sábado, 23 de marzo de 2013

“SOMOS HERMANOS”, FRANCISCO A BENEDICTO XVI










Asistí el día 28 de febrero pasado -día efectivo de la renuncia de Benedicto XVI-, a una conferencia-debate, moderada por Roberto O´Farril, con la presencia de dos eminentes conocedores, uno José Alberto Villasana especialista en Apocalipsis y el otro Luis Ernesto López Padilla, mariófano [1]. 


El tema fue la coexistencia de dos Papas, misma que se ha dado en la historia de la Iglesia Católica, únicamente cuando existe un Papa depositario de la auténtica fe y un Antipapa, enemigo de la misma. 

La postura del apocalíptico fue que esa sería –precisamente la situación-, es decir que el nuevo Papa no sería elegido legítimamente y que sería en verdad un Antipapa, por lo que Benedicto XVI representaría la verdadera fe. El mariófano discrepando totalmente de esta interpretación, afirmo que el nuevo Papa, sería un pontífice excepcional, pero que sufriría una gran persecución junto con toda la Iglesia. 

No les había comentado nada de este suceso, fundamentalmente porque estos temas de las profecías y de las revelaciones marianas, se prestan más al morbo y al sensacionalismo de publicaciones esotéricas, que a una consideración seria. Además había que ver cual sería la resultante del cónclave cardenalicio. 

La verdad es que no puede haber duda de que se trata de la auténtica sucesión petrina. El Papa Francisco cedió sus 40 votos en la elección de 2005 a favor de Benedicto XVI, y sabe que ahora le debe su elección en gran parte. Así lo describe el periodista José Manuel Vidal: <<Francisco sabe que es Papa porque Benedicto renunció. En cierto sentido, le debe el papado. Con su histórica iniciativa, le dejó el paso libre y le pasó el testigo de una Iglesia sacudida "por tormentas", como el propio Ratzinger reconoció en su despedida. El "pastor rodeado de lobos", que se sintió sin "fuerzas físicas y espirituales" para hacerles frente, les terminó derrotando. Al renunciar él, tuvieron que irse todos ellos. Al menos, temporalmente. 

Con esa que, en Roma, llaman ya "la gran jugada", el Papa Ratzinger ponía a la Iglesia en "estado de emergencia" y provocaba una enorme sacudida entre los fieles y entre los cardenales electores. Un gesto de máxima humildad para denunciar el carrerismo, las intrigas y las búsquedas de poder en el corazón del catolicismo romano. Todo un contrasigno evangélico. Y el Papa Ratzinger se retiró 'al monte' a rezar, pero no sin antes marcar una cierta hoja de ruta al sucesor: terminar su tarea. Él había limpiado la lacra de la pederastia, pero no pudo o no le dejaron limpiar la Curia y la suciedad financiera del IOR, el banco vaticano. 

Con esa lección bien aprendida, los cardenales "peones" (los más sencillos, la mayoría silenciosa que no busca poder ni gloria y que no forma parte de 'cordadas ni partidos curiales') se rebelaron contra los "grandes electores", encabezados por los cardenales Sodano y Bertone. 

Y, cuando la Iglesia parecía estar abatida y sin futuro, la mayoría del colegio cardenalicio escuchó el clamor del 'pueblo de Dios' y tuvo la voluntad política de plasmar el SOS del pueblo en la elección del nuevo Papa. Y, desde la primera votación, propusieron al cardenal Bergoglio, que terminó imponiéndose a la quinta, casi con un plebiscito. 

El Papa Francisco, el Papa "del fin del mundo", sabe que la gente lleva años ansiando un cambio, pidiéndolo, rogándolo. Sabe, asimismo, que 'vox populi, vox Dei'. y por supuesto, tiene muy claro que los cardenales lo eligieron para realizar dos grandes misiones: recuperar la autoridad moral perdida y terminar la limpieza iniciada por su predecesor. Por eso pensaron en él, porque es humilde, sencillo, pero también valiente y decidido. No le va a temblar el pulso para gobernar y, al mismo tiempo, va a proyectar un testimonio de una Iglesia "pobre y para los pobres". Empezando por el propio Papa, el máximo icono de la Iglesia católica. >> [2]

Y el día de hoy, en un hecho inusitado el nuevo Papa, visita al Papa “emérito” y el primer gesto entre ambos es un fraterno abrazo. Después se dirigieron a la capilla a orar. Benedicto XVI –humilde como siempre- le cedió el puesto de honor a Francisco y éste lo rechazó exclamando “somos hermanos”. Después hablaron en forma privada en la biblioteca durante 45 minutos, tras lo cual almorzaron junto con sus secretarios. 

Del resto de las revelaciones del inicio de “los último tiempos”, que no tienen que ver nada con el fin del mundo, iremos viendo que sucede y en su oportunidad comentaré lo que sea necesario. Por lo pronto me parece relevante, lo que les presenté en el post anterior, sobre el hombre que el día anterior al inicio de cónclave reclamaba por un Papa Francisco I, y luego el fraile de Asís que oró los 2 días del cónclave y que profetizaba que el Papa elegido “tendrá un trabajo muy difícil” “debemos rezar y prepararnos para sufrir” “muchos sufrimiento vienen para la Iglesia, el Vaticano y el mundo” “nos acercamos a los últimos tiempos” “ si nos arrodillamos delante de Dios el nos provee, el nos da todo...”



[1]  `Mariofanías´ son las manifestaciones de la Virgen María ante uno o varios videntes.
[2]   http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2013/03/23/francisco-y-benedicto-la-continuidad-discontinua-religion-iglesia-vaticano-castelgandolfo.shtml

No hay comentarios: