
Jorge Pérez Uribe
[1] Periódico
El Financiero, 1 de septiembre de 2015
[2] Periódico La
Jornada, 26 de agosto de 2015,
China: la
gran muralla de la especulación por Alejandro Nadal.