jueves, 28 de marzo de 2013

EL SILENCIO DE LA CRUZ


Quieren matar el amor



Josep Alegre, abad de Poblet, 24 de marzo de 2013

Mirad el árbol de la cruz, donde estuvo clavada la salvación del mundo.
Venid a adorarlo


Es el grito orante de la liturgia del Viernes Santo, al que sigue un profundo silencio de adoración, y un beso entrañable a la cruz, donde está colgada la salvación del mundo. Así, con este gesto, decimos nuestra fe como escribe el poeta:

Aquí encarnada
En este Verbo silencioso y blanco
que habla con líneas y colores, dice
su fe mi pueblo trágico. Es el auto sacramental supremo, el que nos pone
sobre la muerte bien de cara a Dios.
…bien de cara a Dios…, a un Dios silencioso. Y dice una homilía antigua sobre el grande y santo Sábado: ¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio porque el Rey duerme. La tierra está temerosa y sobrecogida porque Dios se ha dormido en la carne…
Pero este silencio empieza el Viernes Santo con el silencio de la Cruz. Quisieron bloquear el Camino, para que el hombre no accediera hasta la Verdad y la Vida. Y adormecieron al Rey; e inmediatamente un gran silencio y una gran soledad envolvió la tierra. La historia se repite: hoy también buscan bloquear el Camino, y abren senderos a otras verdades y otras vidas. Y la historia se repite: en la tierra va dominando la soledad; la tierra esta temerosa y sobrecogida.
Pero antes de adormecerse el Rey pronuncia unas palabras, que siguen emergiendo desde el silencio profundo de la cruz, como una oferta de luz y de vida:

1. Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen (Lc 23,34)
La sangre
que esparciste en perdón es la que enciende,
donde su planta fue, tu eterna lumbre…
¿Qué es su luz sino sangre que se enciende
con el amor?
Tu cuerpo lleva la antorcha del amor constante
por la noche del mundo.
¡Oh Cristo del perdón! Tú nos perdonas
aún antes de pecar, y así vivimos
libres del torbellino que a la sima
de perdición conduce.
Quieren matar el amor. El amor que todo lo aguanta, todo lo soporta, todo lo disculpa, que espera siempre… (1Cor 13)
El silencio de la cruz, es el silencio del Amor abandonado, rechazado. ¿Puede haber acaso, mayor dolor que el dolor del amor rechazado? Pero el silencio de la cruz es también la palabra más elocuente del perdón.

2. Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso (/Lc 23,43)
Que es tu cruz gradería de la gloria
y es la firme palanca con que el hombre,
si tiene fe, traslada el universo…
Y es el punto de apoyo del corazón.
De amor se muere,
y muriendo de amor vida recobra,
vida que nunca muere.
Se dice que “no hay soledad sin silencio; el silencio es a veces callar, pero el silencio siempre es escuchar.
En el silencio desgarrado de la cruz, un hombre mira y escucha en silencio a quien muere de amor, a quien dice su amor con la palabra perdón, y se desgarran los cielos para dejar caer sobre él el rocío de la vida nueva.

3. Mujer, ese es tu hijo… Esa es tu madre (Jn 19,26)
Con sus vírgenes ojos en Ti fijos
tu Madre te bebía la blancura…
Contemplaba tu cuerpo Juan, y tras de Ti veía
el sol de las edades y los pueblos,
el hito eterno de la historia.
El silencio de María, mujer y madre, junto al silencio de la cruz; la mirada, el beso amoroso de Juan, a la Palabra que contenía la vida. Y del silencio de la cruz desciende la palabra sobre el surco del silencio como promesa de nuevos horizontes de luz.

4. Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado? (Mt 27,46)
¡Duro trono de soledad! Tú, solo,
abandonado de Dios y de los hombres,
eslabón entre cielo y tierra.
Las soledades
hinches del alma, y haces de los hombres
solitarios un hombre.
Ha bajado hasta nuestro pecado. “Hecho pecado por nosotros”, por tantos que siguen muriendo “abandonados de Dios” y rechazados por sus hermanos, los hombres. Tú, el Amor, ¿por qué has abandonado el amor? Una pregunta que después de siglos se siguen haciendo muchos en nuestra humanidad doliente. Porque en nuestra humanidad continua habiendo muchos crucificados. El silencio de Dios es camino de vida. Siempre.

5. Tengo sed (Jn 19,28)
¡“Tengo sed”!, gemías. Y nosotros,
tus hermanos y crueles cazadores,
muertos de sed también, tras de la fuente
de tu vino marchamos por las huellas
de sangre de esta vida de amargura.
Tenemos sed de agua de vida que jamás se agota.
Quien tiene sed de paz, de libertad y de justicia, sube al Calvario y mira el Crucificado; contempla y se deja traspasar por el silencio de la cruz, hasta experimentar el deseo de acompañarlo en el sufrimiento, y acompañarlo en el sufrimiento. En nuestra tierra hay mucha sed, muchos ardientes sedientos.

6. ¡Todo está cumplido! (Jn 19,30)
¡”Se consumó”!, gritaste con un rugido
cual de mil cataratas, voz de trueno…
Siguióse místico
silencio sin linderos, cual si el aire
contigo hubiese muerto, y nueva música surgió…
Tus miembros exhalaban
al toque del amor –amor sin freno-,
la canción triunfadora de la vida.
¡Se consumó! ¡Por fin, murió la Muerte!
Ahora… esperar en silencio la melodía de la nueva vida. La esperanza de un nuevo Hombre, de una nueva Humanidad. ¡Llegará!

7. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23,46)
¿”Mi espíritu en tus manos encomiendo”!
le dijiste a tu Padre, ante quien tiemblan
las aguas, y tembló la tierra toda
de parto en agonía.

Es el momento difícil, el salto de la fe, el fiarse plenamente del Otro. Caer en el silencio absoluto, para dar lugar a la Palabra absoluta. Contemplamos en el silencio de la cruz la humanidad en doloroso parto. Aquí nace la luz para alumbrar nuestra noche. Yo diría que el silencio de la cruz es la luz del silencio para el camino de nuestra vida.



Fuente: http://www.periodistadigital.com/religion/opinion/2013/03/24/el-silencio-de-la-cruz-religion-iglesia-opinion-semana-santa-abad-poblet.shtml

sábado, 23 de marzo de 2013

“SOMOS HERMANOS”, FRANCISCO A BENEDICTO XVI










Asistí el día 28 de febrero pasado -día efectivo de la renuncia de Benedicto XVI-, a una conferencia-debate, moderada por Roberto O´Farril, con la presencia de dos eminentes conocedores, uno José Alberto Villasana especialista en Apocalipsis y el otro Luis Ernesto López Padilla, mariófano [1]. 


El tema fue la coexistencia de dos Papas, misma que se ha dado en la historia de la Iglesia Católica, únicamente cuando existe un Papa depositario de la auténtica fe y un Antipapa, enemigo de la misma. 

La postura del apocalíptico fue que esa sería –precisamente la situación-, es decir que el nuevo Papa no sería elegido legítimamente y que sería en verdad un Antipapa, por lo que Benedicto XVI representaría la verdadera fe. El mariófano discrepando totalmente de esta interpretación, afirmo que el nuevo Papa, sería un pontífice excepcional, pero que sufriría una gran persecución junto con toda la Iglesia. 

No les había comentado nada de este suceso, fundamentalmente porque estos temas de las profecías y de las revelaciones marianas, se prestan más al morbo y al sensacionalismo de publicaciones esotéricas, que a una consideración seria. Además había que ver cual sería la resultante del cónclave cardenalicio. 

La verdad es que no puede haber duda de que se trata de la auténtica sucesión petrina. El Papa Francisco cedió sus 40 votos en la elección de 2005 a favor de Benedicto XVI, y sabe que ahora le debe su elección en gran parte. Así lo describe el periodista José Manuel Vidal: <<Francisco sabe que es Papa porque Benedicto renunció. En cierto sentido, le debe el papado. Con su histórica iniciativa, le dejó el paso libre y le pasó el testigo de una Iglesia sacudida "por tormentas", como el propio Ratzinger reconoció en su despedida. El "pastor rodeado de lobos", que se sintió sin "fuerzas físicas y espirituales" para hacerles frente, les terminó derrotando. Al renunciar él, tuvieron que irse todos ellos. Al menos, temporalmente. 

Con esa que, en Roma, llaman ya "la gran jugada", el Papa Ratzinger ponía a la Iglesia en "estado de emergencia" y provocaba una enorme sacudida entre los fieles y entre los cardenales electores. Un gesto de máxima humildad para denunciar el carrerismo, las intrigas y las búsquedas de poder en el corazón del catolicismo romano. Todo un contrasigno evangélico. Y el Papa Ratzinger se retiró 'al monte' a rezar, pero no sin antes marcar una cierta hoja de ruta al sucesor: terminar su tarea. Él había limpiado la lacra de la pederastia, pero no pudo o no le dejaron limpiar la Curia y la suciedad financiera del IOR, el banco vaticano. 

Con esa lección bien aprendida, los cardenales "peones" (los más sencillos, la mayoría silenciosa que no busca poder ni gloria y que no forma parte de 'cordadas ni partidos curiales') se rebelaron contra los "grandes electores", encabezados por los cardenales Sodano y Bertone. 

Y, cuando la Iglesia parecía estar abatida y sin futuro, la mayoría del colegio cardenalicio escuchó el clamor del 'pueblo de Dios' y tuvo la voluntad política de plasmar el SOS del pueblo en la elección del nuevo Papa. Y, desde la primera votación, propusieron al cardenal Bergoglio, que terminó imponiéndose a la quinta, casi con un plebiscito. 

El Papa Francisco, el Papa "del fin del mundo", sabe que la gente lleva años ansiando un cambio, pidiéndolo, rogándolo. Sabe, asimismo, que 'vox populi, vox Dei'. y por supuesto, tiene muy claro que los cardenales lo eligieron para realizar dos grandes misiones: recuperar la autoridad moral perdida y terminar la limpieza iniciada por su predecesor. Por eso pensaron en él, porque es humilde, sencillo, pero también valiente y decidido. No le va a temblar el pulso para gobernar y, al mismo tiempo, va a proyectar un testimonio de una Iglesia "pobre y para los pobres". Empezando por el propio Papa, el máximo icono de la Iglesia católica. >> [2]

Y el día de hoy, en un hecho inusitado el nuevo Papa, visita al Papa “emérito” y el primer gesto entre ambos es un fraterno abrazo. Después se dirigieron a la capilla a orar. Benedicto XVI –humilde como siempre- le cedió el puesto de honor a Francisco y éste lo rechazó exclamando “somos hermanos”. Después hablaron en forma privada en la biblioteca durante 45 minutos, tras lo cual almorzaron junto con sus secretarios. 

Del resto de las revelaciones del inicio de “los último tiempos”, que no tienen que ver nada con el fin del mundo, iremos viendo que sucede y en su oportunidad comentaré lo que sea necesario. Por lo pronto me parece relevante, lo que les presenté en el post anterior, sobre el hombre que el día anterior al inicio de cónclave reclamaba por un Papa Francisco I, y luego el fraile de Asís que oró los 2 días del cónclave y que profetizaba que el Papa elegido “tendrá un trabajo muy difícil” “debemos rezar y prepararnos para sufrir” “muchos sufrimiento vienen para la Iglesia, el Vaticano y el mundo” “nos acercamos a los últimos tiempos” “ si nos arrodillamos delante de Dios el nos provee, el nos da todo...”



[1]  `Mariofanías´ son las manifestaciones de la Virgen María ante uno o varios videntes.
[2]   http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2013/03/23/francisco-y-benedicto-la-continuidad-discontinua-religion-iglesia-vaticano-castelgandolfo.shtml

domingo, 17 de marzo de 2013

FRANCESCO PAPA. EL MISTERIO DE SU NOMBRE




El día lunes 11 de marzo, este hombre -descrito como un indigente- se apostó en la plaza de San Pedro. Portaba una pancarta que decía Francesco I Papa. El director del diario La Razón (México), Pablo Hiriart se le acercó y le preguntó: <<—¿Quién es Francesco? —>> 

El hombre llamado Severio Vitaliamo, repuso: <<—No sabe quién es Francesco, entonces— >> 

<<—No sé, dígame de dónde es ese cardenal que usted quiere para Papa —le contesté casi en tono de broma, para matar el tiempo a costa de alguien. 

—Era de Asís —me dijo y agregó: “En la iglesia necesitamos un Papa como San Francisco de Asís, para dejar atrás tanta suciedad y volver a dar prioridad al espíritu sobre la materia”, me dijo, para mi vergüenza. >> 

Quizás muchos no lo sepan, y piensen que los Papas deben escoger su nombre entre un limitado repertorio: Pío, Juan, León, Clemente, Pablo, Gregorio, Benedicto y otros. La realidad es que pueden optar por la forma latinizada de su nombre, o bien por el nombre de un predecesor, e incluso por el nombre de un santo. Es de mencionar que ningún Papa ha optado por el nombre de Pedro y que los únicos nombres compuestos han sido los de Juan Pablo I y Juan Pablo II. 

Las Profecías de san Malaquías terminan su relación de Papas con “Pedro Romano”, precisamente. 

El indigente o ¿profeta? de la foto se refirió a él como Francesco I, igual que todos los medios de comunicación. Posteriormente las autoridades vaticanas aclararon que el “I”, se debe utilizar cuando exista otro Francisco, mientras tanto será únicamente “Francisco”. Es decir, el indigente no estaba equivocado. Cabe aclarar que una característica de los profetas es ser gente humilde, sencilla. 

Al Papa Jorge Mario Bergoglio, corresponde el número 266. Es el primer Papa miembro de la Compañía de Jesús y también el primer americano en alcanzar la Silla de Pedro. 


El Papa Bergoglio narra como aconteció la elección de su nombre, la cuál se dio en forma espontánea al ser elegido Papa: a su lado se encontraba el cardenal, Claudio Hummes, quién le reconfortaba a medida que avanzaba el recuento y "la cosa se ponía peligrosa". 

En el momento en el que finalizó la escrutación de los votos y se supo que él sería el nuevo papa, el cardenal Hummes "le abrazó, le besó" y le dijo "no te olvides de los pobres". 

"Esa palabra entró aquí (ha dicho señalando su cabeza): los pobres. Pensé en Francisco de Asís inmediatamente. Así surgió el nombre en mi corazón" (para la gente de fe esta sería la inspiración, la voz del Espíritu Santo). 

A los periodistas narró: “enseguida en relación a los pobres pensé en san Francisco de Asís, en seguida pensé en los pobres, en las guerras. Mientas el escrutinio proseguía... Y así me vino un nombre en el corazón: Francisco de Asís, Francisco el hombre de la pobreza, de la paz, que ama y cuida lo creado, el hombre que da este sentido de la paz, el hombre pobre. ¡Ah, cómo querría una Iglesia pobre y para los pobres!”. A este punto el auditorio estalló en aplausos. 

El Papa Francisco no predica la pobreza de dientes para fuera como los políticos y muchos revolucionarios marxistas, ya que en su Buenos Aires viajaba en transporte público, vivía en un modesto departamento, no en el palacio arzobispal, no gusta del boato y del “vano honor”, como diría Ignacio de Loyola, fundador de los Jesuitas. 


Es de llamar la atención, que teniendo la Compañía de Jesús tan grandes santos, haya optado por el nombre de un santo de la `competencia franciscana´. Pero ello no hace sino revelar la universalidad de un Papa que gobierna para toda la Iglesia. Hay que mencionar que Francisco de Asís es patrón de Italia. 

Otro importante signo de los tiempos, es que después de casi mil años, el Patriarca de Constantinopla, que ahora es Bartolomé I, acudirá a la misa de instalación del nuevo Papa. 

Concluyo con la presentación de este video, en donde un fraile de Asís, ¿otro profeta? ¿el mismo San Francisco? precisamente en los días del Cónclave, ora por el nuevo Papa, y predice lo que éste sufrirá. 





Nota aclaratoria: Había subido el mismo video pero con restricciones de reproducción en la WEB, por lo que se canceló su reproducción. En esta reproducción del mismo video, se le da un título con el que no concuerdo. (19-07-2013)


jueves, 14 de marzo de 2013

“HABEMUS PAPAM”: LAS TRAVESURAS DEL ESPÍRITU SANTO






Para los católicos, el Papa es el heredero de Simón Pedro, que aunque elegido en democrática votación, es elegido por inspiración del Espíritu Santo sobre los cardenales electores. 


Y los no creyentes, deben de pensar que algo incomprensible pasa, ya que el Papa elegido, por lo general, no aparece en las quinielas populares, y mucho menos en los pronósticos de los “especialistas” y expertos. 



Así por ejemplo en el actual Cónclave, se hizo una lista que se llamó de los “12 apóstoles” y que incluía a: Sean O'Malley, cardenal de Boston, al cardenal de Milán, Angelo Scola, y al canadiense Marc Ouellet, dos italianos: Gianfranco Ravasi y Mauro Piacenza, al cardenal de Nueva York, Timothy Dolan, al cardenal ghanés Peter Turkson, al filipino Tagle, al cardenal de Honduras, Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, dos brasileños, Odilo Scherer y Joao Braz de Aviz,y al cardenal de Viena, Christoph Schonborn. Ninguno de ellos fue el elegido. 



Consulté varias quinielas, y en ninguna de ellas aparecía el nombre de Jorge Mario Bergoglio y por supuesto al ser elegido Papa, los medios no nos han brindado mucha información, ya que no estaban preparados para esta nominación. La información empezará a fluir a partir de hoy. 



Vittorio Messori, el periodista amigo de Benedicto XVI desde 1985; nos narra su experiencia con la elección de Juan Pablo I y de Juan Pablo II: <<Recuerdo en 1978, trabajaba en La Stampa, estaba en la redacción cuando han elegido al Papa Luciani: cuando lo anunciaron hubo un gran pánico, porque los grandes vaticanistas que teníamos nos habían pedido tener preparadas algunas biografías, ya que el Papa saldría seguro de un elenco de papables, y, por el contrario, nada: cuando ha sido elegido Luciani nos hemos dado cuenta de que en el archivo de La Stampa no teníamos ni siquiera una foto. La misma historia se repitió dos meses después con Wojtyla: todos habían previsto este o este otro, y, por el contrario, cuando lo anunciaron pánico de nuevo: no sabíamos ni siquiera como se escribía su nombre.>>[1] 



Afirmaba José Manuel Vidal –periodista español, especialista en temas religiosos-, en un artículo fechado 13 de marzo a las 9.59: <<En el Cónclave que acaba de comenzar no hay 115 cardenales electores, sino 116 o 117. 



A los 115 purpurados se suma la presencia invisible, pero sentida, del Papa emérito, Benedicto XVI y, sobre todo, la presencia real y mística del Espíritu Santo. Sin su presencia, el Cónclave sería un mero conciliábulo de eclesiásticos en busca de poder.



Los católicos creen a fondo en la presencia siempre actuante del Espíritu de Dios. Él es, por lo tanto, para la Iglesia y para los cardenales del Cónclave, el auténtico protagonista en la elección del sucesor de Benedicto XVI. De ahí que, antes del 'extra omnes' [2] , los cardenales hayan entonado con profunda devoción el 'Veni Creator Spiritus', la súplica para que los ilumine. 



Los teólogos suelen definir a la Iglesia como "una realidad humano-divina o divino-humana". Por el lado humano, necesita las mediaciones de los cardenales. Por el divino, está animada por el Espíritu del señor, la tercera persona de la Santísima Trinidad, quizás la más desconocida para los propios católicos. Simbolizada por una paloma. La paloma de la inspiración divina. [...] 



"El Espíritu Santo ya ha elegido. Nosotros tenemos que rezar para saber quién es", decía, hace unos días, el cardenal de Viena, Christoph Schönborn. Eso sí, todos los purpurados electores saben, asimismo, que, para manifestarse, el Espíritu del señor necesita "mediaciones humanas". Es decir, el Cónclave es misterio e intrigas, servicio y poder, oración y cabildeos. Un mix de gracia y pecado, de gloria e infierno. Una amalgama de lo divino y lo humano. 



Para evitar el lado más pecador y conectar con el espiritual, el Cónclave se celebra en un clima de oración y de recogimiento espiritual. Se trata de disponer los ojos y los oídos del alma, para ver y escuchar al viento del Espíritu, que sopla cuando y como quiere. >>[3] 



Vittorio Messori concluye con una reflexión: << - No podemos robarle al Espíritu Santo su trabajo. Las previsiones de los llamados expertos, cuando se trata de Cónclave, se realizan para ser desmentidas. Normalmente no aciertan nunca. La impresión es que el Espíritu Santo se divierte tomándonos el pelo: los grandes voceros, los grandes expertos, los grandes vaticanistas, dan por seguro uno u otro, y después eligen a uno diferente. >> 






[1] http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=27674 

[2] Instrucción que se da a todos los no cardenales electores para abandonar la Capilla Sixtina
[3] http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2013/03/13/los-electores-116-y-117-del-conclave-iglesia-religion-papa-obispo-benedicto-papa-vaticano.shtml 




jueves, 7 de marzo de 2013

“LA TUA UMILTÁ TI HA RESO PIÚ GRANDE”







El día 28 de febrero seguí la despedida de Benedicto XVI, primero en el Vaticano, luego en Castel Gandolfo. Al dirigirse a la población que lo esperaba, -en su último acto público, como pontífice- me llamó la atención una manta que en italiano decía “LA TUA UMILTÁ TI HA RESO PIÚ GRANDE, GRAZIE PAPA BENEDETTO" (Tú humildad te hizo más grande, gracias Papa Benedicto). Era la sabía vox populi, que de esta forma daba gracias al Pastor de débil corazón, ya muy fatigado, que humildemente reconocía que para dirigir la barca de Pedro se necesita un corazón más joven y fuerte, pero igualmente inflamado de amor a Cristo y su Iglesia. 

Peter Seewald, el periodista biógrafo y amigo del Papa comenta: <<Nuestro último encuentro se remonta a hace unas diez semanas. El Papa me recibió en el Palacio Apostólico para continuar con nuestros coloquios orientados a trabajar sobre su biografía. Su audición se había resentido; por el ojo izquierdo ya no veía bien; el cuerpo encorvado. Se le veía muy delicado, aún más amable y humilde, y totalmente reservado. No parecía enfermo, pero el cansancio se había apoderado de toda su persona, cuerpo y alma, ya no se podía ignorar. 



Nunca le había visto tan exhausto, casi postrado. Con las últimas fuerzas que le quedaban llevó a término el tercer volumen de su obra sobre Jesús, "mi último libro", me dijo con una mirada triste cuando nos despedimos. Joseph Ratzinger es un hombre inquebrantable, una persona siempre capaz de recuperarse rápidamente. Mientras dos años atrás, a pesar de los primeros achaques propios de su edad, parecía aún ágil, casi joven, ahora percibía cada bandeja que llegaba a su escritorio de parte de la Secretaría del Estado como un golpe. 


"¿Qué debemos esperar aún de Su Santidad, de Su pontificado?", le pregunté. "¿De mí? De mí, no mucho. Soy un hombre anciano y las fuerzas me abandonan. Creo que basta lo que he hecho". ¿Piensa en retirarse? "Depende de lo que me impongan mis energías físicas". Ese mismo mes escribió a uno de sus doctorándoos que el siguiente encuentro sería el último. >> 


La penúltima Audiencia General del miércoles 13 de febrero de 2013


En ella el Pontífice confirmó la noticia de su renuncia presentada el día 11 de febrero ante el Consistorio de cardenales:


<<Como sabéis, he decidido renunciar al ministerio que el Señor me confió el 19 de abril de 2005. Lo he hecho con plena libertad por el bien de la Iglesia, tras haber orado durante mucho tiempo y haber examinado mi conciencia ante Dios, muy consciente de la importancia de este acto, pero consciente al mismo tiempo de no estar ya en condiciones de desempeñar el ministerio petrino con la fuerza que éste requiere. Me sostiene y me ilumina la certeza de que la Iglesia es de Cristo, que no dejará de guiarla y cuidarla. Agradezco a todos el amor y la plegaria con que me habéis acompañado. Gracias. En estos días nada fáciles para mí, he sentido casi físicamente la fuerza que me da la oración, el amor de la Iglesia, vuestra oración. Seguid rezando por mí, por la Iglesia, por el próximo Papa. El Señor nos guiará. >>



Último Angelus celebrado el domingo 24 de febrero en la plaza de San Pedro 




Después de la explicar el pasaje del Evangelio, en donde Jesucristo pide a tres de sus discípulos que lo acompañen a subir al monte Tabor, en donde tendría lugar su transfiguración, el Papa agregó:
  
<<Queridos hermanos y hermanas, esta Palabra de Dios la siento de modo particular dirigida a mí, en este momento de mi vida. El Señor me llama a "subir al monte", a dedicarme aún más a la oración y a la meditación. Pero esto no significa abandonar a la Iglesia, es más, si Dios me pide esto es precisamente para que yo pueda seguir sirviéndola con la misma entrega y el mismo amor con que lo he hecho hasta ahora, pero de modo más apto a mi edad y a mis fuerzas. Invoquemos la intercesión de la Virgen María, que ella nos ayude a todos a seguir siempre al Señor Jesús, en la oración y en la caridad activa.>>


La última Audiencia General del miércoles 27 de febrero de 2013 en la plaza de San Pedro. 






Fue la despedida de la feligresía, ante cerca de 200,000 peregrinos. En ella bordó un discurso escatológico, más que pastoral, y refiriéndose a su designación como Pontífice el 19 de abril de 2005, dijo: <<En ese momento, como ya lo expresé muchas veces, las palabras que resonaron en mi corazón fueron: Señor, ¿qué me pides? ¿Por qué me lo pides? Es un peso grande el que cargas sobre mis espaldas, pero si Tú me lo pides, en tu palabra arrojaré las redes, seguro que Tú me guiarás. Y el Señor me ha guiado realmente, ha estado cerca de mí, he podido percibir cada día su presencia. 

Ha sido un tramo del camino de la Iglesia que tuvo momentos de alegría y de luz, pero también momentos no fáciles. Me he sentido como san Pedro con los apóstoles en la barca en el lago de Galilea: el Señor nos ha dado tantos días de sol y de suave brisa, días en los que la pesca fue abundante; hubo también momentos en los que las aguas estuvieron agitadas y con el viento en contra, como en toda la historia de la Iglesia, mientras parecía que el Señor dormía. 

Pero siempre supe que en esa barca está el Señor y siempre supe que la barca de la Iglesia no es mía, no es nuestra, sino que es suya y que no la deja hundirse; es Él quien la conduce, ciertamente por medio de los hombres que ha elegido, porque así lo ha querido. Ésta ha sido y es una certeza que nada puede ofuscar. Es por esto que hoy mi corazón está lleno de agradecimiento a Dios, porque jamás ha hecho faltar a toda la Iglesia y también a mí su consuelo, su luz y su amor. [...] 

En estos últimos meses, he sentido que mis fuerzas habían disminuido, y he pedido a Dios con insistencia, en la oración, que me iluminara con su luz para que yo pudiera tomar la decisión más justa, no por mi bien sino para bien de la Iglesia. He dado este paso con plena conciencia de su gravedad y también de su novedad, pero con una profunda serenidad de ánimo. Amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles, sufridas, teniendo siempre delante el bien de la Iglesia y no el de nosotros mismos. 

Permítanme aquí volver una vez más al 19 de abril del 2005. La gravedad de la decisión ha estado precisamente también en el hecho que desde ese momento en adelante estuve comprometido permanentemente con el Señor. Permanentemente: quien asume el ministerio petrino no tiene más ninguna privacidad, pertenece siempre y totalmente a todos, a toda la Iglesia. En su vida, por así decir, se diluye totalmente la dimensión privada. Pude experimentar, y lo experimento precisamente ahora, que uno recibe la vida justamente cuando la dona. Dije antes que muchas personas que aman al Señor aman también al sucesor de san Pedro y sienten afecto por él; que el Papa tiene verdaderamente hermanos y hermanas, hijos e hijas en todo el mundo, y que se siente seguro con el abrazo de su comunión, porque no se pertenece más a sí mismo, pertenece a todos y todos le pertenecen a él. 

El “siempre” es también un “para siempre”: ya no hay más un retornar a lo privado. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio no anula esto. Yo no retorno a la vida privada, a una vida de viajes, encuentros, recibimientos, conferencias, etc. No abandono la cruz, sino que quedo aferrado al Señor crucificado en una forma nueva. No llevo más la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, pero permanezco en el servicio de la oración, por así decir, en el recinto de san Pedro. San Benito, cuyo nombre llevo como Papa, me será de gran ejemplo en esto. Él nos ha mostrado el camino para una vida que, activa o pasiva, pertenece totalmente a la obra de Dios. 

La despedida final en Castel Gandolfo





En su última cita con los fieles desde la ventana del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo a las 17.40 del jueves Benedicto XVI, efectuó su última alocución al pueblo católico como Pontífice: 



<<Gracias, queridos amigos, estoy feliz de estar con vosotros, rodeado de la belleza de la Creación y vuestra simpatía que me hace mucho bien. Muchas gracias por vuestra amistad, vuestro amor. 

Vosotros sabéis que este día es diferente de los anteriores: seré Sumo Pontífice de la Iglesia Católica hasta las ocho de la noche, y luego ya no más. 

Soy simplemente un peregrino que inicia su última etapa de peregrinación en esta tierra, pero todavía con mi corazón, mi amor, mi oración, mi reflexión, con todas mis fuerzas trabajaré para el bien común y el bien de la Iglesia y de la humanidad. Y me siento muy apoyado por vuestra simpatía. ¡Adelante, con el Señor, por el bien de la Iglesia y del mundo! ¡Gracias!>> 

A continuación el Santo Padre impartió su bendición apostólica a los presentes y se retiró. 

Abajo una bandera, al parecer italiana, ondeaba vigorosamente, pero tenía un escudo en el centro y ¡efectivamente era nuestra enseña patria! -que también despedía al Pontífice-.

viernes, 1 de marzo de 2013

HACE UN AÑO..., EN EL VATICANO



¿SE HA DECRETADO EL FIN DEL PONTIFICADO DE BENEDICTO XVI?




(El 18 de febrero de 2012, elaboré este análisis, que revelaba el rudo ambiente que vivía el Papa. Aún no se descubría la traición de su mayordomo. El informe de la comisión encargada de investigar los vatileaks, -presentado en diciembre pasado a Benedicto XVI-, será entregado también al nuevo Papa.)


Profusión de noticias sobre el Vaticano, cuyo común denominador es el escándalo, es lo que vivimos estos días. Pareciera que alguien ha decretado el fin del pontificado de Benedicto XVI; y así se han sucedido noticias desde un supuesto complot para terminar con su vida hasta un cisma progresista propiciado por el movimiento “Llamado a la desobediencia”

Confusión, corrupción, y anarquía, en lo que se quiere proyectar sobre la curia vaticana y la imagen de un Papa que a sus 85 años, padece una salud frágil: presión alta, artrosis y un corazón débil, por lo cual “contemplaría la idea de renunciar al pontificado”.


El padre Federico Lombardi S.J., director de la Sala de Prensa de la Santa Sede ha recomendado “calma y sangre fría, y mucho uso de la razón” y así ha definido el momento actual <<Hoy debemos tener todos los nervios templados porque nadie se puede asombrar de nada. La administración estadounidense ha tenido wikileaks, el Vaticano tiene ahora sus leaks, sus fugas de documentos que tienden a crear confusión y desconcierto y a facilitar una visión negativa del Vaticano, del gobierno de la Iglesia y más ampliamente de la misma Iglesia>>[1]


Esto sucede precisamente cuando ha terminado el simposio de 4 días con delegados de 110 conferencias episcopales y superiores de 33 órdenes religiosas, para tratar de impedir la repetición de los abusos sexuales de menores que han conmocionado la Iglesia católica en los últimos años. "Es una responsabilidad importante, poder mirar esta herida abierta en la Iglesia con los ojos bien abiertos y hacer todo por que no vuelva a ocurrir", declaró el lunes en Radio Vaticano el rector de la Universidad Gregoriana, en la que tuvo lugar el simposio, el francés François-Xavier Dumortier.

Entre los documentos filtrados se encuentra el documento publicado la semana pasada por el periódico italiano Il Fatto Quotidiano, mismo que habría sido entregado, por el cardenal colombiano Darío Castrillón al propio Benedicto XVI en noviembre pasado, sellado como estrictamente confidencial, y que revela un complot que le otorgaría sólo 12 meses de vida al actual pontífice. Esta inquietante revelación fue hecha pública por el cardenal Paolo Romeo en una reunión privada con empresarios italianos en China.


"Alguien entregó el documento a los diarios. Ese es el asunto. Es decepcionante que aparezca en la prensa un documento confidencial, antes de que sea oficial", comentó el cardenal Walter Kasper, actual presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.

"Todo eso demuestra que el estilo de trabajo dentro de la burocracia interna no es bueno, que el sistema es malo", agregó.


El portavoz vaticano, Federico Lombardi, también tuvo que salir al paso sobre una hipotética dimisión del papa Benedicto XVI. "Si algún día se abriera seriamente ese capítulo, hablaríamos. Ahora no hay nada serio y por tanto no tengo nada que decir", dijo Lombardi preguntado por la prensa sobre las declaraciones del prelado jubilado de Ivrea (norte de Italia), Luigi Bettazzi. [2]

<<Además del supuesto complot contra el pontífice, en las últimas semanas fue divulgada una carta de monseñor Carlo María Viganó sobre la corrupción dentro del Instituto para las Obras de Religión (IOR), más conocido como el banco del Vaticano, entidad que manejó a pedido del Papa con el encargo de sanear sus cuentas.

El religioso, quien fue alejado de su cargo y nombrado en el prestigioso cargo de nuncio apostólico en Estados Unidos, criticaba en ella la corrupción de algunos dirigentes que "privilegian sus intereses" en detrimento de los de la Iglesia.>>

"La imagen de la Iglesia se ve afectada. Todo eso ocurre además cuando el Papa está trabajando para renovar la Iglesia, después de que se constataran los abusos sexuales y decidiera poner orden en el asunto", subraya el cardenal Kasper.


"Sé que el Papa está muy triste por ello", agregó Kasper [3]


Por último está el movimiento de los "desobedientes", equivalente en versión sotana de los "indignados", que reclaman terminar con el celibato obligatorio, permitir la comunión de los divorciados que se han vuelto a casar, imponer el sacerdocio femenino, y bendecir las uniones de homosexuales, entre otras “innovaciones”.


Hablo de decretar el fin del pontificado de Benedicto XVI, porque así ocurrió con el Pontificado de Juan Pablo II, a quién a partir del inicio de este siglo se le empezó a acusar de incapaz para dirigir la Iglesia y se le insistió en que renunciara a medida que fue avanzando la evidencia del Parkinson. Ello llevó a una respuesta contundente del ahora beato: “Si Cristo no se bajó de su cruz, como voy yo a renunciar a la mía”. Y así en conjunción con el cardenal Ratzinger, dispuso la investigación del fundador de los Legionarios de Cristo, de otros personajes y medidas tendientes a evitar el encubrimiento de los culpables de pederastia.


Por lo que recuerdo de Paulo VI y de Juan Pablo II, -no lo se con certeza en los Papas anteriores-, pareciera que a las dolencias propias de la ancianidad o de las enfermedades que los aquejan, los Papas deben además cargar una cruz de ingratitud y menosprecio por su vejez, en la que propios y ajenos buscan únicamente su dimisión, en especial algunos periodistas y medios de comunicación.


Concluyendo diría que al parecer fuerzas oscuras han decretado el fin del pontificado de Benedicto XVI y de ahora en adelante seremos testigos de este tipo de noticias que hay que afrontar con “calma y sangre fría, y mucho uso de la razón”. Si Juan Pablo II a unas semanas de su muerte nos hizo la revelación de que “Satanás esta desesperado porque sabe que le queda poco tiempo”, quizá podría decir ahora que “Satanás –el Príncipe de las Tinieblas-, está muy molesto porque Benedicto XVI ha actuado con valor y decisión contra la pederastia, al sacarla a la luz, pedir la expiación por estos pecados y buscar medidas efectivas para su prevención, y por ello busca ya crucificarlo”

Finalmente el padre Lombardi agrega: <<Si tantos se ensañan, se ve que es importante. Quien piensa desanimar al Papa y a sus colaboradores en este empeño se equivoca y se engaña.


En cuanto a la cuestión de las pretendidas luchas de poder ante el próximo cónclave, invito a observar que los pontífices elegidos en este siglo han sido todos personalidades de altísimo e indiscutido valor espiritual. Está claro que los cardenales han buscado y buscan elegir a alguien que merezca el respeto del pueblo de Dios y pueda servir a la humanidad de nuestro tiempo con gran autoridad moral y espiritual. La lectura en clave de luchas de poder internas depende en gran parte de la tosquedad moral de quien la provoca y de quien la hace, que a menudo no es capaz de ver otra cosa. Quien cree en Jesucristo por fortuna sabe  que –al margen de lo que se diga o escriba hoy en los periódicos- las verdaderas preocupaciones de quien tiene la responsabilidad en la Iglesia son más bien los problemas graves de la humanidad de hoy y de mañana. No por nada creemos y hablamos también de asistencia del Espíritu Santo>>.[4]



[1] Religión Digital, Redacción 14 de febrero de 2012
 http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2012/02/14/el-vaticano-pide-lucidez-y-sangre-fria-ante-un-wikileaks-contra-la-iglesia-papa-lombardi-intrigas-sede.shtml
[2] Religión Digital, Redacción 14 de febrero de 2012
[3] Religión Digital, 14 de febrero de 2012
[4] http://www.zenit.org/article-41491?l=spanish


jueves, 21 de febrero de 2013

“OS CONVIENE QUE YO ME VAYA”: LA AUDACIA DEL PAPA “MÍSTICO”





Por José C.R. García Paredes*            Miércoles, 13 de febrero de 2013 


En su última Cena Jesús sorprendió a sus discípulos con unas palabras que nadie se esperaba: “Os conviene que yo me vaya; porque si no me voy no vendrá a vosotros el Paráclito” (Jn 16,7). Después de haberles lavado los pies a los discípulos, Pedro y los demás se vieron sorprendidos por esta noticia-bomba de Jesús: “Os conviene que yo me vaya”.

El Misionero del Abbá ¡dimitía! Les comunicaba que cesaba en su acción para dar lugar únicamente a su pasión. Jesús inició una última fase: orar y padecer y morir tras las palabras: "Está cumplido” (Jn 19,30). 

Pedro y los demás podrían argüir: Maestro, si apenas has cumplido un trienio de misión profética y ¿ya te vas? Les resultaría muy difícil comprender esto y otras cosas. ¿Sería por Judas? ¿Tal vez por la fragilidad de Pedro? ¿Porque cualquiera del grupo podía traicionarlo? “¡Os conviene!”, decía Jesús. Tal vez esa era la única forma de “reunir a los dispersos”. Ellos se entristecieron. Jesús, sin embargo, comenzó a hablarles del Espíritu, el Nuevo Enviado. Por eso, cuando llegó el momento, “inclinando la cabeza, entregó el Espíritu” (Jn 19,30). Algo semejante está ocurriendo con el Papa “místico”, Benedicto XVI. 

El Papa del siglo XXI: ¡un místico! 


No sé si me equivoco, pero creo que le ha sido concedido al papa Benedicto XVI vivir su pontificado como una auténtica gracia “mística”. Ya desde el principio se sintió envuelto en ella. Decir “mística” no significa ni espiritualismo ni ingenuidad indolora. El “aura mística” que lo envolvía ¿no se revela en los siguientes textos entrañables, entresacados de su homilía en la plaza de San Pedro, el 24 de abril de 2005 para iniciar su ministerio? 

<<Y ahora, en este momento, yo, débil siervo de Dios, he de asumir este cometido inaudito, que supera realmente toda capacidad humana. ¿Cómo puedo hacerlo? ¿Cómo seré capaz de llevarlo a cabo? … No tengo que llevar yo solo lo que, en realidad, nunca podría soportar yo solo. La muchedumbre de los santos de Dios me protege, me sostiene y me conduce. Y me acompañan, queridos amigos, vuestra indulgencia, vuestro amor, vuestra fe y vuestra esperanza. En efecto, a la comunidad de los santos no pertenecen sólo las grandes figuras que nos han precedido y cuyos nombres conocemos. Todos nosotros somos la comunidad de los santos; nosotros, bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; nosotros, que vivimos del don de la carne y la sangre de Cristo, por medio del cual quiere transformarnos y hacernos semejantes a sí mismo. Sí, la Iglesia está viva… Y la Iglesia es joven. Ella lleva en sí misma el futuro del mundo y, por tanto, indica también a cada uno de nosotros la vía hacia el futuro. La Iglesia está viva y nosotros lo vemos: experimentamos la alegría que el Resucitado ha prometido a los suyos. La Iglesia está viva; está viva porque Cristo está vivo, porque él ha resucitado verdaderamente. 

Mi verdadero programa de gobierno es no hacer mi voluntad, no seguir mis propias ideas, sino de ponerme, junto con toda la Iglesia, a la escucha de la palabra y de la voluntad del Señor y dejarme conducir por Él, de tal modo que sea él mismo quien conduzca a la Iglesia en esta hora de nuestra historia. 

Queridos amigos, en este momento sólo puedo decir: rogad por mí, para que aprenda a amar cada vez más al Señor. Rogad por mí, para que aprenda a querer cada vez más a su rebaño, a vosotros, a la Santa Iglesia, a cada uno de vosotros, tanto personal como comunitariamente. Rogad por mí, para que, por miedo, no huya ante los lobos. Roguemos unos por otros para que sea el Señor quien nos lleve y nosotros aprendamos a llevarnos unos a otros.>> 

Nos ha sorprendido el papa Benedicto XVI con su dimisión. No estábamos acostumbrados a decisiones tan drásticas. A pesar de su debilidad, se ha mostrado muy audaz. Si lo hubiera consultado tal vez no pocos lo habrían disuadido. Él ha mostrado la audacia del Espíritu. 

Su pontificado lo ha situado en un estado místico: ha sido un pastor que ha cargado sobre sí la vergüenza de los casos de pederastia, la corrupción de las finanzas, los vatileaks, las traiciones internas, las vergonzosas rivalidades eclesiásticas, el influjo de quienes -creyéndose sus amigos, pero sin participar en lo más nuclear de su espiritualidad- pretendían aparecer más poderosos para así imponer sus oscuros intereses… Dada su sensibilidad hacia la belleza, ¡cuánto horror no habrá sentido ante tanta fealdad! Y sin embargo, aparecía en tantas celebraciones tan sereno, tan sencillo y, al mismo tiempo, como un “extraño” que contemplaba el Misterio como si “Otro” fuera quien lo presidía. 

Parecía perdido en los grandes escenarios y trataba siempre de crear un “escenario interior”, de “abrir la puerta secreta” que lleva al Misterio. Su vida personal ha estado implicada en su ministerio: no hablaba de sí para enorgullecerse, ni para jactarse; sino para incluirse en la comunidad de fe. Tantas veces me recordaba al Pablo “emotivo” en sus cartas. Otras veces, al mismo Jesús de los discursos joanneos. Ha sido el Papa que a su inmensa inteligencia la ha permeado de emoción y sentimiento. No disponía de una voz poderosa, pero sí penetrante. En su ministerio, la inteligencia devino sabiduría emocional. Traducía la teología más sublime en catequesis cordial e inteligible. Ha sido un místico sin misticismos. Sabía mirar compasivamente a sus hermanos y hermanas sin -por eso- desviar su mirada del Dios misterioso. El Papa místico deja tras él una estela “mística” que nos irá envolviendo cada vez más: ¡es el Espíritu Santo que se derrama a través de su ministerio en nuestros corazones! 

“Os conviene que yo me vaya”… pero, Abbá, “guárdalos del Maligno” (Jn 17,15) 


* Es misionero claretiano, doctor en Teología, autor de cerca de 30 libros sobre temas teológicos

sábado, 16 de febrero de 2013

LA RENUNCIA DE BENEDICTO XVI (En sus palabras y las de sus cercanos)







Presencié en la semana, la entrevista que Sabina Bermann realizó al “sociólogo de la religión” Bernardo Barranco. Durante una hora, el entrevistado hizo gala de sus conocimientos de la ciencia política, pero imperdonablemente -para su especialidad- pasó por alto, que no son los mismos motivos los de un hombre de mundo que los de un hombre de Dios; ya sea, que trate de un católico, protestante, ortodoxo, judío o musulmán 


La renuncia


El lunes 11 de febrero, cumpliendo con lo estipulado por el Derecho Canónico, -en forma pública, ante un consistorio cardenalicio y en presencia del decano-, manifestó el Pontífice: <<Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. 

Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. 


Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. 

Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice. 

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. 

Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria. 

Vaticano, 10 de febrero 2013 >> 


Estado de salud del Pontífice


En 1991 sufrió un ictus o hemorragia cerebral que lo tuvo hospitalizado 10 días en la clínica Pío XI de Roma, le fue implantado un marcapasos hace años, que según un diario italiano, le fue sustituido discretamente hace 3 meses, padece hipertensión arterial, sufrió desmayos en 2009 y 2011, en México. Tiene 50% de artrosis en la cadera derecha, por lo que camina con bastón, apenas ve con el ojo derecho, y aunque no confirmado se dice que padece diabetes. Sujeto a una rigurosa dieta hace años, no puede viajar a lugares con una altitud mayor a 2000 metros. En los últimos meses, siempre por motivos de salud, ha disminuido sus compromisos públicos, sus viajes y las audiencias. 

El sacerdote Alois Messerer, párroco de Sinbach am Inn (Alemania) y sobrino segundo del pontífice (su abuelo era hermano del padre de Joseph Ratzinger) aseguró que el nuevo pontífice "no quería ser Papa, porque se sentía demasiado anciano y porque había sufrido algunos problemas cardiacos". 

<<Un día después de su elección al Solio Pontificio, el 20 de abril de 2005, su hermano mayor, Georg, dijo que no sentía una alegría "ilimitada" por la elección, ya que le preocupaba la salud del Pontífice. "Espero que su salud aguante", dijo Georg Ratzinger, que precisó que la salud del papa, en ese momento de 79 años, "no es estable". >>[1] También hizo la confidencia de que había padecido no uno, sino dos ictus, antes de su elección como Pontífice. 

El 16 de abril de 2012 al cumplir 85 años dijo Benedicto XVI, en alemán, durante el oficio de la mañana en la capilla vaticana: "Me encuentro frente al último tramo en el camino de mi vida". El pontífice añadió que confiaba en que la luz de Dios le ayudara a "proceder con seguridad". 

Previamente el domingo en la oración dominical en la Plaza de San Pedro había comentado “El próximo jueves, con motivo del séptimo aniversario de mi elección para la Sede de Pedro, les pido sus oraciones, para que Dios me dé la fuerza para cumplir la misión que me ha encomendado” 

La prensa entonces apuntaba: <<Sus comentarios, aunque inocuos, son el indicio más claro hasta ahora de que Benedicto XVI no tiene intenciones de renunciar, pese a su edad y su debilidad creciente.>> 

Después de su viaje a México y Cuba, Georg Ratzinger, dijo a la agencia católica alemana de noticias KNA "Creo que ya no viajará mucho más, porque es cada vez un esfuerzo más grande."[2], pero ante la proximidad de una conflicto bélico en medio Oriente, viajó posteriormente a El Líbano. 


El mensaje de fe de su renuncia


Para los creyentes no será casualidad la relación la relación entre Juan Pablo II y la Virgen de Fátima, en cuya festividad fue herido de muerte. El Papa relataría después que "su mano milagrosa desvió la bala" que habría de matarle. 

En el caso de Benedicto XVI, profesa una particular devoción a la Nuestra Señora de Lourdes y según Vittorio Messori <<El Papa se siente enfermo porque es muy anciano, así que yo creo que él ha elegido precisamente ese día para reconocerse como enfermo entre los enfermos. Y también para hacer un homenaje y una especie de invocación a la Virgen: no solamente a la Virgen de Lourdes, sino a la Virgen en cuanto tal. >>[3] 

Vittorio Messori periodista de La Stampa, inició una amistad con el Papa, a partir del libro-entrevista «Informe sobre la fe», de 1985, al entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. 

Ante la opinión de que Benedicto XVI, se ha rendido Messori contesta: << Existen aparentes rendiciones que en realidad son un signo de fuerza, de humildad. La libertad católica es mucho más grande de cuanto se piensa. Existen temperamentos diversos, historias diversas, carismas diversos, y todos ellos se han de respetar porque forman parte de la sacrosanta libertad del creyente. En Juan Pablo II prevalecía el lado místico, era un místico oriental. Mientras en Ratzinger prevalece la racionalidad del occidental, del hombre moderno. Por ello, se dan dos posibles elecciones: la mística, la del Papa Wojtyla, que persevera y resiste hasta el final; o la elección de la razón, como Ratzinger: reconocer que no se tienen ya las energías físicas y que la Iglesia, por el contrario, necesita una guía con grandes energías, por lo que, por el bien de la Iglesia, es mejor dejarlo. Ambas decisiones son evangélicas. 

Ratzinger tiene clarísimo que no estamos llamados a salvar a la Iglesia, sino a servirla, y si no puedes más, la sirves de otro modo, te arrodillas y rezas. La salvación es una cuestión que atañe a Cristo. [...] 

Así que me parece que estas dimisiones van en esta línea, en el sentido de no tomarse demasiado en serio. Haz hasta el final tu deber y, cuando te des cuenta de que no puedes más, que las fuerzas ya no te acompañan, entonces recuerdas que la Iglesia no es tuya y pasas a ser testigo, y vas a hacer un trabajo para la Iglesia que, en la perspectiva de la Iglesia es el mayor, el más valioso: el trabajo de rezar y el trabajo de ofrecer a Cristo tu sufrimiento. Lo veo como un acto de gran humildad, de conciencia de que le toca a Cristo salvar a la Iglesia, nosotros, pobres hombres, no tenemos que salvarla, incluso si eres el Papa. >>[4] 



[1] El día.es, 13 de febrero de 2013
[2] El Economista, 16 de abril de 2012
[3] El 11 de febrero es la festividad de Nuestra Señora de Lourdes
[4] http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=27674

miércoles, 13 de febrero de 2013

“EN LA LUCHA POR LA FAMILIA ESTÁ EN JUEGO EL HOMBRE MISMO”





Hemos venido analizando en este sitio el fenómeno del reconocimiento jurídico de las “uniones gay”, y la amenaza que representa para la familia tradicional. 

En el Reino Unido acaba de ser aprobado el “matrimonio gay” en la Cámara de los Comunes y falta su presentación en la Cámara de los Lores y en Francia será sometida al pleno del Parlamento francés el día 12 de este mes, a pesar del masivo repudio popular expresado en la “Manif pour Tours”. 


La postura de la Iglesia Católica fue actualizada por Benedicto XVI, al abordar ampliamente el tema refiriéndose al VII Encuentro Mundial de Familias de Milán [1]: “la familia es fuerte y viva también hoy. Sin embargo, es innegable la crisis que la amenaza en sus fundamentos, especialmente en el mundo occidental.” 


Y abundando en el tema, expresó: “la importancia de la familia para la transmisión de la fe como lugar auténtico en el que se transmiten las formas fundamentales del ser persona humana. Se aprenden viviéndolas y también sufriéndolas juntos. Así se ha hecho patente que en el tema de la familia no se trata únicamente de una determinada forma social, sino de la cuestión del hombre mismo; de la cuestión sobre qué es el hombre y sobre lo que es preciso hacer para ser hombres del modo justo.” 



El compromiso humano


“Los desafíos en este contexto son complejos. Tenemos en primer lugar la cuestión sobre la capacidad del hombre de comprometerse, o bien de su carencia de compromisos. ¿Puede el hombre comprometerse para toda la vida? ¿Corresponde esto a su naturaleza? ¿Acaso no contrasta con su libertad y las dimensiones de su autorrealización? El hombre, ¿llega a ser sí mismo permaneciendo autónomo y entrando en contacto con el otro solamente a través de relaciones que puede interrumpir en cualquier momento? Un vínculo para toda la vida ¿está en conflicto con la libertad? El compromiso, ¿merece también que se sufra por él? 


El rechazo de la vinculación humana, que se difunde cada vez más a causa de una errónea comprensión de la libertad y la autorrealización, y también por eludir el soportar pacientemente el sufrimiento, significa que el hombre permanece encerrado en sí mismo y, en última instancia, conserva el propio «yo» para sí mismo, no lo supera verdaderamente. Pero el hombre sólo logra ser él mismo en la entrega de sí mismo, y sólo abriéndose al otro, a los otros, a los hijos, a la familia; sólo dejándose plasmar en el sufrimiento, descubre la amplitud de ser persona humana. Con el rechazo de estos lazos desaparecen también las figuras fundamentales de la existencia humana: el padre, la madre, el hijo; decaen dimensiones esenciales de la experiencia de ser persona humana.” 



La cuestión de género 


“El gran rabino de Francia, Gilles Bernheim, en un tratado cuidadosamente documentado y profundamente conmovedor, ha mostrado que el atentado, al que hoy estamos expuestos, a la auténtica forma de la familia, compuesta por padre, madre e hijo, tiene una dimensión aún más profunda. Si hasta ahora habíamos visto como causa de la crisis de la familia un malentendido de la esencia de la libertad humana, ahora se ve claro que aquí está en juego la visión del ser mismo, de lo que significa realmente ser hombres. Cita una afirmación que se ha hecho famosa de Simone de Beauvoir: «Mujer no se nace, se hace» (“On ne naît pas femme, on le devient”). En estas palabras se expresa la base de lo que hoy se presenta bajo el lema «gender» como una nueva filosofía de la sexualidad. Según esta filosofía, el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente, mientras que hasta ahora era la sociedad la que decidía. “ 



Dualidad de la creación contra opción de género


“La falacia profunda de esta teoría y de la revolución antropológica que subyace en ella es evidente. El hombre niega tener una naturaleza preconstituida por su corporeidad, que caracteriza al ser humano. Niega la propia naturaleza y decide que ésta no se le ha dado como hecho preestablecido, sino que es él mismo quien se la debe crear. Según el relato bíblico de la creación, el haber sido creada por Dios como varón y mujer pertenece a la esencia de la criatura humana. Esta dualidad es esencial para el ser humano, tal como Dios la ha dado. Precisamente esta dualidad como dato originario es lo que se impugna. 


Ya no es válido lo que leemos en el relato de la creación: «Hombre y mujer los creó» (Gn 1,27). No, lo que vale ahora es que no ha sido Él quien los creó varón o mujer, sino que hasta ahora ha sido la sociedad la que lo ha determinado, y ahora somos nosotros mismos quienes hemos de decidir sobre esto. 


Hombre y mujer como realidad de la creación, como naturaleza de la persona humana, ya no existen. El hombre niega su propia naturaleza. Ahora él es sólo espíritu y voluntad. La manipulación de la naturaleza, que hoy deploramos por lo que se refiere al medio ambiente, se convierte aquí en la opción de fondo del hombre respecto a sí mismo. 


En la actualidad, existe sólo el hombre en abstracto, que después elije para sí mismo, autónomamente, una u otra cosa como naturaleza suya. Se niega a hombres y mujeres su exigencia creacional de ser formas de la persona humana que se integran mutuamente. Ahora bien, si no existe la dualidad de hombre y mujer como dato de la creación, entonces tampoco existe la familia como realidad preestablecida por la creación. Pero, en este caso, también la prole ha perdido el puesto que hasta ahora le correspondía y la particular dignidad que le es propia. 


Bernheim muestra cómo ésta, de sujeto jurídico de por sí, se convierte ahora necesariamente en objeto, al cual se tiene derecho y que, como objeto de un derecho, se puede adquirir. Allí donde la libertad de hacer se convierte en libertad de hacerse por uno mismo, se llega necesariamente a negar al Creador mismo y, con ello, también el hombre como criatura de Dios, como imagen de Dios, queda finalmente degradado en la esencia de su ser. En la lucha por la familia está en juego el hombre mismo. Y se hace evidente que, cuando se niega a Dios, se disuelve también la dignidad del hombre. Quien defiende a Dios, defiende al hombre.” 




[1] Discurso a la Curia Romana con motivo de las felicitaciones de Navidad, viernes 21 de diciembre de 2012