martes, 3 de septiembre de 2013

URGENTE LLAMADO POR LA PAZ EN SIRIA Y EN EL MUNDO

¡Que una cadena de empeño por la paz una a todos los hombres y a las mujeres de buena voluntad!






Desde que tengo uso de razón y me he interesado por los asuntos internacionales, no recuerdo un llamado tan apremiante como el actual; quizás solo comparable con el de la crisis de los misiles en Cuba (1962) o con el de una posible invasión del Ejército Rojo a Polonia en los tiempos de la lucha del sindicato "Solidaridad" de Lech Walesa.


He seguido más o menos las alocuciones del Papa Francisco y nunca había leído una tan fuerte, tan dramática como esta.

Su actividad a partir de la sentencia de invasión por parte de Estados Unidos, Inglaterra y Francia ha sido frenética. Hay que recordar que el pasado 29 de agosto tuvo una entrevista con el rey Abdalla II de Jordania, en donde se trató el tema de la posible conflagración en la Península Arábiga. El día 31 reunió a los responsables de la diplomacia vaticana para estudiar las distintas líneas a adoptar para promover la paz en Siria y el Medio Oriente.

Francisco no es el “Papa del fin del mundo” que el ridículo documental del History Channel presentó. Para ilustrar la ignorancia de los asesores del poco serio canal norteamericano, habría que decir que más bien estaría relacionado con otro concepto que es el “Fin de los Tiempos” o “Fin del Tiempo de las Naciones”, que para nada tiene que ver con el colapso del sol que la ciencia puede más o menos estimar. Pero sobre el “Fin de los Tiempos” el mismo Jesucristo dijo que “sólo el Padre conocía la hora”, por lo que es ocioso estar especulando sobre la fecha, máxime cuando se recurre a personajes como Nostradamus (hay una centuria que los norteamericanos vienen aplicándole tanto a Hitler y Stalin como a Osama Bin Laden).

La cuestión es que en el Angelus dominical del 1° de septiembre lanzó el siguiente y dramático mensaje:

<<Hoy, queridos hermanos y hermanas, quisiera hacerme intérprete del grito que sube de todas partes de la tierra, de todo pueblo, del corazón de cada uno, de la única gran familia que es la humanidad, con angustia creciente: ¡es el grito de la paz! El grito que dice con fuerza: ¡queremos un mundo de paz, queremos ser hombres y mujeres de paz, queremos que en nuestra sociedad, destrozada por divisiones y por conflictos, estalle la paz; nunca más la guerra! ¡Nunca más la guerra! La paz es un don demasiado precioso, que debe ser promovido y tutelado.
Vivo con particular sufrimiento y preocupación las tantas situaciones de conflicto que hay en nuestra tierra, pero, en estos días, mi corazón está profundamente herido por lo que está sucediendo en Siria y angustiado por los dramáticos desarrollos que se presentan.

Dirijo un fuerte llamamiento por la paz, ¡un llamamiento que nace de lo íntimo de mí mismo! ¡Cuánto sufrimiento, cuánta devastación, cuánto dolor ha traído y trae el uso de las armas en aquel martirizado país, especialmente entre la población civil e inerme! ¡Pensemos en cuantos niños no podrán ver la luz del futuro! Con particular firmeza condeno el uso de las armas químicas: les digo que tengo aún fijas en la mente y en el corazón las imágenes terribles de los días pasados! ¡Hay un juicio de Dios y también un juicio de la historia sobre nuestras acciones al que no se puede escapar! Jamás el uso de la violencia lleva a la paz. ¡Guerra llama guerra, violencia llama violencia!

Con toda mi fuerza, pido a las partes en conflicto que escuchen la voz de su propia conciencia, que no se cierren en sus propios intereses, sino que miren al otro como un hermano y emprendan con coraje y con decisión la vía del encuentro y de la negociación, superando la ciega contraposición. Con la misma fuerza exhorto también a la Comunidad Internacional a hacer todo esfuerzo para promover, sin ulterior demora, iniciativas claras por la paz en esa nación, basadas en el diálogo y en la negociación, por el bien de la entera población siria.

Que no se ahorre ningún esfuerzo para garantizar asistencia humanitaria a quien está afectado por este terrible conflicto, en particular a los evacuados en el país y a los numerosos prófugos en los países vecinos. Que a los agentes humanitarios, empeñados en aliviar los sufrimientos de la población, se les asegure la posibilidad de prestar la ayuda necesaria.

¿Qué podemos hacer nosotros por la paz en el mundo? Como decía el Papa Juan: a todos nos corresponde la tarea de recomponer las relaciones de convivencia en la justicia y en el amor (Cfr. Carta Encíclica, Pacem in terris [11 abril de 1963]: AAS 55 [1963], 301-302).

¡Que una cadena de empeño por la paz una a todos los hombres y a las mujeres de buena voluntad! Es una invitación fuerte y urgente que dirijo a la entera Iglesia Católica, pero que extiendo a todos los cristianos de las demás Confesiones, a los hombres y mujeres de toda religión y también a aquellos hermanos y hermanas que no creen: la paz es un bien que supera toda barrera, porque es un bien de toda la humanidad.

Repito con voz alta: no es la cultura del enfrentamiento, la cultura del conflicto la que construye la convivencia en los pueblos y entre los pueblos, sino la cultura del encuentro, la cultura del diálogo: éste es el único camino hacia la paz.

Que el grito de la paz se eleve alto para que llegue al corazón de todos y todos dejen las armas y se dejen guiar por el anhelo de paz.

Por esto, hermanos y hermanas, he decidido convocar para toda la Iglesia el próximo 7 de septiembre, víspera de la fiesta de la Natividad de María, Reina de la Paz, una jornada de ayuno y de oración por la paz en Siria, en Oriente Medio, y en el mundo entero, y también invito a unirse a esta iniciativa, según el modo que considerarán más oportuno, a los hermanos cristianos no católicos, a los pertenecientes a las demás religiones y a los hombres de buena voluntad.

El 7 de septiembre, en la Plaza de San Pedro, aquí, desde las 19.00 y hasta las 24.00, nos reuniremos en oración y en espíritu de penitencia para invocar de Dios este gran don para la amada nación siria y para todas las situaciones de conflicto y de violencia en el mundo.

¡La humanidad tiene necesidad de ver gestos de paz y de escuchar palabras de esperanza y de paz! Pido a todas las Iglesias particulares que, además de vivir este día de ayuno, organicen algún acto litúrgico según esta intención.

A María le pedimos que nos ayude a responder a la violencia, al conflicto y a la guerra, con la fuerza del diálogo, de la reconciliación y del amor.

Ella es Madre: que Ella nos ayude a encontrar la paz. Todos nosotros somos sus hijos. Ayúdanos, María, a superar también este momento difícil y a empeñarnos a construir cada día y en todo ambiente una auténtica cultura del encuentro y de la paz.

María, Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!>> [1]

El 2 de septiembre con motivo de la celebración del Año Nuevo Judío, felicitó al presidente del Congreso Judío Mundial (CJM), Ronald Lauder le deseó "Shana Tova" recordándole que "El asesinato de seres humanos es inaceptable. Los líderes mundiales deben hacer todo lo posible para evitar la guerra". Y pidió al CJM que comparta el mensaje con los judíos de todo el mundo.

A la convocatoria de una vigilia de ayuno y oración por la paz este sábado en el Vaticano podría sumarse el gran Muftí de Siria, Ahmad Badreddin Hassou. <<De hacerlo, sería la primera vez en la historia en que un líder musulmán se traslada a la Santa Sede para compartir oración con el sucesor de Pedro.

Este sábado, desde las siete de la tarde, arrancará una solemne y emotiva vigilia de oración por la paz en la plaza de San Pedro presidida por Francisco y a la que se espera asistan decenas de miles de personas. En todo el mundo, además, numerosos gobiernos e instituciones civiles, sociales y religiosas se han sumado a la iniciativa. Y no sólo en el orbe católico. Grupos evangélicos de Estados Unidos y Centroeuropa también se unirán a la iniciativa y, lo que es más relevante, todas las mezquitas de Siria.

De hecho, el gran mufti de Siria, Ahmad Badreddin Hassou, expresó su deseo de estar presente este sábado en la plaza de San Pedro junto a Francisco. Según informó Fides, el líder espiritual del Islam sunita en el país formuló esta petición ante el Nuncio en Damasco, Mario Zenari, quien la trasladó ante las autoridades vaticanas. En el caso de que fuera imposible que Hassou se trasladara hasta Roma, las comunidades islámicas del país rezarán simultáneamente con el Papa. Según explicó el mufti, "todos se dan cuenta que el papa es un padre que tiene en su corazón el futuro del pueblo sirio, y que quiere proteger a toda la sociedad siria, en sus diversas componentes, para que no sea destruida por las divisiones religiosas o por los fanatismos". >> [2]

La Secretaría de Estado vaticana, por instrucciones del Papa, ha convocado a los embajadores acreditados ante la Santa Sede a un informe sobre la iniciativa de paz, previo a la jornada de ayuno y de oración por la paz y de la vigilia del sábado con el Papa en la plaza de San Pedro. Este encuentro tendrá lugar el jueves por la mañana.

Así mismo la Secretaría de Estado, “ha contactado a todas las Conferencias episcopales del mundo para dar informaciones sobre la iniciativa del Papa Francisco y asegurarse de que hayan sido recibidas sus indicaciones". Aseguró Federico Lombardi, portavoz vaticano



Notas:
[1] http://www.periodistadigital.com/religion/vaticano/2013/09/01/angelus-iglesia-religion-papa-francisco-dios-paz-guerra-siria.shtml 
[2] http://www.periodistadigital.com/religion/mundo/2013/09/03/el-gran-mufti-de-siria-quiere-rezar-con-el-papa-en-el-vaticano-religion-iglesia-islam-paz-ayuno-dios.shtml



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